Esquel: Soledad García escapó de la trata hacia la vida

Valiente relato de una joven que salió de las drogas, la prostitución y el alcoholismo. Inició un exitoso emprendimiento de repostería en Trelew pero igual decidió cambiar de aire y mudarse a la cordillera. “Con este trabajo me encontré con la felicidad”, dijo, recién llegada a Esquel.

Valentía. Soledad, en el medio, junto con el pastor Víctor Antinao y Ángela Salinas, vecina colaboradora.
03 MAR 2018 - 19:07 | Actualizado

Por Antonio Sayavedra / Redacción Jornada

Una joven que vivió el flagelo de las drogas, el alcoholismo y la prostitución decidió dejar su ciudad, Trelew, para radicarse en Esquel buscando un cambio. Hace una semana que arribó a la cordillera. Planea dedicarse a su emprendimiento de elaboración de bombones y alfajores artesanales. Visitó FM Tiempo Esquel 102.1Mhz, para contar su historia de vida.

El objetivo de Soledad García (33) es retomar su trabajo y ayudar en tareas sociales en Esquel, junto a personas que la han recibido, además de la “Iglesia Evengélica Pentecostal Dios habla hoy”.

Contó que con su emprendimiento le iba demasiado bien en Trelew, y decidir radicarse en la zona cordillerana es un volver a empezar.

Rehabilitada

“Soy una chica rehabilitada hace diez años de las adicciones. Pasé por muchas situaciones fuertes; vengo de sufrir el abuso infantil, y llegando a mi adolescencia agarré las drogas y el alcoholismo. Consumía marihuana, cocaína, pastillas, pegamento. Un montón de veneno”.

Pero Soledad reaccionó después de muchos golpes, con intento de suicidio varias veces. “La pasé mal porque en mi grupo de adolescentes me manipularon; no quería consumir pero me decían que si no lo hacía era una tonta, y por quedar bien con el grupo y por curiosidad, comencé a drogarme sin pensar en que iba a caer en lugares tan bajos”.

Esa trampa en la que cayó, la llevó a incursionar en la prostitución, robar y tener problemas con la Justicia. “Vivía en la calle y me iba de la provincia a dedo a otros lugares”, expresó la joven. En Río Gallegos, Santa Cruz, fue víctima de trata.

Sexo

La droga cuesta y los adictos hacen cualquier cosa para tenerla. Ella se hacía de las dosis porque los hombres se la regalaban, muchas veces a cambio de sexo. Eso la introdujo en la prostitución.  De la trata en Río Gallegos “me escapé porque estaba privada de mi libertad sin contacto ni con mi familia, y me engañaron ofreciéndome drogas para llevarme, ya que me encontraba en situación de calle en Comodoro Rivadavia a los 19 años”.

Fue una chica la que la llevó a Río Gallegos. Allí le dieron las instrucciones para que consumiera y tuviera relaciones con los hombres que visitaban el lugar. “Me iban creando una deuda por la comida que me daban, por los cigarrillos, la ropa, y todo el día estaba bajo llave hasta que llegaba la noche cuando empezaba a consumir drogas”.

El tiempo la hizo pensar en escaparse y lo planificó. “La primera vez que lo intenté el ´fiolo´ se enteró porque una noche antes se lo comenté a unos tipos con los que estuve compartiendo”.

Su idea era desaparecer de ese infierno una mañana. “Pero cuando busqué la salida me encontró con el fiolo durmiendo en un sillón con un arma. Eso me dio más fuerza y planifiqué nuevamente el escape, pero sin decírselo a nadie”.

Una noche, mientras todas las chicas se preparaban para recibir a los clientes, Soledad tomó coraje, agarró su bolso y se fue ayudada por un habitué del lugar. “Yo no sabía dónde estaba, porque me llevaron ahí de noche”.

Luego de su escapea “salió a buscarme el fiolo; me escondí y al otro día la persona que me ayudó hizo que me lleve un camión a Comodoro; me di cuenta que fui víctima de trata hace dos años, porque en ese tiempo para mí eran normales esas cosas, y sentía que era culpa mía, no de ellos, aún cuando me ofrecieron hacerme un DNI falso para que no me encuentre la Policía, y hasta me propusieron trasladarme a Chile. Las personas que saben de estos temas me advirtieron que fui víctima de trata”.

