Editorial / El Pacto Fiscal, el poroteo en la Legislatura y un desgaste innecesario en el Gabinete

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10 FEB 2018 - 19:33 | Actualizado

El Pacto Fiscal es hoy la gran obsesión del Gobierno provincial. No solo porque lo necesita para avanzar en su relación política con el Gobierno nacional sino porque a esta altura es casi un desafío personal del gobernador Mariano Arcioni.

“Los diputados entienden que hay que acompañar el Pacto Fiscal para que la Provincia salga adelante”, dijo el gobernador el jueves desde Comodoro Rivadavia. “Sin esta herramienta la Provincia se va a seguir desfinanciando”, advirtió.

Un día antes había conseguido que el duro bloque del Frente para la Victoria (o lo que queda de él, diez integrantes de los dieciséis originales) abriera una pequeña hendija de una puerta que parecía estar cerrada bajo siete llaves. Algunos entendieron que los diputados del FpV ensayaron una chicana al decir que podrían votar el Pacto Fiscal si Nación devuelve un punto de la Coparticipación, reclamando una especie de reparación histórica que ya Mario Das Neves había comenzado a exigir en 2016 y que, obviamente, no será sencillo de conseguir y mucho menos de negociar a cambio del Pacto Fiscal.

Otros, en cambio, creen que algunos diputados del FpV de verdad evalúan darle el voto al Gobierno provincial para que consiga la adhesión al consenso fiscal y negociarle modificaciones de fondo a la Ley de Emergencia, que es el segundo proyecto en importancia que Arcioni necesita sacar en la Legislatura.

Poroteos

Hoy al Gobierno le faltan solo dos votos para conseguir su primer éxito político en una Legislatura esquiva. No está nada mal, si se tiene en cuenta que no hay ni un solo diputado que le responda en forma personal al gobernador.

Los ocho legisladores de Chubut Somos Todos estarían garantizados. Los tres de Cambiemos son una fija porque nadie evalúa que alguno se oponga a algo que impulsa el presidente Mauricio Macri. La novedad de las últimas horas fue la adhesión –al menos de palabra-, de la diputada cordillerana Cecilia Torres Otárola, una ex-FpV que ahora juega de líbero.

Es decir, el Gobierno necesita dos votos entre los diez del FpV, los tres del Frente de Agrupaciones que maneja César Gustavo Mac Karthy y los dos de Convergencia, que integran Alfredo Di Filippo y Sergio Brúscoli.

Brúscoli es una incógnita. Juega en tándem con Di Filippo pero es un incondicional de Néstor Di Pierro, alguien que tiene buen diálogo con el gobernador y que podría jugar una carta de apoyo en el momento menos esperado.

Con Di Filippo la relación está rota y en Fontana 50 no esperan nada de él, “sólo golpes arteros”, dicen en el Gobierno. El diputado rawsense estuvo con Arcioni el miércoles pasado a solas y el encuentro terminó mal. “Está loco, no sé quién se cree que es. Piensa que si se cae Arcioni, él tiene los votos de la Legislatura para ser gobernador”, dijo una alta fuente del Gobierno.

El jueves, Arcioni hizo declaraciones sin dar nombres pero con un claro destinatario: “Hay algunos que tienen las mañas de la vieja política pero yo no me voy a dejar extorsionar. Están equivocados si algunos piensan que acá hay debilidad política”, afirmó.

Pactando

A esta altura del partido, el rechazo al Pacto Fiscal no parece ser una decisión política que se pueda extender mucho más en el tiempo, salvo que se quiera limar a Arcioni hasta límites insospechados.

Esta semana trascendió un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en el que se afirma durante enero, el Gobierno nacional ya distribuyó $ 777 millones como compensación a las gobernaciones que aprobaron el pacto. No se trata de un “premio” sino de fondos que perderían eventualmente por no conseguir apoyo legislativo local. “Estas jurisdicciones presentaron un crecimiento promedio de 37,1% interanual en sus ingresos. De no haber recibido esta compensación, el crecimiento promedio se hubiese ubicado en 33,2% interanual”, dice el informe del IARAF.

