Exceptuando la catástrofe de quedar afuera en la primera ronda de Corea-Japón 2002, la albiceleste había logrado quedar, al menos, entre los ocho mejores en los mundiales que se sucedieron desde México 1986.
El título en el Estadio Azteca y el subcampeonato en Italia 1990 habían sido la seguidilla de la mano de Diego Maradona y bajo la dirección de Carlos Bilardo.
En 1994, con Alfio Basile en el banco argentino, el Rose Bowl de Los Ángeles fue el escenario del último partido que disputó Argentina en esa Copa del Mundo: sin el nacido en Villa Fiorito, la Selección cayó en octavos de final por 3 a 2 frente a la Rumania que lideraban Gheorghe Hagi e Ilie Dumitrescu.
Cuatro años más tarde, en tierras francesas, el equipo que comandaba Daniel Passarella alcanzó a meterse entre los ocho mejores y no pudo superar a Holanda, que pasó a semifinales con el 2 a 1 final.
En el Lejano Oriente, la caída en primera ronda del equipo de Marcelo Bielsa sacudió a la Argentina, que había clasificado primera en las Eliminatorias sudamericanas con una ventaja de once puntos sobre el segundo, Ecuador.
En Alemania 2006, el plantel dirigido por José Pekerman volvió a llevar a la albiceleste a los cuartos de final: esa vez, los locales rompieron el sueño argentino en los penales tras el empate en uno.
Ciudad del Cabo fue la ciudad sudafricana en la que se volvió a revivir un duelo en cuartos de final contra los teutones: pese a la mística que le aportaba Maradona como técnico, la Selección sufrió un duro 4 a 0.
Esa eliminación de 2010 fue la última vez que a la Argentina le marcaron cuatro goles en el partido que marcó la despedida de una Copa del Mundo.
En Brasil 2014, otra vez aparecieron los alemanes para destruir el sueño argentino, aunque en esta ocasión fue en el partido más importante: la final, que quedó en manos de los europeos con el gol de Mario Götze sobre el pitazo final.
Este sábado, en el Kazán Arena, la ilusión se volvió a pinchar, nuevamente en manos de una selección europea: la Francia de Kylian Mbappé, Antoine Griezmann y Paul Pogba se quedó con la clasificación a cuartos de final y otra vez cuatro goles en el arco argentino.
Exceptuando la catástrofe de quedar afuera en la primera ronda de Corea-Japón 2002, la albiceleste había logrado quedar, al menos, entre los ocho mejores en los mundiales que se sucedieron desde México 1986.
El título en el Estadio Azteca y el subcampeonato en Italia 1990 habían sido la seguidilla de la mano de Diego Maradona y bajo la dirección de Carlos Bilardo.
En 1994, con Alfio Basile en el banco argentino, el Rose Bowl de Los Ángeles fue el escenario del último partido que disputó Argentina en esa Copa del Mundo: sin el nacido en Villa Fiorito, la Selección cayó en octavos de final por 3 a 2 frente a la Rumania que lideraban Gheorghe Hagi e Ilie Dumitrescu.
Cuatro años más tarde, en tierras francesas, el equipo que comandaba Daniel Passarella alcanzó a meterse entre los ocho mejores y no pudo superar a Holanda, que pasó a semifinales con el 2 a 1 final.
En el Lejano Oriente, la caída en primera ronda del equipo de Marcelo Bielsa sacudió a la Argentina, que había clasificado primera en las Eliminatorias sudamericanas con una ventaja de once puntos sobre el segundo, Ecuador.
En Alemania 2006, el plantel dirigido por José Pekerman volvió a llevar a la albiceleste a los cuartos de final: esa vez, los locales rompieron el sueño argentino en los penales tras el empate en uno.
Ciudad del Cabo fue la ciudad sudafricana en la que se volvió a revivir un duelo en cuartos de final contra los teutones: pese a la mística que le aportaba Maradona como técnico, la Selección sufrió un duro 4 a 0.
Esa eliminación de 2010 fue la última vez que a la Argentina le marcaron cuatro goles en el partido que marcó la despedida de una Copa del Mundo.
En Brasil 2014, otra vez aparecieron los alemanes para destruir el sueño argentino, aunque en esta ocasión fue en el partido más importante: la final, que quedó en manos de los europeos con el gol de Mario Götze sobre el pitazo final.
Este sábado, en el Kazán Arena, la ilusión se volvió a pinchar, nuevamente en manos de una selección europea: la Francia de Kylian Mbappé, Antoine Griezmann y Paul Pogba se quedó con la clasificación a cuartos de final y otra vez cuatro goles en el arco argentino.