Editorial / La reapertura de la paritaria, una movida de Arcioni para intentar corregir viejos errores

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Ahora sí. Arcioni cambió de postura y reabrió el diálogo con los gremios docentes.
07 JUL 2018 - 21:39 | Actualizado

Por primera vez en mucho tiempo el Gobierno provincial parece haber entendido un poco la lógica política. Si te corren el arco, hay que hacer todo lo posible para que lo dejen de hacer porque si la estrategia para contrarrestar al adversario es correrlo un poco más, como parecían sugerirle al gobernador Mariano Arcioni algunos de sus colaboradores más estrechos, el partido se alarga de manera innecesaria y las consecuencias son imprevisibles y nunca favorables.

El viernes, Arcioni tomó una medida sensata. En vez de correr el arco otra vez, le pasó la pelota a los gremios. Siguiendo esta metáfora futbolística, lo que el gobernador hizo fue bajar un poco el tono, abrir el juego y pronunciar una frase políticamente correcta y adecuada para la circunstancia: “Acá no tiene que haber ni vencedores ni vencidos”.

Aunque ratificó el decreto de aumento a los docentes que mandó a la Legislatura y ya le trajo más problemas que soluciones, el gobernador anunció la reapertura de la paritaria docente, la única que por ahora no logró poner en caja. Si algo le reclamaban los gremios al Gobierno era, precisamente, un poco de sensatez. Y, sobre todo, coherencia.

La oferta mejorada que presentó el viernes por la tarde no es la que pedían los dirigentes gremiales pero el Gobierno se estiró hasta la mitad de esos $ 300 pesos más que exigían los docentes en relación al ofrecimiento anterior. Además, se dejó expresamente sentado que no se descontarán los días de paro.

El viernes había cierta satisfacción en el Gobierno porque, entendían algunos, por primera vez parece verse algo de luz al final del camino. Los gremialistas fueron más cautos pero tuvieron una primera sensación al salir: muchos delegados y autoconvocados que estaban a las puertas de la Casa de Gobierno tomaron el nuevo ofrecimiento como un gesto positivo. No son pocos los que quieren aceptar, recomponer sus cuerpos y mentes en el receso escolar y seguir negociando después, pero con los docentes y los chicos en las aulas.

Cuestión de millones

Aunque se demoró unos días para firmarlo por las dudas técnicas que generaba, el gobernador finalmente terminó rubricando el decreto de aumento para los docentes. Es verdad que el Gobierno ha cometido en este tiempo todo tipo de errores en la negociación con los gremios docentes, pero tampoco nadie puede soslayar que un aumento salarial –aunque insuficiente- nunca puede ser una mala noticia para los trabajadores.

El decreto, posiblemente, termine quedando en la nada si mañana los docentes aceptan la oferta. Pero de cualquier modo quedaron números que merecen la pena ser analizados.

La diferencia de 300 pesos entre los $ 1.200 que ofreció el Gobierno y los $ 1.500 que reclamaban los gremios parece una cosa ínfima según con el cristal con que se mire: según los cálculos oficiales, divulgados por la propia ministra de Educación, Graciela Cigudosa, el aumento por decreto le demandaría a la Provincia unos $ 88 millones por mes, y si se daba el aumento que reclamaban los gremios, esa cifra trepaba hasta los $ 120 millones mensuales.

Entonces, la diferencia no eran $ 300 sino $ 32 millones mensuales, un número para nada sencillo para un Gobierno al que le cuesta juntar la plata para pagar los sueldos escalonados.

Si finalmente se aceptan los $ 1.350 que ofreció el Gobierno, el aumento costaría unos $ 16 millones extras al Estado. Es decir, unos $ 104 millones mensuales para poder cerrar la paritaria docente. En el panorama económico y financiero de una provincia ordenada no parece ser un número relevante. Pero en el caso de Chubut, la situación es tan delicada que cada compromiso asumido tiene que tener su correlato presupuestario porque el riesgo es prometer cosas que después no se puedan pagar.

Miradas

Son dos provincias distintas. La que ve el Gobierno y la que ve casi todo el resto del arco político. En este último grupo hay muchos matices, inclusive puntos de vista muy distintos. Pero todos terminan coincidiendo en que casi todos los caminos que ha tomado el gobernador Mariano Arcioni y su equipo han sido los menos indicados para tratar de salir del atolladero en el que vive el Gobierno desde el mismo día que asumió, hace ya casi nueve meses. Un parto, podría decirse.

En medio de las múltiples marchas de estatales, cortes de ruta y ollas populares frente al Ministerio de Educación, el gobernador se mostró en un acto en la Casa de Gobierno y pronunció una frase que sorprendió -y hasta enojó- a muchos: “Tenemos la provincia en orden y en funcionamiento como hace mucho tiempo no lo estaba.” Es cierto que el Gobierno ha logrado reducir algo el déficit que venía arrastrando, encarriló un poco el pago a los prestadores de la salud y cerró paritarias con varios sectores estatales, pero lejos está de poder exponer una situación ordenada que justifique semejante frase.

Y tampoco quedó claro si el desorden anterior al que se refería el gobernador incluía los casi dos años de gestión de Mario Das Neves, de la cual él era el vicegobernador.

Si la paritaria docente se termina cerrando mañana, el gobernador Arcioni tendrá la oportunidad de empezar a enderezar el rumbo de su Gobierno. Si por algún motivo eso no ocurre, el camino hacia 2019 será un calvario para todos.

