El Huracán Narváez, el hombre sin edad que va por todo

La confianza previa de Narváez siempre es la misma, aún cuando no es favorito y combate a miles de kms de la Patagonia. Sabe que no es favorito ante el sudafricano Tete, rival del sábado en Belfast, Irlanda del Norte y sin embargo, lo capitaliza. “Sé la pelea que tengo que hacer. No es fácil pero vengo a ganar”, avisó.

¿El tamaño cuenta? Zolani Teté y Omar Narváez se conocieron ayer en Belfast y mañana deberán cumplir con el pesaje oficial del combate del sábado.
18 ABR 2018 - 21:06 | Actualizado

La experiencia le juega a favor en múltiples aspectos. Conoce su cuerpo, cómo alcanzar el máximo rendimiento, dónde apuntar con el entrenamiento de calidad y sobre todo, maneja los porqués que tanto taladran la imaginación de los especialistas.

Sabe que no la tiene fácil y que no gozará de la simpatía del público, pues le aguarda seguramente un recibimiento frío y un trato “de visitante” en la Arena SSE de Belfast (televisará TyC Sports desde las 17). Omar Narváez sabe que todo lo adverso que se vivirá abajo, se puede revertir en el ring, a la hora de la verdad cuando la campana lo ponga frente a frente con el rival que tanto esperó.

Zolani Tete fue escurridizo, postergó por una lesión la pelea anunciada originalmente para febrero y siempre quiso sacar de foco al “Huracán” que a los 42 años parece tomarse el boxeo como un disfrute. Ahora se alinearon los planetas y el boxeador de Trelew parece estar mejor que nunca. Se ríe del almanaque, tiene el físico de un joven y la motivación parece brotarle naturalmente. Es que si gana no solamente se quedará con el cetro gallo OMB sino que se convertirá en el primer argentino en ser campeón del mundo en tres divisiones distintas. El de Trelew ya reinó entre los moscas y los supermoscas y ahora redobla la apuesta, tras aquel olvidable intento fallido ante Nonito Donaire en los Estados Unidos.

Tete no es como el depredador japonés Naoya Inoue. No se le parece pero casi. El sudafricano es altísimo para la división y potencia su enorme pegada con brazos interminables, capaces de romper cualquier cintura. Viene de noquear en once segundos en su última presentación y nadie duda que saldrá con la misma lógica destructiva a intentar sacarse de encima al argentino, técnicamente en otra vereda.

Narváez es el que tiene el librito bajo el brazo, el que puede proponer –si lo quisiera- algo distinto. A diferencia de sus últimos combates, deberá hacer valer todos sus recursos defensivos, para mantenerse lejos del tiro y para frustrar los seguros ataques del campeón. Y además, deberá “llevar” tomando riesgos, exponiéndose a las contras y sacándole rédito a dos factores claves: velocidad y piernas.

“Si bien se trata de un muy buen rival, mi experiencia me servirá mucho arriba del ring, tengo varias peleas mundialistas, además estoy bien física y psicológicamente, así que espero llegar a mi tercera corona mundial”, dijo Narváez en Irlanda donde en la última semana, realizó el último tramo de su entrenamiento y adaptación junto a su equipo.

“Sé que hay muchas dudas –destacó- él tiene todas las ventajas: pelea de local acá en Belfast; mide 1,73 o 1,74 y yo 1,59; es un campeón joven pero me he preparado muy bien y arriba del ring puede pasar cualquier cosa. Yo subo a ganar, a buscar ese título”. Y sobre la radiografía de la pelea anticipó: “Él va a salir a querer tirarme del ring y le puede jugar en contra en caso de no encontrarme. El que no arriesga no gana, y estoy dispuesto a arriesgar todo”.

La mala noticia son los antecedentes: Narváez fue derrotado en sus últimas dos salidas, a la ya citada con Donaire se le agrega el nocaut efectivo ante Inoue en Tokio. La buena es que el trelewense es capaz de reírse de todas las lógicas y de ponerle su pequeño cuerpo a la adversidad. Se ganó el derecho dándole una paliza al ruso Nikolai Potapov y parece transitar por un gran momento a punto de anotar en su licencia su pelea número 53 con solamente 2 derrotas. Deberá poner en funcionamiento el laboratorio y más que nunca, creer en su boxeo.

