Sarmiento: “Ensueño”, el cabaret de esclavas sexuales

Le dicen “Stefi”. Se llama Rogelia Llancamil. Fue condenada a 8 años de cárcel por explotar al menos a cinco chicas que quedaron atrapadas en un sistema de multas y deudas diseñado para que no pudieran escapar. Les cobraba desde la comida hasta los preservativos, y se quedaba con su plata.

17 JUN 2018 - 20:45 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

Le dicen “Stefi” y fue condenada a 8 años de cárcel por trata y explotación sexual de 5 mujeres. Se trata de Rogelia Cristina Llancamil. Era dueña del cabaret “Ensueño”, en Sarmiento. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia ordenó decomisar el boliche.

La primera pista fue un allanamiento que secuestró más de 120 libretas sanitarias expedidas por la Municipalidad de Sarmiento. Era octubre de 2014. Gendarmería detectó siete locales con mujeres en esa ciudad: “La Tía II”, “Tiffani”, “Esperanza”, “Bar Alicia”, “Yuli”, “Ibiza” y “Ensueño”. Encontró dos chicas dispuestas a declarar. Todas habían llegado al cabaret porque “Stefi” les prometió bienestar, les pagó los pasajes, las esperó en la terminal de ómnibus, las llevó y las alojó.

El celular de Llancamil fue intervenido. Tenía 8 a su nombre: sospechaba que la escuchaban. La vigilancia encubierta descubrió pases –servicios sexuales por plata- mucho más frecuentes que en otros boliches. A las chicas “Stefi” les daba comida de “Ibiza”, su restaurant. A las más jóvenes las tenía bajo amenaza y si se negaban al sexo fuera del horario nocturno las llegaba a trompear.

Una madrugada de setiembre de 2015 Gendarmería allanó el cabaret, en Perito Moreno y 28 de Julio. Separaron a mujeres de clientes. Secuestraron cuadernos con anotaciones de nombres de fantasía de mujeres y sumas de dinero, precios de tragos, preservativos, celulares y plata. Los montos y porcentajes eran distintos según duración y lugar del pase. Era la contabilidad de la trata.

En su cartera “Stefi” tenía dos libretas sanitarias. Había una casa contigua con varios cuartos. Para llegar había que salir a la vereda. Había heladera, barras, cortinas, tarimas, sillones, consola grabadora de video de una cámara de seguridad de circuito cerrado. Se hallaron camas preparadas, caloventores y preservativos usados en el piso y también en un tarro. La puerta de emergencia estaba clausurada y era imposible salir.

El mismo día se allanó “Ibiza”, Perito Moreno 736. Estaba el hijo de la mujer. Hallaron documentación, cuadernos con anotaciones, un sobre con fotos de hombres y mujeres, y plata. Había una barra, dos freezers, una fonola digital, un equipo de música, un TV y mesas de billar.

Había chicas de Comodoro Rivadavia, Misiones y Buenos Aires. A varias las esperó en la terminal. Les impuso las condiciones: precio y duración de los servicios sexuales, horario de atención, limpieza del lugar y prohibición de usar celular. Sólo la primera copa era para ellas. El resto era mitad y mitad, como con los pases.

Les aplicaba un severo sistema de multas de hasta 3 mil pesos por desobedecerla, llegar tarde, dar el teléfono a un cliente, irse antes sin avisar, quedarse dormidas, negarse a atender a un cliente, romper cosas o pelearse o no regresar a las 23.30. Esto generaba una deuda forzada y continua para las chicas. Hasta las agredía. Así las sometió y las forzó a quedarse: siempre le debían dinero.

El fallo consideró que “Stefi” se aprovechó de la pobreza de las mujeres, sin familiares en la zona. Y que las cinco víctimas estaban “atrapadas”.

Declaró D.G.A. Contó que “Stefi” le mandó el pasaje. En su primer día en Sarmiento conocieron “Ensueño” y cenaron en “Ibiza”. Pagaron ellas. Se ducharon y trabajaron de 0 a 12. “Otras se quedaron hasta más tarde, yo me retiré y le dije que no aguantaba más”.

Su nombre de fantasía era “Laura”. No tenían libreta sanitaria. “Nos hicimos los estudios en la Clínica de Sarmiento, y como Bromatología estaba cerrado por vacaciones, ´Stefi´ habló con un contacto para acelerar nuestro trámite”.

