Editorial / Sigue el diálogo de sordos en medio de un clima social espeso y desesperanzador

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

09 JUN 2018 - 21:44 | Actualizado

El Gobierno de Chubut y los gremios estatales siguen abriendo las puertas equivocadas. Cuando parecía que los acampes, toma de ministerios y oficinas públicas, fuego en las calles de Rawson y cortes de ruta en varios sitios de la provincia, empezaban a extenderse más de la cuenta y el Gobierno necesitaba poner en caja el reclamo haciendo una oferta seria, concisa y –sobre todo –negociada, otra vez las cosas volvieron a foja cero. O peor, a menos diez, porque lo que pueda ocurrir a partir de mañana en Rawson puede ser la peor semana en casi dos décadas que se haya vivido en el corazón político de Chubut.

Espectadores

La mayoría de los chubutenses sigue el reclamo de los estatales –sobre todo el de los docentes- como propio. No solo por conciencia social sino por el interés familiar que implica saber si sus hijos van a volver de una vez por todas a las aulas a tratar de recuperar el terreno perdido en este primer trimestre escolar.

El jueves, buena parte de la sociedad asistió en vivo y en directo a través de la pantalla del canal oficial a una reunión en la que las partes demostraron lo que muchos intuían: se trata de un diálogo de sordos, en donde cada uno dice algo que no tiene nada que ver con lo que responde el otro.

Es común que esto suceda en una reunión entre un Gobierno y los sindicatos. Pero verlo en vivo y en directo sentado en el living de su casa fue realmente inédito. ¿A quién se le ocurrió que era buena idea televisar una reunión en el SUM de una escuela con muchos dirigentes gremiales que hacían cola para pegarle al Gobierno, al gobernador Mariano Arcioni y martillar sobre su ausencia en los distintos encuentros que mantuvieron los gremios con los funcionarios provinciales?

Tal vez, desde la idea de dar “transparencia” a una reunión en donde se discuten los destinos de muchos chubutenses fue una buena iniciativa. Pero los funcionarios que ocuparon la cabecera de la mesa quedaron en clara minoría ante los cachetazos de los diferentes secretarios generales, que no ahorraron ni un poco a la hora de enrostrarles cosas.

No era necesario sentar a funcionarios de distintos rangos y áreas por sentarlos, para dar una imagen de equipo cohesionado. Tendrían que haber estado los necesarios, los que tenían algo para aportar. No son tiempos para priorizar la puesta en escena por sobre la búsqueda de soluciones. La sociedad chubutense está esperando soluciones, no transmisiones de la “cocina” política.

Estrategias erradas

Tampoco los gremios pueden contentarse con rechazar sistemáticamente las ofertas del Gobierno. Es verdad que hace dos semanas la única respuesta que se escuchaba de funcionarios provinciales era “no hay plata.” Las dos propuestas económicas, aunque insuficientes, fueron un avance. Y los otros puntos de las dos ofertas presentadas no eran para menospreciar en medio de tanta malaria.

Tal vez, el Gobierno pecó de excesiva lentitud al tirar sobre la mesa una carta fuerte que, sin embargo, terminó siendo –al menos, por ahora- una mala jugada. El anuncio de la apertura de paritarias luego de negarlas durante un tiempo, fue un triunfo de los gremios y, sobre todo, de los cientos de trabajadores que están en la calle desde hace semanas, congelados durante las frías madrugadas y muy fuertes durante el día, sosteniendo una lucha que ellos creen imprescindible.

No se entiende por qué la oferta del gobernador Arcioni de abrir las paritarias ahora (el ministro coordinador, Marcial Paz, confesó que él quería abrirlas recién en el segundo semestre y que fue el mandatario provincial el que dijo que había que adelantarlas) llegó a la reunión del jueves con fecha 18 de junio, el primer lunes luego del comienzo del Mundial de Rusia.

Si se trataba de expresarles a los gremios que había voluntad de adelantarlas, bueno hubiera sido que la oferta fuera abrirlas ya, sentarse esta semana que arranca a fijar las fechas de paritarias por sector y, tal vez, desde mañana o pasado calmar los ánimos de los docentes para que terminen la toma y vuelvan a las aulas a recuperar parte del terreno perdido. En cambio, la estrategia utilizada causó una nueva dilación de los gremios, advertencias de un “lunes complicado” en Rawson y la extensión del paro docente por toda la semana.

Por qué se eligió darles la chance a los sindicalistas de quejarse por la falta de precisión en el llamado a paritarias, es una incógnita. Tal vez, haya que buscar respuestas a esta estrategia equivocada en la falta de pericia política de algunos interlocutores del gobernador, que han demostrado cierta torpeza para tratar de encarrilar una situación que por supuesto es compleja, pero de la que se sale con cintura política, negociación, un poco de rosca y, sobre todo, sentido común.

Tratar a los gremialistas como jugadores de segunda, correrlos por los medios o acusarlos de conspiradores por reunirse con tres diputados opositores que no tienen relevancia política alguna, no es el camino. Es hora de cambiar la estrategia porque los riesgos siguen aumentando y el tiempo se acaba.

