Adiós a Chingolo Casalla, el "padre" de Cabo Savino

Carlos “Chingolo” Casalla, historietista de reconocimiento internacional, creador en 1954 de la tira “El Cabo Savino”, artista plástico, aclamado músico y muy querido vecino de Bariloche, murió hoy a los 90 años, informó su familia.

05 ABR 2017 - 15:55 | Actualizado

Por su talento artístico, sus prolíficas realizaciones, su humor permanente y su entrañable amor para todos quienes lo trataron, Chingolo se ganó un espacio enorme en la comunidad de Bariloche, que hoy se exteriorizó con tristeza en todos los medios de comunicación locales y regionales, y en las redes sociales.
 
Nació el 1 de mayo de 1921 en el barrio del Abasto, en Buenos Aires, y egresó joven de la Academia Nacional de Bellas Artes, para iniciar su camino en el arte con distintas obras, entre ellas integrando el equipo de Lino Enea Spilimbergo que pintó los frescos de la cúpula de las Galerías Pacífico.

El legendario historietista José Luis Salinas fue su maestro en el arte del dibujo y las tiras gráficas, y en tanto comenzaba a trabajar en publicidad le daba vida a sus propias creaciones para la contratapa del diario La Razón, Crítica, las revistas D'Artagnan, El Tony, Nippur, Magnum y Misterix de Editorial Frontera.

Su historieta más famosa fue “El Cabo Savino”, personaje de la campaña militar del general Julio A. Roca a la Patagonia, que comenzó en La Razón y llegó a salir hasta hace pocos años en el diario Río Negro, editado en General Roca, convirtiéndose en la tira más longeva de la historia mundial, como lo destacó en 2012 la Universidad Nacional de San Martín. 

Chingolo también fue autor de personajes como Álamo Jim (que como el cabo Savino tuvo revista propia), El Cosaco, Perdido Joe, y dibujó guiones de Robin Wood y de las tiras Memorias de un Porteño Viejo y Chaco.

Luego de suspender la aparición de El Cabo Savino en Río Negro, conflicto judicial mediante, Casalla inició en 2013 la tira Los Pioneros, en la contratapa del diario local El Cordillerano, que a lo largo de las semanas retrataba personajes y eventos de la Patagonia argentina y chilena de los siglos XVIII y XIX, así como pobladores originarios anteriores a la llegada de los conquistadores.

Justo hoy terminaba en El Cordillerano la semblanza del explorador chileno descendiente de galeses Guillermo Cox y mañana comenzaba la dedicada al jefe indígena Calfucura p “Piedra azul”, ambientada en 1863.

También como músico, en especial percusionista, dejó una huella trascendente de conciertos y encuentros, en Bariloche con grupos como “La Chingolera”, junto a su hijo Carlitos, sobrinos y otros parientes, y “Los Cinco Leones”, con algunos de los mejores instrumentistas y cantantes de la ciudad.

Inició su camino en la música en los años 40 entre los pioneros del jazz en Argentina, con su hermano Luis Bicho Casalla, con quien escribió los tres volúmenes de La Historia del Jazz, en escenarios compartidos con creadores como Enrique Mono Villegas, Lalo Schifrin, Baby López Furst, Jorge Navarro.

En esa época fue cofundador de la banda de jazz Bop Club Argentino, luego de lo que integró varios grupos en Buenos Aires, tocando con Javier Malosetti y Gustavo Santaollala, entre otros grandes, y en Bariloche, donde fue abriéndose a diversos géneros musicales, como ritmos latinoamericanos, salsa, boleros, rumba y folklore argentino.

“Nos dejó el corazón lleno de colores y se fue. Irradiaba una luz tremenda y se fue en paz, pleno de lucidez con la cabeza a full con su arte, lleno de amor”, expresó el músico Luis Bravo, integrante de Los Cinco Leones.

La subsecretaria de Cultura de Bariloche, Ana Gerón, destacó a Télam su “admiración y cariño absolutos” por Chingolo, basados en una historia de vida común en los últimos 40 años.