Vivían en el cabaret. Una puerta iba al boliche y otra a las habitaciones. Al local lo dividía una cortina. “Vivía una chica infectada de sífilis con un niño de cuatro años; otra chica estaba embarazada de ocho meses y trabajaba así. Cuidaba a los hijos de las chicas y les cobraba el doble que una niñera”.

El testimonio habló de una tal Joana, dedicada a provocar peleas internas. “Ocasionó varias y sospecho que lo hacía intencionalmente para que ´Stefi´ nos cobrara las multas. Si te olvidabas de limpiar la pieza o te quedabas dormida te cobraba $1.500”. Les mandaba todos los días comida de ´Ibiza´ sin que ellas lo pidieran y les descontaba.

“Un día hice $3.000 y le pedí el dinero, pero sólo nos daba $200 por día y decía que el resto nos lo iba a dar a fin de mes”. Les cobraba los pasajes y los artículos de limpieza, $300 por mes cada chica. Logró escapar con “July”, una compañera.

J.E.S.A. declaró que se separó de un novio en 2009. Se deprimió y una amiga le ofreció trabajo en Sarmiento. “Stefi” le pagó el pasaje. “Me hizo una libreta trucha que pertenecía a otra chica y le puso mi foto”. Las copas iban desde cerveza hasta champagne. El cliente le pagaba a la dueña. La conocían como “Ariana”.

“Me retuvo el DNI pos seis meses, y no me lo quería dar, hasta que logré recuperarlo”. La multó con $3 mil porque un cliente rompió un vidrio de una mesa. Un vaso eran $50 y les descontaba hasta los preservativos.

“Una chica de nombre real Brisa estaba embarazada y reventó la bolsa durante el pase y la llevaron al médico; fue en 2009. Hay una chica ahora que tiene sífilis y sigue trabajando y haciendo ´pases´ y que está con su hijo de cuatro años que viven adentro del boliche”, reveló. Esta víctima pidió ingresar al sistema de protección de testigos con sus hijos.

C.R.R. vivía con su mamá en Misiones. Era empleada doméstica. Estuvo con su nene en “Ensueño” y como no podían pagar un alquiler, vivían en el boliche. Trabajaba de 0 a 4 de lunes a jueves. “La comida la compraba en el restaurante Ibiza, los artículos de limpieza los tenía que pagar, papel higiénico, lavandina y desodorante de piso”. Hacía pases afuera. “Una vez me dijo que no lo hiciera porque arruinaba el trabajo del boliche, porque los clientes no iban”.

La dominicana M.D.R.V. llegó en setiembre de 2014 al cabaret. “No se podía tener el celular en del boliche porque les ponía una multa, no le podían dar su número al cliente ni salir con él a ´garronearlo´”. Trabajó toda la semana de 0 a 6. No podía irse antes. Cuando se tomaba un franco por enfermedad “les gritaba, las trataba mal, le tenían miedo”. Realizaba hasta 4 pases por noche. Todo se anotaba en cuadernos. “´Stefi´ sabe todo lo que hacen mientras no están en el boliche trabajando, si salen a comer o las invitan a algún lado les dicen que están ‘garroneando con los clientes´ y les cobra una multa de $2.000”. La mujer dos veces debió pagar $2.000 por intercambiar teléfonos con un cliente en el boliche; y otra vez $1.500 porque un señor la llevó a su casa en su auto. La comida siempre era de “Ibiza” y se las descontaba: una docena de empanadas de jamón y queso, $300; una hamburguesa, $250; un sándwich de milanesa completo, $350. La mujer no ganó mucho pero algo le mandó a su familia de República Dominicana. “Dios es justo porque ´Stefi´ las maltrató mucho a todas”.

C.E.C. llegó de Misiones en 2013. “Carla” fue su nombre de fantasía. Era mucama de un hotel en Iguazú y se le venció el contrato. Llancamil le mandó el pasaje. El cliente le pagaba la hora y Stefi les daba la llave de la habitación. Salían por una puerta a la calle y entraban a la pieza. Cuando se cumplía la hora le tocaba un timbre.

Una vez por semana les tocaba limpiar la habitación y si no iba cobraba una multa. “No podían salir con hombres afuera, si las veía le cobraba una multa y si se peleaban, igual”.

Hacían todos los estudios en la clínica. Ellas pagaban los elementos de limpieza, hasta el detergente para lavar las copas. “Podía darles el teléfono a los clientes a escondidas, si se enteraba te decía de todo”.

Llegaron a ser 11 mujeres: “Cecilia”, “Vanesa”, “Shaya” y “Lucy” entre otras.

