Dos hombres aparecieron calcinados y la policía mató al sospechoso que se había atrincherado

Dos hombres fueron encontrados asesinados y con sus cuerpos totalmente calcinados dentro de un auto en Villa Fiorito, y el supuesto autor del doble crimen se atrincheró durante varias horas en una casa, donde mantuvo a un niño y a una mujer de rehenes hasta que finalmente murió al enfrentarse con policías que ingresaron por la fuerza a detenerlo.

12 MAR 2018 - 14:51 | Actualizado

la principal hipótesis de la investigación apunta a que el doble homicida se vengó por una supuesta deuda que el padre de una de sus víctimas mantenía con él por hechos de "entraderas" y secuestros extorsivos.

Todo comenzó poco antes de las 23 de ayer, cuando un llamado al 911 alertó sobre un Chevrolet Corsa gris que se prendía fuego en las calles Chubut y Magallanes, de Villa Caraza, partido de Lanús, en el sur del conurbano.

Según las fuentes, los bomberos se trasladaron hasta el lugar y tras apagar el incendio hallaron los cuerpos calcinados de dos hombres identificados luego por la Policía como Teodoro Alexis Sebastián Cáceres (22) y Leandro Fabián Duarte (33), ambos domiciliados en la vecina localidad de Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora, y con antecedentes penales.

Los investigadores determinaron que el Corsa incendiado, dominio OSD 874, pertenecía a Cáceres, quien, de acuerdo con los datos aportados por testigos, anoche había sido visto con su primo Carlos Esteban González (30), un ex convicto con domicilio en la calle Pilar 262 de Villa Fiorito, a unas seis cuadras del lugar del hallazgo de los cadáveres.

Las fuentes señalaron que Cáceres trabajaba como remisero en una agencia de la zona y que Duarte era un amigo suyo que iba de acompañante en el auto, y que por iniciativa del primero, éste le había pedido ayuda a su primo para darle un escarmiento a un hombre que había maltratado a su madre.

Sin embargo, las sospechas indican que los primos pertenecían a una banda que cometía "entraderas" y secuestros y que el ex convicto se quería cobrar una deuda que mantenía con su tío -y padre de Cáceres-, actualmente preso.

En tanto, los testigos señalaron que en momentos en que el Corsa se prendía fuego, un hombre y una mujer descendieron del asiento trasero del auto y se fueron antes de la llegada de los bomberos y los policías.

"Se determinó que ese hombre que iba en el asiento trasero (luego identificado como González) fue quien asesinó a los dos que iban adelante, que luego los roció con alcohol y los prendió fuego, tras lo cual huyó", dijo a la prensa el Superintendente de la Zona Sur, comisario mayor Nicolás Ordaz.

El jefe policial explicó que el sospechoso también intentó quemar viva a su concubina, una joven de 24 años que estaba en pareja con él hacía ocho meses, pero que ésta se salvó porque logró bajarse del auto y sacarse la ropa mientras se le prendía fuego.

Esta mujer, que actuó amenazada por González, fue quien señaló a su concubino como el autor del doble crimen ante los investigadores que cerca de las 6.30 se dirigieron al domicilio del sospechoso.

"La mujer nos trajo hasta la casa de la calle Pilar donde ella vivía con González, su hijo de cinco años y su madre. Y ahí lo encontramos con sus facultades mentales alteradas. Por eso perimetramos el lugar a cien metros a la redonda y fue convocado personal idóneo para negociar", aseguró Ordaz.

Al verse rodeado por los policías, el sospechoso amenazó a la inquilina de la planta alta y a su hija de 6 años, pero, a partir de las primeras negociaciones de un experto del Grupo Halcón, esas dos víctimas fueron rescatadas ilesas.

Según Ordaz, González se negó a entregarse y permaneció atrincherado "hasta que finalmente se optó por irrumpir en el lugar, con el aval de la fiscal que se hallaba supervisando el operativo".

Los voceros indicaron que minutos después del mediodía, el Grupo Halcón ingresó a la vivienda con postas de goma, a raíz lo cual, el sospechoso efectuó ocho tiros, uno de los cuales hirió a un perro de la Policía y otro impactó en el escudo de protección de uno de los efectivos.

Ante esta situación, los policías realizaron cinco disparos con postas de plomo, una de las cuales impactó en la cabeza del sospechoso que murió cuando era trasladado al Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora.

Los informantes policiales detallaron que González había sido condenado en 2010 a cuatro años de prisión por robo agravado y que tenía otras dos causas penales en proceso.

Además, voceros judiciales precisaron a Télam que durante la negociación, el sospechoso le envió a un amigo un video vía Whatsapp en el que se lo pudo observar con varias armas y consumiendo drogas.

Por su parte, Ordaz agregó que la concubina de González contó que éste era extremadamente violento y la sometía a agresiones físicas y psicológicas.

"Nos contó que se despertaba con la pistola en mano y le apuntaba en la cabeza", relató el jefe policial, quien, consultado sobre el móvil del doble crimen, explicó: "Quiso cobrarse una vieja deuda familiar, el padre del que manejaba el auto (Cáceres) tenía una deuda con él."

Mientras que la fiscal de la causa, Mariela Bonafine, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 descentralizada de Lanús, ordenó el secuestro de dos pistolas Glock -una .40 y otra 9 milímetros- y una escopeta 12/70 halladas en la casa de González y la realización de las autopsias de los tres cuerpos.

