Una mujer (favorita de Beijing) fue elegida premier de Hong Kong

La candidata preferida del gobierno chino y la dirigente que prometió la opción más continuista, Carrie Lam, ganó hoy las elecciones de Hong Kong y se convertirá en la primera mujer en encabezar el Poder Ejecutivo de ese territorio, que dejó de ser una colonia británica en 1997 y desde entonces mantiene un sistema de gobierno distinto al resto de la potencia asiática, con una autonomía muy limitada.

26 MAR 2017 - 18:35 | Actualizado

Lam era la número dos del gobierno hongkonés saliente y una dirigente que ascendió en la administración pública nivel por nivel hasta que hoy se impuso por 777 votos de un comité electoral de 1.200 personas de la élite local, en el sistema electoral indirecto que Beijing permite al territorio. 
Como muchos esperaban, ganó la candidata del gobierno chino; sin embargo, Lam, más que ningún Ejecutivo local anterior, tendrá que gobernar en medio de un clima político marcado por la polarización y la tensión.
"Hong Kong está sufriendo una división bastante grave y ha acumulado mucha frustración. Mi prioridad será curar la brecha, aliviar la frustración y unir a nuestra sociedad para avanzar", aseguró Lam, consciente de que su victoria de hoy no se debió a la mayoría del voto popular, sino a un sistema indirecto que imposibilita una proporcionalidad real.
Lam, quien asumirá en el cargo el próximo primero de julio, en coincidencia con el vigésimo aniversario de la devolución de Hong Hong a China, le ganó a John Tsang, su principal rival y el favorito de los grupos más críticos con Beijing en Hong Kong. Tsang obtuvo 365 votos, según la agencia de noticias EFE.
"La unidad se logrará paso a paso (...) pero por favor, denme una oportunidad y tiempo", pidió en su primer discurso tras celebrar su victoria, en medio de abucheos de los legisladores más críticos de Beijing que presenciaron la votación en el Centro de Convenciones de Hong Kong. 
La victoria de Lam es la conclusión de tres años de reclamos, tensión y frustración política en Hong Kong. 
En 2014 cientos de miles de personas, encabezadas por grupos de jóvenes nacionalistas, autonomistas y hasta independentistas, salieron a las calles para exigir que Beijing permita que las elecciones, realizadas finalmente este año, sean directas, sin interferencia del gobierno chino. 
Pese a la atención internacional que obtuvieron las protestas, bautizadas como la Revolución de los Paraguas, el gobierno local y el chino lograron desactivar la movilización con promesas, represión y arrestos. Pero las denuncias y críticas del movimiento se mantuvieron vigentes y varios de los líderes jóvenes lograron ser electos para el Parlamento local. 
Consciente de que tendrá que lidear con esas voces jóvenes y críticas durante su mandato, Lam se mostró hoy conciliadora. 
"Yo también quiero más democracia en Hong Kong, pero Hong Kong se enfrenta a muchos problemas. ¿Por qué no empezamos primero por los asuntos más fáciles?", propuso la nueva jefa de gobierno electa, aunque adelantó que sus prioridades serán vivienda, educación, salud y el "futuro de los jóvenes". 
Su discurso, no obstante, no dejó contentos a los nuevos dirigentes nacionalistas, nacidos de la Revolución de los Paraguas. 
"Es una pesadilla para Hong Kong", sentenció el activista estudiantil Joshua Wong, de 20 años, uno de los líderes de las protestas de 2014, tras enterarse de la victoria de Lam. 
"Teóricamente, el jefe ejecutivo debe ser un puente entre el gobierno central y el pueblo de Hong Kong, pero Lam será un puente inclinado, sólo nos dirá lo que Beijing quiere y no reflejará lo que la gente quiere del régimen comunista", agregó Wong.
Por el contrario, desde Beijing, celebraron la victoria de la dirigente hongkonesa. 
En un comunicado, el gobierno chino aseguró que el proceso electoral fue "justo" y destacó que la ganadora "cumple los estándares establecidos para el jefe ejecutivo, incluidos el de amar el país y Hong Kong, tener nuestra confianza, poseer capacidad para gobernar y gozar del apoyo del pueblo hongkonés".
Más allá de las tensiones entre Honk Kong y China, la elección de Lam se suma al ascenso al poder de otras líderes en Asia, como la actual presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, la recientemente destituida presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye; y la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike.

