Ella quedó cuadripléjica, y él quedó libre: la historia de Yenifer

Yenifer Guayaré conoció a un hombre del cual se enamoró perdidamente, al poco tiempo de vivir juntos comenzaron los hechos de violencia. En un ataque de celos, la golpeo hasta dejarla paralizada. Hoy ella cuenta el miedo que tiene al no poder moverse y saber que él está libre.

12 ABR 2017 - 21:47 | Actualizado

Por momentos sus ojos se nublan de lágrimas, al recordar aquella noche que le cambió la vida, y sobreviene un temblor nervioso, secuela de la violencia que la dejó postrada.  
“Estoy con mucho miedo y con mucha impotencia, porque mientras que yo no me puedo mover, la persona que me atacó está en libertad como si nada. Me parece todo demasiado injusto”, reflexionó Yenifer Guayaré (25), quien por primera vez brindó su versión de los hechos a un medio de comunicación. 
En diálogo con El Territorio, aseguró que su ex pareja la golpeó y lamentó la decisión judicial de otorgarle la excarcelación al imputado, identificado como Javier Orlando B. (36).
En el año que duró la relación, incluido un mes de convivencia, Yenifer vivió algunas situaciones que presagiaron la tragedia.
“Tenía arranques violentos. Me tiró el celular y tenía actitudes de amenazar, me celaba y controlaba muchísimo. Me alejó de todas mis amigas, porque para él eran todas trolas. Yo no supe ver eso a tiempo”, reconoció apenada. 
El acusado es propietario de un conocido gimnasio de Oberá. El jueves 30 de marzo recuperó la libertad, pero sigue sujeto a la causa. Paralelamente, la Justicia dispuso la prohibición de acercamiento y ordenó la entrega del botón antipánico para la víctima. 
La excarcelación se basó en la falta de testigos del hecho. Al respecto, desde la defensa de Yenifer indicaron que apelaron la medida y anticiparon la intención de recurrir a organismos de derechos humanos. 
 “Lo más triste es que esa noche, cuando salí a buscarle a él, vi gente afuera. Por eso me sorprende que ahora nadie sepa nada”, comentó la joven. 
Indignada, su mamá agregó: “Cuando la mujer muere, dicen no está para que hable; pero cuando habla, dicen que no tiene testigos. Entonces en qué quedamos”.  
El expediente está caratulado como lesiones gravísimas calificadas por violencia de género. 

Mucho dolor 

El hecho se produjo en la madrugada del 15 de diciembre pasado, en la vereda del Club Cooperativa de esta localidad, donde la pareja concurrió a una cena de fin de año organizada por la empresa donde trabaja el padrastro del denunciado. 
Yenifer precisó que en los momentos previos discutieron por un ataque de celos del sujeto. Una vez afuera del salón, él la tomó de los cabellos y la tiró al piso con violencia, tanto que perdió el conocimiento por varios minutos. 
El imputado no llamó una ambulancia y trasladó a la víctima hasta el Hospital Samic en un auto particular. Luego, le dijo al médico de guardia que su pareja estaba borracha, no avisó a la familia y se fue del lugar. 
“Hoy apenas puedo mover un poco el brazo derecho. El resto nada”, lamentó. 
Sufrió un severo traumatismo de cráneo y doble fractura cervical que requirió una intervención quirúrgica para implantar una prótesis. 
Tres veces por semana realiza rehabilitación y reconoció que solventa su tratamiento con ayuda de familiares y amigos, pero cada vez se dificulta más afrontar los gastos.  
“Mi mamá me cuida todo el día”, contó emocionada, y agregó: “El tratamiento puede llevar años y no hay garantías de nada. Lo único que siento es mucho dolor, es muy difícil de sobrellevar”. 
Reconoció que vive con temor a represalias por parte de su ex. También tiene miedo por su pequeño hijo, fruto de una relación anterior. 
“Una cosa era cuando estaba detenido, pero ahora anda libre. Además, si me dan el botón antipánico yo no lo puede activar”, alertó. 

