La Columna de Elio Rossi // ¿Quién se atrevería a discutir la alegría del otro?

La alegría personal es un absoluto. Es intransferible y es imposible mensurar desde una subjetividad que no sea la propia. Todo bien con que los hinchas festejen. Y todo bien con que, cuando viene la mala, se sientan desfallecer. Es un tema para terapeutas en todo caso, no para una columna futbolera.

14 MAY 2018 - 21:19 | Actualizado

Digo esto porque amagó con convertirse en polémica la legitimidad del festejo cuando los Macana s Brothers encabezaron el logro del Bi-Campeonato tras el empate sufrido con Gelp. Los hinchas cantaron hasta perder la voz. Salieron a las calles y colmaron la Bombonera. Chapeau. Uno puede interpretar que habían sufrido lo suficiente con el semestre del equipo como para no aliviarse a grito limpio y cargadas correspondientes a todos los rivales. Los que parecieron no tomar nota fueron los que tienen responsabilidad en la conducción: el entrenador y su hermano mellizo.

Es que los Macana s Brothers saben que ponen en juego su futuro como entrenadores de Boca mañana cuando reciban (y cabe esperar, ganen), su partido con Alianza Lima del Perú por primera fase de Copa Libertadores.

Hasta se permite el Planeta Boca (Tévez por ejemplo), imaginar que serían “cochería” si hubieran quedado en manos de River y no del Palmeiras.

Palmeiras perdió –otra vez- con su clásico rival. El clima del estadio, tal como ocurrió aquella noche frente a Boca unas semanas atrás, no será el mejor ¿Y Junior de Barranquilla?

Es, probablemente, la formación más endeble de un equipo colombiano que haya participado en un Copa Libertadores. Yimmy Chará y Teo Gutiérrez más el buen arquero uruguayo Sebastián Viera parecen ser los únicos argumentos más o menos sólidos del plantel. Y Teo recuerda la “doctrina Coco Basile”: si se levanta bien te pinta la cara, pero si durmió mal, además de no tocarla, es posible que lo rajen. Casi que estoy escuchando el vozarrón de Le Cocó.

Ese débil equipo debe ganar en Brasil. O empatar si Boca empata.

O incluso permitirse perder si Boca –impensable- pierde con Alianza Lima en la Bombonera.

¿De qué estamos hablando?

De las debilidades que ha mostrado el Macana s Brothers Team.

Debilidades que se han manifestado en la virulencia de la puesta en escena de la histeria de Guillermo ante Fernando Rapallini.

Nadie vio ni escuchó a Rapallini decirle a Gago lo que Gago dice que le dijo. No se ha visto –al momento de escribirse estas líneas- una imagen de frente del árbitro del empate con Huracán al que se le pueda efectuar una lectura de labios. De existir esa imagen y corroborarse los dichos de Gago, Rapallini estaría camino a Siberia.

Imposible empatizar con el mellizo ventajero. Sobreactúa su coraje. Uno hace gala de lo que escasea, psicoanálisis dixit. La mayor ofensa que uno puede infringirle a Guillermo es tildarlo de “cagón”.

Permítanme el término si son tan amables. Es el que usó Marcelo Bielsa cuando lo llamó (estaba en el banco), para que entrara en un partido contra Brasil y el mellizo le dijo que “no estaba para jugar”. Venía de un trastorno muscular pero había sido incluido en el plantel. “¡Cagón!” lo apostrofó duramente Bielsa al lado de la raya.

El mellizo jamás se lo perdonó.

Detesta de Riquelme lo que nunca pudo igualar en la compareta con Jota R: puesto a ganarle a Real Madrid, nadie le iba a quitar la pelota jamás. Aún cuando el Mellizo Guillermo ostente la mayor cantidad de títulos (sumando futbolista y entrenador), no le llega a los talones en coraje a Riquelme.

Guillermo lo sabe. Román también.

Por eso lo ningunea cada vez que puede y deja en claro que Guillermo al lado del Chelo Delgado no puede resistir la mínima comparación.

Lo hace en público y en privado.

