Historias del crimen / Cadena de homicidios, no de favores; de homicidios

14 OCT 2017 - 20:11 | Actualizado

Por Daniel Schulman
Psicólogo forense
Especial para Jornada


Una cadena es una serie, generalmente de elementos similares entre sí, que guardan algún tipo de relación. La relación puede ser lógica, cronológica, de cercanía física… De lo que sea. La cadena es un discurrir de esos elementos que están englobados por algo aún mayor, que precisamente les da ese estatuto de cadena.

A veces las cadenas son voluntarias y elegidas; otras veces las cadenas son casi fortuitas, y es uno el que las termina por armar, más tarde, cuando el proceso sigue su marcha o cuando ya está todo terminado.      

Así pasó con esta cadena. No es un invento mío. Ya anteriormente alguien la puso en un lugar de relevancia y yo lo único que hago es reconstruir algunas cosas de todo ese entramado, que tal vez, más que cadena es una red. Una red de quilombos, claro; una red de cosas que no fueron bonitas para nada. Todo lo contrario. La cadena – red es mucho más complicada de lo que parece.       

El año 1987 no fue un buen año para la Ford en Argentina: se vendieron poco más de siete mil unidades del emblemático Ford Falcon, cuando se venía de un pico histórico de más de treinta mil en el año 1980, para ir bajando gradualmente hasta el mencionado punto. Una variante del Falcon era la Rural Falcon, y uno de esos vehículos tuvo que ver con esta historia.     

Así pasó en Comodoro Rivadavia en ese año, en el 1987, hace ya treinta años y pocos meses. Un empresario del rubro de los transportes desapareció un día de abril, a poco de salir de su casa en la Rural roja.

El tipo se había hecho desde bien abajo. Había laburado desde bien pibe y el único grande de la lotería que concebía como válido era el trabajo duro, el sacrificio, y el ahorro, cuestiones que les inculcó a todos sus hijos.       

Así que la fatídica mañana el hombre se despide de su mujer con su portafolio con documentos y la alarma se comenzó a encender cuando no llegó a almorzar, cosa que, claro, le llamó la atención a la familia.

La búsqueda del hombre no tardó en hacerse esperar y lo primero que encontraron fue el auto abandonado. Del conductor no hubo noticias sino hasta más de veinte días después de la desaparición, cuando apareció muerto, atado de pies y manos con alambre, en un páramo alejado de la ciudad, con claros indicios de haber sido torturado. El maletín con esos documentos nunca apareció, por lo que el hilo de la investigación se orientó hacia alguna cuestión vinculada a la empresa de transportes, o algo por el estilo. Estaba claro que quienes se mandaron esta hijodeputez no eran ningunos improvisados ni tenían intenciones de robarle la billetera. El blanco había sido cuidadosamente elegido y el momento de ejecutar el plan fue meticulosamente planeado.      

Así las cosas, la familia quedó deshecha. Fue su esposa, a pesar de todo, quien lo reemplazó en la conducción de la empresa de transportes, ocupando su lugar como accionista de la misma. Nunca perdió la esperanza de encontrar a los culpables de la muerte de su marido, a tal punto que contrató investigadores privados para hacer una investigación y tratar de dilucidar la verdad de tan enmarañado asesinato.

Pero así como a su marido, a ella le llegó la fatalidad, también de la mano de la hijodeputez humana, un día de 1991, cuando engañada un grupo de delincuentes la citó en un lugar para robarle.

Fue encontrada en una zanja, cerca de Rada Tilly, al sur, atada, estrangulada con su bufanda. Los autores del homicidio de la mujer fueron condenados, aunque uno se fugó de la cárcel mientras cumplía la condena. Otro quedó en libertad porque su pena fue menor a la de resto. Y el que recibió más años para vivir a la sombra, un día de 1996, mientras estaba en pelotas duchándose en la cárcel, recibió tantos puntazos en su anatomía que no llegó a contarlos a todos. Se desvaneció en bolas en el suelo del baño y su sangre se fue mezclando, lentamente, con el agua que caía.

El tipo que lo mató hacía poco tiempo que estaba preso, había caído por matar a una chica, también en Comodoro Rivadavia, caso que les contaré la semana que viene, aunque les anticipo que se conoció la pobre víctima de ese verano de 1996 había sido estrangulada.

El que mató al preso y a la chica cumplió condena pero no sirvió para nada. Una vez en libertad siguió cometiendo delitos, por la zona de Comodoro y Sarmiento, hechos que lo llevaron a volver a sentarse en el banquillo de los acusados, lugar que tanto conoció, y a purgar más años adentro, para volver a salir para volver a cometer delitos. Era un tipo que vivía a los tiros  y a pura violencia, que tarde o temprano terminaría igual que sus víctimas.

Así le pasó en 2014, cuando estaba tramitando, por fin, ingresar a un laburo lícito y legal. Pero las vueltas de la vida a veces ni dejan que uno se redima en este mundo, y mientras iba a pie sintió cómo una camioneta frenaba bruscamente y se bajaba un fulano que con destreza desenfundó un arma y le metió dos tiros que lo mataron en el acto.

A veces, la muerte espera agazapada cobrarse una factura previa, y otras veces, llueven balas del cielo y le pegan a quien sea, sin importar su paso por el mundo de los vivos.