“Stefi tenía un buen pasar económico, viajaba, tenía coche, los hijos todos con buen coche, tenía una rotisería, vivía bien”.

“Carla” reconoció los cuadernos con los turnos de limpieza. Le quedó debiendo plata. “Todos los días ponía una excusa nueva”.#

“Llancamil se comportaba como la verdadera dueña del tiempo productivo de las personas”

El fallo fue Nora Cabrera de Monella, Alejandro Ruggero y Mario Reynaldi. Los jueces explicaron que en el delito de trata “al objeto únicamente se lo mantiene en condiciones de vida exclusivamente en la medida que reporte ingresos económicos. La persona es lisa y llanamente una cosa que acarrea beneficios”.

De las víctimas de Sarmiento, “dos escapaban de una situación angustiante; otra aceptó venir porque había perdido su trabajo, tenía un hijo menor que alimentar y su situación económica era desesperante, condiciones que también ostentaba la cuarta, además de ser extranjera”. Sentían que tenían una chance de ayudar a sus hijos y familias.

Las chicas eran “extremadamente pobres, jóvenes, a muchos kilómetros de su ciudad de origen, -y en dos casos de sus países-con hijos pequeños a cargo, eran personas frágiles y vulnerables, de bajo nivel socio cultural y desconocían el medio, sin asistencia”. Rogelia Llancamil lo sabía y hasta les retenía la documentación.

Las mujeres eran desocupadas o habían escapado de situaciones de explotación en otros boliches. “Stefi” las obligaba a consumir la comida de su local Ibiza, lo que les generaba deudas. “Es la cuestión económica el verdadero instrumento de sometimiento utilizado por la imputada”.

“Llancamil se comportaba como verdadera dueña del tiempo productivo de las personas”. Si alguna tenía sexo fuera del cabaret les cobraba mil pesos por cada hora de ausencia.

Se quedaba con la recaudación “como un instrumento más de sometimiento, obligando a las mujeres a tener que explicar los motivos de sus requerimientos monetarios a su explotadora que así mantenía el dominio de sus economías”

La defensa dijo que “Ensueño” no era “una comunidad evangélica” y tenía habilitación de la Municipalidad de Sarmiento como cabaret. “Toda la comunidad sabía de qué se trataba”, justificó. Pero según el TOF, “si bien puede coincidirse con no es un convento de Carmelitas Descalzas, sino un negocio que habilita la autoridad, no debe perderse de vista que lo que está prohibido no es la venta de bebidas alcohólicas a mayores en un local comercial sino la explotación sexual”.

“Para combatir este flagelo se necesitan fuerzas de seguridad capacitadas, de funcionarios municipales que controlen las condiciones de los locales que habiliten, de operadores judiciales proactivos en la investigación y en el juzgamiento, y de una sociedad atenta y comprometida. Recordémoslo con firmeza para que la trata no avance sobre nosotros”, advirtió la sentencia.#

Un burdel con menores, chicas enfermas y hasta una embarazada que rompió bolsa

Según el informe del personal de la Oficina de Rescate y Asistencia a las Víctimas de Tráfico y Trata, de las entrevistas con las jóvenes del cabaret se notó que “a pesar de sus angustias y temores por la situación a que fueron sometidas decidieron colaborar, concluyendo que existiría servidumbre, inducción al alcoholismo y tráfico y trata”.

Eran tres argentinas y tres dominicanas, presuntas víctimas. Hablaron en Sarmiento.

“Se observaron indicios como reclutamiento y explotación, amenazas, multas, violencia, engaño y vulneración de derechos, incomunicación en horario laboral, abuso de autoridad, aprovechamiento por estado de vulneración social como el caso del menor de edad –hijo de una de las señoras entrevistadas- que residió hasta febrero de 2015 dentro de la whiskería ´Ensueño´, pernotando en un box donde se realizaban pases, fraude económico y explotación sexual”.

Detalles

María Soledad Malvichini integra la Oficina de Rescate. Participó en el procedimiento en “Ensueño”. Entrevistaron a dos mujeres que además de ejercer la prostitución vivían en box separados por cortinas. Una mujer aparentemente tenía sífilis y vivía con su hijo de 4 años en los box. Otra de las chicas rompió bolsa teniendo pases en el lugar. No podían usar el celular.

La dueña de “Ibiza” les daba comida estén en el lugar o no, y se las cobraba, generando todo el tiempo deuda. “Hablaban de maltrato de parte de esta señora, incluso mencionaron que Llancamil habría traído de Misiones un niño de 9 años a quien llevaba al local y trataba de mucamo”.

