Rubén Amaturi y el recuerdo de su hermano Nolberto

En abril de 1977 la familia de Nolberto perdió contacto con él. Ya dos años antes su departamento en Córdoba, donde estudiaba Medicina, había sido allanado. Militaba en el PRT y hacía trabajos sociales en los barrios pobres de la capital de esa provincia.

Ofrenda. Rubén recordó a su hermano Nolberto y los años de angustia tras su desaparición.
24 MAR 2017 - 21:00 | Actualizado

Cada 24 de marzo para la familia Amaturi de Esquel es una fecha que pesa en el sentimiento y recuerdo de Nolberto Félix, desaparecido en abril de 1977 durante la dictadura militar mientras cursaba la carrera de Medicina en la ciudad de Córdoba.
Rubén Amaturi es el hermano de Nolberto, y contó la triste historia de esa desaparición. “Para nuestra familia el 24 de marzo no es una fecha fácil de sobrellevar, porque siempre lo recordamos, y más en estos días. Ese hecho nos trajo mucho dolor y nos cambió la vida, principalmente a mis padres”.
En su relato, “Ruly” dijo que no sabe cómo llamarlos a los ejecutores de tantas desapariciones y muertes. “Yo los llamo asesinos, y genocidas más que nada, porque dieron un golpe de Estado, e hicieron desaparecer gente”.
Al entrar en detalles de lo ocurrido con su hermano, contó que todo empezó en octubre de 1975, y su desaparición fue en abril de 1977. Desde el 24 de marzo de 1976, fecha en que la dictadura usurpó el Gobierno con el golpe cívico-militar, hasta que no supieron más nada de Nolberto Félix Amaturi, la comunicación del entonces estudiante universitario y su familia en Esquel era por carta, y esporádicas llamadas telefónicas.
“Mi hermano luchaba por un mejor país”, expresó Rubén Amaturi y señaló que Nolberto, nacido el 5 de abril de 1952, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), un espacio de izquierda “guevarista y leninista”.
Remarcó que el estudiante de Medicina “quería un país más justo, con iguales condiciones de vida para todos los ciudadanos”. Cursaba quinto año de su carrera, y mientras estudiaba se desempeñaba en el hospital Tránsito Cáceres de Allende de Córdoba.
Cuando viajaba para visitar a la familia en Esquel, Rubén Amaturi recordó que su padre le decía a Nolberto (le decían Beto) “yo te mandé a estudiar; no a meterte en política”, lo que da a entender que no estaba de acuerdo con la actividad del joven. Pero aseguró “Ruly” que “a 2.000 kilómetros no estábamos muy enterados de lo que pasaba en el país; tal vez mi padre estaba más al tanto; mi madre no”. La respuesta del estudiante a era “no me puedo hacer el distraído con lo que está ocurriendo en la Argentina”.
Amaturi explicó que, por trabajar en el hospital, su hermano veía gente, principalmente chicos, que no tenían qué comer y andaban descalzos, y con un grupo decidieron “cambiar la mentalidad de la gente, a pesar de que había sectores con otra postura, como los militares”. En esa militancia Nolberto Amaturi, con otros jóvenes, iban a los barrios de Córdoba a enseñarles a leer y escribir a los chicos. “Y los militares los tomaban como un enemigo”.
También dijo “Ruly” que “a la dictadura no se le dio de un día para el otro dar el golpe, sino que lo tenían todo planificado; ya tenían los centros clandestinos de detenciones, y sabían a quién iban a ir a buscar. Disponían de medios de comunicación y un servicio de inteligencia”.
Agregó que “los militares se pusieron el objetivo de eliminar a quienes consideraban un obstáculo, y los llamaban guerrilleros, que en definitiva fue lo que hicieron, haciendo desaparecer estudiantes, trabajadores, periodistas, sindicalistas, y a mucha gente hasta por las dudas”.
Cómo fue la desaparición

Sobre fines de octubre de 1975 Rubén llegó de la escuela a su casa, alrededor de las 21 horas, y encontró a un gendarme con su padre y un tío, hablando en el patio. Al ingresar a la vivienda, la madre le preguntó a su padre qué estaba ocurriendo, y la noticia era que habían allanado el departamento en el que vivía “Beto” en Córdoba, y las fuerzas de inteligencia pedían datos de la familia en Esquel.
Los policías lograron identificar a Amaturi porque al allanar el departamento encontraron una notificación de un giro de dinero que le había hecho su padre desde Esquel. Cuando entraron a la requisa, ni Nolberto -ni sus dos compañeros estudiantes neuquinos- se encontraban en el lugar.
El estudiante, ese día, fue avisado por un vecino que lo interceptó y le transmitió que habían hecho un procedimiento en su departamento. Se detuvo y permaneció algunas horas en la casa de esa persona, contó Rubén.
Las cartas quemadas

