Aromas y sabores / Espiando a los que más saben

De la mano de la vicepresidente de la Asociación Argentina de Sommelliers, una lección sobre cierto varietales que podemos considerar nuevos, pero que en realidad están llenos de historia. Uno de los medios que más y mejor está hablando de vinos en Argentina es el sitio Iprofesional, sección Vinos y Bodegas.

17 JUN 2017 - 21:38 | Actualizado

Dirigido por el joven y encumbrado periodista (y sommelier) Juan Diego Wasilevsky, Vinos y Bodegas está –literalmente- dando que hablar en el mundo del vino. Y está dando que hablar porque sirve para informarse, recomendar, recordar y claro: aprender sobre este mundo mágico.
 Actualmente Iprofesional tiene un acuerdo por el que un sommelier de la Asociación Argentina de Sommelier (AAS) recomienda 5 varietales, 5 etiquetas, 5 terruños, 5… “El 5 x 5 de la AAS y Vinos y Bodegas”.

Palabra de sommelier

En esta entrega vamos a repasar uno de los primeros envíos de la sección, en el que participó nada más y nada menos que Valeria Mortara, Vicepresidente de la Asociación Argentina de Sommelier.
 Entonces Valeria habló de varietales que hoy consideramos como raros o nuevos, pero que en realidad son antiguos, plenos de historia…
 Así empezaba la vicepresidente de la AAS: “que hoy se hable de la aparición de ciertas variedades señaladas como nuevas, es reducirles su historia. Es no reconocerles el bagaje que traen. Es creer que el mundo del vino y su expresión existen dentro de los límites de nuestro país, o más aun, que la historia vitivinícola nacional data solo de diez años.  Si bien poseen características y experiencias distintas, tanto aquí como en el plano mundial, han sabido ser parte esencial de la vitivinicultura popular y de alta calidad. Argentina se luce con el malbec, pero no es la única capaz de mostrar calidad y de reafirmar nuestro potencial como país productor.
 Uvas que hoy aparecen como nuevas, pero que en realidad son variedades rescatadas del olvido colectivo y que hoy vuelven a brillar pujando por hacerse notar.
Si bien nos son las opciones que llenan las góndolas o las cartas de bares y restaurantes, cada vez se ven más. De a poco van ocupando espacios satisfaciendo la demanda de consumidores, comunicadores y vendedores curiosos.
Es clave entonces, conocer más acerca de sus orígenes, sus recorridos y matices, acercándolas, desmitificándolas.

Cinco ejemplos

Cinco ejemplos que hoy encontramos son: Chenin: originaria del Valle del Loire en Francia, esta variedad blanca es versátil. A partir de ella se elaboran vinos secos, semisecos o dulces, espumosos o tranquilos y como base de algunos destilados.
La caracteriza su perfume frutado, una alta acidez, notas de miel y tilo siendo sensible al carácter mineral de los suelos calcáreos. En Argentina cuenta con más de 2.000.000 de hectáreas cultivadas ocupando el tercer puesto entre las blancas. Ejemplo local: La Primera Revancha Chenin Blanc, Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza.
 Riesling: uva blanca originaria de Alemania y una de las más nobles por su estilo y fineza.
Generalmente da vinos cítricos, especiados, de elevada frescura y bajos en alcohol. Sus vinos pueden ser longevos, con gran capacidad para el añejamiento. Se adapta muy bien a los climas fríos. Ejemplo local: Luigi Bosca Riesling, Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza
 Semillón: proviene del suroeste de Francia y fue implantada en Argentina a fines del 1800. Su estilo es clásico. A su versión dulce le sienta muy bien la botrytis aportándole complejidad de aromas y sabores.
Su versión seca resulta en vinos con volumen, personalidad y sobriedad. Suele encontrar en la madera un valioso complemento. Utilizada tradicionalmente en cortes también se exhibe en serios varietales. Ejemplo: Riccitelli Wines Old Vines Semillón, Río Negro, Patagonia.
 Garnacha. sobre todo cultivada en España, es también una de las variedades tintas más plantadas en el mundo. La garnacha de color granate puede dar vinos diversos. Los hay rosados y tintos.
Y dentro de los tintos encontramos matices y estilos. Van desde los super frutados, jugosos y bebibles a los más especiados y carnosos. Un ejemplo que argentino. Ver Sacrum Garnacha, Maipú, Mendoza.
 Criolla: aunque en varias zonas del país ha sido extraída para replantar variedades extranjeras, sigue siendo una de las tintas más plantadas de Argentina. Habitualmente se contabilizan juntas, la grande y la chica, siendo la primera la más productiva y la segunda la mejor en términos cualitativos.
Originalmente propagada por semillas, se utilizó en la elaboración de vinos corrientes. Es generalmente conducida en parral y podemos encontrarnos con plantaciones que tienen décadas.
Sabiamente comienzan a aparecer vinos elaborados con esta uva, en su mayoría proveniente de parrales viejos que con una justa intervención y acomodando sus rendimientos, brindan pureza de sabor, mucha fruta, fluidez y frescura. Cara Sur Criolla (criolla chica y pura), El Barreal, San Juan”.

