“No hay nadie que pueda decir que la ley de reforma laboral beneficia a los trabajadores”

Paulo König, titular del Juzgado Laboral N° 2 de Trelew, dijo que el proyecto de Cambiemos “claramente les quita derechos” a los trabajadores. Advirtió que si se aprueba puede subir el desempleo y aseguró que “decididamente” no existe una industria del juicio. “Si fuera por ellos sacarían todas las leyes laborales”, subrayó.

09 DIC 2017 - 21:12 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

-¿Cuál es su visión del proyecto de reforma laboral?
-Lo primero es desmitificar que el trabajador con el régimen actual esté protegido por demás. La realidad es que no tiene una acción de cumplimiento para poder reclamar al empleador que cumpla sus deberes. Es diferente del Código Civil, donde si una parte incumple un contrato la otra le puede reclamar. Si un trabajador quiere que le paguen las horas extras o que se lo registre por las 8 horas y no por las 4 en las que está inscripto, le reclama al empleador y éste no lo hace, legalmente puede considerarse despedido y cobrar la indemnización, Pero eso no es una forma de hacer cumplir la ley. El trabajador realmente no tiene una protección para hacer cumplir el contrato. La ley originaria del Contrato del Trabajo es de 1974 y en abril del 76, un mes después del golpe militar, se modificaron 300 artículos y se la desnaturalizó totalmente. En esencia es la ley que nos rige actualmente. Nunca ni siquiera volvimos en forma plena a la ley originaria de antes de la dictadura.

-¿Nos rige una ley de la dictadura?
-Con modificaciones que se fueron haciendo pero tardíamente. Las reformas para volver en forma parcial a la ley originaria son de los últimos 10 años. No es que el trabajador esté muy protegido. De hecho hay una porción significativa demandas en las que la ley no nos habilita a darle la razón al trabajador y son desestimadas. No tenemos salida legal, por ejemplo, para restablecer al trabajador en su empleo. Eso no existe en la legislación y sería una acción de cumplimiento. La posibilidad que tiene el trabajador es considerarse despedido y cobrar una indemnización que no siempre le interesa: en general le interesa seguir trabajando y que se cumpla el contrato. Hay que desmitificar que el trabajo está sobreprotegido. Las leyes lo tendrían que proteger realmente porque la verdad es que tienen distinto poder en la relación laboral. ¿Cuando finaliza qué ocurre? El trabajador tiene menos poder que el empleador y eso apenas se equilibra con dos instrumentos: la ley y la acción gremial, dos factores que en esta época están siendo atacados mediante la reforma laboral. Esa protección que de por sí era menguada y no era plena, se ve atacada.

-¿Cómo definiría la reforma?
-No hay nadie, ni abogados que apoyan al Gobierno, ni ningún juez ni ningún jurista ni laboralista que salga a decir que es una ley que beneficia a los trabajadores. No lo podrían decir.

-¿Cree lo mismo?
-Estoy seguro de que es así, nadie y ni los oficialistas están diciendo que es una ley que beneficie al trabajador. Claramente le quita derechos. La justifican diciendo que es necesario flexibilizar el mercado laboral para que ingresen capitales. Pero eso es una cuestión económica que no tiene que ver con la ley, el derecho al trabajo y la Constitución Nacional. Ahora, si a una cuestión económica se la pretende solucionar vulnerando la ley laboral, eso es otro tema. Pero no hay nadie que diga que es una ley que mejora la situación del derecho de los trabajadores. En todo caso se dice “necesitamos reducir los derechos de los trabajadores para lograr un determinado objetivo”. Con los jubilados es lo mismo, no hay nadie que diga “con la aplicación de esta nueva fórmula van a estar mejor”. Dicen en todo caso “necesitamos pagarle menos a los jubilados porque están ganando mucha plata”. Esto provoca que la ley sea inconstitucional porque hay normas que hablan de la progresividad de las leyes, que hacen que los estados deban dictar normas en el futuro para que los derechos económicos y sociales de los trabajadores progresen. Esta norma es regresiva, van hacia atrás los derechos. La reforma absurdamente menciona la justicia social, ¿se quitan derechos y se habla de la justicia social? No tiene indudablemente mucha relación. No se entiende. No se puede sostener que sea una norma que beneficie a los trabajadores.

