A 35 años del hundimiento del “General Belgrano”

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, a consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror. Los chubutenses Carlos Valdez y Pedro Torres eran parte de las 1.093 almas a bordo del legendario Crucero.

Fotografía del hundimiento del ARA General Belgrano el día 2 de mayo de 1982 durante la Guerra de Malvinas
01 MAY 2017 - 20:42 | Actualizado

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas, a consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror. El hundimiento del crucero argentino permitió a los británicos la superioridad naval en la zona. El ataque causó la muerte de 323 argentinos —prácticamente la mitad de las bajas de ese país en todo el conflicto.
El hecho generó una polémica en ambos países, al haberse producido fuera del área de exclusión establecida por el Gobierno británico alrededor de las islas. Es el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.
Los hechos

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el día 2 de mayo de 1982,  fuera de la zona de guerra establecida. Pocos minutos antes de las 16:00 el submarino nuclear HMS Conqueror recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano.
A las 16:02, mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos mecanismos y la Torreta II buscaba posibles blancos en el horizonte, el buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1093 tripulantes. Este fue el primero de los 3 torpedos MK-813 lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo los 2 primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del Bouchard sin explotar).
El capitán del submarino declaró después que la elección del arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero: un torpedo de la Segunda Guerra Mundial hundiría a un crucero del mismo período.  El primer torpedo mató a 274 tripulantes. El trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los heridos y quemados, se debió atender a los hombres con principios de asfixia debido al humo. El personal de sanidad corría por las cubiertas bajas, revisando los camarotes para que no hubiera personal malherido que pudiera quedar abandonado.
En el momento que concluyeron en que no había internados en la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se procedió a recoger mantas y se dirigieron hacia la cubierta.
El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. Abundaban los heridos, quienes llegaban cargados a hombro por sus compañeros. Hacia las 16:10 la inclinación (escora) aumentó 1° por minuto, por lo que el barco ya tenía 10° a babor. El casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de popa, debido a la gran entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Por la rapidez de los sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy desabrigados y se les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se improvisaron una especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las camas.
Varios intentaron el descenso a las cubiertas inferiores para ayudar a sus compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento. A las 16:23 el comandante Héctor Elías Bonzo dio la orden de abandonar la nave. Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había, dificultó la visión y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más de 3 personas. A las 16:50 la escora de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido por las aguas aproximadamente en el punto 55°24-0S 61°32-0-O del Océano Atlántico.
Héroes chubutenses

En esas frías y oscuras aguas azotadas por vientos salvajes, descansan junto a varios hermanos de distintas lugares de nuestra patria, dos chubutenses Pedro Ángel Torres y Carlos Alberto Valdez. El 5 de diciembre de 1951 ingresaba a la Base Naval de Puerto Belgrano el crucero recién adquirido a los EE.UU. y bautizado 17 de Octubre, a los pocos días el 14 de Diciembre de ese 1951, nacía en Tinogasta Catamarca Carlos Alberto Valdez. Creció en Comodoro Rivadavia fue atleta, gran tirador, hincha de River, ex jugador de fútbol del Club Rojo Corazón fundado por los pibes del barrio.  El destino que los hizo coincidir al nacer a Carlos y el Belgrano, los unió al morir 31 años después en el frío  mar argentino. El 2 de mayo de 1982, hacia un año que el cabo Primero Electricista Pedro Ángel Torres había solicitado su baja del servicio. Quería trabajar en la Cooperativa Eléctrica, en El Maitén, en la Comarca Andina chubutense. Se había incorporado a la armada a los 17 años y así como el Rio Chubut, Pedro se encaminó hacia el mar, aprender un oficio ser mecánico electricista. Carlos y Pedro eran parte de las 1.093 almas a bordo del legendario Belgrano que se los llevó  con él a las profundidades del  gélido mar del sur. Camino al fin del mundo.#

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Fotografía del hundimiento del ARA General Belgrano el día 2 de mayo de 1982 durante la Guerra de Malvinas
01 MAY 2017 - 20:42

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas, a consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror. El hundimiento del crucero argentino permitió a los británicos la superioridad naval en la zona. El ataque causó la muerte de 323 argentinos —prácticamente la mitad de las bajas de ese país en todo el conflicto.
El hecho generó una polémica en ambos países, al haberse producido fuera del área de exclusión establecida por el Gobierno británico alrededor de las islas. Es el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.
Los hechos

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el día 2 de mayo de 1982,  fuera de la zona de guerra establecida. Pocos minutos antes de las 16:00 el submarino nuclear HMS Conqueror recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano.
A las 16:02, mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos mecanismos y la Torreta II buscaba posibles blancos en el horizonte, el buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1093 tripulantes. Este fue el primero de los 3 torpedos MK-813 lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo los 2 primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del Bouchard sin explotar).
El capitán del submarino declaró después que la elección del arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero: un torpedo de la Segunda Guerra Mundial hundiría a un crucero del mismo período.  El primer torpedo mató a 274 tripulantes. El trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los heridos y quemados, se debió atender a los hombres con principios de asfixia debido al humo. El personal de sanidad corría por las cubiertas bajas, revisando los camarotes para que no hubiera personal malherido que pudiera quedar abandonado.
En el momento que concluyeron en que no había internados en la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se procedió a recoger mantas y se dirigieron hacia la cubierta.
El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. Abundaban los heridos, quienes llegaban cargados a hombro por sus compañeros. Hacia las 16:10 la inclinación (escora) aumentó 1° por minuto, por lo que el barco ya tenía 10° a babor. El casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de popa, debido a la gran entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Por la rapidez de los sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy desabrigados y se les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se improvisaron una especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las camas.
Varios intentaron el descenso a las cubiertas inferiores para ayudar a sus compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento. A las 16:23 el comandante Héctor Elías Bonzo dio la orden de abandonar la nave. Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había, dificultó la visión y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más de 3 personas. A las 16:50 la escora de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido por las aguas aproximadamente en el punto 55°24-0S 61°32-0-O del Océano Atlántico.
Héroes chubutenses

En esas frías y oscuras aguas azotadas por vientos salvajes, descansan junto a varios hermanos de distintas lugares de nuestra patria, dos chubutenses Pedro Ángel Torres y Carlos Alberto Valdez. El 5 de diciembre de 1951 ingresaba a la Base Naval de Puerto Belgrano el crucero recién adquirido a los EE.UU. y bautizado 17 de Octubre, a los pocos días el 14 de Diciembre de ese 1951, nacía en Tinogasta Catamarca Carlos Alberto Valdez. Creció en Comodoro Rivadavia fue atleta, gran tirador, hincha de River, ex jugador de fútbol del Club Rojo Corazón fundado por los pibes del barrio.  El destino que los hizo coincidir al nacer a Carlos y el Belgrano, los unió al morir 31 años después en el frío  mar argentino. El 2 de mayo de 1982, hacia un año que el cabo Primero Electricista Pedro Ángel Torres había solicitado su baja del servicio. Quería trabajar en la Cooperativa Eléctrica, en El Maitén, en la Comarca Andina chubutense. Se había incorporado a la armada a los 17 años y así como el Rio Chubut, Pedro se encaminó hacia el mar, aprender un oficio ser mecánico electricista. Carlos y Pedro eran parte de las 1.093 almas a bordo del legendario Belgrano que se los llevó  con él a las profundidades del  gélido mar del sur. Camino al fin del mundo.#


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