El Vaticano se mantiene imparcial de cara a los comicios en Italia

Sin un candidato que entusiasme a la curia romana, como lo hizo en su momento parte de la Democracia Cristiana, el Vaticano se mantiene totalmente prescindente de la campaña electoral italiana a menos de dos semanas de la elección que redefinirá el mapa político del país con la formación de un nuevo gobierno.

19 FEB 2018 - 16:04 | Actualizado


En ese marco, uno de los políticos con mejor llegada a la Santa Sede a título individual, el presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani, tiene cada vez más chances de convertirse en el próximo primer ministro en caso de que la coalición de centroderecha que encabeza todas las encuestas hace meses logre el 40% necesario para formar un nuevo gobierno.

Co-fundador de Fuerza Italia en 1994, Tajani preside desde enero de 2017 el parlamento continental, desde donde ha ganado consideración del Vaticano por su política migratoria considerada a contramano de la propuesta restrictiva de muchos países, señalaron fuentes vaticanas a Télam,.

"Tajani sería extraordinario como premier", volvió a afirmar Silvio Berlusconi en las últimas horas, luego de haberlo presentado como "un candidato creíble para Europa" la semana pasada en un encuentro con la asociación más grande de agricultores italianos.

Luego de que el secretario general y candidato del Partido Democrático (PD) Matteo Renzi pidiera este domingo el "voto católico" para las elecciones que el 4 de marzo renovarán las 630 bancas de Diputados y las 315 del Senado para elegir un nuevo gobierno, ninguna voz ha recogido el guante en el Estado más chico del mundo en apoyo al actual oficialismo.

Por genealogía, el PD es la fuerza en la que más adn se puede encontrar de lo que fue la DC italiana, un modelo de partido para las fuerzas católicas europeas y mundiales que fue el más votado en su país durante casi 45 años y en el que la Santa Sede encontró un aliado inmejorable para frenar el avance del comunismo durante la guerra fría.

Sin embargo, el propio Renzi reconoció este fin de semana que su gobierno (febrero de 2014-diciembe de 2016) tuvo algunos cruces fuertes con la Santa Sede, especialmente en dos temas que el oficialismo tomó como bandera pese a la resistencia vaticana: la ley de unión civil para homosexuales y el denominado "bio-testamento", que autoriza el rechazo de tratamientos médicos que se consideren invasivos.

Dentro del oficialismo, según fuentes vaticanas confiaron a Télam, es el actual premier Paolo Gentiloni el que más consenso positivo genera dentro de los muros vaticanos: incluso almorzó en secreto con el papa Francisco en el verano italiano de 2017, en un encuentro que luego se reveló tuvo como uno de los ejes la preocupación compartida por los migrantes.

Como asesor turístico del entonces gobierno romano, Gentiloni fue el nexo entre la comuna italiana y la Santa Sede durante el Jubileo de 2001, que significó una verdadera peregrinación multitudinaria a la ciudad eterna.

Pero si hace unos meses parecía descontado que Renzi era la única posibilidad para el PD, en los últimos días comenzó a tomar forma la posibilidad de un gobierno de gran coalición que mantenga a Gentiloni como cabeza. 

Si bien por los estatutos del oficialismo el candidato a premier es automáticamente quien sea su secretario general, incluso Renzi se abrió ayer a la chance de que el actual primer ministro pueda ser nominado por el presidente Sergio Mattarella para formar un nuevo gobierno. 


Matteo Salvini, el principal aliado de Il Cavalieri,  genera un rechazo casi unánime

?Como contrapartida a Tajani y Gentiloni, es casi unánime el rechazo vaticano a la mayoría de las posturas del principal aliado de Berlusconi, el líder de la Liga Norte Matteo Salvini, quien sugirió que el Islam es "incompatible con la Constitución", diametralmente opuesto al diálogo interreligioso que pregona la Santa Sede y que incluyó visitas papales a países con mayoría musulmana como Egipto y Bangladesh en el último año.

Las elecciones de marzo serán además un bautismo de fuego para la nueva conducción de la Conferencia Episcopal Italiana, al frente de la que fue elegido el cardenal Gualtiero Bassetti, promocionado por el papa Francisco. 

Fue Bassetti de hecho el único miembro de la curia que se ha expresado públicamente y en una conversación con periodistas a mediados de febrero planteó que la obligación de la Iglesia es "plantear el diálogo con quien sea que gane las elecciones". La idea de la nueva dirección de la Iglesia es marcar un cambio rotundo frente a las gestiones de sus predecesores Angelo Bagnasco (2007-2017) y Camillo Ruini (1991-2007), más proclives a opinar de política italiana. 

El tercer gran bloque que se presentará en marzo próximo, el Movimiento Cinco Estrellas que postula a Luigi Di Maio para primer ministro se muestra oscilante en su postura frente al Vaticano: muchos en la Santa Sede recuerdan la promesa de campaña de la alcaldesa de Roma de hacer pagar a la Iglesia romana una tasa municipal de la que por el momento sigue exenta.

Con ese antecedente, un posible gobierno del M5E preocupa al Vaticano ante la posibilidad de que se extienda la propuesta a nivel nacional y además se avance en el recrote del denominado "8 por mil" que ayuda a financiar obras eclesiásticas y se lo convierta en un "5 por mil", lo que "generaría un grave daño a la Iglesia italiana", concluyeron ante Télam voceros vaticanos.

