Una madre pide que no den en adopción a sus hijos y se los den en guarda a su hermano

Son tres niños que se encuentran institucionalizados hace dos años. La justicia dictaminó la situación de adoptabilidad de las criaturas “en razón del estado de abandono en que los sumieron sus padres”. Los informes de la justicia son muy críticos sobre el entorno familiar de los menores.

06 MAY 2017 - 22:45 | Actualizado

Los integrantes de la Cámara de Apelaciones “A” de Trelew ratificaron el estado de adoptabilidad de tres hermanos que se encuentran institucionalizados, pero la madre de los niños pide que se los den en guarda a su hermano y que no los alejen de la familia biológica.

Samanta Lucero dijo a Jornada que si los jueces entienden que los niños no pueden estar con ella, dejen que su hermano los tenga en guarda y nos los den en adopción a terceros, en un caso que ya tiene un fallo en primera instancia y una ratificación de la cámara a favor de la adopción de los menores.

“Hace dos años que estamos en esta situación, mi hermano se presentó hace un año porque antes no tenía vivienda, y ahora sí. Él pidió la tutela de los nenes, no queremos perder el contacto con ellos tampoco, pero la jueza no quiso y hoy  vengo a pedir a que sea reabierto el caso o que se pueda apelar de vuelta”, dijo Samanta a Jornada.

La mujer expresó “ya que por lo menos no me lo quieren dar a mí, que se los den a mi hermano, para seguir pelándola y no perder contacto con ellos”.

Intentando mejorar

La joven dijo que “la pelea todos días por un trabajo, por una casa” y que ahora está estudiando, “haciendo cuarto año ahí en la EMAL, y hago changas, trabajos que van saliendo, y estoy repartiendo curriculums; también terminé un curso de vigilador privado y por el momento estoy buscando trabajo en blanco”.

Samanta dijo que hace poco dejó el Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) “por motivos míos, por ahora me encuentro haciendo eso, después de la escuela voy a ver a los nenes, después me voy a mi casa”.

“Los nenes están en situación de adoptabilidad, pero ni siquiera me dejaron presentar ni vieron el esfuerzo que yo hice por mis hijos”, dijo la mujer, y aseguró que cuando “a ellos me los sacaron me encontraba en un mal estado, pero ahora no es lo mismo que hace dos años”.

Pelear por los nenes

Samanta Lucero también aseguró que su hermano “se ha presentado un montón de veces, tenía que pedir permiso en el trabajo, porque a veces le avisaban a las 7:30 que a las 8:30 se tenía que presentar en el juzgado y tenía que ir al trabajo a pedir permiso;  yo sé lo que es él con ellos”.

En ese sentido la madre de los tres menores pidió “que estén en la familia, yo no quiero perder contacto con ellos,  que yo los pueda seguir viendo, y sobre la adopción, no quiero eso, quiero que estén con mi hermano,  y él sabe que yo lo voy a ayudar en todo lo que pueda”.

Duro informe judicial

A fines de abril los jueces de cámara Carlos Velázquez y Natalia Spoturno resolvieron sobre la apelación que la madre de los niños había presentado, atacando el fallo de primera instancia que otorgaba el estado de adoptabilidad de los tres menores.
La sentencia de primera instancia declaró el estado de adoptabilidad de los niños “en razón del estado de abandono en que los sumieron sus padres, lo que entrañaba un riesgo o peligro para sus personas, salud y derechos de permanecer en el ámbito familiar”.

En su presentación, la mujer “comenzó admitiendo que no ha sido capaz de comprender la importancia de generar cambios en su conducta para lograr un desempeño más eficaz en su rol materno, pero atribuyó tal actitud a la falta de modelos y al tipo de familia en que se halla sumergida, argumentando a  la  par  que  desde  el  inicio  del  proceso  ha  realizado  algunas  modificaciones  y  ha mostrado interés por los niños, de modo que sus falencias más tienen que ver  con su incapacidad económica, falta de recurso habitacional y su limitado trabajo ‘en negro”, dice en su introducción el escrito de los camaristas.

La justicia entiende que de gravedad “tal  que han puesto  en  peligro  la salud  física  y  psíquica  de  los  hijos  menores  de  edad” y asegura que “los  informes elevados por  los equipos  técnicos  que  han  realizado  el  seguimiento  del  grupo  familiar  recogen  un auténtico catálogo de falencias en el cumplimiento del rol materno”.

