Donald Trump debe retroceder con su idea de un muro con México

El peligro de una paralización del gobierno de Estados Unidos este fin de semana disminuyó hoy luego de que el presidente Donald Trump diera marcha atrás en su exigencia de que el Congreso incluya en el presupuesto anual los fondos para financiar la construcción del muro que quiere levantar en la frontera con México.

25 ABR 2017 - 17:55 | Actualizado

La decisión de Trump de renunciar a la partida de 1.500 millones de dólares que había pedido para el muro busca lograr un consenso en el Congreso sobre el presupuesto federal, que debe aprobarse antes de este sábado para evitar que el gobierno quede sin fondos para funcionar y pagar salarios.

Después de que el presidente republicano hiciera pública su propuesta presupuestaria el mes pasado, en la que incluía dicha petición para comenzar la construcción del muro, los demócratas trazaron una línea roja y advirtieron al mandatario que bloquearían cualquier ley de presupuestos con ese contenido.

A la oposición de los demócratas se sumó la de congresistas y senadores republicanos de los estados fronterizos con México, donde el muro, con el que Trump pretende combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, es impopular y visto como obstáculo a los intensos vínculos sociales y económicos de esas zonas.

Hoy, el liderazgo conservador presentó una nueva propuesta para los fondos que saca el muro de la ecuación, aunque incluye partidas para el fortalecimiento de la seguridad en la frontera sur, informó la agencia de noticias EFE, que citó a fuentes del Senado.

Parte de la nueva financiación iría destinada a la reparación de las vallas ya existentes y a nueva tecnología de vigilancia para patrullar la frontera con México, agregaron las fuentes.

Anoche, Trump suavizó su postura sobre las demandas de financiación inmediata para la construcción del muro al asegurar en una reunión con un grupo de medios conservadores que podría esperar hasta otoño para obtener esos fondos e incluirlos en el presupuesto del año fiscal 2018, que se negociará entonces.

El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró hoy que Trump "continúa queriendo que se construya el muro" y en los meses siguientes "seguirán trabajando y preparando la construcción", mientras que negociarán los fondos para el próximo año fiscal.

Spicer dijo que conceder que los fondos para la construcción del muro no sean incluidos en esta ley presupuestaria no significa que Trump vaya a renunciar a esa promesa, y reiteró que "nada ha cambiado" en las prioridades del mandatario.

Poco después, tras rubricar unas órdenes ejecutivas en materia agrícola y preguntado por los periodistas, Trump reiteró que Estados Unidos "necesita desesperadamente el muro", y sobre el cuándo, dijo que será construido "pronto".

"Ya estamos preparándolo. Estamos haciendo planes, estamos haciendo especificaciones, estamos haciendo mucho trabajo sobre el muro, y el muro se va a construir", aseguró eludiendo su postura respecto a la partida presupuestaria que se negocia esta semana.

Los republicanos controlan el Congreso, pero la actual cuenta de gastos, que debe ser aprobada antes de la noche del próximo viernes, necesita 60 votos en un Senado de 100 miembros en el que los correligionarios de Trump tienen 52 escaños, por lo que requerirán apoyo demócrata. 

Los líderes de este partido dijeron que no le darán su respaldo si se incluyen fondos para el muro.
Incluso, aunque la pelea por el muro se haya terminado, republicanos y demócratas tienen todavía asuntos difíciles por resolver en pocas horas.

"Ahora los negociadores bipartidistas y bicamerales pueden seguir trabajando en las cuestiones pendientes", dijo el líder de los demócratas del Senado, Chuck Schumer, en un comunicado.
Con la exigencia de incluir la financiación del muro, Trump corría el riesgo de ser culpado por los demócratas de la paralización parcial del gobierno desde el próximo sábado. 
El mandatario republicano, cuyos índices de aprobación se desplomaron desde que accedió al cargo, el 20 de enero pasado, cumplirá 100 días en el puesto ese día. 
La intención de la Casa Blanca de que los contribuyentes estadounidenses asuman la cuenta del muro fronterizo entra en colisión con la promesa de campaña de Trump no solo de construir un muro, sino de obligar a que México lo pague.
Si no se aprueba una iniciativa de gasto que cubra del 29 de abril al 30 de septiembre antes de la 1 del próximo sábado (hora local), se congelarán los fondos gubernamentales y serán despedidos de forma temporal cientos de miles de empleados federales.
Esto ocurrió en 2013, cuando el Congreso, impulsado sobre todo por los recientemente llegados miembros del republicano Tea Party, no aprobó el presupuesto para 2014 y forzó un cierre del gobierno demócrata de Barack Obama, entre el 1 y el 16 de octubre. 
Durante ese período, aproximadamente 800.000 empleados gubernamentales fueron suspendidos temporalmente, mientras que más de un 1 millón debió presentarse a trabajar sin saber cuándo le iban a pagar.
La falta de aprobación de un proyecto de ley de financiamiento también podría arrojar nuevas dudas sobre la capacidad de los republicanos para elaborar un plan de presupuesto para el próximo año fiscal o para concretar la promesa de Trump de bajar los impuestos corporativos e individuales.