-¿Qué marcaría del texto?
-El artículo 1 del proyecto original, que luego se sacó, desnudaba esto de manera brutal y le da todo el sentido. Es la confesión ideológica y es increíble leerlo: dice que la ley busca liberar al trabajo de todas las restricciones reglamentarias.

-¿Qué cada uno haga lo que quiera?
-Claro, que no hay límites para la fuerza de trabajo, está muy claro y te lo dicen ellos. El límite reglamentario que tiene la explotación del trabajo es la ley protectora. Si por ellos fuera sacarían todas las leyes laborales, te lo están diciendo, para que quede el trabajo liberado. Cuando elaboraron este proyecto lo dijeron abiertamente: “Esto es lo que nosotros queremos”. Pensarán que es la forma en la que Argentina se desarrollará: si no hay limitaciones, si dejan de actuar los sindicatos, las leyes y los jueces laborales. Se compadece con la palabra del presidente y sus ministros que repitieron expresamente varias veces que los jueces laborales y los abogados laboralistas somos una mafia. Es realmente muy grave. Quienes hablaban de la independencia de los poderes y criticaban desde ese lugar al gobierno anterior, que hoy se ensañen de esa forma con otro poder presionando a los jueces para que dicten sentencias de acuerdo a su parecer es una intromisión que no es republicana. La verdad es esa. Debió haber una reacción más firme de las asociaciones de jueces, del Superior Tribunal de Justicia, para defendernos.

-¿El STJ debió decir algo?
-Sí, realmente creo que la Asociación de Magistrados de la cual soy socio hace más de una década tendría que haber dicho algo y por supuesto el Superior, que representa a jueces, funcionarios y empleados. Eso no se puede admitir.

-¿La reforma puede tener un impacto diferencial en Patagonia?
-El problema es que según los últimos índices la desocupación en el Valle es muy alta, entonces la situación se agravará. Espero y confío en que no la aprueben nuestros diputados, incluso el de Cambiemos. La principal disciplinadora y flexibilizadora de las leyes es la desocupación: cuando existe, el trabajador no reclama porque sabe que hay una fila de cientos dispuestos a ocupar su cargo en las condiciones que sean. Si sumamos una ley regresiva, la situación es muy complicada.

-¿O sea que puede generar suba del desempleo?
-Estas reformas no son novedosas, son exactamente las mismas que traían aparejada la precarización y la flexibilización laboral en los 90. Hasta 2002 se sancionaron leyes para quitar derechos y precarizar el empleo admitiendo que se incorporen al mercado bajo cualquier nombre a trabajadores sin derechos. El resultado fue la desocupación en aumento. Algunos empleadores se desprendieron de los trabajadores más onerosos y tomaron mano de obra joven para pagarle menos, desfinanciando la seguridad social. Cuando se desfinancien las cajas, ¿qué plantearán como la salvación? La jubilación privada, las AFJP. Es la misma historia que se repite con un final tremendo que todos conocemos. Vamos hacia ese camino.

-¿Qué le dicen los sindicatos?
-Un día con un trabajador textil un mes antes de las elecciones estábamos solos porque no había venido su abogado ni del empleador. Le pregunto: “¿Tus compañeros a quién van a votar?”. Me dijo “Son 300 y 100 votan a Cambiemos”. Ahí me di cuenta que ganaba Cambiemos. Si dentro del sector trabajador hay un porcentaje tan importante que los votaba, en otros sectores indudablemente el porcentaje iba a ser mayor.

-¿Y los empresarios?
-Los empleadores creen que esta ley los puede beneficiar pero tampoco. Al haber menos empleo hay menos personas que compran, los comercios caen, tienen que despedir trabajadores, indemnizarlos y es un circulo negativo. Hay empleadores que valorizan mucho a sus empleados, pero otros creen que se forma inmediatamente y la verdad que no, la experiencia vale pero eso no se ve.

-¿Hay una industria del juicio?
-Decididamente no. Los estudios hacen juicios tanto representando al trabajador como al empleador. No podría haber ninguna industria porque son los mismos abogados. No hay abogados que únicamente tomen juicios de trabajadores. No es así. El estudio que más juicios tiene en este Juzgado también defiende a los empleadores. Si hay una industria, no está dando ganancias y eso que las leyes dicen que en caso de duda en la apreciación de la prueba los jueces deben fallar a favor del trabajador. Los jueces laborales debemos fallar de acuerdo a la ley pero no somos neutrales porque la ley nos dice que no lo tenemos que ser.