Algunas mujeres dieron testimonio en Comodoro Rivadavia y regresaron a Sarmiento. “Al entrevistar a las mujeres se advirtió que eran vulnerables por la condición económica y cultural, no eran de la localidad”. Había de Misiones, otras zonas del norte y de República Dominicana.

Sífilis y aborto

Elsa Haydee Pugh también es de la Oficina. “Contaron que una chica que vivía con ellas era la que hacía producir peleas para cobrarles multas (…) Había una chica que tenía sífilis y en el lugar se realizaban abortos clandestinos”.

En una oportunidad “a una chica la habían obligado a hacer un pase en una mesa de pool donde había roto bolsa, y había una chica que tenía un bebé al lado de donde se hacían pases”. Al menor de 9 años “Stefi” lo maltrataba y lo llevaba al negocio a hacer de cadete. Si no le cumplía le pegaba con una manguera.

“Engañadas”

En el cabaret entrevistó a tres argentinas y a tres dominicanas. Trabajaban de domingo a domingo, con un día libre a elección. “Al terminar la jornada le daban dinero y esas dos personas dijeron que para cobrar tenían que hablar con Ariel, que era un empresario petrolero que era cliente pero que calculaban que tenía algo que ver con Stefi”.

La conclusión de las entervistadoras fue que las jóvenes “se sentían vulnerables, el lugar no era acogedor y se sentían obligadas, engañadas, que tenían necesidad económica”. Dijeron que “Stefi” se compró un auto, un hotel en Comodoro y propiedades en Esquel con la plata de la explotación sexual.#

“Trabajar en lanoche no es bueno”"Stefi” contó que a los 14 años fue empleada doméstica, moza y madre a los 18. Pasó por una fábrica textil en Trelew, se divorció, vivió a Puerto Madryn y puso un kiosco de bijouterie. Era mayorista de regalería y artículos de kiosco. Viajaba a vender a Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado, Las Heras y Perito Moreno.

A los 37 años empezó a trabajar en la noche de Buenos Aires. En un boliche en la ruta bailaba y hacía copas. Pasó por Viedma, Esquel, Río Mayo, Puerto San Julián, Caleta Olivia. “Siempre trabajando en la noche, nunca me maltrataron. Hablaba con los dueños de los locales, bailaba, hacía copas y si quería hacer pases los hacía”.

“Siempre ayudé y aconsejé a las chicas, les decía que no gasten su plata, que la junten, que se compren una casa, un terreno”.

Rogelia Llancamil desde los 13 años “tenía que laburar si no, no tenía para comer. Eran 11 hermanos. Jamás puse una whiskería para vivir de las mujeres, fui una trabajadora toda la vida. Trabajar en la noche no es bueno, no era patrona o jefa de las chicas, era una más de ellas. En esta causa hay muchas mentiras y pasé a ser una perejil porque las ayudé siempre”.

Llancamil juró que no las explotó sino que las aconsejó y ayudó con alojamiento. Sostuvo que las denunciantes, “Laura” y “July”, la habían amenazado porque no las dejó trabajar en su boliche, y que mienten.

El cabaret abría a medianoche y cerraba a las 4 en invierno y a las 5 en verano. “Iba la que quería y le exigía libreta”. Cuando cerraban hacían cuentas con las chicas de las copas y les pagaba. La libreta sanitaria era bajo la categoría de “dama de sala”: la mujer que hace copas con habilitación municipal.#

“Te llenás de plata”

Una de las escuchas a Rogelia Llancamil demostró su método de captación:

-Mujer: ¿Hay muchas mujeres o no?

-“Stefi”: Y ahora son siete, ocho con Vivi son…

-M: Ah, hay bastante.

-S: Pero si vos venís, mejor.

-M: Ya veo, entonces voy a ver si me voy.

-S: Sí, sí, venite cuando quieras, esta re bueno el laburo boluda, más como vos trabajas, ¿sabes qué? Te llenás de plata ahora, por los precios que hay, así que cuando quieras venite o si te tengo que mandar el pasaje vemos, ¿dale? Vemos como hago para mandarte el pasaje, busco cualquier persona que te lo mande.

-M: Ah bueno, bueno, mejor todavía así no vendo nada.

-S: ¡No! No vendas, que vas a estar vendiendo las cosas boluda, no… yo te mando el pasaje, si yo sé que me lo pagas al toque..,no, no, vos decís cuando querés venir y me llamás y yo saco el pasaje, no te hagas drama.