Lamentó la joven que robó, se involucró en hechos de violencia y lastimó a otras chicas. Compartía esa vida con una amiga a la que mató el novio, en el ámbito de la droga.

“Con la droga uno se pierde y pasa por momentos de risas y de angustia. Al día cuando se va el efecto, llegan los terribles bajones y la depresión”. Soledad advirtió que es un negocio rápido de quienes venden el consumo, causando muertes. “Es muy feo estar enfermo, sin corazón, y como en esas circunstancias uno no se quiere, tampoco quiere a nadie”.

Cuando tenía 22 años y estaba internada en Salud Mental, se le acercó un chico que le contó su vida con estos flagelos y le ofreció que viaje a un centro de rehabilitación de Rosario, Santa Fe. “Me habló de la esperanza y la fe en Dios, y de que estaba a tiempo para otra oportunidad”.

Aceptó esa oportunidad y viajó a Rosario, donde permaneció 5 meses en rehabilitación. “Ese lugar era muy estricto. Pero sirve y cura”, reveló la joven valiente, contenta porque en ese centro hizo un curso de chocolatería como parte de la terapia. Hoy lo utiliza para fabricar bombones y alfajores artesanales.

Cuando regresó a Trelew, Soledad se dedicó a dar charlas de prevención en escuelas y otras instituciones, mientras buscaba qué hacer ya que no tenía dinero. Fue entonces que aprovechó el curso de chocolatería para su sustento.

Reconocida

“No pensé que con mi emprendimiento lograría tanto. Tuve reconocimientos y gané concursos”. El año pasado fue convocada al Congreso de la Nación para exponer su testimonio de vida, obteniendo un reconocimiento en tercer lugar. “Con este trabajo me encontré con la felicidad, aunque como todo ser humano aprendí a llorar y a vivir con los problemas hasta superarlos”.

El pastor Víctor Antinao, de la “Iglesia Evengélica Pentecostal Dios habla hoy”, estuvo acompañando a la chica junto a la vecina Ángela Salinas. “Recibimos a todas las personas que han tenido estas situaciones y quieren conocer a Cristo”. Años atrás fue alcohólico y decidió irse a Bahía Blanca para cambiar. “Pero seguí siendo el borracho más perdido. El alcohol atrapa y es difícil salir. Por suerte en 1990 Dios salió a mi encuentro y agradezco, porque volví a Esquel en 2006 y ahora soy pastor”.#
 

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Valentía. Soledad, en el medio, junto con el pastor Víctor Antinao y Ángela Salinas, vecina colaboradora.
03 MAR 2018 - 19:07

Por Antonio Sayavedra / Redacción Jornada

Una joven que vivió el flagelo de las drogas, el alcoholismo y la prostitución decidió dejar su ciudad, Trelew, para radicarse en Esquel buscando un cambio. Hace una semana que arribó a la cordillera. Planea dedicarse a su emprendimiento de elaboración de bombones y alfajores artesanales. Visitó FM Tiempo Esquel 102.1Mhz, para contar su historia de vida.

El objetivo de Soledad García (33) es retomar su trabajo y ayudar en tareas sociales en Esquel, junto a personas que la han recibido, además de la “Iglesia Evengélica Pentecostal Dios habla hoy”.

Contó que con su emprendimiento le iba demasiado bien en Trelew, y decidir radicarse en la zona cordillerana es un volver a empezar.

Rehabilitada

“Soy una chica rehabilitada hace diez años de las adicciones. Pasé por muchas situaciones fuertes; vengo de sufrir el abuso infantil, y llegando a mi adolescencia agarré las drogas y el alcoholismo. Consumía marihuana, cocaína, pastillas, pegamento. Un montón de veneno”.

Pero Soledad reaccionó después de muchos golpes, con intento de suicidio varias veces. “La pasé mal porque en mi grupo de adolescentes me manipularon; no quería consumir pero me decían que si no lo hacía era una tonta, y por quedar bien con el grupo y por curiosidad, comencé a drogarme sin pensar en que iba a caer en lugares tan bajos”.

Esa trampa en la que cayó, la llevó a incursionar en la prostitución, robar y tener problemas con la Justicia. “Vivía en la calle y me iba de la provincia a dedo a otros lugares”, expresó la joven. En Río Gallegos, Santa Cruz, fue víctima de trata.

