La ruta de las ballenas

Un equipo de investigadores colocó dispositivos satelitales en ballenas francas australes para conocer sus rutas migratorias y áreas de alimentación.

Este año se logró implantar transmisores en ocho ballenas adultas solitarias.
21 NOV 2017 - 21:42 | Actualizado

Científicos del CONICET e investigadores que pertenecen a un consorcio de instituciones, colocaron ocho dispositivos satelitales en ballenas francas australes (Eubalaena australis) en el Golfo San Matías (Provincia de Río Negro) en septiembre de 2017. “Es porque si bien se han sugerido varias zonas de alimentación para estos animales en el Atlántico Sur basadas en registros históricos de captura, se carece de información precisa sobre las rutas de migración, la ubicación y la utilización de los principales puntos de alimentación, y como ello varía temporalmente a través de la información obtenida por los transmisores satelitales comenzamos a reconstruir sus trayectorias”, señala el investigador superior del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR CONICET-CENPAT), Enrique Crespo.
Este monitoreo es además, según indican los científicos, una estrategia para cuidarlas y protegerlas, considerando que durante la última década hubo años en los que la mortalidad de crías de ballenas francas australes en Península de Valdés alcanzó valores sin precedentes, pero con una variabilidad muy alta de un año al otro.
“Las causas de esta elevada mortalidad son aún desconocidas y por eso resulta importante realizar este seguimiento satelital”, afirma el científico.
En un taller organizado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 2010 y como parte del Plan de Manejo para la Conservación de la CBI para las ballenas francas del Atlántico Sur, se identificó el uso de la telemetría por satélite como proyecto altamente prioritario.
Para este proyecto se utiliza tecnología de seguimiento satelital de última generación con bajo impacto sobre los animales y que se ha utilizado en centenares de ejemplares de otras 6 especies de ballenas en el mundo. “Consiste en la implantación del dispositivo en la zona dorsal de la ballena de forma tal que queda fijo temporariamente al tejido sub-cutáneo. Con el pasar de los días el instrumento es expulsado por la ballena hasta que eventualmente deja de funcionar, se cae y se pierde”, explica Crespo.
La investigación y la metodología que desarrolla el equipo de investigación, tienen trayectoria. Entre el año 2014 y 2015, se marcaron 15 ballenas en el Golfo Nuevo. Se realizó el seguimiento de una hembra con cría en la Bahía de San Antonio en 2016 y durante el 2017 se lograron implantar transmisores en ocho ballenas adultas solitarias marcadas en el Golfo San Matías, en cercanías de San Antonio Oeste. Todas se encuentran en la actualidad trasmitiendo datos de su posición geográfica.#

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Este año se logró implantar transmisores en ocho ballenas adultas solitarias.
21 NOV 2017 - 21:42

Científicos del CONICET e investigadores que pertenecen a un consorcio de instituciones, colocaron ocho dispositivos satelitales en ballenas francas australes (Eubalaena australis) en el Golfo San Matías (Provincia de Río Negro) en septiembre de 2017. “Es porque si bien se han sugerido varias zonas de alimentación para estos animales en el Atlántico Sur basadas en registros históricos de captura, se carece de información precisa sobre las rutas de migración, la ubicación y la utilización de los principales puntos de alimentación, y como ello varía temporalmente a través de la información obtenida por los transmisores satelitales comenzamos a reconstruir sus trayectorias”, señala el investigador superior del Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos (CESIMAR CONICET-CENPAT), Enrique Crespo.
Este monitoreo es además, según indican los científicos, una estrategia para cuidarlas y protegerlas, considerando que durante la última década hubo años en los que la mortalidad de crías de ballenas francas australes en Península de Valdés alcanzó valores sin precedentes, pero con una variabilidad muy alta de un año al otro.
“Las causas de esta elevada mortalidad son aún desconocidas y por eso resulta importante realizar este seguimiento satelital”, afirma el científico.
En un taller organizado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 2010 y como parte del Plan de Manejo para la Conservación de la CBI para las ballenas francas del Atlántico Sur, se identificó el uso de la telemetría por satélite como proyecto altamente prioritario.
Para este proyecto se utiliza tecnología de seguimiento satelital de última generación con bajo impacto sobre los animales y que se ha utilizado en centenares de ejemplares de otras 6 especies de ballenas en el mundo. “Consiste en la implantación del dispositivo en la zona dorsal de la ballena de forma tal que queda fijo temporariamente al tejido sub-cutáneo. Con el pasar de los días el instrumento es expulsado por la ballena hasta que eventualmente deja de funcionar, se cae y se pierde”, explica Crespo.
La investigación y la metodología que desarrolla el equipo de investigación, tienen trayectoria. Entre el año 2014 y 2015, se marcaron 15 ballenas en el Golfo Nuevo. Se realizó el seguimiento de una hembra con cría en la Bahía de San Antonio en 2016 y durante el 2017 se lograron implantar transmisores en ocho ballenas adultas solitarias marcadas en el Golfo San Matías, en cercanías de San Antonio Oeste. Todas se encuentran en la actualidad trasmitiendo datos de su posición geográfica.#


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