-M: Ah bueno, bueno…

-S: Dale, dale quedamos así mamita, venite nomás.

-M: Bueno señora.

-S: Venite nomás, cuando quieras, si podés venite ahora para fin de mes...listo mama, quedamos así.

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17 JUN 2018 - 20:45

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

Le dicen “Stefi” y fue condenada a 8 años de cárcel por trata y explotación sexual de 5 mujeres. Se trata de Rogelia Cristina Llancamil. Era dueña del cabaret “Ensueño”, en Sarmiento. El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia ordenó decomisar el boliche.

La primera pista fue un allanamiento que secuestró más de 120 libretas sanitarias expedidas por la Municipalidad de Sarmiento. Era octubre de 2014. Gendarmería detectó siete locales con mujeres en esa ciudad: “La Tía II”, “Tiffani”, “Esperanza”, “Bar Alicia”, “Yuli”, “Ibiza” y “Ensueño”. Encontró dos chicas dispuestas a declarar. Todas habían llegado al cabaret porque “Stefi” les prometió bienestar, les pagó los pasajes, las esperó en la terminal de ómnibus, las llevó y las alojó.

El celular de Llancamil fue intervenido. Tenía 8 a su nombre: sospechaba que la escuchaban. La vigilancia encubierta descubrió pases –servicios sexuales por plata- mucho más frecuentes que en otros boliches. A las chicas “Stefi” les daba comida de “Ibiza”, su restaurant. A las más jóvenes las tenía bajo amenaza y si se negaban al sexo fuera del horario nocturno las llegaba a trompear.

Una madrugada de setiembre de 2015 Gendarmería allanó el cabaret, en Perito Moreno y 28 de Julio. Separaron a mujeres de clientes. Secuestraron cuadernos con anotaciones de nombres de fantasía de mujeres y sumas de dinero, precios de tragos, preservativos, celulares y plata. Los montos y porcentajes eran distintos según duración y lugar del pase. Era la contabilidad de la trata.

En su cartera “Stefi” tenía dos libretas sanitarias. Había una casa contigua con varios cuartos. Para llegar había que salir a la vereda. Había heladera, barras, cortinas, tarimas, sillones, consola grabadora de video de una cámara de seguridad de circuito cerrado. Se hallaron camas preparadas, caloventores y preservativos usados en el piso y también en un tarro. La puerta de emergencia estaba clausurada y era imposible salir.

El mismo día se allanó “Ibiza”, Perito Moreno 736. Estaba el hijo de la mujer. Hallaron documentación, cuadernos con anotaciones, un sobre con fotos de hombres y mujeres, y plata. Había una barra, dos freezers, una fonola digital, un equipo de música, un TV y mesas de billar.

Había chicas de Comodoro Rivadavia, Misiones y Buenos Aires. A varias las esperó en la terminal. Les impuso las condiciones: precio y duración de los servicios sexuales, horario de atención, limpieza del lugar y prohibición de usar celular. Sólo la primera copa era para ellas. El resto era mitad y mitad, como con los pases.

Les aplicaba un severo sistema de multas de hasta 3 mil pesos por desobedecerla, llegar tarde, dar el teléfono a un cliente, irse antes sin avisar, quedarse dormidas, negarse a atender a un cliente, romper cosas o pelearse o no regresar a las 23.30. Esto generaba una deuda forzada y continua para las chicas. Hasta las agredía. Así las sometió y las forzó a quedarse: siempre le debían dinero.

El fallo consideró que “Stefi” se aprovechó de la pobreza de las mujeres, sin familiares en la zona. Y que las cinco víctimas estaban “atrapadas”.

Declaró D.G.A. Contó que “Stefi” le mandó el pasaje. En su primer día en Sarmiento conocieron “Ensueño” y cenaron en “Ibiza”. Pagaron ellas. Se ducharon y trabajaron de 0 a 12. “Otras se quedaron hasta más tarde, yo me retiré y le dije que no aguantaba más”.

Su nombre de fantasía era “Laura”. No tenían libreta sanitaria. “Nos hicimos los estudios en la Clínica de Sarmiento, y como Bromatología estaba cerrado por vacaciones, ´Stefi´ habló con un contacto para acelerar nuestro trámite”.

Vivían en el cabaret. Una puerta iba al boliche y otra a las habitaciones. Al local lo dividía una cortina. “Vivía una chica infectada de sífilis con un niño de cuatro años; otra chica estaba embarazada de ocho meses y trabajaba así. Cuidaba a los hijos de las chicas y les cobraba el doble que una niñera”.

