El secretario de Defensa norteamericano llegó a Corea con discurso conciliador

El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, afirmó hoy que Washington "no quiere la guerra" con Corea del Norte sino la "completa desnuclearización de la península coreana", durante una visita a la frontera entre las dos Coreas que tuvo lugar días antes del viaje a Seúl del presidente Donald Trump.

27 OCT 2017 - 9:01 | Actualizado


El jefe del Pentágono trató así de reducir tensiones con el gobierno que lidera Kim Jong-un en el simbólico escenario de Panmunjom, la aldea donde en 1953 se firmó el armisticio que puso fin a los tres años de la Guerra de Corea y actualmente ubicada el corazón de la zona desmilitarizada (DMZ) que separa a Norte y Sur.

"Como dejó claro el secretario de Estado (Rex Tillerson), nuestro objetivo no es la guerra, sino la completa, verificable e irreversible desnuclearización de la península coreana", dijo Mattis a los medios, a escasos metros del puesto de guardia permanente que mantienen frente a frente soldados surcoreanos y norcoreanos.

Mattis, quien estuvo acompañado por su homólogo surcoreano, Song Young-moo, urgió a Pyongyang a detener las "provocaciones" que podrían desencadenar "una catástrofe", según sus declaraciones recogidas por la agencia de noticias surocoreana Yonhap.

La visita del secretario de Defensa a la DMZ llegó durante la primera jornada de su viaje de dos días a Corea del Sur, con motivo de las reuniones consultivas de defensa anuales entre Washington y Seúl y como parte de una gira asiática que lo llevó también a Filipinas y Tailandia.

Se trata de la primera visita de Mattis a la tensa zona fronteriza, la más militarizada del mundo, a la que ya viajaron sus predecesores Ashton Carter, Chuck Hagel o Robert Gates cuando visitaron a Corea del Sur, al igual que los ex presidentes Barack Obama o George W. Bush.

Mattis es el segundo miembro del gabinete de Trump que visita la DMZ, luego de que Tillerson lo hiciera en marzo pasado, ocasión en la que exhortó a Corea del Norte a "abandonar su programa nuclear y de misiles y el desarrollo de cualquier arma de destrucción masiva".

En lugar de emplear uniforme militar como había propuesto Seúl, Mattis, un ex general de marina de cuatro estrellas que combatió en Irak, Afganistán y la guerra del Golfo, acudió a la frontera desmilitarizada vestido de civil, al igual que su homólogo surcoreano, al parecer para enviar un mensaje conciliatorio a Pyongyang.

El propio Trump planeaba visitar la zona desmilitarizada que separa a las dos Coreas cuando viaje a Seúl los próximos días 7 y 8 de noviembre, según apuntaron medios estadounidenses y surcoreanos, aunque la Casa Blanca descartó por ahora esta idea.

Mattis afirmó que la frontera pone de manifiesto las "flagrantes diferencias" entre las dos Coreas, y destacó que mientras el Norte es "un régimen opresivo" contra sus ciudadanos, el Sur cuenta con una democracia y una economía "pujantes".

La DMZ es una franja de cuatro kilómetros de ancho plagada de minas que recorre la frontera ambos países, y en ella se integra la Zona de Seguridad Conjunta (JSA) de Panmunjom. 

Las dos Corea siguen técnicamente en guerra, porque el conflicto armado de la década de 1950 terminó con un armisticio y no con un tratado de paz.
Estados Unidos posee una base en Corea del Sur con más de 28.000 soldados y mantiene presencia militar allí desde que terminó la Guerra de Corea.
Tras visitar la zona fronteriza, el secretario estadounidense de Defensa se reunió con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien subrayó el valor de la visita de Mattis para "contemplar personalmente la confrontación entre Norte y Sur".

El mandatario afirmó que su viaje "tiene un efecto práctico disuasorio contra las provocaciones" de Pyongyang, según informó la oficina presidencial de Seúl, citada por la agencia de noticias EFE.

Este encuentro sirvió de preparación para la cumbre que Moon y Trump celebrarán el próximo 7 de noviembre en Seúl para abordar el problema norcoreano, en momentos en que la ausencia de pruebas armamentistas por parte de Pyongyang durante un mes y medio relajó la tirantez internacional que tuvo su pico en septiembre último.

Los continuos ensayos de armas de Corea del Norte -incluida una prueba nuclear realizada el pasado 3 de septiembre-, que dispararon las sanciones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y la dura retórica empleada a su vez por Trump en el propio seno de la ONU habían elevado la tensión al punto de agitar la opción militar.

