Francisco se despidió de Colombia
El papa pidió "verdad y justicia" para el proceso de paz en Colombia, deseó que se imponga "la razón sobre la venganza" y convocó a las autoridades a "involucrar a la gente" en la pacificación, al terminar su visita al país sudamericano.
Antes, en su segunda mención de la semana a la crisis que atraviesa Venezuela, Francisco renovó su rechazo a "todo tipo de violencia política" en el país petrolero, y al pronunciar el Ángelus en Cartagena de Indias denunció que aún hay "millones de esclavos en el mundo".
"Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se de posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes", pidió el pontífice en el último de los 13 discursos que dio en Colombia, donde llegó el miércoles para una visita de cinco días.
"Pero eso sólo nos deja en la puerta de las exigencias cristianas; a nosotros se nos exige generar desde abajo un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro", dijo Francisco a las más de 250.000 personas que lo escucharon durante la misa que celebró en el terreno portuario Contecar de la ciudad caribeña.
Así, en sus últimas palabras en suelo colombiano, el Papa insistió con su mensaje de apoyo al proceso puesto en marcha en 2016 con los acuerdos de paz entre el gobierno y la ahora ex organización guerrillera FARC.
"Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente", agregó, en la ciudad que el año pasado fue sede de la firma de los acuerdos de paz.
En lo que pareció una referencia a lo sucedido el año pasado, cuando la primera versión de los acuerdos fue rechazada en un referéndum, Jorge Bergoglio aseveró que "no alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad".
Tras bendecir una imagen de la Virgen de la Bahía de Cartagena desde un helicóptero en su camino al predio portuario, el Papa insistió en la necesidad de "incorporar" en los procesos de paz "la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva".
"Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias", agregó, retomando las palabras con las que había enviado un videomensaje al pueblo colombiano antes de aterrizar en Bogotá el miércoles.
"La exigencia es construir la paz", dijo a los colombianos.
Al mediodía, al recitar el Ángelus, Francisco se refirió a la crisis venezolana y pidió una "oración" por ese país.
"Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida", dijo el pontífice.
Luego de recorrer un barrio humilde en el que bendijo la piedra inaugural de un complejo para personas sin techo, el Papa pidió la intercesión de la Virgen "por todas las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos".
Sin lluvia y con gente de todo la costa colombiana en sus calles, la zona céntrica de Cartagena se puso en "modo Papa" desde las primeras horas del día.
De frente a una de las entradas al centro histórico de la ciudad colonial, dentro de donde Francisco pronunció el Ángelus, Alexandra Barrancos y su familia se apostaron desde las 8 de la mañana para ver pasar al Pontífice.
"Esperamos mucho su visita y queremos que deje Colombia con el mejor recuerdo posible; necesitábamos mucho que viniera", dijo la mujer, mientras exhibía un pin con el lema de la visita, "Demos el primer paso", que habían comprado a 1.000 pesos colombianos, equivalentes a unos 34 centavos de dólar.
Durante su recorrido por una ciudad doblemente amurallada, por la pared construida en el siglo XVI con la fundación de la ciudad y por el imponente operativo policial, el pontífice se resbaló dentro del papamóvil y se cortó el borde del ojo izquierdo, lo que le salpicó unas gotas de sangre en la esclavina de la sotana. "Estoy bien, me di una puñada", dijo enseguida Francisco.
"Está bien; tiene una herida en el pómulo y las cejas; tiene tratamiento de hielo ahora mismo", dijo a los periodistas el vocero papal, Greg Burke, antes de que se le aplicara un apósito con el que Francisco recitó el Ángelus.
Antes del llamado por Venezuela, Francisco había denunciado que hay "millones de esclavos en el mundo" y convocó a trabajar " por los que sufren la violencia y la trata".
"Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos", criticó el Pontífice durante el rezo mariano, en el centro histórico de la ciudad caribeña.