A la hora de evaluar las conductas, los jueces se valieron los informes del Equipo Técnico de Hogares que informó “en lo referente a la salud integral  de  los  niños,  el  grupo  familiar  no  sostuvo  la  permanencia  en  los  controles médicos necesarios para un crecimiento y desarrollo saludable” y en cuanto al caso puntual de los problemas de salud puntuales de uno de los menores “no  se cumplió con los controles, la intervención quirúrgica indicada y tratamientos médicos correspondientes”.

Uno de esos informes asegura que la mujer “no cumplió con ninguno de los turnos programados ...pese a haberse... entregando los cupos para el transporte de ella y los tres niños”, añadiendo que  tampoco  cumplió  con  los  turnos  semanales  programados  para  la  atención  y estimulación del niño en un centro de rehabilitación y estimulación “por lo que fue imposible   sostener   el   tratamiento,   aun   contando   con   traslados   en   vehículo   del establecimiento”.

Características violentas

Uno de los informes indica que “se  trata  de  niños  cuyo  grupo familiar ha estado signado por características violentas de manera sostenida en el tiempo y expuestos a todo tipo de situaciones extremas, siendo los mismos víctimas de violencia física y  verbal”.

En la evaluación se hace mención a “la displicencia de la madre hacia la situación extrema que viven sus hijos y su nula voluntad de corregir aspectos de su propia personalidad a fin de mejorar” y menciona “su  notoria  inconstancia  para  mantener  el tratamiento psicológico que le fuera aconsejado, al punto de manifestar su desagrado en cumplirlo”.
Desgarro espiritual

La resolución judicial asegura que “la  declaración  de  situación  de  adoptabilidad  puede  significar  un desgarro espiritual para una madre con deseos de cumplir su rol -lo que, en verdad, la aquí  apelante  no  ha  demostrado-,  pero  en  cuestiones  en  las  que  se  hallan  en  pugna derechos de menores y de sus padres, el fiel de la balanza que inclina los platillos hacia uno u otro, es el interés superior de los niños o adolescentes”.

Por otra parte analiza la situación de los familiares que podrían hacerse cargo de los pequeños, y aseguran que en uno de los casos, los tíos de los niños si bien plantearon en un principio su decisión de pedir la guarda de los menores, después se mostraron inconsistentes en su voluntad, tuvieron exigencias que superaban la respuesta que podía dar el propio poder judicial.

En el otro caso un informe de la Dirección de Promoción y Protección de Derechos de Niños informó que “ningún familiar por parte de la madre, estando todos en pleno conocimiento de la situación actual de los niños, se acercó a demostrar su interés por asumir la guarda de los mismos”.#

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06 MAY 2017 - 22:45

Los integrantes de la Cámara de Apelaciones “A” de Trelew ratificaron el estado de adoptabilidad de tres hermanos que se encuentran institucionalizados, pero la madre de los niños pide que se los den en guarda a su hermano y que no los alejen de la familia biológica.

Samanta Lucero dijo a Jornada que si los jueces entienden que los niños no pueden estar con ella, dejen que su hermano los tenga en guarda y nos los den en adopción a terceros, en un caso que ya tiene un fallo en primera instancia y una ratificación de la cámara a favor de la adopción de los menores.

“Hace dos años que estamos en esta situación, mi hermano se presentó hace un año porque antes no tenía vivienda, y ahora sí. Él pidió la tutela de los nenes, no queremos perder el contacto con ellos tampoco, pero la jueza no quiso y hoy  vengo a pedir a que sea reabierto el caso o que se pueda apelar de vuelta”, dijo Samanta a Jornada.

La mujer expresó “ya que por lo menos no me lo quieren dar a mí, que se los den a mi hermano, para seguir pelándola y no perder contacto con ellos”.

Intentando mejorar

La joven dijo que “la pelea todos días por un trabajo, por una casa” y que ahora está estudiando, “haciendo cuarto año ahí en la EMAL, y hago changas, trabajos que van saliendo, y estoy repartiendo curriculums; también terminé un curso de vigilador privado y por el momento estoy buscando trabajo en blanco”.

Samanta dijo que hace poco dejó el Sistema de Estacionamiento Medido (SEM) “por motivos míos, por ahora me encuentro haciendo eso, después de la escuela voy a ver a los nenes, después me voy a mi casa”.

“Los nenes están en situación de adoptabilidad, pero ni siquiera me dejaron presentar ni vieron el esfuerzo que yo hice por mis hijos”, dijo la mujer, y aseguró que cuando “a ellos me los sacaron me encontraba en un mal estado, pero ahora no es lo mismo que hace dos años”.