Celos y furia 

Sobre la noche del hecho aseguró que se acuerda de todo. Contó que hacía apenas un mes que vivían juntos, en la parte posterior del gimnasio, donde trabajaban. Salieron a las 22 y minutos después llegaron al salón de fiesta. 
Se sentaron y atrás suyo estaba una amiga a la que no veía desde hacía años. Después de cenar se pusieron a charlar. 
“Mi amiga estaba con su pareja y yo le cargué con la época que salíamos entre amigas. Al rato me di vuelta y vi que mi pareja estaba enojado. Ahí empezó una discusión y me trató de puta, que yo vivía de joda”, recordó. 
La discusión fue en aumento y Yenifer se quería ir, pero no tenía dinero ni su celular para avisar a alguien. Para colmo, él tenía la llave de la casa y no se la quiso dar. 
Primero recurrió a la hermana del sujeto para que la lleve y él no quiso. Era alrededor de la una cuando salieron. 
“Fui atrás de él y le pedí la lleve. Se dio vuelta y me agarró de los cabellos, de frente con las dos manos y me empujó. Ahí ya no me acuerdo más. Estuve inconsciente unos minutos y sentía mucho dolor en el cuello, y la sensación de no poder moverme. Cuando recuperé la consciencia le decía por qué me hiciste esto. Estaba toda ensangrentada porque tuve una fisura de cráneo. Él me pidió disculpas, pero no llamó una ambulancia y con la hermana me subieron al auto de la mamá. Eran él, la hermana y otra persona que no recuerdo quién era”, detalló.

A la deriva 

Pero el calvario de Yenifer no terminó con la agresión y el pésimo traslado al hospital, ya que al llegar, su pareja habló con el médico y le dijo que ella estaba borracha y se cayó. 
El profesional se habría quedado con esa versión, desestimando los dichos de la mujer, que estaba consciente y decía que fue golpeada. El médico habría subestimado el protocolo para atención de víctimas de violencia de género, que obliga a denunciar el hecho. 
“En todo momento les dije que me había golpeado. Pero el médico L. D. me decía que no me preocupe, que ya me iba a pasar. Ni siquiera me pusieron el cuello ortopédico. Después me cosieron la cabeza, y como yo estaba muy nerviosa, le llamaron a mi pareja para que me tranquilice, supuestamente. Ahí le volví a preguntar por qué me hiciste esto y se fue. Se escapó y me dejó sola. Ni siquiera avisó a mi familia”, aseguró.  
Dolorida y abandonada, el suplicio continuó toda la madrugada. “Yo pedía que les avisen a mi familia, a mi tía la doctora Guayaré, pero nadie me hizo caso. Como a las 5.30 me llevaron para hacerme una placa y recién ahí una chica de seguridad consiguió avisarle a mi tía. Tipo 7.30, después de que vieron la placa de la tomografía computada, me pusieron el cuello ortopédico. De ahí me trasladaron al Madariaga, donde me trataron muy bien, hicieron la denuncia y me operaron”, precisó. 
Incluso, comentó que en un primer momento, debido a la gravedad de su cuadro, los profesionales de Posadas le preguntaron si tuvo un accidente de moto. (Fuente: El Territorio de Misiones)
 

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12 ABR 2017 - 21:47

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“Estoy con mucho miedo y con mucha impotencia, porque mientras que yo no me puedo mover, la persona que me atacó está en libertad como si nada. Me parece todo demasiado injusto”, reflexionó Yenifer Guayaré (25), quien por primera vez brindó su versión de los hechos a un medio de comunicación. 
En diálogo con El Territorio, aseguró que su ex pareja la golpeó y lamentó la decisión judicial de otorgarle la excarcelación al imputado, identificado como Javier Orlando B. (36).
En el año que duró la relación, incluido un mes de convivencia, Yenifer vivió algunas situaciones que presagiaron la tragedia.
“Tenía arranques violentos. Me tiró el celular y tenía actitudes de amenazar, me celaba y controlaba muchísimo. Me alejó de todas mis amigas, porque para él eran todas trolas. Yo no supe ver eso a tiempo”, reconoció apenada. 
El acusado es propietario de un conocido gimnasio de Oberá. El jueves 30 de marzo recuperó la libertad, pero sigue sujeto a la causa. Paralelamente, la Justicia dispuso la prohibición de acercamiento y ordenó la entrega del botón antipánico para la víctima. 
La excarcelación se basó en la falta de testigos del hecho. Al respecto, desde la defensa de Yenifer indicaron que apelaron la medida y anticiparon la intención de recurrir a organismos de derechos humanos. 
 “Lo más triste es que esa noche, cuando salí a buscarle a él, vi gente afuera. Por eso me sorprende que ahora nadie sepa nada”, comentó la joven. 
Indignada, su mamá agregó: “Cuando la mujer muere, dicen no está para que hable; pero cuando habla, dicen que no tiene testigos. Entonces en qué quedamos”.  
El expediente está caratulado como lesiones gravísimas calificadas por violencia de género. 