La cadena, si bien podría estar cerrada, se puede convertir en red, y como han visto, si hay algo que hace más red que cualquier otra cosa es la hijodeputez humana.#

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14 OCT 2017 - 20:11

Por Daniel Schulman
Psicólogo forense
Especial para Jornada


Una cadena es una serie, generalmente de elementos similares entre sí, que guardan algún tipo de relación. La relación puede ser lógica, cronológica, de cercanía física… De lo que sea. La cadena es un discurrir de esos elementos que están englobados por algo aún mayor, que precisamente les da ese estatuto de cadena.

A veces las cadenas son voluntarias y elegidas; otras veces las cadenas son casi fortuitas, y es uno el que las termina por armar, más tarde, cuando el proceso sigue su marcha o cuando ya está todo terminado.      

Así pasó con esta cadena. No es un invento mío. Ya anteriormente alguien la puso en un lugar de relevancia y yo lo único que hago es reconstruir algunas cosas de todo ese entramado, que tal vez, más que cadena es una red. Una red de quilombos, claro; una red de cosas que no fueron bonitas para nada. Todo lo contrario. La cadena – red es mucho más complicada de lo que parece.       

El año 1987 no fue un buen año para la Ford en Argentina: se vendieron poco más de siete mil unidades del emblemático Ford Falcon, cuando se venía de un pico histórico de más de treinta mil en el año 1980, para ir bajando gradualmente hasta el mencionado punto. Una variante del Falcon era la Rural Falcon, y uno de esos vehículos tuvo que ver con esta historia.     

Así pasó en Comodoro Rivadavia en ese año, en el 1987, hace ya treinta años y pocos meses. Un empresario del rubro de los transportes desapareció un día de abril, a poco de salir de su casa en la Rural roja.

El tipo se había hecho desde bien abajo. Había laburado desde bien pibe y el único grande de la lotería que concebía como válido era el trabajo duro, el sacrificio, y el ahorro, cuestiones que les inculcó a todos sus hijos.       

Así que la fatídica mañana el hombre se despide de su mujer con su portafolio con documentos y la alarma se comenzó a encender cuando no llegó a almorzar, cosa que, claro, le llamó la atención a la familia.

La búsqueda del hombre no tardó en hacerse esperar y lo primero que encontraron fue el auto abandonado. Del conductor no hubo noticias sino hasta más de veinte días después de la desaparición, cuando apareció muerto, atado de pies y manos con alambre, en un páramo alejado de la ciudad, con claros indicios de haber sido torturado. El maletín con esos documentos nunca apareció, por lo que el hilo de la investigación se orientó hacia alguna cuestión vinculada a la empresa de transportes, o algo por el estilo. Estaba claro que quienes se mandaron esta hijodeputez no eran ningunos improvisados ni tenían intenciones de robarle la billetera. El blanco había sido cuidadosamente elegido y el momento de ejecutar el plan fue meticulosamente planeado.      

Así las cosas, la familia quedó deshecha. Fue su esposa, a pesar de todo, quien lo reemplazó en la conducción de la empresa de transportes, ocupando su lugar como accionista de la misma. Nunca perdió la esperanza de encontrar a los culpables de la muerte de su marido, a tal punto que contrató investigadores privados para hacer una investigación y tratar de dilucidar la verdad de tan enmarañado asesinato.

Pero así como a su marido, a ella le llegó la fatalidad, también de la mano de la hijodeputez humana, un día de 1991, cuando engañada un grupo de delincuentes la citó en un lugar para robarle.

Fue encontrada en una zanja, cerca de Rada Tilly, al sur, atada, estrangulada con su bufanda. Los autores del homicidio de la mujer fueron condenados, aunque uno se fugó de la cárcel mientras cumplía la condena. Otro quedó en libertad porque su pena fue menor a la de resto. Y el que recibió más años para vivir a la sombra, un día de 1996, mientras estaba en pelotas duchándose en la cárcel, recibió tantos puntazos en su anatomía que no llegó a contarlos a todos. Se desvaneció en bolas en el suelo del baño y su sangre se fue mezclando, lentamente, con el agua que caía.

El tipo que lo mató hacía poco tiempo que estaba preso, había caído por matar a una chica, también en Comodoro Rivadavia, caso que les contaré la semana que viene, aunque les anticipo que se conoció la pobre víctima de ese verano de 1996 había sido estrangulada.

El que mató al preso y a la chica cumplió condena pero no sirvió para nada. Una vez en libertad siguió cometiendo delitos, por la zona de Comodoro y Sarmiento, hechos que lo llevaron a volver a sentarse en el banquillo de los acusados, lugar que tanto conoció, y a purgar más años adentro, para volver a salir para volver a cometer delitos. Era un tipo que vivía a los tiros  y a pura violencia, que tarde o temprano terminaría igual que sus víctimas.

Así le pasó en 2014, cuando estaba tramitando, por fin, ingresar a un laburo lícito y legal. Pero las vueltas de la vida a veces ni dejan que uno se redima en este mundo, y mientras iba a pie sintió cómo una camioneta frenaba bruscamente y se bajaba un fulano que con destreza desenfundó un arma y le metió dos tiros que lo mataron en el acto.

A veces, la muerte espera agazapada cobrarse una factura previa, y otras veces, llueven balas del cielo y le pegan a quien sea, sin importar su paso por el mundo de los vivos.

La cadena, si bien podría estar cerrada, se puede convertir en red, y como han visto, si hay algo que hace más red que cualquier otra cosa es la hijodeputez humana.#


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