Mañana, Mattis y su homólogo surcoreano presidirán en Seúl las reuniones de defensa anuales, donde se espera que se trate el "despliegue rotativo" de activos estratégicos estadounidense -como submarinos y portaaviones de propulsión nuclear o bombarderos- en Corea del Sur ante la actual situación en la región.

27 OCT 2017 - 9:01


El jefe del Pentágono trató así de reducir tensiones con el gobierno que lidera Kim Jong-un en el simbólico escenario de Panmunjom, la aldea donde en 1953 se firmó el armisticio que puso fin a los tres años de la Guerra de Corea y actualmente ubicada el corazón de la zona desmilitarizada (DMZ) que separa a Norte y Sur.

"Como dejó claro el secretario de Estado (Rex Tillerson), nuestro objetivo no es la guerra, sino la completa, verificable e irreversible desnuclearización de la península coreana", dijo Mattis a los medios, a escasos metros del puesto de guardia permanente que mantienen frente a frente soldados surcoreanos y norcoreanos.

Mattis, quien estuvo acompañado por su homólogo surcoreano, Song Young-moo, urgió a Pyongyang a detener las "provocaciones" que podrían desencadenar "una catástrofe", según sus declaraciones recogidas por la agencia de noticias surocoreana Yonhap.

La visita del secretario de Defensa a la DMZ llegó durante la primera jornada de su viaje de dos días a Corea del Sur, con motivo de las reuniones consultivas de defensa anuales entre Washington y Seúl y como parte de una gira asiática que lo llevó también a Filipinas y Tailandia.

Se trata de la primera visita de Mattis a la tensa zona fronteriza, la más militarizada del mundo, a la que ya viajaron sus predecesores Ashton Carter, Chuck Hagel o Robert Gates cuando visitaron a Corea del Sur, al igual que los ex presidentes Barack Obama o George W. Bush.

Mattis es el segundo miembro del gabinete de Trump que visita la DMZ, luego de que Tillerson lo hiciera en marzo pasado, ocasión en la que exhortó a Corea del Norte a "abandonar su programa nuclear y de misiles y el desarrollo de cualquier arma de destrucción masiva".

En lugar de emplear uniforme militar como había propuesto Seúl, Mattis, un ex general de marina de cuatro estrellas que combatió en Irak, Afganistán y la guerra del Golfo, acudió a la frontera desmilitarizada vestido de civil, al igual que su homólogo surcoreano, al parecer para enviar un mensaje conciliatorio a Pyongyang.

El propio Trump planeaba visitar la zona desmilitarizada que separa a las dos Coreas cuando viaje a Seúl los próximos días 7 y 8 de noviembre, según apuntaron medios estadounidenses y surcoreanos, aunque la Casa Blanca descartó por ahora esta idea.

Mattis afirmó que la frontera pone de manifiesto las "flagrantes diferencias" entre las dos Coreas, y destacó que mientras el Norte es "un régimen opresivo" contra sus ciudadanos, el Sur cuenta con una democracia y una economía "pujantes".

La DMZ es una franja de cuatro kilómetros de ancho plagada de minas que recorre la frontera ambos países, y en ella se integra la Zona de Seguridad Conjunta (JSA) de Panmunjom. 

Las dos Corea siguen técnicamente en guerra, porque el conflicto armado de la década de 1950 terminó con un armisticio y no con un tratado de paz.
Estados Unidos posee una base en Corea del Sur con más de 28.000 soldados y mantiene presencia militar allí desde que terminó la Guerra de Corea.
Tras visitar la zona fronteriza, el secretario estadounidense de Defensa se reunió con el presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien subrayó el valor de la visita de Mattis para "contemplar personalmente la confrontación entre Norte y Sur".

El mandatario afirmó que su viaje "tiene un efecto práctico disuasorio contra las provocaciones" de Pyongyang, según informó la oficina presidencial de Seúl, citada por la agencia de noticias EFE.

Este encuentro sirvió de preparación para la cumbre que Moon y Trump celebrarán el próximo 7 de noviembre en Seúl para abordar el problema norcoreano, en momentos en que la ausencia de pruebas armamentistas por parte de Pyongyang durante un mes y medio relajó la tirantez internacional que tuvo su pico en septiembre último.

Los continuos ensayos de armas de Corea del Norte -incluida una prueba nuclear realizada el pasado 3 de septiembre-, que dispararon las sanciones en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y la dura retórica empleada a su vez por Trump en el propio seno de la ONU habían elevado la tensión al punto de agitar la opción militar.

Mañana, Mattis y su homólogo surcoreano presidirán en Seúl las reuniones de defensa anuales, donde se espera que se trate el "despliegue rotativo" de activos estratégicos estadounidense -como submarinos y portaaviones de propulsión nuclear o bombarderos- en Corea del Sur ante la actual situación en la región.


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