Rubén Amaturi lamenta no haber accedido a las cartas que mandaba su hermano, ya que las leía solamente su padre, y cuando se dio el golpe el 24 de marzo del ´76 las quemó, porque se allanaban viviendas en Esquel también.
Narró que su hermano “Beto” visitó Esquel una semana antes del golpe, para ver a su padre que estaba enfermo, y “esa fue la última vez que lo vimos personalmente, y después la comunicación era esporádicamente, hasta que en abril de 1977 directamente se cortó el contacto, razón por la que con mi familia tomamos ese día como fecha de la desaparición”.
Con el regreso de la democracia en 1983, “Ruly” y su madre viajaron en marzo de 1984 a Buenos Aires para hacer la denuncia de la desaparición de Nolberto Félix Amaturi en la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP), y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El primer abogado que llevó la causa fue Jorge Baños, luego muerto en el ataque a La Tablada. Llegó el indulto de Carlos Menem a los integrantes de la Junta Militar, y cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner, se reabrió la causa que actualmente la sigue Pablo Llonto. “La causa está viva”, afirmó Rubén, aunque la familia Amaturi no tiene contacto fluido con el letrado.
También comentó “Ruly” que en 2006 se hizo un ADN en el Instituto de Antropología Forense, y en el año 2008 lo hicieron su madre y su hermana, con “la expectativa que algún día nos digan que identificaron los restos de mi hermano”.
La espera

Es enorme el recuerdo de Nolberto, que el 5 de abril cumpliría 65 años de edad. “Le quitaron la posibilidad de toda una vida; no me explico por qué esa mentalidad tan asesina de los militares de la dictadura. Me hubiera gustado tener esa mentalidad tan abierta que tuvo mi hermano para pensar en los demás, en los que menos tienen”.
Rubén Amaturi aseveró que por muchos años la familia vivió con la esperanza de que un día golpearan la puerta de la casa y fuera Nolberto Félix quien llegaba. Esa expectativa creció con el devenir de la democracia en 1983. Pero nunca más regresó, y sólo esperan que sus restos sean identificados. #

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Ofrenda. Rubén recordó a su hermano Nolberto y los años de angustia tras su desaparición.
24 MAR 2017 - 21:00

Cada 24 de marzo para la familia Amaturi de Esquel es una fecha que pesa en el sentimiento y recuerdo de Nolberto Félix, desaparecido en abril de 1977 durante la dictadura militar mientras cursaba la carrera de Medicina en la ciudad de Córdoba.
Rubén Amaturi es el hermano de Nolberto, y contó la triste historia de esa desaparición. “Para nuestra familia el 24 de marzo no es una fecha fácil de sobrellevar, porque siempre lo recordamos, y más en estos días. Ese hecho nos trajo mucho dolor y nos cambió la vida, principalmente a mis padres”.
En su relato, “Ruly” dijo que no sabe cómo llamarlos a los ejecutores de tantas desapariciones y muertes. “Yo los llamo asesinos, y genocidas más que nada, porque dieron un golpe de Estado, e hicieron desaparecer gente”.
Al entrar en detalles de lo ocurrido con su hermano, contó que todo empezó en octubre de 1975, y su desaparición fue en abril de 1977. Desde el 24 de marzo de 1976, fecha en que la dictadura usurpó el Gobierno con el golpe cívico-militar, hasta que no supieron más nada de Nolberto Félix Amaturi, la comunicación del entonces estudiante universitario y su familia en Esquel era por carta, y esporádicas llamadas telefónicas.
“Mi hermano luchaba por un mejor país”, expresó Rubén Amaturi y señaló que Nolberto, nacido el 5 de abril de 1952, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), un espacio de izquierda “guevarista y leninista”.
Remarcó que el estudiante de Medicina “quería un país más justo, con iguales condiciones de vida para todos los ciudadanos”. Cursaba quinto año de su carrera, y mientras estudiaba se desempeñaba en el hospital Tránsito Cáceres de Allende de Córdoba.
Cuando viajaba para visitar a la familia en Esquel, Rubén Amaturi recordó que su padre le decía a Nolberto (le decían Beto) “yo te mandé a estudiar; no a meterte en política”, lo que da a entender que no estaba de acuerdo con la actividad del joven. Pero aseguró “Ruly” que “a 2.000 kilómetros no estábamos muy enterados de lo que pasaba en el país; tal vez mi padre estaba más al tanto; mi madre no”. La respuesta del estudiante a era “no me puedo hacer el distraído con lo que está ocurriendo en la Argentina”.
Amaturi explicó que, por trabajar en el hospital, su hermano veía gente, principalmente chicos, que no tenían qué comer y andaban descalzos, y con un grupo decidieron “cambiar la mentalidad de la gente, a pesar de que había sectores con otra postura, como los militares”. En esa militancia Nolberto Amaturi, con otros jóvenes, iban a los barrios de Córdoba a enseñarles a leer y escribir a los chicos. “Y los militares los tomaban como un enemigo”.
También dijo “Ruly” que “a la dictadura no se le dio de un día para el otro dar el golpe, sino que lo tenían todo planificado; ya tenían los centros clandestinos de detenciones, y sabían a quién iban a ir a buscar. Disponían de medios de comunicación y un servicio de inteligencia”.
Agregó que “los militares se pusieron el objetivo de eliminar a quienes consideraban un obstáculo, y los llamaban guerrilleros, que en definitiva fue lo que hicieron, haciendo desaparecer estudiantes, trabajadores, periodistas, sindicalistas, y a mucha gente hasta por las dudas”.
Cómo fue la desaparición

