Aprendiendo a delegar

Autoconocimiento y superación.

11 MAR 2017 - 20:42 | Actualizado

Por Bernardo Stamateas / bernardoresponde@gmail.com

Una persona que está segura de sus recursos internos, es decir, de su potencial, sabe que para ser eficaz en lo que hace necesita delegar. Quien tiene mucha responsabilidad y se niega a delegar en otros, tarde o temprano se encuentra con un techo, o un piso máximo, lugar en el que se detiene y no logra seguir avanzando.

Ningún ser humano, aunque ocupe una posición de liderazgo, puede estar en varios lugares al mismo tiempo.

Pero un buen líder puede enseñar a quienes dependen de él a trabajar en equipo, persiguiendo una meta en común.

Delegar es pasarle la tarea a otro, pero siempre chequeando y supervisando cómo la lleva a cabo. No significa de ninguna manera desligarse totalmente.

El dueño de una empresa o de un negocio debería saber cuántas personas se han agregado a su lista de clientes y cuántas han dejado de pertenecer. Si de repente se da cuenta, por ejemplo, que ha perdido el 20% de su clientela, será porque algo no se estuvo haciendo correctamente y la responsabilidad caerá en aquellos a quienes les ha delegado el trabajo.

Todo aquel con gente a la que le delega una tarea tiene que aprender a dirigir, a accionar, manteniendo todo el tiempo una “mentalidad de revisión”.

Nunca hay que dejar pasar el tiempo, cuando se sospecha que algo no anda bien, porque más adelante ya podría ser tarde. Esto aplica a todos los ámbitos, incluso la pareja y la relación con los hijos.

La actitud de un líder

Un líder desarrolla el hábito de chequear todo a diario, aunque no se encargue de todo. Estas son algunas preguntas útiles a hacerse a sí mismo: ¿Cómo anduvo hoy mi proyecto? ¿Logré todos los objetivos que tenía en mente? ¿Hubo ganancias? ¿Hubo pérdidas? ¿Fui capaz de solucionar los problemas que surgieron en el camino?

De la misma manera, es bueno acostumbrarnos a chequear nuestra vida emocional y espiritual. ¿Qué áreas precisamos mejorar? ¿Qué cambios nos convendría implementar? ¿Estamos estancados o vamos avanzando? De eso se trata la mirada introspectiva que nos permite conocernos en profundidad y ser eficaces.

Para crecer y avanzar en la vida, para llegar finalmente a la meta que perseguimos, hay que multiplicarse. Esto implica expandir nuestro círculo, pero evaluando inteligentemente a quienes les permitiremos formar parte. Cuando una persona se cierra cada vez más, llega a un tope y de pronto lo que antes hacía fácilmente ahora comienza a costarle. Todos sumamos hasta que llegamos a un punto de ineficiencia donde ya no podemos incorporar más.

De ahí, la importancia de aprender a delegar, lo cual quiere decir poner lo que tenemos en otros. No delegar, cuando la tarea es grande, hace que en algún momento nuestro crecimiento se detenga y en ocasiones también que nuestra salud se vea afectada. Nuestro cuerpo gritará: “¡Basta!”.

Delegar es sinónimo de expandirnos. No le temamos, pensando que es sinónimo de vagancia u olvido. Seamos lo suficientemente sabios como para saber que el trabajo en equipo siempre trae su recompensa y nos brinda satisfacciones. Y al delegar también les damos a otros la oportunidad de crecer y soltar sus recursos internos.

Las más leídas

11 MAR 2017 - 20:42

Por Bernardo Stamateas / bernardoresponde@gmail.com

Una persona que está segura de sus recursos internos, es decir, de su potencial, sabe que para ser eficaz en lo que hace necesita delegar. Quien tiene mucha responsabilidad y se niega a delegar en otros, tarde o temprano se encuentra con un techo, o un piso máximo, lugar en el que se detiene y no logra seguir avanzando.

Ningún ser humano, aunque ocupe una posición de liderazgo, puede estar en varios lugares al mismo tiempo.

Pero un buen líder puede enseñar a quienes dependen de él a trabajar en equipo, persiguiendo una meta en común.

Delegar es pasarle la tarea a otro, pero siempre chequeando y supervisando cómo la lleva a cabo. No significa de ninguna manera desligarse totalmente.

El dueño de una empresa o de un negocio debería saber cuántas personas se han agregado a su lista de clientes y cuántas han dejado de pertenecer. Si de repente se da cuenta, por ejemplo, que ha perdido el 20% de su clientela, será porque algo no se estuvo haciendo correctamente y la responsabilidad caerá en aquellos a quienes les ha delegado el trabajo.

Todo aquel con gente a la que le delega una tarea tiene que aprender a dirigir, a accionar, manteniendo todo el tiempo una “mentalidad de revisión”.

Nunca hay que dejar pasar el tiempo, cuando se sospecha que algo no anda bien, porque más adelante ya podría ser tarde. Esto aplica a todos los ámbitos, incluso la pareja y la relación con los hijos.

La actitud de un líder

Un líder desarrolla el hábito de chequear todo a diario, aunque no se encargue de todo. Estas son algunas preguntas útiles a hacerse a sí mismo: ¿Cómo anduvo hoy mi proyecto? ¿Logré todos los objetivos que tenía en mente? ¿Hubo ganancias? ¿Hubo pérdidas? ¿Fui capaz de solucionar los problemas que surgieron en el camino?

De la misma manera, es bueno acostumbrarnos a chequear nuestra vida emocional y espiritual. ¿Qué áreas precisamos mejorar? ¿Qué cambios nos convendría implementar? ¿Estamos estancados o vamos avanzando? De eso se trata la mirada introspectiva que nos permite conocernos en profundidad y ser eficaces.

Para crecer y avanzar en la vida, para llegar finalmente a la meta que perseguimos, hay que multiplicarse. Esto implica expandir nuestro círculo, pero evaluando inteligentemente a quienes les permitiremos formar parte. Cuando una persona se cierra cada vez más, llega a un tope y de pronto lo que antes hacía fácilmente ahora comienza a costarle. Todos sumamos hasta que llegamos a un punto de ineficiencia donde ya no podemos incorporar más.

De ahí, la importancia de aprender a delegar, lo cual quiere decir poner lo que tenemos en otros. No delegar, cuando la tarea es grande, hace que en algún momento nuestro crecimiento se detenga y en ocasiones también que nuestra salud se vea afectada. Nuestro cuerpo gritará: “¡Basta!”.

Delegar es sinónimo de expandirnos. No le temamos, pensando que es sinónimo de vagancia u olvido. Seamos lo suficientemente sabios como para saber que el trabajo en equipo siempre trae su recompensa y nos brinda satisfacciones. Y al delegar también les damos a otros la oportunidad de crecer y soltar sus recursos internos.


NOTICIAS RELACIONADAS