El testimonio habló de una tal Joana, dedicada a provocar peleas internas. “Ocasionó varias y sospecho que lo hacía intencionalmente para que ´Stefi´ nos cobrara las multas. Si te olvidabas de limpiar la pieza o te quedabas dormida te cobraba $1.500”. Les mandaba todos los días comida de ´Ibiza´ sin que ellas lo pidieran y les descontaba.

“Un día hice $3.000 y le pedí el dinero, pero sólo nos daba $200 por día y decía que el resto nos lo iba a dar a fin de mes”. Les cobraba los pasajes y los artículos de limpieza, $300 por mes cada chica. Logró escapar con “July”, una compañera.

J.E.S.A. declaró que se separó de un novio en 2009. Se deprimió y una amiga le ofreció trabajo en Sarmiento. “Stefi” le pagó el pasaje. “Me hizo una libreta trucha que pertenecía a otra chica y le puso mi foto”. Las copas iban desde cerveza hasta champagne. El cliente le pagaba a la dueña. La conocían como “Ariana”.

“Me retuvo el DNI pos seis meses, y no me lo quería dar, hasta que logré recuperarlo”. La multó con $3 mil porque un cliente rompió un vidrio de una mesa. Un vaso eran $50 y les descontaba hasta los preservativos.

“Una chica de nombre real Brisa estaba embarazada y reventó la bolsa durante el pase y la llevaron al médico; fue en 2009. Hay una chica ahora que tiene sífilis y sigue trabajando y haciendo ´pases´ y que está con su hijo de cuatro años que viven adentro del boliche”, reveló. Esta víctima pidió ingresar al sistema de protección de testigos con sus hijos.

C.R.R. vivía con su mamá en Misiones. Era empleada doméstica. Estuvo con su nene en “Ensueño” y como no podían pagar un alquiler, vivían en el boliche. Trabajaba de 0 a 4 de lunes a jueves. “La comida la compraba en el restaurante Ibiza, los artículos de limpieza los tenía que pagar, papel higiénico, lavandina y desodorante de piso”. Hacía pases afuera. “Una vez me dijo que no lo hiciera porque arruinaba el trabajo del boliche, porque los clientes no iban”.

La dominicana M.D.R.V. llegó en setiembre de 2014 al cabaret. “No se podía tener el celular en del boliche porque les ponía una multa, no le podían dar su número al cliente ni salir con él a ´garronearlo´”. Trabajó toda la semana de 0 a 6. No podía irse antes. Cuando se tomaba un franco por enfermedad “les gritaba, las trataba mal, le tenían miedo”. Realizaba hasta 4 pases por noche. Todo se anotaba en cuadernos. “´Stefi´ sabe todo lo que hacen mientras no están en el boliche trabajando, si salen a comer o las invitan a algún lado les dicen que están ‘garroneando con los clientes´ y les cobra una multa de $2.000”. La mujer dos veces debió pagar $2.000 por intercambiar teléfonos con un cliente en el boliche; y otra vez $1.500 porque un señor la llevó a su casa en su auto. La comida siempre era de “Ibiza” y se las descontaba: una docena de empanadas de jamón y queso, $300; una hamburguesa, $250; un sándwich de milanesa completo, $350. La mujer no ganó mucho pero algo le mandó a su familia de República Dominicana. “Dios es justo porque ´Stefi´ las maltrató mucho a todas”.

C.E.C. llegó de Misiones en 2013. “Carla” fue su nombre de fantasía. Era mucama de un hotel en Iguazú y se le venció el contrato. Llancamil le mandó el pasaje. El cliente le pagaba la hora y Stefi les daba la llave de la habitación. Salían por una puerta a la calle y entraban a la pieza. Cuando se cumplía la hora le tocaba un timbre.

Una vez por semana les tocaba limpiar la habitación y si no iba cobraba una multa. “No podían salir con hombres afuera, si las veía le cobraba una multa y si se peleaban, igual”.

Hacían todos los estudios en la clínica. Ellas pagaban los elementos de limpieza, hasta el detergente para lavar las copas. “Podía darles el teléfono a los clientes a escondidas, si se enteraba te decía de todo”.

Llegaron a ser 11 mujeres: “Cecilia”, “Vanesa”, “Shaya” y “Lucy” entre otras.

“Stefi tenía un buen pasar económico, viajaba, tenía coche, los hijos todos con buen coche, tenía una rotisería, vivía bien”.