Enterate de las noticias de PROVINCIA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.

Las más leídas

09 JUN 2018 - 21:44

El Gobierno de Chubut y los gremios estatales siguen abriendo las puertas equivocadas. Cuando parecía que los acampes, toma de ministerios y oficinas públicas, fuego en las calles de Rawson y cortes de ruta en varios sitios de la provincia, empezaban a extenderse más de la cuenta y el Gobierno necesitaba poner en caja el reclamo haciendo una oferta seria, concisa y –sobre todo –negociada, otra vez las cosas volvieron a foja cero. O peor, a menos diez, porque lo que pueda ocurrir a partir de mañana en Rawson puede ser la peor semana en casi dos décadas que se haya vivido en el corazón político de Chubut.

Espectadores

La mayoría de los chubutenses sigue el reclamo de los estatales –sobre todo el de los docentes- como propio. No solo por conciencia social sino por el interés familiar que implica saber si sus hijos van a volver de una vez por todas a las aulas a tratar de recuperar el terreno perdido en este primer trimestre escolar.

El jueves, buena parte de la sociedad asistió en vivo y en directo a través de la pantalla del canal oficial a una reunión en la que las partes demostraron lo que muchos intuían: se trata de un diálogo de sordos, en donde cada uno dice algo que no tiene nada que ver con lo que responde el otro.

Es común que esto suceda en una reunión entre un Gobierno y los sindicatos. Pero verlo en vivo y en directo sentado en el living de su casa fue realmente inédito. ¿A quién se le ocurrió que era buena idea televisar una reunión en el SUM de una escuela con muchos dirigentes gremiales que hacían cola para pegarle al Gobierno, al gobernador Mariano Arcioni y martillar sobre su ausencia en los distintos encuentros que mantuvieron los gremios con los funcionarios provinciales?

Tal vez, desde la idea de dar “transparencia” a una reunión en donde se discuten los destinos de muchos chubutenses fue una buena iniciativa. Pero los funcionarios que ocuparon la cabecera de la mesa quedaron en clara minoría ante los cachetazos de los diferentes secretarios generales, que no ahorraron ni un poco a la hora de enrostrarles cosas.

No era necesario sentar a funcionarios de distintos rangos y áreas por sentarlos, para dar una imagen de equipo cohesionado. Tendrían que haber estado los necesarios, los que tenían algo para aportar. No son tiempos para priorizar la puesta en escena por sobre la búsqueda de soluciones. La sociedad chubutense está esperando soluciones, no transmisiones de la “cocina” política.

Estrategias erradas

Tampoco los gremios pueden contentarse con rechazar sistemáticamente las ofertas del Gobierno. Es verdad que hace dos semanas la única respuesta que se escuchaba de funcionarios provinciales era “no hay plata.” Las dos propuestas económicas, aunque insuficientes, fueron un avance. Y los otros puntos de las dos ofertas presentadas no eran para menospreciar en medio de tanta malaria.

Tal vez, el Gobierno pecó de excesiva lentitud al tirar sobre la mesa una carta fuerte que, sin embargo, terminó siendo –al menos, por ahora- una mala jugada. El anuncio de la apertura de paritarias luego de negarlas durante un tiempo, fue un triunfo de los gremios y, sobre todo, de los cientos de trabajadores que están en la calle desde hace semanas, congelados durante las frías madrugadas y muy fuertes durante el día, sosteniendo una lucha que ellos creen imprescindible.

No se entiende por qué la oferta del gobernador Arcioni de abrir las paritarias ahora (el ministro coordinador, Marcial Paz, confesó que él quería abrirlas recién en el segundo semestre y que fue el mandatario provincial el que dijo que había que adelantarlas) llegó a la reunión del jueves con fecha 18 de junio, el primer lunes luego del comienzo del Mundial de Rusia.

Si se trataba de expresarles a los gremios que había voluntad de adelantarlas, bueno hubiera sido que la oferta fuera abrirlas ya, sentarse esta semana que arranca a fijar las fechas de paritarias por sector y, tal vez, desde mañana o pasado calmar los ánimos de los docentes para que terminen la toma y vuelvan a las aulas a recuperar parte del terreno perdido. En cambio, la estrategia utilizada causó una nueva dilación de los gremios, advertencias de un “lunes complicado” en Rawson y la extensión del paro docente por toda la semana.

Por qué se eligió darles la chance a los sindicalistas de quejarse por la falta de precisión en el llamado a paritarias, es una incógnita. Tal vez, haya que buscar respuestas a esta estrategia equivocada en la falta de pericia política de algunos interlocutores del gobernador, que han demostrado cierta torpeza para tratar de encarrilar una situación que por supuesto es compleja, pero de la que se sale con cintura política, negociación, un poco de rosca y, sobre todo, sentido común.

Tratar a los gremialistas como jugadores de segunda, correrlos por los medios o acusarlos de conspiradores por reunirse con tres diputados opositores que no tienen relevancia política alguna, no es el camino. Es hora de cambiar la estrategia porque los riesgos siguen aumentando y el tiempo se acaba.


NOTICIAS RELACIONADAS