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Ahora sí. Arcioni cambió de postura y reabrió el diálogo con los gremios docentes.
07 JUL 2018 - 21:39

Por primera vez en mucho tiempo el Gobierno provincial parece haber entendido un poco la lógica política. Si te corren el arco, hay que hacer todo lo posible para que lo dejen de hacer porque si la estrategia para contrarrestar al adversario es correrlo un poco más, como parecían sugerirle al gobernador Mariano Arcioni algunos de sus colaboradores más estrechos, el partido se alarga de manera innecesaria y las consecuencias son imprevisibles y nunca favorables.

El viernes, Arcioni tomó una medida sensata. En vez de correr el arco otra vez, le pasó la pelota a los gremios. Siguiendo esta metáfora futbolística, lo que el gobernador hizo fue bajar un poco el tono, abrir el juego y pronunciar una frase políticamente correcta y adecuada para la circunstancia: “Acá no tiene que haber ni vencedores ni vencidos”.

Aunque ratificó el decreto de aumento a los docentes que mandó a la Legislatura y ya le trajo más problemas que soluciones, el gobernador anunció la reapertura de la paritaria docente, la única que por ahora no logró poner en caja. Si algo le reclamaban los gremios al Gobierno era, precisamente, un poco de sensatez. Y, sobre todo, coherencia.

La oferta mejorada que presentó el viernes por la tarde no es la que pedían los dirigentes gremiales pero el Gobierno se estiró hasta la mitad de esos $ 300 pesos más que exigían los docentes en relación al ofrecimiento anterior. Además, se dejó expresamente sentado que no se descontarán los días de paro.

El viernes había cierta satisfacción en el Gobierno porque, entendían algunos, por primera vez parece verse algo de luz al final del camino. Los gremialistas fueron más cautos pero tuvieron una primera sensación al salir: muchos delegados y autoconvocados que estaban a las puertas de la Casa de Gobierno tomaron el nuevo ofrecimiento como un gesto positivo. No son pocos los que quieren aceptar, recomponer sus cuerpos y mentes en el receso escolar y seguir negociando después, pero con los docentes y los chicos en las aulas.

Cuestión de millones

Aunque se demoró unos días para firmarlo por las dudas técnicas que generaba, el gobernador finalmente terminó rubricando el decreto de aumento para los docentes. Es verdad que el Gobierno ha cometido en este tiempo todo tipo de errores en la negociación con los gremios docentes, pero tampoco nadie puede soslayar que un aumento salarial –aunque insuficiente- nunca puede ser una mala noticia para los trabajadores.

El decreto, posiblemente, termine quedando en la nada si mañana los docentes aceptan la oferta. Pero de cualquier modo quedaron números que merecen la pena ser analizados.

La diferencia de 300 pesos entre los $ 1.200 que ofreció el Gobierno y los $ 1.500 que reclamaban los gremios parece una cosa ínfima según con el cristal con que se mire: según los cálculos oficiales, divulgados por la propia ministra de Educación, Graciela Cigudosa, el aumento por decreto le demandaría a la Provincia unos $ 88 millones por mes, y si se daba el aumento que reclamaban los gremios, esa cifra trepaba hasta los $ 120 millones mensuales.

Entonces, la diferencia no eran $ 300 sino $ 32 millones mensuales, un número para nada sencillo para un Gobierno al que le cuesta juntar la plata para pagar los sueldos escalonados.

Si finalmente se aceptan los $ 1.350 que ofreció el Gobierno, el aumento costaría unos $ 16 millones extras al Estado. Es decir, unos $ 104 millones mensuales para poder cerrar la paritaria docente. En el panorama económico y financiero de una provincia ordenada no parece ser un número relevante. Pero en el caso de Chubut, la situación es tan delicada que cada compromiso asumido tiene que tener su correlato presupuestario porque el riesgo es prometer cosas que después no se puedan pagar.

Miradas

Son dos provincias distintas. La que ve el Gobierno y la que ve casi todo el resto del arco político. En este último grupo hay muchos matices, inclusive puntos de vista muy distintos. Pero todos terminan coincidiendo en que casi todos los caminos que ha tomado el gobernador Mariano Arcioni y su equipo han sido los menos indicados para tratar de salir del atolladero en el que vive el Gobierno desde el mismo día que asumió, hace ya casi nueve meses. Un parto, podría decirse.

En medio de las múltiples marchas de estatales, cortes de ruta y ollas populares frente al Ministerio de Educación, el gobernador se mostró en un acto en la Casa de Gobierno y pronunció una frase que sorprendió -y hasta enojó- a muchos: “Tenemos la provincia en orden y en funcionamiento como hace mucho tiempo no lo estaba.” Es cierto que el Gobierno ha logrado reducir algo el déficit que venía arrastrando, encarriló un poco el pago a los prestadores de la salud y cerró paritarias con varios sectores estatales, pero lejos está de poder exponer una situación ordenada que justifique semejante frase.

Y tampoco quedó claro si el desorden anterior al que se refería el gobernador incluía los casi dos años de gestión de Mario Das Neves, de la cual él era el vicegobernador.

Si la paritaria docente se termina cerrando mañana, el gobernador Arcioni tendrá la oportunidad de empezar a enderezar el rumbo de su Gobierno. Si por algún motivo eso no ocurre, el camino hacia 2019 será un calvario para todos.


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