Alexéi Navalni, el opositor anticorrupción que desafía a Vladimir Putin

Abogado y carismático orador, con ideas nacionalistas, sigue decidido a desafiar al líder ruso, contra el que se erigió en principal opositor.

17 ENE 2018 - 11:43 | Actualizado

Por Germain Moron, desde Moscú / AFP-NA

El abogado Alexéi Navalni, aguerrido luchador contra la corrupción de las élites en Rusia y carismático orador con ideas nacionalistas, sigue decidido a desafiar a Vladimir Putin, contra el que se erigió en principal opositor, pese a no poder participar en las elecciones presidenciales de marzo. Ignorado por los medios nacionales, sin representación en el Parlamento y condenado regularmente por la justicia, el abogado de 41 años logró reunir en el último año a decenas de miles de jóvenes de toda Rusia, que parecía haberse convertido en un país sin opositores tras 18 años de Putin en el poder.

Navalni, cuya candidatura para las presidenciales fue rechazada, llama a sus simpatizantes a la "huelga" en las elecciones del 18 de marzo, aunque también anuncia el envío de observadores para vigilar posibles fraudes en los centros de votación. Con su Fondo de Lucha contra la Corrupción, creado en 2012, se apoya en este eslabón débil de la Rusia de Putin, y de la formación en el poder, Rusia Unida, el "partido de los ladrones y los estafadores", en su opinión.

El incansable Navalni multiplica los golpes de efecto al tomarla contra los intocables. Así, demandó al fiscal general Yuri Chaika, a Vladimir Putin, y publica en su blog revelaciones sobre el patrimonio escondido de los allegados al poder, a los que acusa de corrupción. Desde 2007, el abogado ha combatido al Gobierno comprando acciones en grupos semipúblicos, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Amparándose en su estatuto de accionista minoritario, exige transparencia en las cuentas.

Discurso nacionalista

Formado a principios de los años 1990 en la univerisdad de la Amistad de los Pueblos, en Moscú, Navalni pasó por el partido de oposición liberal Yabloko, del que fue expulsado en 2007 por sus posiciones nacionalistas, pero no ha dejado de contestar la legitimidad de Putin. Navalni ganó notoriedad en las elecciones legislativas de diciembre de 2011, que generaron una ola de protestas y en las que el abogado destacó por su carisma y por la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.

En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en la elección municipal de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con 27,2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el exjefe de gabinete de Vladimir Putin, Serguei Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición. Navalni también ha participado en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa. No obstante, en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.

En una entrevista con la AFP, dijo estar "orgulloso" de su trabajo para conectar "las ramas tradicionales de la oposición en Rusia, la liberal y la supuesta nacionalista". Dijo que mantiene "posturas conservadoras" en el plano migratorio, y que desea la introducción de visados para las ex repúblicas soviéticas de Asia Central, de donde procede una gran parte de la inmigración económica en Rusia.

Juicio y campaña

Desde 2013, este padre de familia fue condenado a penas de prisión en suspenso por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028. En 2017 pasó por prisión en tres ocasiones, pero también recorrió Rusia, reuniendo a miles de partidarios en ciudades poco acostumbradas a las manifestaciones y abriendo oficinas de campaña. En respuesta a sus llamados, miles de jóvenes, a menudo menores, salieron a las calles, lo que se saldó con miles de arrestos.

Navalni es a menudo objeto de reportajes críticos divulgados a horas de gran audiencia en las cadenas de televisión públicas. Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y asegura que nada puede mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia. "Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan [...], es parte de la vida", relativiza. "Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?", apostilla.