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17 JUN 2017 - 21:38

Dirigido por el joven y encumbrado periodista (y sommelier) Juan Diego Wasilevsky, Vinos y Bodegas está –literalmente- dando que hablar en el mundo del vino. Y está dando que hablar porque sirve para informarse, recomendar, recordar y claro: aprender sobre este mundo mágico.
 Actualmente Iprofesional tiene un acuerdo por el que un sommelier de la Asociación Argentina de Sommelier (AAS) recomienda 5 varietales, 5 etiquetas, 5 terruños, 5… “El 5 x 5 de la AAS y Vinos y Bodegas”.

Palabra de sommelier

En esta entrega vamos a repasar uno de los primeros envíos de la sección, en el que participó nada más y nada menos que Valeria Mortara, Vicepresidente de la Asociación Argentina de Sommelier.
 Entonces Valeria habló de varietales que hoy consideramos como raros o nuevos, pero que en realidad son antiguos, plenos de historia…
 Así empezaba la vicepresidente de la AAS: “que hoy se hable de la aparición de ciertas variedades señaladas como nuevas, es reducirles su historia. Es no reconocerles el bagaje que traen. Es creer que el mundo del vino y su expresión existen dentro de los límites de nuestro país, o más aun, que la historia vitivinícola nacional data solo de diez años.  Si bien poseen características y experiencias distintas, tanto aquí como en el plano mundial, han sabido ser parte esencial de la vitivinicultura popular y de alta calidad. Argentina se luce con el malbec, pero no es la única capaz de mostrar calidad y de reafirmar nuestro potencial como país productor.
 Uvas que hoy aparecen como nuevas, pero que en realidad son variedades rescatadas del olvido colectivo y que hoy vuelven a brillar pujando por hacerse notar.
Si bien nos son las opciones que llenan las góndolas o las cartas de bares y restaurantes, cada vez se ven más. De a poco van ocupando espacios satisfaciendo la demanda de consumidores, comunicadores y vendedores curiosos.
Es clave entonces, conocer más acerca de sus orígenes, sus recorridos y matices, acercándolas, desmitificándolas.

Cinco ejemplos

Cinco ejemplos que hoy encontramos son: Chenin: originaria del Valle del Loire en Francia, esta variedad blanca es versátil. A partir de ella se elaboran vinos secos, semisecos o dulces, espumosos o tranquilos y como base de algunos destilados.
La caracteriza su perfume frutado, una alta acidez, notas de miel y tilo siendo sensible al carácter mineral de los suelos calcáreos. En Argentina cuenta con más de 2.000.000 de hectáreas cultivadas ocupando el tercer puesto entre las blancas. Ejemplo local: La Primera Revancha Chenin Blanc, Agrelo, Luján de Cuyo, Mendoza.
 Riesling: uva blanca originaria de Alemania y una de las más nobles por su estilo y fineza.
Generalmente da vinos cítricos, especiados, de elevada frescura y bajos en alcohol. Sus vinos pueden ser longevos, con gran capacidad para el añejamiento. Se adapta muy bien a los climas fríos. Ejemplo local: Luigi Bosca Riesling, Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza
 Semillón: proviene del suroeste de Francia y fue implantada en Argentina a fines del 1800. Su estilo es clásico. A su versión dulce le sienta muy bien la botrytis aportándole complejidad de aromas y sabores.
Su versión seca resulta en vinos con volumen, personalidad y sobriedad. Suele encontrar en la madera un valioso complemento. Utilizada tradicionalmente en cortes también se exhibe en serios varietales. Ejemplo: Riccitelli Wines Old Vines Semillón, Río Negro, Patagonia.
 Garnacha. sobre todo cultivada en España, es también una de las variedades tintas más plantadas en el mundo. La garnacha de color granate puede dar vinos diversos. Los hay rosados y tintos.
Y dentro de los tintos encontramos matices y estilos. Van desde los super frutados, jugosos y bebibles a los más especiados y carnosos. Un ejemplo que argentino. Ver Sacrum Garnacha, Maipú, Mendoza.
 Criolla: aunque en varias zonas del país ha sido extraída para replantar variedades extranjeras, sigue siendo una de las tintas más plantadas de Argentina. Habitualmente se contabilizan juntas, la grande y la chica, siendo la primera la más productiva y la segunda la mejor en términos cualitativos.
Originalmente propagada por semillas, se utilizó en la elaboración de vinos corrientes. Es generalmente conducida en parral y podemos encontrarnos con plantaciones que tienen décadas.
Sabiamente comienzan a aparecer vinos elaborados con esta uva, en su mayoría proveniente de parrales viejos que con una justa intervención y acomodando sus rendimientos, brindan pureza de sabor, mucha fruta, fluidez y frescura. Cara Sur Criolla (criolla chica y pura), El Barreal, San Juan”.


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