25 ABR 2017 - 17:55

La decisión de Trump de renunciar a la partida de 1.500 millones de dólares que había pedido para el muro busca lograr un consenso en el Congreso sobre el presupuesto federal, que debe aprobarse antes de este sábado para evitar que el gobierno quede sin fondos para funcionar y pagar salarios.

Después de que el presidente republicano hiciera pública su propuesta presupuestaria el mes pasado, en la que incluía dicha petición para comenzar la construcción del muro, los demócratas trazaron una línea roja y advirtieron al mandatario que bloquearían cualquier ley de presupuestos con ese contenido.

A la oposición de los demócratas se sumó la de congresistas y senadores republicanos de los estados fronterizos con México, donde el muro, con el que Trump pretende combatir la inmigración ilegal y el tráfico de drogas, es impopular y visto como obstáculo a los intensos vínculos sociales y económicos de esas zonas.

Hoy, el liderazgo conservador presentó una nueva propuesta para los fondos que saca el muro de la ecuación, aunque incluye partidas para el fortalecimiento de la seguridad en la frontera sur, informó la agencia de noticias EFE, que citó a fuentes del Senado.

Parte de la nueva financiación iría destinada a la reparación de las vallas ya existentes y a nueva tecnología de vigilancia para patrullar la frontera con México, agregaron las fuentes.

Anoche, Trump suavizó su postura sobre las demandas de financiación inmediata para la construcción del muro al asegurar en una reunión con un grupo de medios conservadores que podría esperar hasta otoño para obtener esos fondos e incluirlos en el presupuesto del año fiscal 2018, que se negociará entonces.

El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró hoy que Trump "continúa queriendo que se construya el muro" y en los meses siguientes "seguirán trabajando y preparando la construcción", mientras que negociarán los fondos para el próximo año fiscal.

Spicer dijo que conceder que los fondos para la construcción del muro no sean incluidos en esta ley presupuestaria no significa que Trump vaya a renunciar a esa promesa, y reiteró que "nada ha cambiado" en las prioridades del mandatario.

Poco después, tras rubricar unas órdenes ejecutivas en materia agrícola y preguntado por los periodistas, Trump reiteró que Estados Unidos "necesita desesperadamente el muro", y sobre el cuándo, dijo que será construido "pronto".

"Ya estamos preparándolo. Estamos haciendo planes, estamos haciendo especificaciones, estamos haciendo mucho trabajo sobre el muro, y el muro se va a construir", aseguró eludiendo su postura respecto a la partida presupuestaria que se negocia esta semana.

Los republicanos controlan el Congreso, pero la actual cuenta de gastos, que debe ser aprobada antes de la noche del próximo viernes, necesita 60 votos en un Senado de 100 miembros en el que los correligionarios de Trump tienen 52 escaños, por lo que requerirán apoyo demócrata. 

Los líderes de este partido dijeron que no le darán su respaldo si se incluyen fondos para el muro.
Incluso, aunque la pelea por el muro se haya terminado, republicanos y demócratas tienen todavía asuntos difíciles por resolver en pocas horas.

"Ahora los negociadores bipartidistas y bicamerales pueden seguir trabajando en las cuestiones pendientes", dijo el líder de los demócratas del Senado, Chuck Schumer, en un comunicado.
Con la exigencia de incluir la financiación del muro, Trump corría el riesgo de ser culpado por los demócratas de la paralización parcial del gobierno desde el próximo sábado. 
El mandatario republicano, cuyos índices de aprobación se desplomaron desde que accedió al cargo, el 20 de enero pasado, cumplirá 100 días en el puesto ese día. 
La intención de la Casa Blanca de que los contribuyentes estadounidenses asuman la cuenta del muro fronterizo entra en colisión con la promesa de campaña de Trump no solo de construir un muro, sino de obligar a que México lo pague.
Si no se aprueba una iniciativa de gasto que cubra del 29 de abril al 30 de septiembre antes de la 1 del próximo sábado (hora local), se congelarán los fondos gubernamentales y serán despedidos de forma temporal cientos de miles de empleados federales.
Esto ocurrió en 2013, cuando el Congreso, impulsado sobre todo por los recientemente llegados miembros del republicano Tea Party, no aprobó el presupuesto para 2014 y forzó un cierre del gobierno demócrata de Barack Obama, entre el 1 y el 16 de octubre. 
Durante ese período, aproximadamente 800.000 empleados gubernamentales fueron suspendidos temporalmente, mientras que más de un 1 millón debió presentarse a trabajar sin saber cuándo le iban a pagar.
La falta de aprobación de un proyecto de ley de financiamiento también podría arrojar nuevas dudas sobre la capacidad de los republicanos para elaborar un plan de presupuesto para el próximo año fiscal o para concretar la promesa de Trump de bajar los impuestos corporativos e individuales.


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