Los integrantes de la Cámara de Apelaciones “A” de Trelew ratificaron el estado de adoptabilidad de tres hermanos que se encuentran institucionalizados, pero la madre de los niños pide que se los den en guarda a su hermano y que no los alejen de la familia biológica.
Samanta Lucero dijo a Jornada que si los jueces entienden que los niños no pueden estar con ella, dejen que su hermano los tenga en guarda y nos los den en adopción a terceros, en un caso que ya tiene un fallo en primera instancia y una ratificación de la cámara a favor de la adopción de los menores.
“Hace dos años que estamos en esta situación, mi hermano se presentó hace un año porque antes no tenía vivienda, y ahora sí. Él pidió la tutela de los nenes, no queremos perder el contacto con ellos tampoco, pero la jueza no quiso y hoy vengo a pedir a que sea reabierto el caso o que se pueda apelar de vuelta”, dijo Samanta a Jornada.
La mujer expresó “ya que por lo menos no me lo quieren dar a mí, que se los den a mi hermano, para seguir pelándola y no perder contacto con ellos”.
Intentando mejorar
La joven dijo que “la pelea todos días por un trabajo, por una casa” y que ahora está estudiando, “haciendo cuarto año ahí en la EMAL, y hago changas, trabajos que van saliendo, y estoy repartiendo curriculums; también terminé un curso de vigilador privado y por el momento estoy buscando trabajo en blanco”.
Samanta dijo que hace poco dejó el Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) “por motivos míos, por ahora me encuentro haciendo eso, después de la escuela voy a ver a los nenes, después me voy a mi casa”.
“Los nenes están en situación de adoptabilidad, pero ni siquiera me dejaron presentar ni vieron el esfuerzo que yo hice por mis hijos”, dijo la mujer, y aseguró que cuando “a ellos me los sacaron me encontraba en un mal estado, pero ahora no es lo mismo que hace dos años”.
Pelear por los nenes
Samanta Lucero también aseguró que su hermano “se ha presentado un montón de veces, tenía que pedir permiso en el trabajo, porque a veces le avisaban a las 7:30 que a las 8:30 se tenía que presentar en el juzgado y tenía que ir al trabajo a pedir permiso; yo sé lo que es él con ellos”.
En ese sentido la madre de los tres menores pidió “que estén en la familia, yo no quiero perder contacto con ellos, que yo los pueda seguir viendo, y sobre la adopción, no quiero eso, quiero que estén con mi hermano, y él sabe que yo lo voy a ayudar en todo lo que pueda”.
Duro informe judicial
A fines de abril los jueces de cámara Carlos Velázquez y Natalia Spoturno resolvieron sobre la apelación que la madre de los niños había presentado, atacando el fallo de primera instancia que otorgaba el estado de adoptabilidad de los tres menores.
La sentencia de primera instancia declaró el estado de adoptabilidad de los niños “en razón del estado de abandono en que los sumieron sus padres, lo que entrañaba un riesgo o peligro para sus personas, salud y derechos de permanecer en el ámbito familiar”.
En su presentación, la mujer “comenzó admitiendo que no ha sido capaz de comprender la importancia de generar cambios en su conducta para lograr un desempeño más eficaz en su rol materno, pero atribuyó tal actitud a la falta de modelos y al tipo de familia en que se halla sumergida, argumentando a la par que desde el inicio del proceso ha realizado algunas modificaciones y ha mostrado interés por los niños, de modo que sus falencias más tienen que ver con su incapacidad económica, falta de recurso habitacional y su limitado trabajo ‘en negro”, dice en su introducción el escrito de los camaristas.
La justicia entiende que de gravedad “tal que han puesto en peligro la salud física y psíquica de los hijos menores de edad” y asegura que “los informes elevados por los equipos técnicos que han realizado el seguimiento del grupo familiar recogen un auténtico catálogo de falencias en el cumplimiento del rol materno”.
A la hora de evaluar las conductas, los jueces se valieron los informes del Equipo Técnico de Hogares que informó “en lo referente a la salud integral de los niños, el grupo familiar no sostuvo la permanencia en los controles médicos necesarios para un crecimiento y desarrollo saludable” y en cuanto al caso puntual de los problemas de salud puntuales de uno de los menores “no se cumplió con los controles, la intervención quirúrgica indicada y tratamientos médicos correspondientes”.