Antes, en su segunda mención de la semana a la crisis que atraviesa Venezuela, Francisco renovó su rechazo a "todo tipo de violencia política" en el país petrolero, y al pronunciar el Ángelus en Cartagena de Indias denunció que aún hay "millones de esclavos en el mundo".
"Las heridas hondas de la historia precisan necesariamente de instancias donde se haga justicia, se de posibilidad a las víctimas de conocer la verdad, el daño sea convenientemente reparado y haya acciones claras para evitar que se repitan esos crímenes", pidió el pontífice en el último de los 13 discursos que dio en Colombia, donde llegó el miércoles para una visita de cinco días.
"Pero eso sólo nos deja en la puerta de las exigencias cristianas; a nosotros se nos exige generar desde abajo un cambio cultural: a la cultura de la muerte, de la violencia, respondemos con la cultura de la vida, del encuentro", dijo Francisco a las más de 250.000 personas que lo escucharon durante la misa que celebró en el terreno portuario Contecar de la ciudad caribeña.
Así, en sus últimas palabras en suelo colombiano, el Papa insistió con su mensaje de apoyo al proceso puesto en marcha en 2016 con los acuerdos de paz entre el gobierno y la ahora ex organización guerrillera FARC.
"Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente", agregó, en la ciudad que el año pasado fue sede de la firma de los acuerdos de paz.
En lo que pareció una referencia a lo sucedido el año pasado, cuando la primera versión de los acuerdos fue rechazada en un referéndum, Jorge Bergoglio aseveró que "no alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad".
Tras bendecir una imagen de la Virgen de la Bahía de Cartagena desde un helicóptero en su camino al predio portuario, el Papa insistió en la necesidad de "incorporar" en los procesos de paz "la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva".
"Si Colombia quiere una paz estable y duradera, tiene que dar urgentemente un paso en esta dirección, que es aquella del bien común, de la equidad, de la justicia, del respeto de la naturaleza humana y de sus exigencias", agregó, retomando las palabras con las que había enviado un videomensaje al pueblo colombiano antes de aterrizar en Bogotá el miércoles.
"La exigencia es construir la paz", dijo a los colombianos.
Al mediodía, al recitar el Ángelus, Francisco se refirió a la crisis venezolana y pidió una "oración" por ese país.
"Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida", dijo el pontífice.
Luego de recorrer un barrio humilde en el que bendijo la piedra inaugural de un complejo para personas sin techo, el Papa pidió la intercesión de la Virgen "por todas las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos".
Sin lluvia y con gente de todo la costa colombiana en sus calles, la zona céntrica de Cartagena se puso en "modo Papa" desde las primeras horas del día.
De frente a una de las entradas al centro histórico de la ciudad colonial, dentro de donde Francisco pronunció el Ángelus, Alexandra Barrancos y su familia se apostaron desde las 8 de la mañana para ver pasar al Pontífice.
"Esperamos mucho su visita y queremos que deje Colombia con el mejor recuerdo posible; necesitábamos mucho que viniera", dijo la mujer, mientras exhibía un pin con el lema de la visita, "Demos el primer paso", que habían comprado a 1.000 pesos colombianos, equivalentes a unos 34 centavos de dólar.
Durante su recorrido por una ciudad doblemente amurallada, por la pared construida en el siglo XVI con la fundación de la ciudad y por el imponente operativo policial, el pontífice se resbaló dentro del papamóvil y se cortó el borde del ojo izquierdo, lo que le salpicó unas gotas de sangre en la esclavina de la sotana. "Estoy bien, me di una puñada", dijo enseguida Francisco.
"Está bien; tiene una herida en el pómulo y las cejas; tiene tratamiento de hielo ahora mismo", dijo a los periodistas el vocero papal, Greg Burke, antes de que se le aplicara un apósito con el que Francisco recitó el Ángelus.
Antes del llamado por Venezuela, Francisco había denunciado que hay "millones de esclavos en el mundo" y convocó a trabajar " por los que sufren la violencia y la trata".
"Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos", criticó el Pontífice durante el rezo mariano, en el centro histórico de la ciudad caribeña.