19 FEB 2018 - 16:04


En ese marco, uno de los políticos con mejor llegada a la Santa Sede a título individual, el presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani, tiene cada vez más chances de convertirse en el próximo primer ministro en caso de que la coalición de centroderecha que encabeza todas las encuestas hace meses logre el 40% necesario para formar un nuevo gobierno.

Co-fundador de Fuerza Italia en 1994, Tajani preside desde enero de 2017 el parlamento continental, desde donde ha ganado consideración del Vaticano por su política migratoria considerada a contramano de la propuesta restrictiva de muchos países, señalaron fuentes vaticanas a Télam,.

"Tajani sería extraordinario como premier", volvió a afirmar Silvio Berlusconi en las últimas horas, luego de haberlo presentado como "un candidato creíble para Europa" la semana pasada en un encuentro con la asociación más grande de agricultores italianos.

Luego de que el secretario general y candidato del Partido Democrático (PD) Matteo Renzi pidiera este domingo el "voto católico" para las elecciones que el 4 de marzo renovarán las 630 bancas de Diputados y las 315 del Senado para elegir un nuevo gobierno, ninguna voz ha recogido el guante en el Estado más chico del mundo en apoyo al actual oficialismo.

Por genealogía, el PD es la fuerza en la que más adn se puede encontrar de lo que fue la DC italiana, un modelo de partido para las fuerzas católicas europeas y mundiales que fue el más votado en su país durante casi 45 años y en el que la Santa Sede encontró un aliado inmejorable para frenar el avance del comunismo durante la guerra fría.

Sin embargo, el propio Renzi reconoció este fin de semana que su gobierno (febrero de 2014-diciembe de 2016) tuvo algunos cruces fuertes con la Santa Sede, especialmente en dos temas que el oficialismo tomó como bandera pese a la resistencia vaticana: la ley de unión civil para homosexuales y el denominado "bio-testamento", que autoriza el rechazo de tratamientos médicos que se consideren invasivos.

Dentro del oficialismo, según fuentes vaticanas confiaron a Télam, es el actual premier Paolo Gentiloni el que más consenso positivo genera dentro de los muros vaticanos: incluso almorzó en secreto con el papa Francisco en el verano italiano de 2017, en un encuentro que luego se reveló tuvo como uno de los ejes la preocupación compartida por los migrantes.

Como asesor turístico del entonces gobierno romano, Gentiloni fue el nexo entre la comuna italiana y la Santa Sede durante el Jubileo de 2001, que significó una verdadera peregrinación multitudinaria a la ciudad eterna.

Pero si hace unos meses parecía descontado que Renzi era la única posibilidad para el PD, en los últimos días comenzó a tomar forma la posibilidad de un gobierno de gran coalición que mantenga a Gentiloni como cabeza. 

Si bien por los estatutos del oficialismo el candidato a premier es automáticamente quien sea su secretario general, incluso Renzi se abrió ayer a la chance de que el actual primer ministro pueda ser nominado por el presidente Sergio Mattarella para formar un nuevo gobierno. 


Matteo Salvini, el principal aliado de Il Cavalieri,  genera un rechazo casi unánime

?Como contrapartida a Tajani y Gentiloni, es casi unánime el rechazo vaticano a la mayoría de las posturas del principal aliado de Berlusconi, el líder de la Liga Norte Matteo Salvini, quien sugirió que el Islam es "incompatible con la Constitución", diametralmente opuesto al diálogo interreligioso que pregona la Santa Sede y que incluyó visitas papales a países con mayoría musulmana como Egipto y Bangladesh en el último año.

Las elecciones de marzo serán además un bautismo de fuego para la nueva conducción de la Conferencia Episcopal Italiana, al frente de la que fue elegido el cardenal Gualtiero Bassetti, promocionado por el papa Francisco. 

Fue Bassetti de hecho el único miembro de la curia que se ha expresado públicamente y en una conversación con periodistas a mediados de febrero planteó que la obligación de la Iglesia es "plantear el diálogo con quien sea que gane las elecciones". La idea de la nueva dirección de la Iglesia es marcar un cambio rotundo frente a las gestiones de sus predecesores Angelo Bagnasco (2007-2017) y Camillo Ruini (1991-2007), más proclives a opinar de política italiana. 

El tercer gran bloque que se presentará en marzo próximo, el Movimiento Cinco Estrellas que postula a Luigi Di Maio para primer ministro se muestra oscilante en su postura frente al Vaticano: muchos en la Santa Sede recuerdan la promesa de campaña de la alcaldesa de Roma de hacer pagar a la Iglesia romana una tasa municipal de la que por el momento sigue exenta.

Con ese antecedente, un posible gobierno del M5E preocupa al Vaticano ante la posibilidad de que se extienda la propuesta a nivel nacional y además se avance en el recrote del denominado "8 por mil" que ayuda a financiar obras eclesiásticas y se lo convierta en un "5 por mil", lo que "generaría un grave daño a la Iglesia italiana", concluyeron ante Télam voceros vaticanos.


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