Uno de esos informes asegura que la mujer “no cumplió con ninguno de los turnos programados ...pese a haberse... entregando los cupos para el transporte de ella y los tres niños”, añadiendo que tampoco cumplió con los turnos semanales programados para la atención y estimulación del niño en un centro de rehabilitación y estimulación “por lo que fue imposible sostener el tratamiento, aun contando con traslados en vehículo del establecimiento”.
Características violentas
Uno de los informes indica que “se trata de niños cuyo grupo familiar ha estado signado por características violentas de manera sostenida en el tiempo y expuestos a todo tipo de situaciones extremas, siendo los mismos víctimas de violencia física y verbal”.
En la evaluación se hace mención a “la displicencia de la madre hacia la situación extrema que viven sus hijos y su nula voluntad de corregir aspectos de su propia personalidad a fin de mejorar” y menciona “su notoria inconstancia para mantener el tratamiento psicológico que le fuera aconsejado, al punto de manifestar su desagrado en cumplirlo”.
Desgarro espiritual
La resolución judicial asegura que “la declaración de situación de adoptabilidad puede significar un desgarro espiritual para una madre con deseos de cumplir su rol -lo que, en verdad, la aquí apelante no ha demostrado-, pero en cuestiones en las que se hallan en pugna derechos de menores y de sus padres, el fiel de la balanza que inclina los platillos hacia uno u otro, es el interés superior de los niños o adolescentes”.
Por otra parte analiza la situación de los familiares que podrían hacerse cargo de los pequeños, y aseguran que en uno de los casos, los tíos de los niños si bien plantearon en un principio su decisión de pedir la guarda de los menores, después se mostraron inconsistentes en su voluntad, tuvieron exigencias que superaban la respuesta que podía dar el propio poder judicial.
En el otro caso un informe de la Dirección de Promoción y Protección de Derechos de Niños informó que “ningún familiar por parte de la madre, estando todos en pleno conocimiento de la situación actual de los niños, se acercó a demostrar su interés por asumir la guarda de los mismos”.#
Los integrantes de la Cámara de Apelaciones “A” de Trelew ratificaron el estado de adoptabilidad de tres hermanos que se encuentran institucionalizados, pero la madre de los niños pide que se los den en guarda a su hermano y que no los alejen de la familia biológica.
Samanta Lucero dijo a Jornada que si los jueces entienden que los niños no pueden estar con ella, dejen que su hermano los tenga en guarda y nos los den en adopción a terceros, en un caso que ya tiene un fallo en primera instancia y una ratificación de la cámara a favor de la adopción de los menores.
“Hace dos años que estamos en esta situación, mi hermano se presentó hace un año porque antes no tenía vivienda, y ahora sí. Él pidió la tutela de los nenes, no queremos perder el contacto con ellos tampoco, pero la jueza no quiso y hoy vengo a pedir a que sea reabierto el caso o que se pueda apelar de vuelta”, dijo Samanta a Jornada.
La mujer expresó “ya que por lo menos no me lo quieren dar a mí, que se los den a mi hermano, para seguir pelándola y no perder contacto con ellos”.
Intentando mejorar
La joven dijo que “la pelea todos días por un trabajo, por una casa” y que ahora está estudiando, “haciendo cuarto año ahí en la EMAL, y hago changas, trabajos que van saliendo, y estoy repartiendo curriculums; también terminé un curso de vigilador privado y por el momento estoy buscando trabajo en blanco”.
Samanta dijo que hace poco dejó el Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) “por motivos míos, por ahora me encuentro haciendo eso, después de la escuela voy a ver a los nenes, después me voy a mi casa”.
“Los nenes están en situación de adoptabilidad, pero ni siquiera me dejaron presentar ni vieron el esfuerzo que yo hice por mis hijos”, dijo la mujer, y aseguró que cuando “a ellos me los sacaron me encontraba en un mal estado, pero ahora no es lo mismo que hace dos años”.
Pelear por los nenes
Samanta Lucero también aseguró que su hermano “se ha presentado un montón de veces, tenía que pedir permiso en el trabajo, porque a veces le avisaban a las 7:30 que a las 8:30 se tenía que presentar en el juzgado y tenía que ir al trabajo a pedir permiso; yo sé lo que es él con ellos”.
