Macron nombró a un conservador como primer ministro

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, nombró hoy como nuevo primer ministro a Édouard Philippe, hasta ahora diputado en la Asamblea Nacional por el partido conservador Los Republicanos y alcalde de la ciudad portuaria de Le Havre (norte).

15 MAY 2017 - 11:25 | Actualizado

Philippe fue seguido por varias cámaras de televisión en el recorrido que hizo en taxi entre su domicilio en París y la Asamblea Nacional, donde tiene su despacho de diputado, sin que hiciera declaración alguna.

Este político de 46 años, miembro del partido Los Republicanos, es alcalde de la ciudad de Le Havre y conocido por haber sido durante años uno de los más próximos colaboradores del ex primer ministro Alain Juppé.

Por otra parte, hoy el viaje del presidente francés a Berlín se ha convertido, una tradición de la política europea. En esta oportunidad, Macron presentará un proyecto europeísta que implica reformas delicadas, que no cuentan aún con el beneplácito alemán.

Macron dedicó una parte importante de su discurso inaugural ayer a poner de relieve la importancia de relanzar el proyecto europeo como base para que Francia pueda mantenerse como potencia mundial y proyectarse en el mundo.

En esa alocución, insistió en que será necesaria "una Europa más eficaz, más democrática, más política" que "proteja", y dijo que trabajará para conseguirlo. "Yo no cederé a ninguno de los compromisos que le hice a los franceses", aseguró además.

"El trabajo será liberado, las empresas serán apoyadas, la creación y la innovación serán el corazón de nuestro país. Necesitamos una Europa más eficaz, más democrática, más política porque ella es el instrumento de nuestra potencia y nuestra soberanía", declaró el flamante presidente al coronar la ceremonia de asunción que encabezó Laurent Fabius, el aún presidente del Consejo Constitucional y ex canciller.

Durante la campaña para su elección, a diferencia de la casi totalidad de los otros candidatos -y sobre todo de la ultraderechista Marine Le Pen-, había evitado culpar a Bruselas y a la Unión Europea (UE) de los problemas franceses.

Y aunque se fijó una serie de cambios en el funcionamiento de la UE y de la zona euro, avanzó para convencer a las instituciones comunitarias y a sus socios -en particular a Alemania-, Francia debe dar ejemplo poniendo en orden sus cuentas públicas -el déficit debería estar por debajo del 3 % del PIB este año- y con reformas como la del mercado laboral.

Entre esos objetivos, uno de los que más chocan con Berlín es el de un presupuesto de la zona euro para financiar inversiones, ayudar a los países que sufran un choque económico o reducir los desequilibrios entre los miembros de la moneda única.

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió, en una entrevista publicada este lunes en el diario francés "Le Figaro", que ese presupuesto "no es realista", porque requeriría modificar los tratados, algo que necesita la unanimidad de los 27 Estados de la UE, y en muchos casos -como Francia- la organización de referendos.

Otra propuesta polémica de Macron es la de reservar una cuota en las licitaciones públicas en la UE a las empresas que tengan al menos el 50% de su actividad en territorio europeo, a imagen de lo que ocurre en Estados Unidos.

En lo que sí coincide con Alemania es en la voluntad de corregir la directiva europea sobre los trabajadores desplazados porque considera que ha dado pie a abusos generalizados y a una competencia desleal.

15 MAY 2017 - 11:25

Philippe fue seguido por varias cámaras de televisión en el recorrido que hizo en taxi entre su domicilio en París y la Asamblea Nacional, donde tiene su despacho de diputado, sin que hiciera declaración alguna.

Este político de 46 años, miembro del partido Los Republicanos, es alcalde de la ciudad de Le Havre y conocido por haber sido durante años uno de los más próximos colaboradores del ex primer ministro Alain Juppé.

Por otra parte, hoy el viaje del presidente francés a Berlín se ha convertido, una tradición de la política europea. En esta oportunidad, Macron presentará un proyecto europeísta que implica reformas delicadas, que no cuentan aún con el beneplácito alemán.

Macron dedicó una parte importante de su discurso inaugural ayer a poner de relieve la importancia de relanzar el proyecto europeo como base para que Francia pueda mantenerse como potencia mundial y proyectarse en el mundo.

En esa alocución, insistió en que será necesaria "una Europa más eficaz, más democrática, más política" que "proteja", y dijo que trabajará para conseguirlo. "Yo no cederé a ninguno de los compromisos que le hice a los franceses", aseguró además.

"El trabajo será liberado, las empresas serán apoyadas, la creación y la innovación serán el corazón de nuestro país. Necesitamos una Europa más eficaz, más democrática, más política porque ella es el instrumento de nuestra potencia y nuestra soberanía", declaró el flamante presidente al coronar la ceremonia de asunción que encabezó Laurent Fabius, el aún presidente del Consejo Constitucional y ex canciller.

Durante la campaña para su elección, a diferencia de la casi totalidad de los otros candidatos -y sobre todo de la ultraderechista Marine Le Pen-, había evitado culpar a Bruselas y a la Unión Europea (UE) de los problemas franceses.

Y aunque se fijó una serie de cambios en el funcionamiento de la UE y de la zona euro, avanzó para convencer a las instituciones comunitarias y a sus socios -en particular a Alemania-, Francia debe dar ejemplo poniendo en orden sus cuentas públicas -el déficit debería estar por debajo del 3 % del PIB este año- y con reformas como la del mercado laboral.

Entre esos objetivos, uno de los que más chocan con Berlín es el de un presupuesto de la zona euro para financiar inversiones, ayudar a los países que sufran un choque económico o reducir los desequilibrios entre los miembros de la moneda única.

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió, en una entrevista publicada este lunes en el diario francés "Le Figaro", que ese presupuesto "no es realista", porque requeriría modificar los tratados, algo que necesita la unanimidad de los 27 Estados de la UE, y en muchos casos -como Francia- la organización de referendos.

Otra propuesta polémica de Macron es la de reservar una cuota en las licitaciones públicas en la UE a las empresas que tengan al menos el 50% de su actividad en territorio europeo, a imagen de lo que ocurre en Estados Unidos.

En lo que sí coincide con Alemania es en la voluntad de corregir la directiva europea sobre los trabajadores desplazados porque considera que ha dado pie a abusos generalizados y a una competencia desleal.


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