Historias Mínimas / El tiempo y el reloj

El tiempo se da y se quita de los seres que están ocupados naciendo, de la misma manera que marca el ritmo de la respiración de los que están ocupados muriendo.

13 MAY 2017 - 19:39 | Actualizado

El tiempo es el traidor de la carne y triturador de lo efímero. Es el juez de la existencia y dueño de todos los espejos y de todos los relojes.

El reloj, esa especie de centinela de la eternidad cuya tarea es marcar aquello que convierte cada gramo de su construcción en una pieza más en el cofre de cenizas de algo que existió y que seguramente marcó segundos, minutos y horas y edades, importantes en la historia de su alrededor.

Las antiguas civilizaciones se guiaban por el día y la noche o los ciclos de la luna. El primer reloj creado por el hombre fue el solar que indicaba los momentos del día por la sombra del sol. Se cree que los chinos lo usaron aproximadamente 3.000 años antes de Cristo, también fue empleado por los Egipcios e Incas. Los Romanos marcaban velas en forma de regla para controlar el tiempo en la noche.

Las Clepsidras se usaron en Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. Se guiaban por medio de agua que pasaba de un recipiente graduado a otro. Siendo este sistema el antecesor al reloj de arena. El Reloj de Arena se destacó en el siglo III. Consistía en dos recipientes esféricos de vidrio unidos con un estrecho canal que unía ambas partes llegando a poder controlar todo un día. Según los libros de Alfonso X “El Sabio”, compilados en el año 1267/77 se logró controlar el tiempo con un movimiento rotario continuo y regular mecánicamente. Con este mecanismo nació el reloj mecánico, a partir de esos principios fue constante la evolución hasta nuestros días. Teniendo fundamental Relación Leonardo Da Vinci, Galileo, Huygens, Hooke y muchos más que aportaron sus conocimientos e inventiva con cambios y perfeccionamiento.

El primer motor de reloj fue el de pesas creado por Pacífico en el siglo VIII. El reloj más antiguo se conserva en la Catedral de Salisbury y similares en Reven y Wells.

En Suiza, entre las cadenas montañosas del Jura y los Alpes, allá por 1535, esos parajes de tranquilidad fueron la base indiscutible para el desarrollo técnico artesanal de quienes forjaron la máquina de controlar el tiempo. En 1641 Galileo concibió el principio de las oscilaciones de un péndulo desarrollando el proyecto, pero la construcción del primer reloj mecánico de péndulo fue llevado a cabo por Huygens en 1657, asombrando las oscilaciones rítmicas pendulares y la dulce solemnidad del campanario.

El Siglo XX tecnificó notablemente la industria, la producción seriada desplazó la mano de obra, la robótica suplanta al ser humano, el cuarzo y sistemas numéricos reemplaza la electromecánica y la fibra óptica está a la orden del día ofreciendo una hora de elevada tecnología, exacta, fría e indiferente. Entre las historias de relojes, está el Reloj de la Torre del Banco de la Nación Argentina en Trelew. Cuentas los memoriosos locales que el mismo surgió a partir de la necesidad de contar con un reloj público por el año 1907, debido que no existía por ese entonces de una hora oficial, causando muchos inconvenientes a la hora de las salidas del tren, de fijar horario a los trabajadores, etc.

Durante muchos años se hizo una colecta entre los habitantes para dotar al pueblo de un reloj. La idea original era que se emplazaría en el nuevo edificio del Palacio Municipal, pero debido a que se dilató en demasía su construcción, una vez en Trelew el reloj fue destinado a la nueva edificación del Banco Nación.

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13 MAY 2017 - 19:39

El tiempo es el traidor de la carne y triturador de lo efímero. Es el juez de la existencia y dueño de todos los espejos y de todos los relojes.

El reloj, esa especie de centinela de la eternidad cuya tarea es marcar aquello que convierte cada gramo de su construcción en una pieza más en el cofre de cenizas de algo que existió y que seguramente marcó segundos, minutos y horas y edades, importantes en la historia de su alrededor.

Las antiguas civilizaciones se guiaban por el día y la noche o los ciclos de la luna. El primer reloj creado por el hombre fue el solar que indicaba los momentos del día por la sombra del sol. Se cree que los chinos lo usaron aproximadamente 3.000 años antes de Cristo, también fue empleado por los Egipcios e Incas. Los Romanos marcaban velas en forma de regla para controlar el tiempo en la noche.

Las Clepsidras se usaron en Babilonia, Egipto, Grecia y Roma. Se guiaban por medio de agua que pasaba de un recipiente graduado a otro. Siendo este sistema el antecesor al reloj de arena. El Reloj de Arena se destacó en el siglo III. Consistía en dos recipientes esféricos de vidrio unidos con un estrecho canal que unía ambas partes llegando a poder controlar todo un día. Según los libros de Alfonso X “El Sabio”, compilados en el año 1267/77 se logró controlar el tiempo con un movimiento rotario continuo y regular mecánicamente. Con este mecanismo nació el reloj mecánico, a partir de esos principios fue constante la evolución hasta nuestros días. Teniendo fundamental Relación Leonardo Da Vinci, Galileo, Huygens, Hooke y muchos más que aportaron sus conocimientos e inventiva con cambios y perfeccionamiento.

El primer motor de reloj fue el de pesas creado por Pacífico en el siglo VIII. El reloj más antiguo se conserva en la Catedral de Salisbury y similares en Reven y Wells.

En Suiza, entre las cadenas montañosas del Jura y los Alpes, allá por 1535, esos parajes de tranquilidad fueron la base indiscutible para el desarrollo técnico artesanal de quienes forjaron la máquina de controlar el tiempo. En 1641 Galileo concibió el principio de las oscilaciones de un péndulo desarrollando el proyecto, pero la construcción del primer reloj mecánico de péndulo fue llevado a cabo por Huygens en 1657, asombrando las oscilaciones rítmicas pendulares y la dulce solemnidad del campanario.

El Siglo XX tecnificó notablemente la industria, la producción seriada desplazó la mano de obra, la robótica suplanta al ser humano, el cuarzo y sistemas numéricos reemplaza la electromecánica y la fibra óptica está a la orden del día ofreciendo una hora de elevada tecnología, exacta, fría e indiferente. Entre las historias de relojes, está el Reloj de la Torre del Banco de la Nación Argentina en Trelew. Cuentas los memoriosos locales que el mismo surgió a partir de la necesidad de contar con un reloj público por el año 1907, debido que no existía por ese entonces de una hora oficial, causando muchos inconvenientes a la hora de las salidas del tren, de fijar horario a los trabajadores, etc.

Durante muchos años se hizo una colecta entre los habitantes para dotar al pueblo de un reloj. La idea original era que se emplazaría en el nuevo edificio del Palacio Municipal, pero debido a que se dilató en demasía su construcción, una vez en Trelew el reloj fue destinado a la nueva edificación del Banco Nación.


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