17 ENE 2018 - 11:43

Por Germain Moron, desde Moscú / AFP-NA

El abogado Alexéi Navalni, aguerrido luchador contra la corrupción de las élites en Rusia y carismático orador con ideas nacionalistas, sigue decidido a desafiar a Vladimir Putin, contra el que se erigió en principal opositor, pese a no poder participar en las elecciones presidenciales de marzo. Ignorado por los medios nacionales, sin representación en el Parlamento y condenado regularmente por la justicia, el abogado de 41 años logró reunir en el último año a decenas de miles de jóvenes de toda Rusia, que parecía haberse convertido en un país sin opositores tras 18 años de Putin en el poder.

Navalni, cuya candidatura para las presidenciales fue rechazada, llama a sus simpatizantes a la "huelga" en las elecciones del 18 de marzo, aunque también anuncia el envío de observadores para vigilar posibles fraudes en los centros de votación. Con su Fondo de Lucha contra la Corrupción, creado en 2012, se apoya en este eslabón débil de la Rusia de Putin, y de la formación en el poder, Rusia Unida, el "partido de los ladrones y los estafadores", en su opinión.

El incansable Navalni multiplica los golpes de efecto al tomarla contra los intocables. Así, demandó al fiscal general Yuri Chaika, a Vladimir Putin, y publica en su blog revelaciones sobre el patrimonio escondido de los allegados al poder, a los que acusa de corrupción. Desde 2007, el abogado ha combatido al Gobierno comprando acciones en grupos semipúblicos, como la petrolera Rosneft y el gigante del gas Gazprom. Amparándose en su estatuto de accionista minoritario, exige transparencia en las cuentas.

Discurso nacionalista

Formado a principios de los años 1990 en la univerisdad de la Amistad de los Pueblos, en Moscú, Navalni pasó por el partido de oposición liberal Yabloko, del que fue expulsado en 2007 por sus posiciones nacionalistas, pero no ha dejado de contestar la legitimidad de Putin. Navalni ganó notoriedad en las elecciones legislativas de diciembre de 2011, que generaron una ola de protestas y en las que el abogado destacó por su carisma y por la virulencia de sus ataques contra el Kremlin.

En septiembre de 2013 obtuvo su primer éxito electoral en la elección municipal de Moscú. Sorprendió al quedar segundo, con 27,2% de los votos, justo por detrás del alcalde saliente, el exjefe de gabinete de Vladimir Putin, Serguei Sobianin, un resultado que lo confirmó como figura esencial de la oposición. Navalni también ha participado en manifestaciones con tintes racistas, como las de Marcha Rusa. No obstante, en los últimos años se ha alejado de estos movimientos y ha borrado progresivamente el tono nacionalista de sus discursos.

En una entrevista con la AFP, dijo estar "orgulloso" de su trabajo para conectar "las ramas tradicionales de la oposición en Rusia, la liberal y la supuesta nacionalista". Dijo que mantiene "posturas conservadoras" en el plano migratorio, y que desea la introducción de visados para las ex repúblicas soviéticas de Asia Central, de donde procede una gran parte de la inmigración económica en Rusia.

Juicio y campaña

Desde 2013, este padre de familia fue condenado a penas de prisión en suspenso por dos casos de desvío de fondos que él tacha de políticos y que motivaron el rechazo de su candidatura hasta 2028. En 2017 pasó por prisión en tres ocasiones, pero también recorrió Rusia, reuniendo a miles de partidarios en ciudades poco acostumbradas a las manifestaciones y abriendo oficinas de campaña. En respuesta a sus llamados, miles de jóvenes, a menudo menores, salieron a las calles, lo que se saldó con miles de arrestos.

Navalni es a menudo objeto de reportajes críticos divulgados a horas de gran audiencia en las cadenas de televisión públicas. Siempre ha rechazado sus condenas judiciales y asegura que nada puede mermar su motivación, ni siquiera las amenazas contra su seguridad y la de su familia. "Me dedico a la política desde hace mucho tiempo, a menudo me arrestan [...], es parte de la vida", relativiza. "Hago el trabajo que prefiero, la gente me apoya, tengo muchos simpatizantes. ¿Qué puede hacer más feliz a un hombre?", apostilla.


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