Editorial / Este no era el camino, señor Presidente

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Todos problemas. El descalabro financiero llegó desde la torpeza para manejar las cuentas.
01 SEP 2018 - 20:06 | Actualizado

Se podía esperar muchas cosas de un gobierno de derecha plagado de empresarios y economistas ultraliberales en su Gabinete, menos que exponga tanto nivel de impericia. Lo que terminó ocurriendo esta semana con el dólar volando por los aires y la economía detonada, es un antes y un después para la gestión de Mauricio Macri. Aunque el Gobierno tiene una difícil tarea por delante para intentar salvar la ropa antes de un año electoral clave para sus aspiraciones de reelección, a nadie le deben quedar dudas de que tienen que quedarse en Balcarce 50 hasta el último día de su mandato. Ellos causaron este incendio. Pues ellos mismo tienen que apagarlo.

La sucesión de desaciertos desde que asumieron y el desastre económico que provocaron tuvo la frutilla del postre esta semana cuando al desorden económico le sumaron una profunda crisis política y de credibilidad, al exponer al Presidente a un mensaje público al amanecer para calmar los ánimos que terminó por detonar una corrida bancaria y llevando al dólar por encima de los 35 pesos.

La decisión de que el Banco Central suba la tasa de interés al 60 por ciento anual y el encaje bancario en 5 puntos fue más preocupante aún que las maniobras estériles de liquidar miles de millones de reservas para evitar más presiones sobre la paridad cambiaria.

El “meme” que circuló por las redes sociales que parodiaba a Macri con un hombre que intentaba apagar un fuego y terminaba quemado en su propio intento, fue la imagen metafórica más contundente para explicar lo que había pasado.

Si el Gobierno sostiene este nivel astronómico de tasas hasta finales de año, la caída de la economía se pronunciará, los costos laborales y sociales serán impagables, y entonces sí estaremos ante otro “2001.”

El “Plan C” (el A y el B ya quedaron pulverizados) que el Gobierno anunciará mañana para tratar de encarrilar la historia no merece ninguna expectativa positiva. De una crisis como esta no hay salida victoriosa. Siempre alguien termina pagando estos festivales de desaciertos y endeudamientos con el FMI. Y, casi siempre, es el ciudadano de a pie, el mismo que ya vio licuado su poder adquisitivo por las sucesivas devaluaciones del gobierno de Cambiemos, los tarifazos y los recortes de subsidios.

¿En rojo o con superávit?

En medio del descalabro de la economía nacional, se dio un insólito contrapunto entre la Casa Rosada y el Gobierno de Chubut: a través del Ministerio de Hacienda, el Gobierno nacional difundió un informe sobre la situación fiscal de las provincias. Y el dato sorprendente fue que Chubut apareciera con un resultado primario positivo de $ 2.627 millones, y uno financiero de $ 965 millones de pesos. Es decir, superávit.

El dato se contrapone a la versión del Ministerio de Economía chubutense, que sistemáticamente viene manifestando el esfuerzo que se hace para equilibrar las cuentas públicas provinciales. Inclusive, tanto Alejandro Garzonio como su mano derecha, Luis Tarrío, señalan que actualmente se manejan con un déficit mensual cercano a los $ 250 millones, contra los 800 millones de comienzos de año.

Pero según el informe oficial de Nación, Chubut fue una de las tantas provincias que logró quebrar la tendencia del año pasado y pasar de un “rojo” a un escenario superavitario: de un déficit de $ 2.750 millones en los primeros seis meses de 2017 se pasó a $ 2.627 millones, con un salto de nada más y nada menos que 5.377 millones en el resultado primario.

¿Cómo se explica tamaña diferencia en los resultados de los números que maneja Nación con los que difunde Chubut?

“No sé qué números manejan; sabemos lo que nos falta por mes para pagar lo que hay que pagar. En el primer semestre tenemos déficit, de caja no porque usás lo que te entra, económico sin ninguna duda”, afirman desde el Gobierno provincial.

Desde el Ministerio de Economía aseguran que si Arcioni pidiera pagar los sueldos el próximo viernes, la plata no está. “Nos faltan 500 palos”, grafican los técnicos.

Pero Garzonio y Tarrío no solo tienen que salir a contrarrestar las cifras de Nación, sino las propias declaraciones del gobernador Arcioni, que un día reclama con virulencia a los diputados que le aprueben la refinanciación de la deuda porque si no la Provinica se vería seriamente afectada (eso, finalmente, ocurrió el jueves pasado) y otro día se vanagloria por ser “una de las tres provincias mejor administradas del país”.

Fue lo que dijo el jueves cuando compartió agenda con el exdiputado Sergio Massa, que vino de campaña a Chubut: “Eso es un gran orgullo. Uno ve el acompañamiento que estamos teniendo y todo el esfuerzo que hemos tenido estos siete meses arroja sus frutos”, destacó el gobernador.

El optimismo de Arcioni le puede jugar en contra porque todavía hay sectores internos (sobre todo, los gremios y los proveedores) que tienen reclamos pendientes y pueden salir en cualquier momento a meter presión sobre la caja.

Algunos analistas creen que la mejora de la que habla el gobernador hay que buscarla en causas ajenas y no es la presunta buena administración. El aumento de las regalías petroleras por el aumento del barril de petróleo y la suba de la cotización del dólar, es un punto a favor de Chubut en medio de la crisis.

Pero no habría que soslayar que la disparada del dólar también terminará jugando en contra, ya que buena parte de la deuda de Chubut está dolarizada.

Se vienen días complicados y para la tormenta desatada por la gestión de Macri no parece haber paraguas que aguante.

