Editorial / De las crisis no se sale sólo ajustando

Leé La Columna del Domingo, la tradicional editorial de la edición dominical de Jornada, con la mejor información política de Chubut.

16 DIC 2017 - 20:36 | Actualizado

Si hay algo que no necesitaba en este momento la novel gestión de Mariano Arcioni era una crisis de Gabinete generada desde las propias entrañas del Gobierno. Las declaraciones del ministro coordinador Sergio Mammarelli sobre la delicada situación de la Provincia y el poco entendimiento de algunos integrantes del Gabinete sobre la dimensión de la crisis, fueron de una honestidad tan brutal que cuesta creer que el funcionario supiera que estaba saliendo al aire por una radio cuando dijo lo que dijo.
Es cierto que el jefe de Gabinete se extralimitó, y hasta exageró en algunos de sus comentarios. Es real que la crisis económica y financiera es terminal, pero no es verdad Chubut sea la peor provincia de la Argentina. Lo que se avanzó en esta década y media en cuestión de redes de contención social, por dar sólo un ejemplo, no se puede soslayar.
Lo que hace falta ahora son decisiones políticas firmes para atravesar el vado. Y también cintura y muñeca política para tomar el camino adecuado. No se trata solamente de asumir la realidad con crudeza sino también de aportar y discutir entre todos las posibles soluciones.
 El grupo de los 5
 
Arcioni debe dar la talla todos los días. El destino lo puso en un lugar privilegiado en el momento menos indicado. El viernes, un día después de la crisis generada por Mammarelli, el gobernador dio la talla. Recibió a una comisión de ultradasnevistas enojados con el jefe de Gabinete y logró calmar los ánimos, a pesar de que la reunión fue áspera. “Entiendo el enojo de ustedes pero me hubiera gustado que la misma vehemencia que tuvieron contra Sergio la hubiesen tenido para apoyarme en las decisiones que estoy tomando”, le dijo Arcioni a Adrián López, Gonzalo Carpintero, Rafael Williams, Martín Bortagarary y Pablo Das Neves. “Pero ya pasó, ahora hay que estar más juntos que nunca porque estamos en medio del río”, graficó el gobernador.
 Medidas
 
El anuncio del “Acuerdo Ciudadano” y el envío de una nueva Ley de Emergencia fueron dos medidas necesarias pero, al parecer, muy poco consensuadas. Es obvio que la ciudadanía le va a dar la derecha al gobernador cuando habla de bajar los costos de la política o de comenzar a controlar el millón y medio de días de licencias médicas que el Estado provincial paga sin control, con muchos de esos agentes públicos subiendo sus viajes por el mundo a Facebook mientras gozan de una licencia psiquiátrica.
Pero eso no es suficiente. Nadie puede pensar que de una crisis terminal se sale solamente ajustándose el cinturón y pidiendo ayuda financiera a Nación. Hay que hacerlo, claro, pero también alguien tiene que estar pensando en consensuar con la dispersa oposición y otros ideando hacia dónde dirigir la matriz productiva.
Se cae de maduro que hay que empezar a discutir la minería, como otras tantas actividades que puedan ayudar a salir de a poco de la crisis. Los que no quieran dar el debate –o no se animen a darlo-, pues entonces que se pongan a pensar en cuál o cuáles son las opciones.  
 Efecto emergencia
 
Los 49 artículos la nueva Ley de Emergencia que el Gobierno provincial pretende aprobar antes del 18 de enero dejaron más dudas que certezas. La crisis del Gabinete, paradójicamente, ayudó a tapar un poco las reservas que generó el proyecto que el Ejecutivo envió a la Legislatura.
Hay dos aspectos que merecen un párrafo aparte: la suspensión de pagos a proveedores y la rescisión de contratos de obra pública vigentes no cayeron bien. Que muchos de los proveedores que ya llevan varios meses, y en algunos casos años, esperando cobrar sus acreencias vuelvan a ser enviados a la cola, no es la mejor noticia. Y frenar las obras en marcha con miles de trabajadores de la UOCRA en las calles parece un conflicto innecesario.
Además de quejas, ya hay consecuencias: la semana pasada, por ejemplo, una licitación de un importante ministerio por alrededor de 5 millones de pesos quedó desierta. Fue un día después de que se anunciara el proyecto de Ley de Emergencia. ¿Quién le va a querer vender por 5 millones de pesos a un Estado que anuncia que no le va a pagar a los proveedores que ya verificaron sus acreencias más de una vez?
El otro aspecto delicado del proyecto de Emergencia tiene que ver con la emisión de deuda. El Poder Ejecutivo incluyó varios artículos (del Nº 19 al Nº 23) sobre operaciones con el fin de reestructurar la deuda pública. Incluye un tema sustancial como lo es la modificación del Artículo 3°de la Ley II N°145 (Ley de Endeudamiento), que originalmente sólo permitía endeudarse hasta 100 millones de dólares para financiar obras de infraestructura. Ahora, si se aprueba la ley, los fondos de la emisión de títulos públicos o préstamos también podrán usarse para cancelar deuda pública y Letras de Tesorería. O sea: emitir nueva deuda para pagar deuda vieja.
Tal vez pensando en esos riesgos es que el gobernador avanzó en los últimos días en las conversaciones con su amigo y consejero Sergio Massa, a quien conoce desde la época de la facultad. Ya habría contactos informales para que el exministro de Economía Roberto Lavagna y técnicos de su equipo empiecen a dar una mano con el frente financiero. No se trata de meter mano en el Ministerio de Economía sino de buscar ayuda de especialistas para minimizar los riesgos.
Si ese manejo financiero no se hace con suma pericia los riesgos son extremadamente altos. Endeudarse para pagar deuda es como si una persona común usara el adelanto en efectivo de una tarjeta de crédito para pagar el resumen de otra tarjeta. A la larga, el embudo será inevitable.#