Mucho dolor 

El hecho se produjo en la madrugada del 15 de diciembre pasado, en la vereda del Club Cooperativa de esta localidad, donde la pareja concurrió a una cena de fin de año organizada por la empresa donde trabaja el padrastro del denunciado. 
Yenifer precisó que en los momentos previos discutieron por un ataque de celos del sujeto. Una vez afuera del salón, él la tomó de los cabellos y la tiró al piso con violencia, tanto que perdió el conocimiento por varios minutos. 
El imputado no llamó una ambulancia y trasladó a la víctima hasta el Hospital Samic en un auto particular. Luego, le dijo al médico de guardia que su pareja estaba borracha, no avisó a la familia y se fue del lugar. 
“Hoy apenas puedo mover un poco el brazo derecho. El resto nada”, lamentó. 
Sufrió un severo traumatismo de cráneo y doble fractura cervical que requirió una intervención quirúrgica para implantar una prótesis. 
Tres veces por semana realiza rehabilitación y reconoció que solventa su tratamiento con ayuda de familiares y amigos, pero cada vez se dificulta más afrontar los gastos.  
“Mi mamá me cuida todo el día”, contó emocionada, y agregó: “El tratamiento puede llevar años y no hay garantías de nada. Lo único que siento es mucho dolor, es muy difícil de sobrellevar”. 
Reconoció que vive con temor a represalias por parte de su ex. También tiene miedo por su pequeño hijo, fruto de una relación anterior. 
“Una cosa era cuando estaba detenido, pero ahora anda libre. Además, si me dan el botón antipánico yo no lo puede activar”, alertó. 

Celos y furia 

Sobre la noche del hecho aseguró que se acuerda de todo. Contó que hacía apenas un mes que vivían juntos, en la parte posterior del gimnasio, donde trabajaban. Salieron a las 22 y minutos después llegaron al salón de fiesta. 
Se sentaron y atrás suyo estaba una amiga a la que no veía desde hacía años. Después de cenar se pusieron a charlar. 
“Mi amiga estaba con su pareja y yo le cargué con la época que salíamos entre amigas. Al rato me di vuelta y vi que mi pareja estaba enojado. Ahí empezó una discusión y me trató de puta, que yo vivía de joda”, recordó. 
La discusión fue en aumento y Yenifer se quería ir, pero no tenía dinero ni su celular para avisar a alguien. Para colmo, él tenía la llave de la casa y no se la quiso dar. 
Primero recurrió a la hermana del sujeto para que la lleve y él no quiso. Era alrededor de la una cuando salieron. 
“Fui atrás de él y le pedí la lleve. Se dio vuelta y me agarró de los cabellos, de frente con las dos manos y me empujó. Ahí ya no me acuerdo más. Estuve inconsciente unos minutos y sentía mucho dolor en el cuello, y la sensación de no poder moverme. Cuando recuperé la consciencia le decía por qué me hiciste esto. Estaba toda ensangrentada porque tuve una fisura de cráneo. Él me pidió disculpas, pero no llamó una ambulancia y con la hermana me subieron al auto de la mamá. Eran él, la hermana y otra persona que no recuerdo quién era”, detalló.

A la deriva 

Pero el calvario de Yenifer no terminó con la agresión y el pésimo traslado al hospital, ya que al llegar, su pareja habló con el médico y le dijo que ella estaba borracha y se cayó. 
El profesional se habría quedado con esa versión, desestimando los dichos de la mujer, que estaba consciente y decía que fue golpeada. El médico habría subestimado el protocolo para atención de víctimas de violencia de género, que obliga a denunciar el hecho. 
“En todo momento les dije que me había golpeado. Pero el médico L. D. me decía que no me preocupe, que ya me iba a pasar. Ni siquiera me pusieron el cuello ortopédico. Después me cosieron la cabeza, y como yo estaba muy nerviosa, le llamaron a mi pareja para que me tranquilice, supuestamente. Ahí le volví a preguntar por qué me hiciste esto y se fue. Se escapó y me dejó sola. Ni siquiera avisó a mi familia”, aseguró.  
Dolorida y abandonada, el suplicio continuó toda la madrugada. “Yo pedía que les avisen a mi familia, a mi tía la doctora Guayaré, pero nadie me hizo caso. Como a las 5.30 me llevaron para hacerme una placa y recién ahí una chica de seguridad consiguió avisarle a mi tía. Tipo 7.30, después de que vieron la placa de la tomografía computada, me pusieron el cuello ortopédico. De ahí me trasladaron al Madariaga, donde me trataron muy bien, hicieron la denuncia y me operaron”, precisó. 
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