Chubut, obviamente, no está entre las provincias que ya se han beneficiado. Integra un grupo de unas ocho provincias todavía no aprobaron el Pacto Fiscal, por lo que el Gobierno no les gira la compensación ni el Fondo Federal Solidario (“fondo sojero”).

Para Chubut, el costo de no sancionar el acuerdo fiscal con Nación rondaría los $ 373 millones, según el IARAF. Hay plazo hasta el 31 de marzo (es la fecha límite). Si la Provincia logra aprobarlo en la Legislatura, podrá cobrar los fondos de manera retroactiva.

Desgaste innecesario

El Gobierno pagó esta semana un innecesario costo político por echar a rodar el nombre de Oscar Antonena para reemplazar a Pablo Oca en el Ministerio de Economía. Arcioni le contó al propio Antonena, al que llamó para aclararle la situación, que nunca pensó en él para ese ministerio. “Pablo es un gran colaborador, lo digo todo el tiempo, fue un error o una picardía que alguien hiciera trascender el nombre de Antonena”, contó el gobernador en la intimidad.

El responsable no fue otro que Sergio Mammarelli, que como está enfrentado con Oca le busca todo el tiempo un reemplazante. El ministro coordinador le pidió referencias sobre Antonena a Ignacio “Nacho” Torres, el dirigente del PRO y delegado del Ministerio de Interior en Chubut, y este hizo el contacto con el exvicepresidente del Banco del Chubut.

La filtración de la información no solo dejó mal parado a Arcioni y a Antonena, sino que generó el enojo del propio Oca, que luego de evaluar su salida del Gobierno seguía trabajando codo a codo con el gobernador en la difícil tarea de juntar fondos para pagar sueldos y vencimientos de deuda.

“Considero que no puede haber intromisiones en temas del Ministerio de Economía con definiciones sin mi opinión previa”, le dijo ayer Oca a Jornada, durante una entrevista que se publica hoy en la página 3.

Teléfono para Mammarelli.

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10 FEB 2018 - 19:33

El Pacto Fiscal es hoy la gran obsesión del Gobierno provincial. No solo porque lo necesita para avanzar en su relación política con el Gobierno nacional sino porque a esta altura es casi un desafío personal del gobernador Mariano Arcioni.

“Los diputados entienden que hay que acompañar el Pacto Fiscal para que la Provincia salga adelante”, dijo el gobernador el jueves desde Comodoro Rivadavia. “Sin esta herramienta la Provincia se va a seguir desfinanciando”, advirtió.

Un día antes había conseguido que el duro bloque del Frente para la Victoria (o lo que queda de él, diez integrantes de los dieciséis originales) abriera una pequeña hendija de una puerta que parecía estar cerrada bajo siete llaves. Algunos entendieron que los diputados del FpV ensayaron una chicana al decir que podrían votar el Pacto Fiscal si Nación devuelve un punto de la Coparticipación, reclamando una especie de reparación histórica que ya Mario Das Neves había comenzado a exigir en 2016 y que, obviamente, no será sencillo de conseguir y mucho menos de negociar a cambio del Pacto Fiscal.

Otros, en cambio, creen que algunos diputados del FpV de verdad evalúan darle el voto al Gobierno provincial para que consiga la adhesión al consenso fiscal y negociarle modificaciones de fondo a la Ley de Emergencia, que es el segundo proyecto en importancia que Arcioni necesita sacar en la Legislatura.

Poroteos

Hoy al Gobierno le faltan solo dos votos para conseguir su primer éxito político en una Legislatura esquiva. No está nada mal, si se tiene en cuenta que no hay ni un solo diputado que le responda en forma personal al gobernador.

Los ocho legisladores de Chubut Somos Todos estarían garantizados. Los tres de Cambiemos son una fija porque nadie evalúa que alguno se oponga a algo que impulsa el presidente Mauricio Macri. La novedad de las últimas horas fue la adhesión –al menos de palabra-, de la diputada cordillerana Cecilia Torres Otárola, una ex-FpV que ahora juega de líbero.

