La columna de Elio Rossi / Piedad para con la buena fe

Quiero partir de un acuerdo con ustedes los que leen: que los árbitros del fútbol argentino se equivocan porque son humanos, no porque sean corruptos o caigan en actos de corrupción. Si algún lector está convencido de lo contrario o abona un mito a partir de conocer de primera mano alguna triquiñuela, pues, está invitado a exponerlo a las autoridades (y compartirlo con nosotros, claro).

05 FEB 2018 - 20:49 | Actualizado

Por Elio "Pipo" Rossi / @eliopiporossi / Especial para Jornada

Julio Humberto I de Viamonte, el que ríe desde la eternidad, el Co-Conspirador 1, el jefe de Alejandro “El Buche” Burzaco, el que comparte eternas mesas con todos los jefes de las familias neoyorquinas inmortalizadas por Hollywood, lidiaba con los mitos de corrupción dándoles vacaciones para siempre a los señalados.

Fueran culpables o inocentes. A tomar por culo con ellos!, dirían los gaitas.

Julio se guiaba por datos, pero especialmente por instinto y aplicaba lo que todos conocemos como “muñeca política”. Hubiera calmado a Matías Lammens sacando dos o tres fechas al cuestionado Silvio Trucco o derecho viejo ordenando que Trucco no vuelva a dirigir al Ciclón hasta el final del campeonato.

Uno puede tolerar que los jueces se equivoquen en contra del más grande; más, ésta columnata exige que, de meter la pata, lo hagan contra el más poderoso, porque a favor…¡cualquiera!

El gol de Carlitos Tévez debió ser anulado.

Hernán Maidana, el Juez de Línea de ese lado en ese momento, está para ser “fino” en esa jugada.

Desde su posición, NADA se interpone entre su mirada (que acompaña en el ritmo al ejecutante del centro), y la pierna, cabeza, hombro, medio cuerpo de Carlos Tévez. El tipo tiene la vista clavada allá (en el área), no acá, en quién tira el centro. Y, les garanto, se escucha perfecto el golpe del pié a la pelota. Hasta haciendo campo de juego se escucha (con Macaya y Araujo desempeñé esa función durante más de diez años). “Tac”, se oye. “Tac” seco. Aunque vociferen 50 mil “guasos” (personas, en cordobés).

Era off-side clarito. Tiro indirecto para Casla. Fue gol de Boca. Joder…

La expulsión de Rojas (tras el choque con Barrios) no era ni siquiera amarilla.

Y el no penal no cobrado a Emanuel Mas, “el volador sanjuanino”, fue apenas la expresión de un sentimiento de culpa.

Fuera de los errores que condicionaron el resultado, Boca dejó mucho que desear en relación a sacar ventajas de los espacios a partir de la superioridad numérica.

Suele ocurrir que los que quedan con menos hombres, todos, se multiplican en el esfuerzo y no se nota la diferencia entre los de 11 y los de 9, como terminó el domingo.

En el Bajo Flores ocurrió lo contrario. Boca se multiplicó en sus esfuerzos individuales y terminó, con su barullo, siendo funcional a los Forzosos de Almagro.

Me gustaría mezclar los tantos en éste texto mencionando al chiquilín Lautaro Martínez. Quienes lo vieron jugar, cuentan que el Nene José Francisco Sanfilippo sacaba latigazos desde cualquier posición prescindiendo de la presencia de los defensores y de su propio perfil.

El DT del seleccionado argentino estaba allí sin necesidad de la parafernalia versera de la tecno para verlo.

Pinta, el chiquilín, para ser el tipo que salte del banco en Rusia, tan libre de culpas como chamuscados y sin peso estarán Lio y compañía.

Vaya el pedido de la columnata para que el pibe de Racing sea el primer cambio para con cualquiera de los cuatro que serán fantásticos: Lio, Kun, Pipita y Fideo. Queda por escrito.

Enterate de las noticias de DEPORTES a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
05 FEB 2018 - 20:49

Por Elio "Pipo" Rossi / @eliopiporossi / Especial para Jornada

Julio Humberto I de Viamonte, el que ríe desde la eternidad, el Co-Conspirador 1, el jefe de Alejandro “El Buche” Burzaco, el que comparte eternas mesas con todos los jefes de las familias neoyorquinas inmortalizadas por Hollywood, lidiaba con los mitos de corrupción dándoles vacaciones para siempre a los señalados.

Fueran culpables o inocentes. A tomar por culo con ellos!, dirían los gaitas.

Julio se guiaba por datos, pero especialmente por instinto y aplicaba lo que todos conocemos como “muñeca política”. Hubiera calmado a Matías Lammens sacando dos o tres fechas al cuestionado Silvio Trucco o derecho viejo ordenando que Trucco no vuelva a dirigir al Ciclón hasta el final del campeonato.

Uno puede tolerar que los jueces se equivoquen en contra del más grande; más, ésta columnata exige que, de meter la pata, lo hagan contra el más poderoso, porque a favor…¡cualquiera!

El gol de Carlitos Tévez debió ser anulado.

Hernán Maidana, el Juez de Línea de ese lado en ese momento, está para ser “fino” en esa jugada.

Desde su posición, NADA se interpone entre su mirada (que acompaña en el ritmo al ejecutante del centro), y la pierna, cabeza, hombro, medio cuerpo de Carlos Tévez. El tipo tiene la vista clavada allá (en el área), no acá, en quién tira el centro. Y, les garanto, se escucha perfecto el golpe del pié a la pelota. Hasta haciendo campo de juego se escucha (con Macaya y Araujo desempeñé esa función durante más de diez años). “Tac”, se oye. “Tac” seco. Aunque vociferen 50 mil “guasos” (personas, en cordobés).

Era off-side clarito. Tiro indirecto para Casla. Fue gol de Boca. Joder…

La expulsión de Rojas (tras el choque con Barrios) no era ni siquiera amarilla.

Y el no penal no cobrado a Emanuel Mas, “el volador sanjuanino”, fue apenas la expresión de un sentimiento de culpa.

Fuera de los errores que condicionaron el resultado, Boca dejó mucho que desear en relación a sacar ventajas de los espacios a partir de la superioridad numérica.

Suele ocurrir que los que quedan con menos hombres, todos, se multiplican en el esfuerzo y no se nota la diferencia entre los de 11 y los de 9, como terminó el domingo.

En el Bajo Flores ocurrió lo contrario. Boca se multiplicó en sus esfuerzos individuales y terminó, con su barullo, siendo funcional a los Forzosos de Almagro.

Me gustaría mezclar los tantos en éste texto mencionando al chiquilín Lautaro Martínez. Quienes lo vieron jugar, cuentan que el Nene José Francisco Sanfilippo sacaba latigazos desde cualquier posición prescindiendo de la presencia de los defensores y de su propio perfil.

El DT del seleccionado argentino estaba allí sin necesidad de la parafernalia versera de la tecno para verlo.

Pinta, el chiquilín, para ser el tipo que salte del banco en Rusia, tan libre de culpas como chamuscados y sin peso estarán Lio y compañía.

Vaya el pedido de la columnata para que el pibe de Racing sea el primer cambio para con cualquiera de los cuatro que serán fantásticos: Lio, Kun, Pipita y Fideo. Queda por escrito.


NOTICIAS RELACIONADAS