Tras la penúltima fecha de ese torneo que congregaba a alrededor de 2 mil espectadores y un centenar y medio de competidores, Ludueña llegó a su casa en su auto.
En otro rodado, su esposa y madre. Casi simultáneamente, un grupo comando a bordo de una Ford Eco Sport negra y en un Chevrolet Vectra, se bajaron con armas en las manos, amenazaron a las mujeres y golpearon al organizador. Le dieron un golpe en la nuca, lo tiraron al piso y le dieron un rodillazo.
Los ladrones presumían que llevaba la recaudación del último evento.“Cuando llegué del autódromo bajo del vehículo, vienen dos autos de atrás. Abrí el portón. Se bajan seis personas armadas para robarme. Nos pusieron armas en la cabeza. Se llevaron los celulares y documentación”.
Tras la penúltima fecha de ese torneo que congregaba a alrededor de 2 mil espectadores y un centenar y medio de competidores, Ludueña llegó a su casa en su auto.
En otro rodado, su esposa y madre. Casi simultáneamente, un grupo comando a bordo de una Ford Eco Sport negra y en un Chevrolet Vectra, se bajaron con armas en las manos, amenazaron a las mujeres y golpearon al organizador. Le dieron un golpe en la nuca, lo tiraron al piso y le dieron un rodillazo.
Los ladrones presumían que llevaba la recaudación del último evento.“Cuando llegué del autódromo bajo del vehículo, vienen dos autos de atrás. Abrí el portón. Se bajan seis personas armadas para robarme. Nos pusieron armas en la cabeza. Se llevaron los celulares y documentación”.