Opinión / El colmo de la burocracia

Por Meirion Griffiths

Abiertos. Ayer el municipio quitó la faja de clausura del local.
28 AGO 2017 - 22:26 | Actualizado

Parece mentira que hayan pasado tres años desde que un grupo de jóvenes productores del Valle comenzó a producir  formalmente su cerveza y que la burocracia del Estado aún no haya otorgado una habilitación para formalizar su actividad. Esta semana se produjo la clausura de la cooperativa cervecera Pulpo Rojo. El acto corrió por cuenta del Área de Inspecciones de la Municipalidad de Trelew, que -a la luz de los hechos-, desde que la mencionada firma comenzó a trabajar, aún no se puso de acuerdo en las exigencias que deben cumplir para que puedan trabajar en regla.
Pulpo Rojo es más que una fábrica de cerveza de primera calidad y motivo de orgullo para los valletanos. Detrás existe un pujante grupo de jóvenes nativos del Valle Inferior que han apostado a que se teja un horizonte lejos de los quistes que pretenden sostener su vida por medio de dineros estatales. Muchachos que se han quedado en la zona para volcar sus conocimientos técnicos en un estilo de apuesta en extinción.
Es una estructura en la que peso que entra, peso que se reinvierte para producir más. Está en su etapa más dura: comenzar a rodar.
Incluye una arista trascendental que apunta también a cultivar en chacras de la zona, principalmente en la zona de 28 de Julio, su propia materia prima con mano de obra austera, comprometida y de chacareros que pretenden continuar el legado de sus abuelos. Agachar el lomo y trabajar la tierra.
Paradoja

La paradoja es que poco y nada se le pide al Estado. Un Estado que entre esos tres años de burocracia se ha destacado por no generar un contexto favorable a estos emprendimientos y que como sorpresa, la semana pasada encontró que la fábrica funcionaba con un “permiso provisorio” nacido de la buena intención del intendente de Trelew, Adrián Maderna, que con decidida voluntad, fue lo que propuso a fines de que no cese la producción hasta tanto se culminen los trámites en los escritorios de Inspecciones y Habilitaciones comerciales.  
Pero como contrapunto, desde su mismo gabinete algún desvelado hizo trascender a la prensa que clausuraron la fábrica por incumplimientos que, hasta ese día, eran desconocidos por los integrantes de la Cooperativa.
Detalles

Esta columna revisó la documentación que deja constancias de que después de tres años, los inspectores hallaron más requisitos que impiden darles la habilitación. Son detalles que no afectan la producción de cerveza ni la salubridad del producto.
¿En tres años no notaron las fallas que, dicen, impiden otorgar la habilitación?, ¿en todos estos años sólo el intendente  tuvo un gesto político a favor de la producción?,  ¿dónde está el resto del gabinete cuando se trata de generar un marco adecuado para la inversión privada?  Al jefe comunal se le puede hacer notar que no se ponga firme en marcar la cancha en estos aspectos puertas adentro.
Los jóvenes productores, cuando vieron las fajas de clausura en el predio fabril, no pudieron ocultar en sus rostros el gesto abrumado.
El futuro

En unas dos semanas, los inspectores volverán a revisar las instalaciones. Y los días pasan. No ha de ser fácil para un emprendedor privado apostar a nuestro Valle en estas condiciones de lentitud e ineficiencia.
Para recordar el número tres. Sí, 3 años de habilitación provisoria, una insospechada clausura y un grupo de jóvenes que busca seguir triunfando a pesar de las contingencias.   
Ayer la fábrica de cerveza emitió un comunicado: “Todas las partes en común acuerdo; luego de quitar las fajas y recorrer las instalaciones, la Coordinación de Inspecciones se comprometió a solucionar la rueda burocrática en la que está atrapada nuestra carpeta para dar una solución definitiva, y habilitar en no más de 20 días”.#

 

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Abiertos. Ayer el municipio quitó la faja de clausura del local.
28 AGO 2017 - 22:26

Parece mentira que hayan pasado tres años desde que un grupo de jóvenes productores del Valle comenzó a producir  formalmente su cerveza y que la burocracia del Estado aún no haya otorgado una habilitación para formalizar su actividad. Esta semana se produjo la clausura de la cooperativa cervecera Pulpo Rojo. El acto corrió por cuenta del Área de Inspecciones de la Municipalidad de Trelew, que -a la luz de los hechos-, desde que la mencionada firma comenzó a trabajar, aún no se puso de acuerdo en las exigencias que deben cumplir para que puedan trabajar en regla.
Pulpo Rojo es más que una fábrica de cerveza de primera calidad y motivo de orgullo para los valletanos. Detrás existe un pujante grupo de jóvenes nativos del Valle Inferior que han apostado a que se teja un horizonte lejos de los quistes que pretenden sostener su vida por medio de dineros estatales. Muchachos que se han quedado en la zona para volcar sus conocimientos técnicos en un estilo de apuesta en extinción.
Es una estructura en la que peso que entra, peso que se reinvierte para producir más. Está en su etapa más dura: comenzar a rodar.
Incluye una arista trascendental que apunta también a cultivar en chacras de la zona, principalmente en la zona de 28 de Julio, su propia materia prima con mano de obra austera, comprometida y de chacareros que pretenden continuar el legado de sus abuelos. Agachar el lomo y trabajar la tierra.
Paradoja

La paradoja es que poco y nada se le pide al Estado. Un Estado que entre esos tres años de burocracia se ha destacado por no generar un contexto favorable a estos emprendimientos y que como sorpresa, la semana pasada encontró que la fábrica funcionaba con un “permiso provisorio” nacido de la buena intención del intendente de Trelew, Adrián Maderna, que con decidida voluntad, fue lo que propuso a fines de que no cese la producción hasta tanto se culminen los trámites en los escritorios de Inspecciones y Habilitaciones comerciales.  
Pero como contrapunto, desde su mismo gabinete algún desvelado hizo trascender a la prensa que clausuraron la fábrica por incumplimientos que, hasta ese día, eran desconocidos por los integrantes de la Cooperativa.
Detalles

Esta columna revisó la documentación que deja constancias de que después de tres años, los inspectores hallaron más requisitos que impiden darles la habilitación. Son detalles que no afectan la producción de cerveza ni la salubridad del producto.
¿En tres años no notaron las fallas que, dicen, impiden otorgar la habilitación?, ¿en todos estos años sólo el intendente  tuvo un gesto político a favor de la producción?,  ¿dónde está el resto del gabinete cuando se trata de generar un marco adecuado para la inversión privada?  Al jefe comunal se le puede hacer notar que no se ponga firme en marcar la cancha en estos aspectos puertas adentro.
Los jóvenes productores, cuando vieron las fajas de clausura en el predio fabril, no pudieron ocultar en sus rostros el gesto abrumado.
El futuro

En unas dos semanas, los inspectores volverán a revisar las instalaciones. Y los días pasan. No ha de ser fácil para un emprendedor privado apostar a nuestro Valle en estas condiciones de lentitud e ineficiencia.
Para recordar el número tres. Sí, 3 años de habilitación provisoria, una insospechada clausura y un grupo de jóvenes que busca seguir triunfando a pesar de las contingencias.   
Ayer la fábrica de cerveza emitió un comunicado: “Todas las partes en común acuerdo; luego de quitar las fajas y recorrer las instalaciones, la Coordinación de Inspecciones se comprometió a solucionar la rueda burocrática en la que está atrapada nuestra carpeta para dar una solución definitiva, y habilitar en no más de 20 días”.#

 


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