Pelear por los nenes

Samanta Lucero también aseguró que su hermano “se ha presentado un montón de veces, tenía que pedir permiso en el trabajo, porque a veces le avisaban a las 7:30 que a las 8:30 se tenía que presentar en el juzgado y tenía que ir al trabajo a pedir permiso;  yo sé lo que es él con ellos”.

En ese sentido la madre de los tres menores pidió “que estén en la familia, yo no quiero perder contacto con ellos,  que yo los pueda seguir viendo, y sobre la adopción, no quiero eso, quiero que estén con mi hermano,  y él sabe que yo lo voy a ayudar en todo lo que pueda”.

Duro informe judicial

A fines de abril los jueces de cámara Carlos Velázquez y Natalia Spoturno resolvieron sobre la apelación que la madre de los niños había presentado, atacando el fallo de primera instancia que otorgaba el estado de adoptabilidad de los tres menores.
La sentencia de primera instancia declaró el estado de adoptabilidad de los niños “en razón del estado de abandono en que los sumieron sus padres, lo que entrañaba un riesgo o peligro para sus personas, salud y derechos de permanecer en el ámbito familiar”.

En su presentación, la mujer “comenzó admitiendo que no ha sido capaz de comprender la importancia de generar cambios en su conducta para lograr un desempeño más eficaz en su rol materno, pero atribuyó tal actitud a la falta de modelos y al tipo de familia en que se halla sumergida, argumentando a  la  par  que  desde  el  inicio  del  proceso  ha  realizado  algunas  modificaciones  y  ha mostrado interés por los niños, de modo que sus falencias más tienen que ver  con su incapacidad económica, falta de recurso habitacional y su limitado trabajo ‘en negro”, dice en su introducción el escrito de los camaristas.

La justicia entiende que de gravedad “tal  que han puesto  en  peligro  la salud  física  y  psíquica  de  los  hijos  menores  de  edad” y asegura que “los  informes elevados por  los equipos  técnicos  que  han  realizado  el  seguimiento  del  grupo  familiar  recogen  un auténtico catálogo de falencias en el cumplimiento del rol materno”.

A la hora de evaluar las conductas, los jueces se valieron los informes del Equipo Técnico de Hogares que informó “en lo referente a la salud integral  de  los  niños,  el  grupo  familiar  no  sostuvo  la  permanencia  en  los  controles médicos necesarios para un crecimiento y desarrollo saludable” y en cuanto al caso puntual de los problemas de salud puntuales de uno de los menores “no  se cumplió con los controles, la intervención quirúrgica indicada y tratamientos médicos correspondientes”.

Uno de esos informes asegura que la mujer “no cumplió con ninguno de los turnos programados ...pese a haberse... entregando los cupos para el transporte de ella y los tres niños”, añadiendo que  tampoco  cumplió  con  los  turnos  semanales  programados  para  la  atención  y estimulación del niño en un centro de rehabilitación y estimulación “por lo que fue imposible   sostener   el   tratamiento,   aun   contando   con   traslados   en   vehículo   del establecimiento”.

Características violentas

Uno de los informes indica que “se  trata  de  niños  cuyo  grupo familiar ha estado signado por características violentas de manera sostenida en el tiempo y expuestos a todo tipo de situaciones extremas, siendo los mismos víctimas de violencia física y  verbal”.

En la evaluación se hace mención a “la displicencia de la madre hacia la situación extrema que viven sus hijos y su nula voluntad de corregir aspectos de su propia personalidad a fin de mejorar” y menciona “su  notoria  inconstancia  para  mantener  el tratamiento psicológico que le fuera aconsejado, al punto de manifestar su desagrado en cumplirlo”.
Desgarro espiritual

La resolución judicial asegura que “la  declaración  de  situación  de  adoptabilidad  puede  significar  un desgarro espiritual para una madre con deseos de cumplir su rol -lo que, en verdad, la aquí  apelante  no  ha  demostrado-,  pero  en  cuestiones  en  las  que  se  hallan  en  pugna derechos de menores y de sus padres, el fiel de la balanza que inclina los platillos hacia uno u otro, es el interés superior de los niños o adolescentes”.

Por otra parte analiza la situación de los familiares que podrían hacerse cargo de los pequeños, y aseguran que en uno de los casos, los tíos de los niños si bien plantearon en un principio su decisión de pedir la guarda de los menores, después se mostraron inconsistentes en su voluntad, tuvieron exigencias que superaban la respuesta que podía dar el propio poder judicial.

En el otro caso un informe de la Dirección de Promoción y Protección de Derechos de Niños informó que “ningún familiar por parte de la madre, estando todos en pleno conocimiento de la situación actual de los niños, se acercó a demostrar su interés por asumir la guarda de los mismos”.#


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