En ese sentido la madre de los tres menores pidió “que estén en la familia, yo no quiero perder contacto con ellos, que yo los pueda seguir viendo, y sobre la adopción, no quiero eso, quiero que estén con mi hermano, y él sabe que yo lo voy a ayudar en todo lo que pueda”.
Duro informe judicial
A fines de abril los jueces de cámara Carlos Velázquez y Natalia Spoturno resolvieron sobre la apelación que la madre de los niños había presentado, atacando el fallo de primera instancia que otorgaba el estado de adoptabilidad de los tres menores.
La sentencia de primera instancia declaró el estado de adoptabilidad de los niños “en razón del estado de abandono en que los sumieron sus padres, lo que entrañaba un riesgo o peligro para sus personas, salud y derechos de permanecer en el ámbito familiar”.
En su presentación, la mujer “comenzó admitiendo que no ha sido capaz de comprender la importancia de generar cambios en su conducta para lograr un desempeño más eficaz en su rol materno, pero atribuyó tal actitud a la falta de modelos y al tipo de familia en que se halla sumergida, argumentando a la par que desde el inicio del proceso ha realizado algunas modificaciones y ha mostrado interés por los niños, de modo que sus falencias más tienen que ver con su incapacidad económica, falta de recurso habitacional y su limitado trabajo ‘en negro”, dice en su introducción el escrito de los camaristas.
La justicia entiende que de gravedad “tal que han puesto en peligro la salud física y psíquica de los hijos menores de edad” y asegura que “los informes elevados por los equipos técnicos que han realizado el seguimiento del grupo familiar recogen un auténtico catálogo de falencias en el cumplimiento del rol materno”.
A la hora de evaluar las conductas, los jueces se valieron los informes del Equipo Técnico de Hogares que informó “en lo referente a la salud integral de los niños, el grupo familiar no sostuvo la permanencia en los controles médicos necesarios para un crecimiento y desarrollo saludable” y en cuanto al caso puntual de los problemas de salud puntuales de uno de los menores “no se cumplió con los controles, la intervención quirúrgica indicada y tratamientos médicos correspondientes”.
Uno de esos informes asegura que la mujer “no cumplió con ninguno de los turnos programados ...pese a haberse... entregando los cupos para el transporte de ella y los tres niños”, añadiendo que tampoco cumplió con los turnos semanales programados para la atención y estimulación del niño en un centro de rehabilitación y estimulación “por lo que fue imposible sostener el tratamiento, aun contando con traslados en vehículo del establecimiento”.
Características violentas
Uno de los informes indica que “se trata de niños cuyo grupo familiar ha estado signado por características violentas de manera sostenida en el tiempo y expuestos a todo tipo de situaciones extremas, siendo los mismos víctimas de violencia física y verbal”.
En la evaluación se hace mención a “la displicencia de la madre hacia la situación extrema que viven sus hijos y su nula voluntad de corregir aspectos de su propia personalidad a fin de mejorar” y menciona “su notoria inconstancia para mantener el tratamiento psicológico que le fuera aconsejado, al punto de manifestar su desagrado en cumplirlo”.
Desgarro espiritual
La resolución judicial asegura que “la declaración de situación de adoptabilidad puede significar un desgarro espiritual para una madre con deseos de cumplir su rol -lo que, en verdad, la aquí apelante no ha demostrado-, pero en cuestiones en las que se hallan en pugna derechos de menores y de sus padres, el fiel de la balanza que inclina los platillos hacia uno u otro, es el interés superior de los niños o adolescentes”.
Por otra parte analiza la situación de los familiares que podrían hacerse cargo de los pequeños, y aseguran que en uno de los casos, los tíos de los niños si bien plantearon en un principio su decisión de pedir la guarda de los menores, después se mostraron inconsistentes en su voluntad, tuvieron exigencias que superaban la respuesta que podía dar el propio poder judicial.
En el otro caso un informe de la Dirección de Promoción y Protección de Derechos de Niños informó que “ningún familiar por parte de la madre, estando todos en pleno conocimiento de la situación actual de los niños, se acercó a demostrar su interés por asumir la guarda de los mismos”.#