Sobre cómo murieron Cáceres y Duarte, las pruebas apuntan a que recibieron un tiro en la cabeza cada uno, tras lo cual, el asesino tomó el volante del Corsa y luego los prendió fuego con dos botellas de alcohol que compró en el camino.

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12 MAR 2018 - 14:51

la principal hipótesis de la investigación apunta a que el doble homicida se vengó por una supuesta deuda que el padre de una de sus víctimas mantenía con él por hechos de "entraderas" y secuestros extorsivos.

Todo comenzó poco antes de las 23 de ayer, cuando un llamado al 911 alertó sobre un Chevrolet Corsa gris que se prendía fuego en las calles Chubut y Magallanes, de Villa Caraza, partido de Lanús, en el sur del conurbano.

Según las fuentes, los bomberos se trasladaron hasta el lugar y tras apagar el incendio hallaron los cuerpos calcinados de dos hombres identificados luego por la Policía como Teodoro Alexis Sebastián Cáceres (22) y Leandro Fabián Duarte (33), ambos domiciliados en la vecina localidad de Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora, y con antecedentes penales.

Los investigadores determinaron que el Corsa incendiado, dominio OSD 874, pertenecía a Cáceres, quien, de acuerdo con los datos aportados por testigos, anoche había sido visto con su primo Carlos Esteban González (30), un ex convicto con domicilio en la calle Pilar 262 de Villa Fiorito, a unas seis cuadras del lugar del hallazgo de los cadáveres.

Las fuentes señalaron que Cáceres trabajaba como remisero en una agencia de la zona y que Duarte era un amigo suyo que iba de acompañante en el auto, y que por iniciativa del primero, éste le había pedido ayuda a su primo para darle un escarmiento a un hombre que había maltratado a su madre.

Sin embargo, las sospechas indican que los primos pertenecían a una banda que cometía "entraderas" y secuestros y que el ex convicto se quería cobrar una deuda que mantenía con su tío -y padre de Cáceres-, actualmente preso.

En tanto, los testigos señalaron que en momentos en que el Corsa se prendía fuego, un hombre y una mujer descendieron del asiento trasero del auto y se fueron antes de la llegada de los bomberos y los policías.

"Se determinó que ese hombre que iba en el asiento trasero (luego identificado como González) fue quien asesinó a los dos que iban adelante, que luego los roció con alcohol y los prendió fuego, tras lo cual huyó", dijo a la prensa el Superintendente de la Zona Sur, comisario mayor Nicolás Ordaz.

El jefe policial explicó que el sospechoso también intentó quemar viva a su concubina, una joven de 24 años que estaba en pareja con él hacía ocho meses, pero que ésta se salvó porque logró bajarse del auto y sacarse la ropa mientras se le prendía fuego.

Esta mujer, que actuó amenazada por González, fue quien señaló a su concubino como el autor del doble crimen ante los investigadores que cerca de las 6.30 se dirigieron al domicilio del sospechoso.

"La mujer nos trajo hasta la casa de la calle Pilar donde ella vivía con González, su hijo de cinco años y su madre. Y ahí lo encontramos con sus facultades mentales alteradas. Por eso perimetramos el lugar a cien metros a la redonda y fue convocado personal idóneo para negociar", aseguró Ordaz.

Al verse rodeado por los policías, el sospechoso amenazó a la inquilina de la planta alta y a su hija de 6 años, pero, a partir de las primeras negociaciones de un experto del Grupo Halcón, esas dos víctimas fueron rescatadas ilesas.

Según Ordaz, González se negó a entregarse y permaneció atrincherado "hasta que finalmente se optó por irrumpir en el lugar, con el aval de la fiscal que se hallaba supervisando el operativo".

Los voceros indicaron que minutos después del mediodía, el Grupo Halcón ingresó a la vivienda con postas de goma, a raíz lo cual, el sospechoso efectuó ocho tiros, uno de los cuales hirió a un perro de la Policía y otro impactó en el escudo de protección de uno de los efectivos.

Ante esta situación, los policías realizaron cinco disparos con postas de plomo, una de las cuales impactó en la cabeza del sospechoso que murió cuando era trasladado al Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora.

Los informantes policiales detallaron que González había sido condenado en 2010 a cuatro años de prisión por robo agravado y que tenía otras dos causas penales en proceso.

Además, voceros judiciales precisaron a Télam que durante la negociación, el sospechoso le envió a un amigo un video vía Whatsapp en el que se lo pudo observar con varias armas y consumiendo drogas.

Por su parte, Ordaz agregó que la concubina de González contó que éste era extremadamente violento y la sometía a agresiones físicas y psicológicas.

"Nos contó que se despertaba con la pistola en mano y le apuntaba en la cabeza", relató el jefe policial, quien, consultado sobre el móvil del doble crimen, explicó: "Quiso cobrarse una vieja deuda familiar, el padre del que manejaba el auto (Cáceres) tenía una deuda con él."

Mientras que la fiscal de la causa, Mariela Bonafine, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 descentralizada de Lanús, ordenó el secuestro de dos pistolas Glock -una .40 y otra 9 milímetros- y una escopeta 12/70 halladas en la casa de González y la realización de las autopsias de los tres cuerpos.

Sobre cómo murieron Cáceres y Duarte, las pruebas apuntan a que recibieron un tiro en la cabeza cada uno, tras lo cual, el asesino tomó el volante del Corsa y luego los prendió fuego con dos botellas de alcohol que compró en el camino.


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