-¿Cómo anticipa la discusión legislativa?
-Me parece difícil que salga, los sindicalistas que firmaron no quieren dar la cara. Miguel Pichetto estuvo muy inteligente cuando dice “lo voy a aprobar pero que vengan los sindicalistas a defender la norma, si no son capaces, no voy a salir a votarlo para que después la izquierda venga a reclamarme”. Lo que más le interesa al Gobierno y está más urgido es la reforma previsional. Realmente causa un daño muy importante en personas que no se pueden defender, que no tienen gremio ni organización con fuerza real. El Gobierno necesita fondos, no hay duda, el problema es que ir a buscarlos en los sectores más vulnerables como los jubilados realmente es inhumano, no sé cómo alguien lo pudo votar, no me cabe en la cabeza. Hubo tres abstenciones, no sé cómo se puede abstener un legislador en esta norma y no votar en contra.

-¿Qué cambiaría de la legislación laboral?
-La falta de acciones de cumplimiento del trabajador, a pesar de ser un derecho protectorio. Es la principal reforma. Lo factible sería que el trabajador, cuando se vulneren sus derechos y se lo despida, tenga la posibilidad de reinstalarse, que la solución al conflicto no sea que se queda sin trabajo y con una indemnización que hay que ver si cobra. Si lo echan no puede quedarse, una vez que te mandaron el telegrama, aunque ganes el juicio y demuestres que te despidieron mal, estás afuera. Pero si me piden una estrategia para defenderse ante la reforma, sería tener un proyecto propio.

-¿Por qué?
-Si no siempre vas a negociar y discutir sobre el proyecto de deforma de las leyes laborales, no de reforma. Vas a lograr perder poco, mucho, más o menos, pero siempre perder. Si vas con tu propio proyecto que mejore tu situación quizás logres algo. Una cosa para pedir es la estabilidad laboral. No quiere decir que un mal trabajador siga bajo cualquier circunstancia. Si se prueba que incumplió  corresponderá el despido sin indemnización. Pero primero probálo. Y si lo querés despedir por cualquier motivo, no podés ni aún indemnizando. El proyecto sería que no puedas despedir sin invocar ningún motivo ni siquiera pagándole.

-¿Algo más?
-Que el empleador no pueda tomar acciones disciplinarias como el despido sin ni siquiera la audiencia del trabajador. La empleadora te suspende porque llegaste tarde pero el reloj no funcionaba u olvidaste marcar. Estas mal suspendido pero esa suspensión se cumple, ni siquiera los jueces tenemos esa facultad de resolver los casos sin escuchar a la otra parte, que es lo primero. Y que la decisión no se tome unilateralmente, que haya una junta del empleador y del gremio, por ejemplo, que definan y sólo cuando lo hacen se cumple la sanción. Si no, el poder del empleador es más grande que los jueces: sin audiencia con la otra parte decide y se tiene que cumplir.

-¿Cómo evalúa el mercado laboral?
-Lo que llega a tribunales tiene poco que ver con lo que pasa en la sociedad. La realidad es que cuando más desempleo y conflicto hay los trabajadores ejercen menos sus derechos y van menos a tribunales. Sólo cuando los despiden y no les pagan.

-¿Cómo está el Juzgado?
-Estamos desbordados y requerimos un tercer juez. Tenemos una jueza de refuerzo que coopera mucho pero no recibe causas. Se resolvió crear el Nº 2 porque el Nº 1 estaba abarrotado de causas. Llegaba a tener 400 por año cuando se pensó que 200 por juez era el número manejable. Tuvimos años de más de 400 cada Juzgado; este año tendremos 350 cada uno, cuando deberían ser 200. Hoy, con 700 causas que ingresan entre los dos juzgados, un tercero haría que estén en 220. Tenemos el compromiso del Superior y hay necesidad de que los diputados se puedan ocupar. Los secretarios, prosecretarios y empleados son excepcionales. Este cúmulo de tareas fue solventado por todos y no es que cobran horas extras.