En manos de Guillermo está Boca. Y en manos de Palmeiras. Si no pasa de ronda (algo casi imposible), se irá antes de que Angelici lo eche. Todos lo saben. Por eso podrá sentir que el Bi valió la pena si pasa la prueba. De lo contrario, el Bi, la luz de un fósforo habrá sido.

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14 MAY 2018 - 21:19

Digo esto porque amagó con convertirse en polémica la legitimidad del festejo cuando los Macana s Brothers encabezaron el logro del Bi-Campeonato tras el empate sufrido con Gelp. Los hinchas cantaron hasta perder la voz. Salieron a las calles y colmaron la Bombonera. Chapeau. Uno puede interpretar que habían sufrido lo suficiente con el semestre del equipo como para no aliviarse a grito limpio y cargadas correspondientes a todos los rivales. Los que parecieron no tomar nota fueron los que tienen responsabilidad en la conducción: el entrenador y su hermano mellizo.

Es que los Macana s Brothers saben que ponen en juego su futuro como entrenadores de Boca mañana cuando reciban (y cabe esperar, ganen), su partido con Alianza Lima del Perú por primera fase de Copa Libertadores.

Hasta se permite el Planeta Boca (Tévez por ejemplo), imaginar que serían “cochería” si hubieran quedado en manos de River y no del Palmeiras.

Palmeiras perdió –otra vez- con su clásico rival. El clima del estadio, tal como ocurrió aquella noche frente a Boca unas semanas atrás, no será el mejor ¿Y Junior de Barranquilla?

Es, probablemente, la formación más endeble de un equipo colombiano que haya participado en un Copa Libertadores. Yimmy Chará y Teo Gutiérrez más el buen arquero uruguayo Sebastián Viera parecen ser los únicos argumentos más o menos sólidos del plantel. Y Teo recuerda la “doctrina Coco Basile”: si se levanta bien te pinta la cara, pero si durmió mal, además de no tocarla, es posible que lo rajen. Casi que estoy escuchando el vozarrón de Le Cocó.

Ese débil equipo debe ganar en Brasil. O empatar si Boca empata.

O incluso permitirse perder si Boca –impensable- pierde con Alianza Lima en la Bombonera.

¿De qué estamos hablando?

De las debilidades que ha mostrado el Macana s Brothers Team.

Debilidades que se han manifestado en la virulencia de la puesta en escena de la histeria de Guillermo ante Fernando Rapallini.

Nadie vio ni escuchó a Rapallini decirle a Gago lo que Gago dice que le dijo. No se ha visto –al momento de escribirse estas líneas- una imagen de frente del árbitro del empate con Huracán al que se le pueda efectuar una lectura de labios. De existir esa imagen y corroborarse los dichos de Gago, Rapallini estaría camino a Siberia.

Imposible empatizar con el mellizo ventajero. Sobreactúa su coraje. Uno hace gala de lo que escasea, psicoanálisis dixit. La mayor ofensa que uno puede infringirle a Guillermo es tildarlo de “cagón”.

Permítanme el término si son tan amables. Es el que usó Marcelo Bielsa cuando lo llamó (estaba en el banco), para que entrara en un partido contra Brasil y el mellizo le dijo que “no estaba para jugar”. Venía de un trastorno muscular pero había sido incluido en el plantel. “¡Cagón!” lo apostrofó duramente Bielsa al lado de la raya.

El mellizo jamás se lo perdonó.

Detesta de Riquelme lo que nunca pudo igualar en la compareta con Jota R: puesto a ganarle a Real Madrid, nadie le iba a quitar la pelota jamás. Aún cuando el Mellizo Guillermo ostente la mayor cantidad de títulos (sumando futbolista y entrenador), no le llega a los talones en coraje a Riquelme.

Guillermo lo sabe. Román también.

Por eso lo ningunea cada vez que puede y deja en claro que Guillermo al lado del Chelo Delgado no puede resistir la mínima comparación.

Lo hace en público y en privado.

En manos de Guillermo está Boca. Y en manos de Palmeiras. Si no pasa de ronda (algo casi imposible), se irá antes de que Angelici lo eche. Todos lo saben. Por eso podrá sentir que el Bi valió la pena si pasa la prueba. De lo contrario, el Bi, la luz de un fósforo habrá sido.


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