Sobre fines de octubre de 1975 Rubén llegó de la escuela a su casa, alrededor de las 21 horas, y encontró a un gendarme con su padre y un tío, hablando en el patio. Al ingresar a la vivienda, la madre le preguntó a su padre qué estaba ocurriendo, y la noticia era que habían allanado el departamento en el que vivía “Beto” en Córdoba, y las fuerzas de inteligencia pedían datos de la familia en Esquel.
Los policías lograron identificar a Amaturi porque al allanar el departamento encontraron una notificación de un giro de dinero que le había hecho su padre desde Esquel. Cuando entraron a la requisa, ni Nolberto -ni sus dos compañeros estudiantes neuquinos- se encontraban en el lugar.
El estudiante, ese día, fue avisado por un vecino que lo interceptó y le transmitió que habían hecho un procedimiento en su departamento. Se detuvo y permaneció algunas horas en la casa de esa persona, contó Rubén.
Las cartas quemadas

Rubén Amaturi lamenta no haber accedido a las cartas que mandaba su hermano, ya que las leía solamente su padre, y cuando se dio el golpe el 24 de marzo del ´76 las quemó, porque se allanaban viviendas en Esquel también.
Narró que su hermano “Beto” visitó Esquel una semana antes del golpe, para ver a su padre que estaba enfermo, y “esa fue la última vez que lo vimos personalmente, y después la comunicación era esporádicamente, hasta que en abril de 1977 directamente se cortó el contacto, razón por la que con mi familia tomamos ese día como fecha de la desaparición”.
Con el regreso de la democracia en 1983, “Ruly” y su madre viajaron en marzo de 1984 a Buenos Aires para hacer la denuncia de la desaparición de Nolberto Félix Amaturi en la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP), y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
El primer abogado que llevó la causa fue Jorge Baños, luego muerto en el ataque a La Tablada. Llegó el indulto de Carlos Menem a los integrantes de la Junta Militar, y cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner, se reabrió la causa que actualmente la sigue Pablo Llonto. “La causa está viva”, afirmó Rubén, aunque la familia Amaturi no tiene contacto fluido con el letrado.
También comentó “Ruly” que en 2006 se hizo un ADN en el Instituto de Antropología Forense, y en el año 2008 lo hicieron su madre y su hermana, con “la expectativa que algún día nos digan que identificaron los restos de mi hermano”.
La espera

Es enorme el recuerdo de Nolberto, que el 5 de abril cumpliría 65 años de edad. “Le quitaron la posibilidad de toda una vida; no me explico por qué esa mentalidad tan asesina de los militares de la dictadura. Me hubiera gustado tener esa mentalidad tan abierta que tuvo mi hermano para pensar en los demás, en los que menos tienen”.
Rubén Amaturi aseveró que por muchos años la familia vivió con la esperanza de que un día golpearan la puerta de la casa y fuera Nolberto Félix quien llegaba. Esa expectativa creció con el devenir de la democracia en 1983. Pero nunca más regresó, y sólo esperan que sus restos sean identificados. #


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