-¿Cómo se define?
-Un juez ciudadano. Ante una injusticia no podemos dejar de actuar y por eso tengo el “Guernica”, que muestra la injusticia. Los jueces no podemos ser indiferentes o evitar pronunciarnos en una movilización masiva contra del 2x1 o la violencia de género. No nos podemos callar la boca. Tenemos que estar en la primera fila de esas marchas.#

 

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09 DIC 2017 - 21:12

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

-¿Cuál es su visión del proyecto de reforma laboral?
-Lo primero es desmitificar que el trabajador con el régimen actual esté protegido por demás. La realidad es que no tiene una acción de cumplimiento para poder reclamar al empleador que cumpla sus deberes. Es diferente del Código Civil, donde si una parte incumple un contrato la otra le puede reclamar. Si un trabajador quiere que le paguen las horas extras o que se lo registre por las 8 horas y no por las 4 en las que está inscripto, le reclama al empleador y éste no lo hace, legalmente puede considerarse despedido y cobrar la indemnización, Pero eso no es una forma de hacer cumplir la ley. El trabajador realmente no tiene una protección para hacer cumplir el contrato. La ley originaria del Contrato del Trabajo es de 1974 y en abril del 76, un mes después del golpe militar, se modificaron 300 artículos y se la desnaturalizó totalmente. En esencia es la ley que nos rige actualmente. Nunca ni siquiera volvimos en forma plena a la ley originaria de antes de la dictadura.

-¿Nos rige una ley de la dictadura?
-Con modificaciones que se fueron haciendo pero tardíamente. Las reformas para volver en forma parcial a la ley originaria son de los últimos 10 años. No es que el trabajador esté muy protegido. De hecho hay una porción significativa demandas en las que la ley no nos habilita a darle la razón al trabajador y son desestimadas. No tenemos salida legal, por ejemplo, para restablecer al trabajador en su empleo. Eso no existe en la legislación y sería una acción de cumplimiento. La posibilidad que tiene el trabajador es considerarse despedido y cobrar una indemnización que no siempre le interesa: en general le interesa seguir trabajando y que se cumpla el contrato. Hay que desmitificar que el trabajo está sobreprotegido. Las leyes lo tendrían que proteger realmente porque la verdad es que tienen distinto poder en la relación laboral. ¿Cuando finaliza qué ocurre? El trabajador tiene menos poder que el empleador y eso apenas se equilibra con dos instrumentos: la ley y la acción gremial, dos factores que en esta época están siendo atacados mediante la reforma laboral. Esa protección que de por sí era menguada y no era plena, se ve atacada.

-¿Cómo definiría la reforma?
-No hay nadie, ni abogados que apoyan al Gobierno, ni ningún juez ni ningún jurista ni laboralista que salga a decir que es una ley que beneficia a los trabajadores. No lo podrían decir.

-¿Cree lo mismo?
-Estoy seguro de que es así, nadie y ni los oficialistas están diciendo que es una ley que beneficie al trabajador. Claramente le quita derechos. La justifican diciendo que es necesario flexibilizar el mercado laboral para que ingresen capitales. Pero eso es una cuestión económica que no tiene que ver con la ley, el derecho al trabajo y la Constitución Nacional. Ahora, si a una cuestión económica se la pretende solucionar vulnerando la ley laboral, eso es otro tema. Pero no hay nadie que diga que es una ley que mejora la situación del derecho de los trabajadores. En todo caso se dice “necesitamos reducir los derechos de los trabajadores para lograr un determinado objetivo”. Con los jubilados es lo mismo, no hay nadie que diga “con la aplicación de esta nueva fórmula van a estar mejor”. Dicen en todo caso “necesitamos pagarle menos a los jubilados porque están ganando mucha plata”. Esto provoca que la ley sea inconstitucional porque hay normas que hablan de la progresividad de las leyes, que hacen que los estados deban dictar normas en el futuro para que los derechos económicos y sociales de los trabajadores progresen. Esta norma es regresiva, van hacia atrás los derechos. La reforma absurdamente menciona la justicia social, ¿se quitan derechos y se habla de la justicia social? No tiene indudablemente mucha relación. No se entiende. No se puede sostener que sea una norma que beneficie a los trabajadores.

-¿Qué marcaría del texto?
-El artículo 1 del proyecto original, que luego se sacó, desnudaba esto de manera brutal y le da todo el sentido. Es la confesión ideológica y es increíble leerlo: dice que la ley busca liberar al trabajo de todas las restricciones reglamentarias.