26 MAR 2017 - 18:35

Lam era la número dos del gobierno hongkonés saliente y una dirigente que ascendió en la administración pública nivel por nivel hasta que hoy se impuso por 777 votos de un comité electoral de 1.200 personas de la élite local, en el sistema electoral indirecto que Beijing permite al territorio. 
Como muchos esperaban, ganó la candidata del gobierno chino; sin embargo, Lam, más que ningún Ejecutivo local anterior, tendrá que gobernar en medio de un clima político marcado por la polarización y la tensión.
"Hong Kong está sufriendo una división bastante grave y ha acumulado mucha frustración. Mi prioridad será curar la brecha, aliviar la frustración y unir a nuestra sociedad para avanzar", aseguró Lam, consciente de que su victoria de hoy no se debió a la mayoría del voto popular, sino a un sistema indirecto que imposibilita una proporcionalidad real.
Lam, quien asumirá en el cargo el próximo primero de julio, en coincidencia con el vigésimo aniversario de la devolución de Hong Hong a China, le ganó a John Tsang, su principal rival y el favorito de los grupos más críticos con Beijing en Hong Kong. Tsang obtuvo 365 votos, según la agencia de noticias EFE.
"La unidad se logrará paso a paso (...) pero por favor, denme una oportunidad y tiempo", pidió en su primer discurso tras celebrar su victoria, en medio de abucheos de los legisladores más críticos de Beijing que presenciaron la votación en el Centro de Convenciones de Hong Kong. 
La victoria de Lam es la conclusión de tres años de reclamos, tensión y frustración política en Hong Kong. 
En 2014 cientos de miles de personas, encabezadas por grupos de jóvenes nacionalistas, autonomistas y hasta independentistas, salieron a las calles para exigir que Beijing permita que las elecciones, realizadas finalmente este año, sean directas, sin interferencia del gobierno chino. 
Pese a la atención internacional que obtuvieron las protestas, bautizadas como la Revolución de los Paraguas, el gobierno local y el chino lograron desactivar la movilización con promesas, represión y arrestos. Pero las denuncias y críticas del movimiento se mantuvieron vigentes y varios de los líderes jóvenes lograron ser electos para el Parlamento local. 
Consciente de que tendrá que lidear con esas voces jóvenes y críticas durante su mandato, Lam se mostró hoy conciliadora. 
"Yo también quiero más democracia en Hong Kong, pero Hong Kong se enfrenta a muchos problemas. ¿Por qué no empezamos primero por los asuntos más fáciles?", propuso la nueva jefa de gobierno electa, aunque adelantó que sus prioridades serán vivienda, educación, salud y el "futuro de los jóvenes". 
Su discurso, no obstante, no dejó contentos a los nuevos dirigentes nacionalistas, nacidos de la Revolución de los Paraguas. 
"Es una pesadilla para Hong Kong", sentenció el activista estudiantil Joshua Wong, de 20 años, uno de los líderes de las protestas de 2014, tras enterarse de la victoria de Lam. 
"Teóricamente, el jefe ejecutivo debe ser un puente entre el gobierno central y el pueblo de Hong Kong, pero Lam será un puente inclinado, sólo nos dirá lo que Beijing quiere y no reflejará lo que la gente quiere del régimen comunista", agregó Wong.
Por el contrario, desde Beijing, celebraron la victoria de la dirigente hongkonesa. 
En un comunicado, el gobierno chino aseguró que el proceso electoral fue "justo" y destacó que la ganadora "cumple los estándares establecidos para el jefe ejecutivo, incluidos el de amar el país y Hong Kong, tener nuestra confianza, poseer capacidad para gobernar y gozar del apoyo del pueblo hongkonés".
Más allá de las tensiones entre Honk Kong y China, la elección de Lam se suma al ascenso al poder de otras líderes en Asia, como la actual presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, la recientemente destituida presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye; y la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike.


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