La obra pertenece al reconocido autor argentino Arístides Vargas, quien presenta un universo poético profundo y directo, en el que la angustia convive con la ternura y el humor.
Dos hermanas enfrentan la inminente muerte de su madre y se comunican por carta. En ellas evocan el pasado familiar y retratan la intensa vida de la vieja casa de la infancia, habitada por diferentes generaciones de mujeres. Los sueños inconclusos, las disputas sordas, la nostalgia amorosa, van mezclando los infinitos tiempos pasados en un tiempo presente de ensueño.
Las protagonistas
Las dos actrices -Pilar Murano y Maite Luchelli Fassa-encarnan diversos personajes, momentos e historias.
Son madres, abuelas, tías, hijas, criadas, conformando un relato en el que cada espectador podrá reconocerse. Esos lugares comunes de lo cotidiano, que siempre albergan el deseo de ser algo mágico y la frustración por no llegar a serlo.
En “La edad de la ciruela” las relaciones familiares, las imposiciones sociales y el ser femenino, se presentan como metáfora del tiempo, la memoria y los sueños.
La operación técnica está a cargo de José Luis Camiña, la escenografía fue creada por Ariel Testino, la música original fue compuesta por Horacio Peccicon, arreglos de Juan Llancamány la Dirección es de Luis Molina.
La obra pertenece al reconocido autor argentino Arístides Vargas, quien presenta un universo poético profundo y directo, en el que la angustia convive con la ternura y el humor.
Dos hermanas enfrentan la inminente muerte de su madre y se comunican por carta. En ellas evocan el pasado familiar y retratan la intensa vida de la vieja casa de la infancia, habitada por diferentes generaciones de mujeres. Los sueños inconclusos, las disputas sordas, la nostalgia amorosa, van mezclando los infinitos tiempos pasados en un tiempo presente de ensueño.
Las protagonistas
Las dos actrices -Pilar Murano y Maite Luchelli Fassa-encarnan diversos personajes, momentos e historias.
Son madres, abuelas, tías, hijas, criadas, conformando un relato en el que cada espectador podrá reconocerse. Esos lugares comunes de lo cotidiano, que siempre albergan el deseo de ser algo mágico y la frustración por no llegar a serlo.
En “La edad de la ciruela” las relaciones familiares, las imposiciones sociales y el ser femenino, se presentan como metáfora del tiempo, la memoria y los sueños.
La operación técnica está a cargo de José Luis Camiña, la escenografía fue creada por Ariel Testino, la música original fue compuesta por Horacio Peccicon, arreglos de Juan Llancamány la Dirección es de Luis Molina.