-¿Qué cada uno haga lo que quiera?
-Claro, que no hay límites para la fuerza de trabajo, está muy claro y te lo dicen ellos. El límite reglamentario que tiene la explotación del trabajo es la ley protectora. Si por ellos fuera sacarían todas las leyes laborales, te lo están diciendo, para que quede el trabajo liberado. Cuando elaboraron este proyecto lo dijeron abiertamente: “Esto es lo que nosotros queremos”. Pensarán que es la forma en la que Argentina se desarrollará: si no hay limitaciones, si dejan de actuar los sindicatos, las leyes y los jueces laborales. Se compadece con la palabra del presidente y sus ministros que repitieron expresamente varias veces que los jueces laborales y los abogados laboralistas somos una mafia. Es realmente muy grave. Quienes hablaban de la independencia de los poderes y criticaban desde ese lugar al gobierno anterior, que hoy se ensañen de esa forma con otro poder presionando a los jueces para que dicten sentencias de acuerdo a su parecer es una intromisión que no es republicana. La verdad es esa. Debió haber una reacción más firme de las asociaciones de jueces, del Superior Tribunal de Justicia, para defendernos.

-¿El STJ debió decir algo?
-Sí, realmente creo que la Asociación de Magistrados de la cual soy socio hace más de una década tendría que haber dicho algo y por supuesto el Superior, que representa a jueces, funcionarios y empleados. Eso no se puede admitir.

-¿La reforma puede tener un impacto diferencial en Patagonia?
-El problema es que según los últimos índices la desocupación en el Valle es muy alta, entonces la situación se agravará. Espero y confío en que no la aprueben nuestros diputados, incluso el de Cambiemos. La principal disciplinadora y flexibilizadora de las leyes es la desocupación: cuando existe, el trabajador no reclama porque sabe que hay una fila de cientos dispuestos a ocupar su cargo en las condiciones que sean. Si sumamos una ley regresiva, la situación es muy complicada.

-¿O sea que puede generar suba del desempleo?
-Estas reformas no son novedosas, son exactamente las mismas que traían aparejada la precarización y la flexibilización laboral en los 90. Hasta 2002 se sancionaron leyes para quitar derechos y precarizar el empleo admitiendo que se incorporen al mercado bajo cualquier nombre a trabajadores sin derechos. El resultado fue la desocupación en aumento. Algunos empleadores se desprendieron de los trabajadores más onerosos y tomaron mano de obra joven para pagarle menos, desfinanciando la seguridad social. Cuando se desfinancien las cajas, ¿qué plantearán como la salvación? La jubilación privada, las AFJP. Es la misma historia que se repite con un final tremendo que todos conocemos. Vamos hacia ese camino.

-¿Qué le dicen los sindicatos?
-Un día con un trabajador textil un mes antes de las elecciones estábamos solos porque no había venido su abogado ni del empleador. Le pregunto: “¿Tus compañeros a quién van a votar?”. Me dijo “Son 300 y 100 votan a Cambiemos”. Ahí me di cuenta que ganaba Cambiemos. Si dentro del sector trabajador hay un porcentaje tan importante que los votaba, en otros sectores indudablemente el porcentaje iba a ser mayor.

-¿Y los empresarios?
-Los empleadores creen que esta ley los puede beneficiar pero tampoco. Al haber menos empleo hay menos personas que compran, los comercios caen, tienen que despedir trabajadores, indemnizarlos y es un circulo negativo. Hay empleadores que valorizan mucho a sus empleados, pero otros creen que se forma inmediatamente y la verdad que no, la experiencia vale pero eso no se ve.

-¿Hay una industria del juicio?
-Decididamente no. Los estudios hacen juicios tanto representando al trabajador como al empleador. No podría haber ninguna industria porque son los mismos abogados. No hay abogados que únicamente tomen juicios de trabajadores. No es así. El estudio que más juicios tiene en este Juzgado también defiende a los empleadores. Si hay una industria, no está dando ganancias y eso que las leyes dicen que en caso de duda en la apreciación de la prueba los jueces deben fallar a favor del trabajador. Los jueces laborales debemos fallar de acuerdo a la ley pero no somos neutrales porque la ley nos dice que no lo tenemos que ser.