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16 DIC 2017 - 20:36

Si hay algo que no necesitaba en este momento la novel gestión de Mariano Arcioni era una crisis de Gabinete generada desde las propias entrañas del Gobierno. Las declaraciones del ministro coordinador Sergio Mammarelli sobre la delicada situación de la Provincia y el poco entendimiento de algunos integrantes del Gabinete sobre la dimensión de la crisis, fueron de una honestidad tan brutal que cuesta creer que el funcionario supiera que estaba saliendo al aire por una radio cuando dijo lo que dijo.
Es cierto que el jefe de Gabinete se extralimitó, y hasta exageró en algunos de sus comentarios. Es real que la crisis económica y financiera es terminal, pero no es verdad Chubut sea la peor provincia de la Argentina. Lo que se avanzó en esta década y media en cuestión de redes de contención social, por dar sólo un ejemplo, no se puede soslayar.
Lo que hace falta ahora son decisiones políticas firmes para atravesar el vado. Y también cintura y muñeca política para tomar el camino adecuado. No se trata solamente de asumir la realidad con crudeza sino también de aportar y discutir entre todos las posibles soluciones.
 El grupo de los 5
 
Arcioni debe dar la talla todos los días. El destino lo puso en un lugar privilegiado en el momento menos indicado. El viernes, un día después de la crisis generada por Mammarelli, el gobernador dio la talla. Recibió a una comisión de ultradasnevistas enojados con el jefe de Gabinete y logró calmar los ánimos, a pesar de que la reunión fue áspera. “Entiendo el enojo de ustedes pero me hubiera gustado que la misma vehemencia que tuvieron contra Sergio la hubiesen tenido para apoyarme en las decisiones que estoy tomando”, le dijo Arcioni a Adrián López, Gonzalo Carpintero, Rafael Williams, Martín Bortagarary y Pablo Das Neves. “Pero ya pasó, ahora hay que estar más juntos que nunca porque estamos en medio del río”, graficó el gobernador.
 Medidas
 
El anuncio del “Acuerdo Ciudadano” y el envío de una nueva Ley de Emergencia fueron dos medidas necesarias pero, al parecer, muy poco consensuadas. Es obvio que la ciudadanía le va a dar la derecha al gobernador cuando habla de bajar los costos de la política o de comenzar a controlar el millón y medio de días de licencias médicas que el Estado provincial paga sin control, con muchos de esos agentes públicos subiendo sus viajes por el mundo a Facebook mientras gozan de una licencia psiquiátrica.
Pero eso no es suficiente. Nadie puede pensar que de una crisis terminal se sale solamente ajustándose el cinturón y pidiendo ayuda financiera a Nación. Hay que hacerlo, claro, pero también alguien tiene que estar pensando en consensuar con la dispersa oposición y otros ideando hacia dónde dirigir la matriz productiva.
Se cae de maduro que hay que empezar a discutir la minería, como otras tantas actividades que puedan ayudar a salir de a poco de la crisis. Los que no quieran dar el debate –o no se animen a darlo-, pues entonces que se pongan a pensar en cuál o cuáles son las opciones.  
 Efecto emergencia
 
Los 49 artículos la nueva Ley de Emergencia que el Gobierno provincial pretende aprobar antes del 18 de enero dejaron más dudas que certezas. La crisis del Gabinete, paradójicamente, ayudó a tapar un poco las reservas que generó el proyecto que el Ejecutivo envió a la Legislatura.
Hay dos aspectos que merecen un párrafo aparte: la suspensión de pagos a proveedores y la rescisión de contratos de obra pública vigentes no cayeron bien. Que muchos de los proveedores que ya llevan varios meses, y en algunos casos años, esperando cobrar sus acreencias vuelvan a ser enviados a la cola, no es la mejor noticia. Y frenar las obras en marcha con miles de trabajadores de la UOCRA en las calles parece un conflicto innecesario.
Además de quejas, ya hay consecuencias: la semana pasada, por ejemplo, una licitación de un importante ministerio por alrededor de 5 millones de pesos quedó desierta. Fue un día después de que se anunciara el proyecto de Ley de Emergencia. ¿Quién le va a querer vender por 5 millones de pesos a un Estado que anuncia que no le va a pagar a los proveedores que ya verificaron sus acreencias más de una vez?
El otro aspecto delicado del proyecto de Emergencia tiene que ver con la emisión de deuda. El Poder Ejecutivo incluyó varios artículos (del Nº 19 al Nº 23) sobre operaciones con el fin de reestructurar la deuda pública. Incluye un tema sustancial como lo es la modificación del Artículo 3°de la Ley II N°145 (Ley de Endeudamiento), que originalmente sólo permitía endeudarse hasta 100 millones de dólares para financiar obras de infraestructura. Ahora, si se aprueba la ley, los fondos de la emisión de títulos públicos o préstamos también podrán usarse para cancelar deuda pública y Letras de Tesorería. O sea: emitir nueva deuda para pagar deuda vieja.
Tal vez pensando en esos riesgos es que el gobernador avanzó en los últimos días en las conversaciones con su amigo y consejero Sergio Massa, a quien conoce desde la época de la facultad. Ya habría contactos informales para que el exministro de Economía Roberto Lavagna y técnicos de su equipo empiecen a dar una mano con el frente financiero. No se trata de meter mano en el Ministerio de Economía sino de buscar ayuda de especialistas para minimizar los riesgos.
Si ese manejo financiero no se hace con suma pericia los riesgos son extremadamente altos. Endeudarse para pagar deuda es como si una persona común usara el adelanto en efectivo de una tarjeta de crédito para pagar el resumen de otra tarjeta. A la larga, el embudo será inevitable.#


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