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Todos problemas. El descalabro financiero llegó desde la torpeza para manejar las cuentas.
01 SEP 2018 - 20:06

Se podía esperar muchas cosas de un gobierno de derecha plagado de empresarios y economistas ultraliberales en su Gabinete, menos que exponga tanto nivel de impericia. Lo que terminó ocurriendo esta semana con el dólar volando por los aires y la economía detonada, es un antes y un después para la gestión de Mauricio Macri. Aunque el Gobierno tiene una difícil tarea por delante para intentar salvar la ropa antes de un año electoral clave para sus aspiraciones de reelección, a nadie le deben quedar dudas de que tienen que quedarse en Balcarce 50 hasta el último día de su mandato. Ellos causaron este incendio. Pues ellos mismo tienen que apagarlo.

La sucesión de desaciertos desde que asumieron y el desastre económico que provocaron tuvo la frutilla del postre esta semana cuando al desorden económico le sumaron una profunda crisis política y de credibilidad, al exponer al Presidente a un mensaje público al amanecer para calmar los ánimos que terminó por detonar una corrida bancaria y llevando al dólar por encima de los 35 pesos.

La decisión de que el Banco Central suba la tasa de interés al 60 por ciento anual y el encaje bancario en 5 puntos fue más preocupante aún que las maniobras estériles de liquidar miles de millones de reservas para evitar más presiones sobre la paridad cambiaria.

El “meme” que circuló por las redes sociales que parodiaba a Macri con un hombre que intentaba apagar un fuego y terminaba quemado en su propio intento, fue la imagen metafórica más contundente para explicar lo que había pasado.

Si el Gobierno sostiene este nivel astronómico de tasas hasta finales de año, la caída de la economía se pronunciará, los costos laborales y sociales serán impagables, y entonces sí estaremos ante otro “2001.”

El “Plan C” (el A y el B ya quedaron pulverizados) que el Gobierno anunciará mañana para tratar de encarrilar la historia no merece ninguna expectativa positiva. De una crisis como esta no hay salida victoriosa. Siempre alguien termina pagando estos festivales de desaciertos y endeudamientos con el FMI. Y, casi siempre, es el ciudadano de a pie, el mismo que ya vio licuado su poder adquisitivo por las sucesivas devaluaciones del gobierno de Cambiemos, los tarifazos y los recortes de subsidios.

¿En rojo o con superávit?

En medio del descalabro de la economía nacional, se dio un insólito contrapunto entre la Casa Rosada y el Gobierno de Chubut: a través del Ministerio de Hacienda, el Gobierno nacional difundió un informe sobre la situación fiscal de las provincias. Y el dato sorprendente fue que Chubut apareciera con un resultado primario positivo de $ 2.627 millones, y uno financiero de $ 965 millones de pesos. Es decir, superávit.

El dato se contrapone a la versión del Ministerio de Economía chubutense, que sistemáticamente viene manifestando el esfuerzo que se hace para equilibrar las cuentas públicas provinciales. Inclusive, tanto Alejandro Garzonio como su mano derecha, Luis Tarrío, señalan que actualmente se manejan con un déficit mensual cercano a los $ 250 millones, contra los 800 millones de comienzos de año.

Pero según el informe oficial de Nación, Chubut fue una de las tantas provincias que logró quebrar la tendencia del año pasado y pasar de un “rojo” a un escenario superavitario: de un déficit de $ 2.750 millones en los primeros seis meses de 2017 se pasó a $ 2.627 millones, con un salto de nada más y nada menos que 5.377 millones en el resultado primario.

¿Cómo se explica tamaña diferencia en los resultados de los números que maneja Nación con los que difunde Chubut?

“No sé qué números manejan; sabemos lo que nos falta por mes para pagar lo que hay que pagar. En el primer semestre tenemos déficit, de caja no porque usás lo que te entra, económico sin ninguna duda”, afirman desde el Gobierno provincial.

Desde el Ministerio de Economía aseguran que si Arcioni pidiera pagar los sueldos el próximo viernes, la plata no está. “Nos faltan 500 palos”, grafican los técnicos.

Pero Garzonio y Tarrío no solo tienen que salir a contrarrestar las cifras de Nación, sino las propias declaraciones del gobernador Arcioni, que un día reclama con virulencia a los diputados que le aprueben la refinanciación de la deuda porque si no la Provinica se vería seriamente afectada (eso, finalmente, ocurrió el jueves pasado) y otro día se vanagloria por ser “una de las tres provincias mejor administradas del país”.

Fue lo que dijo el jueves cuando compartió agenda con el exdiputado Sergio Massa, que vino de campaña a Chubut: “Eso es un gran orgullo. Uno ve el acompañamiento que estamos teniendo y todo el esfuerzo que hemos tenido estos siete meses arroja sus frutos”, destacó el gobernador.

El optimismo de Arcioni le puede jugar en contra porque todavía hay sectores internos (sobre todo, los gremios y los proveedores) que tienen reclamos pendientes y pueden salir en cualquier momento a meter presión sobre la caja.

Algunos analistas creen que la mejora de la que habla el gobernador hay que buscarla en causas ajenas y no es la presunta buena administración. El aumento de las regalías petroleras por el aumento del barril de petróleo y la suba de la cotización del dólar, es un punto a favor de Chubut en medio de la crisis.

Pero no habría que soslayar que la disparada del dólar también terminará jugando en contra, ya que buena parte de la deuda de Chubut está dolarizada.

Se vienen días complicados y para la tormenta desatada por la gestión de Macri no parece haber paraguas que aguante.


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