Sexo

La droga cuesta y los adictos hacen cualquier cosa para tenerla. Ella se hacía de las dosis porque los hombres se la regalaban, muchas veces a cambio de sexo. Eso la introdujo en la prostitución.  De la trata en Río Gallegos “me escapé porque estaba privada de mi libertad sin contacto ni con mi familia, y me engañaron ofreciéndome drogas para llevarme, ya que me encontraba en situación de calle en Comodoro Rivadavia a los 19 años”.

Fue una chica la que la llevó a Río Gallegos. Allí le dieron las instrucciones para que consumiera y tuviera relaciones con los hombres que visitaban el lugar. “Me iban creando una deuda por la comida que me daban, por los cigarrillos, la ropa, y todo el día estaba bajo llave hasta que llegaba la noche cuando empezaba a consumir drogas”.

El tiempo la hizo pensar en escaparse y lo planificó. “La primera vez que lo intenté el ´fiolo´ se enteró porque una noche antes se lo comenté a unos tipos con los que estuve compartiendo”.

Su idea era desaparecer de ese infierno una mañana. “Pero cuando busqué la salida me encontró con el fiolo durmiendo en un sillón con un arma. Eso me dio más fuerza y planifiqué nuevamente el escape, pero sin decírselo a nadie”.

Una noche, mientras todas las chicas se preparaban para recibir a los clientes, Soledad tomó coraje, agarró su bolso y se fue ayudada por un habitué del lugar. “Yo no sabía dónde estaba, porque me llevaron ahí de noche”.

Luego de su escapea “salió a buscarme el fiolo; me escondí y al otro día la persona que me ayudó hizo que me lleve un camión a Comodoro; me di cuenta que fui víctima de trata hace dos años, porque en ese tiempo para mí eran normales esas cosas, y sentía que era culpa mía, no de ellos, aún cuando me ofrecieron hacerme un DNI falso para que no me encuentre la Policía, y hasta me propusieron trasladarme a Chile. Las personas que saben de estos temas me advirtieron que fui víctima de trata”.

Lamentó la joven que robó, se involucró en hechos de violencia y lastimó a otras chicas. Compartía esa vida con una amiga a la que mató el novio, en el ámbito de la droga.

“Con la droga uno se pierde y pasa por momentos de risas y de angustia. Al día cuando se va el efecto, llegan los terribles bajones y la depresión”. Soledad advirtió que es un negocio rápido de quienes venden el consumo, causando muertes. “Es muy feo estar enfermo, sin corazón, y como en esas circunstancias uno no se quiere, tampoco quiere a nadie”.

Cuando tenía 22 años y estaba internada en Salud Mental, se le acercó un chico que le contó su vida con estos flagelos y le ofreció que viaje a un centro de rehabilitación de Rosario, Santa Fe. “Me habló de la esperanza y la fe en Dios, y de que estaba a tiempo para otra oportunidad”.

Aceptó esa oportunidad y viajó a Rosario, donde permaneció 5 meses en rehabilitación. “Ese lugar era muy estricto. Pero sirve y cura”, reveló la joven valiente, contenta porque en ese centro hizo un curso de chocolatería como parte de la terapia. Hoy lo utiliza para fabricar bombones y alfajores artesanales.

Cuando regresó a Trelew, Soledad se dedicó a dar charlas de prevención en escuelas y otras instituciones, mientras buscaba qué hacer ya que no tenía dinero. Fue entonces que aprovechó el curso de chocolatería para su sustento.

Reconocida

“No pensé que con mi emprendimiento lograría tanto. Tuve reconocimientos y gané concursos”. El año pasado fue convocada al Congreso de la Nación para exponer su testimonio de vida, obteniendo un reconocimiento en tercer lugar. “Con este trabajo me encontré con la felicidad, aunque como todo ser humano aprendí a llorar y a vivir con los problemas hasta superarlos”.

El pastor Víctor Antinao, de la “Iglesia Evengélica Pentecostal Dios habla hoy”, estuvo acompañando a la chica junto a la vecina Ángela Salinas. “Recibimos a todas las personas que han tenido estas situaciones y quieren conocer a Cristo”. Años atrás fue alcohólico y decidió irse a Bahía Blanca para cambiar. “Pero seguí siendo el borracho más perdido. El alcohol atrapa y es difícil salir. Por suerte en 1990 Dios salió a mi encuentro y agradezco, porque volví a Esquel en 2006 y ahora soy pastor”.#
 


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