“Carla” reconoció los cuadernos con los turnos de limpieza. Le quedó debiendo plata. “Todos los días ponía una excusa nueva”.#

“Llancamil se comportaba como la verdadera dueña del tiempo productivo de las personas”

El fallo fue Nora Cabrera de Monella, Alejandro Ruggero y Mario Reynaldi. Los jueces explicaron que en el delito de trata “al objeto únicamente se lo mantiene en condiciones de vida exclusivamente en la medida que reporte ingresos económicos. La persona es lisa y llanamente una cosa que acarrea beneficios”.

De las víctimas de Sarmiento, “dos escapaban de una situación angustiante; otra aceptó venir porque había perdido su trabajo, tenía un hijo menor que alimentar y su situación económica era desesperante, condiciones que también ostentaba la cuarta, además de ser extranjera”. Sentían que tenían una chance de ayudar a sus hijos y familias.

Las chicas eran “extremadamente pobres, jóvenes, a muchos kilómetros de su ciudad de origen, -y en dos casos de sus países-con hijos pequeños a cargo, eran personas frágiles y vulnerables, de bajo nivel socio cultural y desconocían el medio, sin asistencia”. Rogelia Llancamil lo sabía y hasta les retenía la documentación.

Las mujeres eran desocupadas o habían escapado de situaciones de explotación en otros boliches. “Stefi” las obligaba a consumir la comida de su local Ibiza, lo que les generaba deudas. “Es la cuestión económica el verdadero instrumento de sometimiento utilizado por la imputada”.

“Llancamil se comportaba como verdadera dueña del tiempo productivo de las personas”. Si alguna tenía sexo fuera del cabaret les cobraba mil pesos por cada hora de ausencia.

Se quedaba con la recaudación “como un instrumento más de sometimiento, obligando a las mujeres a tener que explicar los motivos de sus requerimientos monetarios a su explotadora que así mantenía el dominio de sus economías”

La defensa dijo que “Ensueño” no era “una comunidad evangélica” y tenía habilitación de la Municipalidad de Sarmiento como cabaret. “Toda la comunidad sabía de qué se trataba”, justificó. Pero según el TOF, “si bien puede coincidirse con no es un convento de Carmelitas Descalzas, sino un negocio que habilita la autoridad, no debe perderse de vista que lo que está prohibido no es la venta de bebidas alcohólicas a mayores en un local comercial sino la explotación sexual”.

“Para combatir este flagelo se necesitan fuerzas de seguridad capacitadas, de funcionarios municipales que controlen las condiciones de los locales que habiliten, de operadores judiciales proactivos en la investigación y en el juzgamiento, y de una sociedad atenta y comprometida. Recordémoslo con firmeza para que la trata no avance sobre nosotros”, advirtió la sentencia.#

Un burdel con menores, chicas enfermas y hasta una embarazada que rompió bolsa

Según el informe del personal de la Oficina de Rescate y Asistencia a las Víctimas de Tráfico y Trata, de las entrevistas con las jóvenes del cabaret se notó que “a pesar de sus angustias y temores por la situación a que fueron sometidas decidieron colaborar, concluyendo que existiría servidumbre, inducción al alcoholismo y tráfico y trata”.

Eran tres argentinas y tres dominicanas, presuntas víctimas. Hablaron en Sarmiento.

“Se observaron indicios como reclutamiento y explotación, amenazas, multas, violencia, engaño y vulneración de derechos, incomunicación en horario laboral, abuso de autoridad, aprovechamiento por estado de vulneración social como el caso del menor de edad –hijo de una de las señoras entrevistadas- que residió hasta febrero de 2015 dentro de la whiskería ´Ensueño´, pernotando en un box donde se realizaban pases, fraude económico y explotación sexual”.

Detalles

María Soledad Malvichini integra la Oficina de Rescate. Participó en el procedimiento en “Ensueño”. Entrevistaron a dos mujeres que además de ejercer la prostitución vivían en box separados por cortinas. Una mujer aparentemente tenía sífilis y vivía con su hijo de 4 años en los box. Otra de las chicas rompió bolsa teniendo pases en el lugar. No podían usar el celular.

La dueña de “Ibiza” les daba comida estén en el lugar o no, y se las cobraba, generando todo el tiempo deuda. “Hablaban de maltrato de parte de esta señora, incluso mencionaron que Llancamil habría traído de Misiones un niño de 9 años a quien llevaba al local y trataba de mucamo”.

Algunas mujeres dieron testimonio en Comodoro Rivadavia y regresaron a Sarmiento. “Al entrevistar a las mujeres se advirtió que eran vulnerables por la condición económica y cultural, no eran de la localidad”. Había de Misiones, otras zonas del norte y de República Dominicana.