Es decir, el Gobierno necesita dos votos entre los diez del FpV, los tres del Frente de Agrupaciones que maneja César Gustavo Mac Karthy y los dos de Convergencia, que integran Alfredo Di Filippo y Sergio Brúscoli.

Brúscoli es una incógnita. Juega en tándem con Di Filippo pero es un incondicional de Néstor Di Pierro, alguien que tiene buen diálogo con el gobernador y que podría jugar una carta de apoyo en el momento menos esperado.

Con Di Filippo la relación está rota y en Fontana 50 no esperan nada de él, “sólo golpes arteros”, dicen en el Gobierno. El diputado rawsense estuvo con Arcioni el miércoles pasado a solas y el encuentro terminó mal. “Está loco, no sé quién se cree que es. Piensa que si se cae Arcioni, él tiene los votos de la Legislatura para ser gobernador”, dijo una alta fuente del Gobierno.

El jueves, Arcioni hizo declaraciones sin dar nombres pero con un claro destinatario: “Hay algunos que tienen las mañas de la vieja política pero yo no me voy a dejar extorsionar. Están equivocados si algunos piensan que acá hay debilidad política”, afirmó.

Pactando

A esta altura del partido, el rechazo al Pacto Fiscal no parece ser una decisión política que se pueda extender mucho más en el tiempo, salvo que se quiera limar a Arcioni hasta límites insospechados.

Esta semana trascendió un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en el que se afirma durante enero, el Gobierno nacional ya distribuyó $ 777 millones como compensación a las gobernaciones que aprobaron el pacto. No se trata de un “premio” sino de fondos que perderían eventualmente por no conseguir apoyo legislativo local. “Estas jurisdicciones presentaron un crecimiento promedio de 37,1% interanual en sus ingresos. De no haber recibido esta compensación, el crecimiento promedio se hubiese ubicado en 33,2% interanual”, dice el informe del IARAF.

Chubut, obviamente, no está entre las provincias que ya se han beneficiado. Integra un grupo de unas ocho provincias todavía no aprobaron el Pacto Fiscal, por lo que el Gobierno no les gira la compensación ni el Fondo Federal Solidario (“fondo sojero”).

Para Chubut, el costo de no sancionar el acuerdo fiscal con Nación rondaría los $ 373 millones, según el IARAF. Hay plazo hasta el 31 de marzo (es la fecha límite). Si la Provincia logra aprobarlo en la Legislatura, podrá cobrar los fondos de manera retroactiva.

Desgaste innecesario

El Gobierno pagó esta semana un innecesario costo político por echar a rodar el nombre de Oscar Antonena para reemplazar a Pablo Oca en el Ministerio de Economía. Arcioni le contó al propio Antonena, al que llamó para aclararle la situación, que nunca pensó en él para ese ministerio. “Pablo es un gran colaborador, lo digo todo el tiempo, fue un error o una picardía que alguien hiciera trascender el nombre de Antonena”, contó el gobernador en la intimidad.

El responsable no fue otro que Sergio Mammarelli, que como está enfrentado con Oca le busca todo el tiempo un reemplazante. El ministro coordinador le pidió referencias sobre Antonena a Ignacio “Nacho” Torres, el dirigente del PRO y delegado del Ministerio de Interior en Chubut, y este hizo el contacto con el exvicepresidente del Banco del Chubut.

La filtración de la información no solo dejó mal parado a Arcioni y a Antonena, sino que generó el enojo del propio Oca, que luego de evaluar su salida del Gobierno seguía trabajando codo a codo con el gobernador en la difícil tarea de juntar fondos para pagar sueldos y vencimientos de deuda.

“Considero que no puede haber intromisiones en temas del Ministerio de Economía con definiciones sin mi opinión previa”, le dijo ayer Oca a Jornada, durante una entrevista que se publica hoy en la página 3.

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