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¿El tamaño cuenta? Zolani Teté y Omar Narváez se conocieron ayer en Belfast y mañana deberán cumplir con el pesaje oficial del combate del sábado.
18 ABR 2018 - 21:06

La experiencia le juega a favor en múltiples aspectos. Conoce su cuerpo, cómo alcanzar el máximo rendimiento, dónde apuntar con el entrenamiento de calidad y sobre todo, maneja los porqués que tanto taladran la imaginación de los especialistas.

Sabe que no la tiene fácil y que no gozará de la simpatía del público, pues le aguarda seguramente un recibimiento frío y un trato “de visitante” en la Arena SSE de Belfast (televisará TyC Sports desde las 17). Omar Narváez sabe que todo lo adverso que se vivirá abajo, se puede revertir en el ring, a la hora de la verdad cuando la campana lo ponga frente a frente con el rival que tanto esperó.

Zolani Tete fue escurridizo, postergó por una lesión la pelea anunciada originalmente para febrero y siempre quiso sacar de foco al “Huracán” que a los 42 años parece tomarse el boxeo como un disfrute. Ahora se alinearon los planetas y el boxeador de Trelew parece estar mejor que nunca. Se ríe del almanaque, tiene el físico de un joven y la motivación parece brotarle naturalmente. Es que si gana no solamente se quedará con el cetro gallo OMB sino que se convertirá en el primer argentino en ser campeón del mundo en tres divisiones distintas. El de Trelew ya reinó entre los moscas y los supermoscas y ahora redobla la apuesta, tras aquel olvidable intento fallido ante Nonito Donaire en los Estados Unidos.

Tete no es como el depredador japonés Naoya Inoue. No se le parece pero casi. El sudafricano es altísimo para la división y potencia su enorme pegada con brazos interminables, capaces de romper cualquier cintura. Viene de noquear en once segundos en su última presentación y nadie duda que saldrá con la misma lógica destructiva a intentar sacarse de encima al argentino, técnicamente en otra vereda.

Narváez es el que tiene el librito bajo el brazo, el que puede proponer –si lo quisiera- algo distinto. A diferencia de sus últimos combates, deberá hacer valer todos sus recursos defensivos, para mantenerse lejos del tiro y para frustrar los seguros ataques del campeón. Y además, deberá “llevar” tomando riesgos, exponiéndose a las contras y sacándole rédito a dos factores claves: velocidad y piernas.

“Si bien se trata de un muy buen rival, mi experiencia me servirá mucho arriba del ring, tengo varias peleas mundialistas, además estoy bien física y psicológicamente, así que espero llegar a mi tercera corona mundial”, dijo Narváez en Irlanda donde en la última semana, realizó el último tramo de su entrenamiento y adaptación junto a su equipo.

“Sé que hay muchas dudas –destacó- él tiene todas las ventajas: pelea de local acá en Belfast; mide 1,73 o 1,74 y yo 1,59; es un campeón joven pero me he preparado muy bien y arriba del ring puede pasar cualquier cosa. Yo subo a ganar, a buscar ese título”. Y sobre la radiografía de la pelea anticipó: “Él va a salir a querer tirarme del ring y le puede jugar en contra en caso de no encontrarme. El que no arriesga no gana, y estoy dispuesto a arriesgar todo”.

La mala noticia son los antecedentes: Narváez fue derrotado en sus últimas dos salidas, a la ya citada con Donaire se le agrega el nocaut efectivo ante Inoue en Tokio. La buena es que el trelewense es capaz de reírse de todas las lógicas y de ponerle su pequeño cuerpo a la adversidad. Se ganó el derecho dándole una paliza al ruso Nikolai Potapov y parece transitar por un gran momento a punto de anotar en su licencia su pelea número 53 con solamente 2 derrotas. Deberá poner en funcionamiento el laboratorio y más que nunca, creer en su boxeo.


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