El Papa acepta la renuncia de tres obispos chilenos

Francisco aceptó la renuncia tras el escándalo por la falta de transparencia ante denuncias de abusos sexuales a menores en Chile. La decisión fue celebrada por las víctimas, que llevan años denunciando los abusos a los que fueron sometidos.

11 JUN 2018 - 13:17 | Actualizado

Los religiosos que dejarán sus cargos son el obispo de Osorno, Juan Barros; de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, quienes junto a otros 31 obispos habían presentado su dimisión a Francisco en mayo pasado, cuando se reunieron con él en el Vaticano.

Al presentar sus renuncias, los obispos chilenos reconocieron que habían cometido "graves errores y omisiones" ante las denuncias de abusos.

Tras aceptar las renuncias de estos tres religiosos Francisco nombró administradores apostólicos "sede plena" en las tres diócesis, indicó la agencia española EFE.

El Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos "Apostolorum Successores", establece que "en circunstancias particulares, la Santa Sede puede, de manera extraordinaria, disponer que en una diócesis sea nombrado un administrador apostólico sede plena".

Conocida la decisión, el obispo destituido Juan Barros publicó una carta en la que se despide de la diócesis, da las gracias a quienes le apoyaron y pide “con humildad" disculpas "por mis limitaciones y lo que no pude lograr”.

“Empieza un nuevo día en la Iglesia Católica de Chile! Se van tres obispos corruptos y seguirán más”, tuiteó hoy Juan Carlos Cruz, una de las primeras víctimas en levantar la voz contra el padre Fernando Karadima, quien presentó su testimonio a Francisco en mayo pasado.

Es un momento “emocionante por tantos que han luchado por ver este día”, y concluyó que “la banda de obispos delincuentes del Episcopado de Chile se empieza a desintegrar hoy”, agregó Cruz.

Por su parte, José Andrés Murillo, otra de las víctimas de Karadima, dijo que la decisión del pontífice “hay que llamarla por su nombre: el papa despidió a tres obispos”

“Al menos dos de ellos sabemos que han estado implicados en abuso directamente o en encubrimiento”, subrayó además.

Murillo celebró que con estas destituciones se comience a hablar “de una cultura de abuso y encubrimiento en la Conferencia Episcopal patológica, narcisista”.

En tanto, el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, declaró que “el dolor y las consecuencias de los abusos sexuales contra niños, niñas y jóvenes cometidos en las últimas décadas es un tema que va mucho más allá de la salida de un obispo”.

También mostró su aprobación a la medida el vocero de la asociación de Laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, quien dijo a Radio Cooperativa local que “ahora se reconoce que estos tontos y zurdos no éramos enemigos de la Iglesia”.

Claret señaló que consideran que el papa “debe dar garantías no sólo de remoción de personas, sino que de cambios de actitudes y de instituciones para que jamás esto ocurra”.

En este contexto, cobra relevancia la llegada de mañana a Chile de los emisarios papales Charles Scicluna y Jordi Bartomeu, quienes ya estuvieron en el país en marzo y de quienes se espera que ayuden a elegir nuevos obispos para las diócesis vacantes.

Incluso se espera que comuniquen alguna otra destitución.

Mientras se decide quiénes serán los obispos que reemplacen a los que renunciaron, Francisco designó en Puerto Montt a Ricardo Basilio Morales Galindo, en Valparaíso a Pedro Mario Ossandón Buljevic y en Osorno a Jorge Enrique Conchua Cayuqueo, los dos últimos obispos auxiliares de Santiago de Chile en la actualidad.

Durante su viaje a Chile, en enero pasado, el papa había defendido a Barros, considerado uno de los encubridores de Karadima, quien en 2011 fue condenado por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia por violaciones y abusos sexuales a menores y las ramificaciones del caso.

A su regreso al Vaticano, el papa ordenó una investigación y al conocer los resultados dijo que había sido mal informado, por lo que pidió perdón a todas las víctimas y recibió personalmente a algunas de ellas.