“Compartimos mucho, desde el arte, pero también la amistad y nuestras familias. Siempre estaba en medio de momentos infinitos, era muy fácil y adorable sentarse a charlar con él. Era muy generoso al compartir su maestría, el amor por el arte su idea de la estética y los caminos humanos”, afirmó la artista teatral y funcionaria.

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05 ABR 2017 - 15:55

Por su talento artístico, sus prolíficas realizaciones, su humor permanente y su entrañable amor para todos quienes lo trataron, Chingolo se ganó un espacio enorme en la comunidad de Bariloche, que hoy se exteriorizó con tristeza en todos los medios de comunicación locales y regionales, y en las redes sociales.
 
Nació el 1 de mayo de 1921 en el barrio del Abasto, en Buenos Aires, y egresó joven de la Academia Nacional de Bellas Artes, para iniciar su camino en el arte con distintas obras, entre ellas integrando el equipo de Lino Enea Spilimbergo que pintó los frescos de la cúpula de las Galerías Pacífico.

El legendario historietista José Luis Salinas fue su maestro en el arte del dibujo y las tiras gráficas, y en tanto comenzaba a trabajar en publicidad le daba vida a sus propias creaciones para la contratapa del diario La Razón, Crítica, las revistas D'Artagnan, El Tony, Nippur, Magnum y Misterix de Editorial Frontera.

Su historieta más famosa fue “El Cabo Savino”, personaje de la campaña militar del general Julio A. Roca a la Patagonia, que comenzó en La Razón y llegó a salir hasta hace pocos años en el diario Río Negro, editado en General Roca, convirtiéndose en la tira más longeva de la historia mundial, como lo destacó en 2012 la Universidad Nacional de San Martín. 

Chingolo también fue autor de personajes como Álamo Jim (que como el cabo Savino tuvo revista propia), El Cosaco, Perdido Joe, y dibujó guiones de Robin Wood y de las tiras Memorias de un Porteño Viejo y Chaco.

Luego de suspender la aparición de El Cabo Savino en Río Negro, conflicto judicial mediante, Casalla inició en 2013 la tira Los Pioneros, en la contratapa del diario local El Cordillerano, que a lo largo de las semanas retrataba personajes y eventos de la Patagonia argentina y chilena de los siglos XVIII y XIX, así como pobladores originarios anteriores a la llegada de los conquistadores.

Justo hoy terminaba en El Cordillerano la semblanza del explorador chileno descendiente de galeses Guillermo Cox y mañana comenzaba la dedicada al jefe indígena Calfucura p “Piedra azul”, ambientada en 1863.

También como músico, en especial percusionista, dejó una huella trascendente de conciertos y encuentros, en Bariloche con grupos como “La Chingolera”, junto a su hijo Carlitos, sobrinos y otros parientes, y “Los Cinco Leones”, con algunos de los mejores instrumentistas y cantantes de la ciudad.

Inició su camino en la música en los años 40 entre los pioneros del jazz en Argentina, con su hermano Luis Bicho Casalla, con quien escribió los tres volúmenes de La Historia del Jazz, en escenarios compartidos con creadores como Enrique Mono Villegas, Lalo Schifrin, Baby López Furst, Jorge Navarro.

En esa época fue cofundador de la banda de jazz Bop Club Argentino, luego de lo que integró varios grupos en Buenos Aires, tocando con Javier Malosetti y Gustavo Santaollala, entre otros grandes, y en Bariloche, donde fue abriéndose a diversos géneros musicales, como ritmos latinoamericanos, salsa, boleros, rumba y folklore argentino.

“Nos dejó el corazón lleno de colores y se fue. Irradiaba una luz tremenda y se fue en paz, pleno de lucidez con la cabeza a full con su arte, lleno de amor”, expresó el músico Luis Bravo, integrante de Los Cinco Leones.

La subsecretaria de Cultura de Bariloche, Ana Gerón, destacó a Télam su “admiración y cariño absolutos” por Chingolo, basados en una historia de vida común en los últimos 40 años.

“Compartimos mucho, desde el arte, pero también la amistad y nuestras familias. Siempre estaba en medio de momentos infinitos, era muy fácil y adorable sentarse a charlar con él. Era muy generoso al compartir su maestría, el amor por el arte su idea de la estética y los caminos humanos”, afirmó la artista teatral y funcionaria.


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