-¿Cómo anticipa la discusión legislativa?
-Me parece difícil que salga, los sindicalistas que firmaron no quieren dar la cara. Miguel Pichetto estuvo muy inteligente cuando dice “lo voy a aprobar pero que vengan los sindicalistas a defender la norma, si no son capaces, no voy a salir a votarlo para que después la izquierda venga a reclamarme”. Lo que más le interesa al Gobierno y está más urgido es la reforma previsional. Realmente causa un daño muy importante en personas que no se pueden defender, que no tienen gremio ni organización con fuerza real. El Gobierno necesita fondos, no hay duda, el problema es que ir a buscarlos en los sectores más vulnerables como los jubilados realmente es inhumano, no sé cómo alguien lo pudo votar, no me cabe en la cabeza. Hubo tres abstenciones, no sé cómo se puede abstener un legislador en esta norma y no votar en contra.

-¿Qué cambiaría de la legislación laboral?
-La falta de acciones de cumplimiento del trabajador, a pesar de ser un derecho protectorio. Es la principal reforma. Lo factible sería que el trabajador, cuando se vulneren sus derechos y se lo despida, tenga la posibilidad de reinstalarse, que la solución al conflicto no sea que se queda sin trabajo y con una indemnización que hay que ver si cobra. Si lo echan no puede quedarse, una vez que te mandaron el telegrama, aunque ganes el juicio y demuestres que te despidieron mal, estás afuera. Pero si me piden una estrategia para defenderse ante la reforma, sería tener un proyecto propio.

-¿Por qué?
-Si no siempre vas a negociar y discutir sobre el proyecto de deforma de las leyes laborales, no de reforma. Vas a lograr perder poco, mucho, más o menos, pero siempre perder. Si vas con tu propio proyecto que mejore tu situación quizás logres algo. Una cosa para pedir es la estabilidad laboral. No quiere decir que un mal trabajador siga bajo cualquier circunstancia. Si se prueba que incumplió  corresponderá el despido sin indemnización. Pero primero probálo. Y si lo querés despedir por cualquier motivo, no podés ni aún indemnizando. El proyecto sería que no puedas despedir sin invocar ningún motivo ni siquiera pagándole.

-¿Algo más?
-Que el empleador no pueda tomar acciones disciplinarias como el despido sin ni siquiera la audiencia del trabajador. La empleadora te suspende porque llegaste tarde pero el reloj no funcionaba u olvidaste marcar. Estas mal suspendido pero esa suspensión se cumple, ni siquiera los jueces tenemos esa facultad de resolver los casos sin escuchar a la otra parte, que es lo primero. Y que la decisión no se tome unilateralmente, que haya una junta del empleador y del gremio, por ejemplo, que definan y sólo cuando lo hacen se cumple la sanción. Si no, el poder del empleador es más grande que los jueces: sin audiencia con la otra parte decide y se tiene que cumplir.

-¿Cómo evalúa el mercado laboral?
-Lo que llega a tribunales tiene poco que ver con lo que pasa en la sociedad. La realidad es que cuando más desempleo y conflicto hay los trabajadores ejercen menos sus derechos y van menos a tribunales. Sólo cuando los despiden y no les pagan.

-¿Cómo está el Juzgado?
-Estamos desbordados y requerimos un tercer juez. Tenemos una jueza de refuerzo que coopera mucho pero no recibe causas. Se resolvió crear el Nº 2 porque el Nº 1 estaba abarrotado de causas. Llegaba a tener 400 por año cuando se pensó que 200 por juez era el número manejable. Tuvimos años de más de 400 cada Juzgado; este año tendremos 350 cada uno, cuando deberían ser 200. Hoy, con 700 causas que ingresan entre los dos juzgados, un tercero haría que estén en 220. Tenemos el compromiso del Superior y hay necesidad de que los diputados se puedan ocupar. Los secretarios, prosecretarios y empleados son excepcionales. Este cúmulo de tareas fue solventado por todos y no es que cobran horas extras.

-¿Cómo se define?
-Un juez ciudadano. Ante una injusticia no podemos dejar de actuar y por eso tengo el “Guernica”, que muestra la injusticia. Los jueces no podemos ser indiferentes o evitar pronunciarnos en una movilización masiva contra del 2x1 o la violencia de género. No nos podemos callar la boca. Tenemos que estar en la primera fila de esas marchas.#

 


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