11 JUN 2018 - 13:17

Los religiosos que dejarán sus cargos son el obispo de Osorno, Juan Barros; de Valparaíso, Gonzalo Duarte García de Cortázar, y de Puerto Montt, Cristián Caro Cordero, quienes junto a otros 31 obispos habían presentado su dimisión a Francisco en mayo pasado, cuando se reunieron con él en el Vaticano.

Al presentar sus renuncias, los obispos chilenos reconocieron que habían cometido "graves errores y omisiones" ante las denuncias de abusos.

Tras aceptar las renuncias de estos tres religiosos Francisco nombró administradores apostólicos "sede plena" en las tres diócesis, indicó la agencia española EFE.

El Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos "Apostolorum Successores", establece que "en circunstancias particulares, la Santa Sede puede, de manera extraordinaria, disponer que en una diócesis sea nombrado un administrador apostólico sede plena".

Conocida la decisión, el obispo destituido Juan Barros publicó una carta en la que se despide de la diócesis, da las gracias a quienes le apoyaron y pide “con humildad" disculpas "por mis limitaciones y lo que no pude lograr”.

“Empieza un nuevo día en la Iglesia Católica de Chile! Se van tres obispos corruptos y seguirán más”, tuiteó hoy Juan Carlos Cruz, una de las primeras víctimas en levantar la voz contra el padre Fernando Karadima, quien presentó su testimonio a Francisco en mayo pasado.

Es un momento “emocionante por tantos que han luchado por ver este día”, y concluyó que “la banda de obispos delincuentes del Episcopado de Chile se empieza a desintegrar hoy”, agregó Cruz.

Por su parte, José Andrés Murillo, otra de las víctimas de Karadima, dijo que la decisión del pontífice “hay que llamarla por su nombre: el papa despidió a tres obispos”

“Al menos dos de ellos sabemos que han estado implicados en abuso directamente o en encubrimiento”, subrayó además.

Murillo celebró que con estas destituciones se comience a hablar “de una cultura de abuso y encubrimiento en la Conferencia Episcopal patológica, narcisista”.

En tanto, el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, declaró que “el dolor y las consecuencias de los abusos sexuales contra niños, niñas y jóvenes cometidos en las últimas décadas es un tema que va mucho más allá de la salida de un obispo”.

También mostró su aprobación a la medida el vocero de la asociación de Laicos de Osorno, Juan Carlos Claret, quien dijo a Radio Cooperativa local que “ahora se reconoce que estos tontos y zurdos no éramos enemigos de la Iglesia”.

Claret señaló que consideran que el papa “debe dar garantías no sólo de remoción de personas, sino que de cambios de actitudes y de instituciones para que jamás esto ocurra”.

En este contexto, cobra relevancia la llegada de mañana a Chile de los emisarios papales Charles Scicluna y Jordi Bartomeu, quienes ya estuvieron en el país en marzo y de quienes se espera que ayuden a elegir nuevos obispos para las diócesis vacantes.

Incluso se espera que comuniquen alguna otra destitución.

Mientras se decide quiénes serán los obispos que reemplacen a los que renunciaron, Francisco designó en Puerto Montt a Ricardo Basilio Morales Galindo, en Valparaíso a Pedro Mario Ossandón Buljevic y en Osorno a Jorge Enrique Conchua Cayuqueo, los dos últimos obispos auxiliares de Santiago de Chile en la actualidad.

Durante su viaje a Chile, en enero pasado, el papa había defendido a Barros, considerado uno de los encubridores de Karadima, quien en 2011 fue condenado por la Justicia canónica a una vida de reclusión y penitencia por violaciones y abusos sexuales a menores y las ramificaciones del caso.

A su regreso al Vaticano, el papa ordenó una investigación y al conocer los resultados dijo que había sido mal informado, por lo que pidió perdón a todas las víctimas y recibió personalmente a algunas de ellas.


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