Alerta en el conurbano por invasión de ardillas

Una ardilla originaria del sudeste asiático tiene en alerta a algunos municipios del Conurbano bonaerense, ya que comenzó en su invasión daña plantaciones, cables y también puede transmitir la leptospirosis.

Las ardillas fueron avistadas en Berazategui y Moreno y trascendió que su origen data de los años 70, cuando llevaron una pareja a la ciudad de Luján.
03 AGO 2018 - 19:19 | Actualizado

El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) ya se recibió quejas de productores frutihortícolas, usuarios de telefonía y televisión por cable y profesionales de la salud.
Las ardillas fueron avistadas en los partidos bonaerenses de Berazategui y Moreno y trascendió que su origen data de los años 70, cuando una persona trasladó unos escasos ejemplares de la Callosciurus erythraeus hacia la ciudad de Luján.
Sin embargo, al cabo de un tiempo, salieron del cautiverio y rápidamente proliferaron, por lo que hoy también se ven en Escobar, Arrecifes, 25 de Mayo, Capitán Sarmiento, Salto, San Miguel, Daireaux, San Antonio de Areco y Lobos: no tiene predadores naturales y ataca tanto a cultivos como a aves autóctonas.
Frente a esto, el Estado lanzó una campaña de comunicación a la que ahora se sumó la Provincia de Buenos Aires.
"El mensaje principal para los vecinos es que no las trasladen, no la alimenten, ya que no es una mascota y puede trasmitir parásitos y enfermedades graves como la leptospirosis", advirtió la directora de Recursos Naturales del OPDS, Adriana Ricci, en declaraciones a Diario Popular.
Según estudios del Grupo de Ecología de Mamíferos Introducidos (EMI) de la Universidad Nacional de Luján, la población de esta ardilla supera los 100 mil individuos e invaden 2.186 kilómetros cuadrados, un área que equivale a diez veces la Ciudad de Buenos Aires.
También se detectó en parques de la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Córdoba y Santa Fe.
"Es un roedor, necesita usar sus dientes y uno de los problemas que genera es el daño continuo a los cables de comunicaciones, así como destrucción de corteza de árboles y plantaciones frutales", agregó Ricci.
Con respecto a los daños, se informó que, al igual que otros roedores silvestres, pueden transmitir a las personas parásitos y enfermedades tan graves como la leptospirosis.
La estrecha cercanía de esta ardilla con el hombre y sus animales domésticos provocó la necesidad de generar conciencia.
Las autoridades precisaron que la dieta de la especie está basada principalmente en semillas y frutos, muchos de los cuales son producidos para consumo humano, como cítricos, nueces, duraznos, higos, kiwis, manzanas y peras.
Además, descortezan árboles favoreciendo que el tronco o las ramas se sequen, se infecten de hongos o disminuyan la calidad de la madera destinada a la producción forestal.
En cuanto al impacto económico, se destacan también la rotura de sistemas de riego y cableado, ya que los roedores atacan mangueras, cables de electricidad, televisión y telefonía y transformadores eléctricos.

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Las ardillas fueron avistadas en Berazategui y Moreno y trascendió que su origen data de los años 70, cuando llevaron una pareja a la ciudad de Luján.
03 AGO 2018 - 19:19

El Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) ya se recibió quejas de productores frutihortícolas, usuarios de telefonía y televisión por cable y profesionales de la salud.
Las ardillas fueron avistadas en los partidos bonaerenses de Berazategui y Moreno y trascendió que su origen data de los años 70, cuando una persona trasladó unos escasos ejemplares de la Callosciurus erythraeus hacia la ciudad de Luján.
Sin embargo, al cabo de un tiempo, salieron del cautiverio y rápidamente proliferaron, por lo que hoy también se ven en Escobar, Arrecifes, 25 de Mayo, Capitán Sarmiento, Salto, San Miguel, Daireaux, San Antonio de Areco y Lobos: no tiene predadores naturales y ataca tanto a cultivos como a aves autóctonas.
Frente a esto, el Estado lanzó una campaña de comunicación a la que ahora se sumó la Provincia de Buenos Aires.
"El mensaje principal para los vecinos es que no las trasladen, no la alimenten, ya que no es una mascota y puede trasmitir parásitos y enfermedades graves como la leptospirosis", advirtió la directora de Recursos Naturales del OPDS, Adriana Ricci, en declaraciones a Diario Popular.
Según estudios del Grupo de Ecología de Mamíferos Introducidos (EMI) de la Universidad Nacional de Luján, la población de esta ardilla supera los 100 mil individuos e invaden 2.186 kilómetros cuadrados, un área que equivale a diez veces la Ciudad de Buenos Aires.
También se detectó en parques de la Ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Córdoba y Santa Fe.
"Es un roedor, necesita usar sus dientes y uno de los problemas que genera es el daño continuo a los cables de comunicaciones, así como destrucción de corteza de árboles y plantaciones frutales", agregó Ricci.
Con respecto a los daños, se informó que, al igual que otros roedores silvestres, pueden transmitir a las personas parásitos y enfermedades tan graves como la leptospirosis.
La estrecha cercanía de esta ardilla con el hombre y sus animales domésticos provocó la necesidad de generar conciencia.
Las autoridades precisaron que la dieta de la especie está basada principalmente en semillas y frutos, muchos de los cuales son producidos para consumo humano, como cítricos, nueces, duraznos, higos, kiwis, manzanas y peras.
Además, descortezan árboles favoreciendo que el tronco o las ramas se sequen, se infecten de hongos o disminuyan la calidad de la madera destinada a la producción forestal.
En cuanto al impacto económico, se destacan también la rotura de sistemas de riego y cableado, ya que los roedores atacan mangueras, cables de electricidad, televisión y telefonía y transformadores eléctricos.


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