Sífilis y aborto

Elsa Haydee Pugh también es de la Oficina. “Contaron que una chica que vivía con ellas era la que hacía producir peleas para cobrarles multas (…) Había una chica que tenía sífilis y en el lugar se realizaban abortos clandestinos”.

En una oportunidad “a una chica la habían obligado a hacer un pase en una mesa de pool donde había roto bolsa, y había una chica que tenía un bebé al lado de donde se hacían pases”. Al menor de 9 años “Stefi” lo maltrataba y lo llevaba al negocio a hacer de cadete. Si no le cumplía le pegaba con una manguera.

“Engañadas”

En el cabaret entrevistó a tres argentinas y a tres dominicanas. Trabajaban de domingo a domingo, con un día libre a elección. “Al terminar la jornada le daban dinero y esas dos personas dijeron que para cobrar tenían que hablar con Ariel, que era un empresario petrolero que era cliente pero que calculaban que tenía algo que ver con Stefi”.

La conclusión de las entervistadoras fue que las jóvenes “se sentían vulnerables, el lugar no era acogedor y se sentían obligadas, engañadas, que tenían necesidad económica”. Dijeron que “Stefi” se compró un auto, un hotel en Comodoro y propiedades en Esquel con la plata de la explotación sexual.#

“Trabajar en lanoche no es bueno”"Stefi” contó que a los 14 años fue empleada doméstica, moza y madre a los 18. Pasó por una fábrica textil en Trelew, se divorció, vivió a Puerto Madryn y puso un kiosco de bijouterie. Era mayorista de regalería y artículos de kiosco. Viajaba a vender a Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado, Las Heras y Perito Moreno.

A los 37 años empezó a trabajar en la noche de Buenos Aires. En un boliche en la ruta bailaba y hacía copas. Pasó por Viedma, Esquel, Río Mayo, Puerto San Julián, Caleta Olivia. “Siempre trabajando en la noche, nunca me maltrataron. Hablaba con los dueños de los locales, bailaba, hacía copas y si quería hacer pases los hacía”.

“Siempre ayudé y aconsejé a las chicas, les decía que no gasten su plata, que la junten, que se compren una casa, un terreno”.

Rogelia Llancamil desde los 13 años “tenía que laburar si no, no tenía para comer. Eran 11 hermanos. Jamás puse una whiskería para vivir de las mujeres, fui una trabajadora toda la vida. Trabajar en la noche no es bueno, no era patrona o jefa de las chicas, era una más de ellas. En esta causa hay muchas mentiras y pasé a ser una perejil porque las ayudé siempre”.

Llancamil juró que no las explotó sino que las aconsejó y ayudó con alojamiento. Sostuvo que las denunciantes, “Laura” y “July”, la habían amenazado porque no las dejó trabajar en su boliche, y que mienten.

El cabaret abría a medianoche y cerraba a las 4 en invierno y a las 5 en verano. “Iba la que quería y le exigía libreta”. Cuando cerraban hacían cuentas con las chicas de las copas y les pagaba. La libreta sanitaria era bajo la categoría de “dama de sala”: la mujer que hace copas con habilitación municipal.#

“Te llenás de plata”

Una de las escuchas a Rogelia Llancamil demostró su método de captación:

-Mujer: ¿Hay muchas mujeres o no?

-“Stefi”: Y ahora son siete, ocho con Vivi son…

-M: Ah, hay bastante.

-S: Pero si vos venís, mejor.

-M: Ya veo, entonces voy a ver si me voy.

-S: Sí, sí, venite cuando quieras, esta re bueno el laburo boluda, más como vos trabajas, ¿sabes qué? Te llenás de plata ahora, por los precios que hay, así que cuando quieras venite o si te tengo que mandar el pasaje vemos, ¿dale? Vemos como hago para mandarte el pasaje, busco cualquier persona que te lo mande.

-M: Ah bueno, bueno, mejor todavía así no vendo nada.

-S: ¡No! No vendas, que vas a estar vendiendo las cosas boluda, no… yo te mando el pasaje, si yo sé que me lo pagas al toque..,no, no, vos decís cuando querés venir y me llamás y yo saco el pasaje, no te hagas drama.

-M: Ah bueno, bueno…

-S: Dale, dale quedamos así mamita, venite nomás.

-M: Bueno señora.

-S: Venite nomás, cuando quieras, si podés venite ahora para fin de mes...listo mama, quedamos así.


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