Yanina, la filetera-futbolista que juega con el cuchillo entre los dientes

Yanina Marisol Curín, desde los 16 años, corta, acomoda y separa el pescado en el puerto. "La vida del filetero es muy sufrida. Es muy duro el trabajo", graficó. A su vez, es defensora en Mar-Che, equipo que compite en el torneo femenino oficial. "Me encanta jugar al fútbol. Lo disfruto, le hace mucho bien a mis pulmones y a mi cuerpo", detalló. Vida, sueños y secuelas físicas de una mujer que ha hecho de su trabajo un modo de vida.

Una defensora filosa. Yanina Curín se ilusiona con lograr el título de la Liga del Valle con Mar-Che.
12 SEP 2018 - 21:09 | Actualizado

Por Francisco Caputo

Para ella, tener el cuchillo entre los dientes, es mucho más que una metáfora. Las cuchillas forman parte de su vida desde la adolescencia.
Yanina Marisol Curín, de 38 años de edad, es filetera desde los 16. Bajo un frío tan extremo como dañino, se encarga de separar, cortar y acomodar el pescado en el puerto. Desarrolla un oficio asociado habitualmente con lo masculino.
A la par, es una amante del fútbol, otro terreno donde impera el hombre.  Defensora central o lateral derecha, juega en Mar-Che, uno de los doce equipos de la Liga del Valle. "Me encanta jugar al fútbol desde chica. Me hace bien a los pulmones y al cuerpo, que en algún punto sufren por el fileteado de tantos años. Me alivia, me hace bien. También hago atletismo en la escuela de Paola Mercado", graficó.

A cuchillada limpia

El oficio de filetero causa cansancio físico y mental en gran magnitud. "Es un trabajo duro. La vida del filetero es muy sufrida", reseñó.  El puerto no es precisamente un área asociada a la mujer. Pero Yanina ha sabido abrirse camino en un rudo ambiente de labores pesadas.
"Me acostumbré a todo. Hay que levantar cajones de 30 kilos. Si viene congelado lo tenés que filetear igual, lo tenés que tirar arriba de la mesa. Hay mucho frío", detalla. "En otras épocas, llegué a trabajar 18 horas en el puerto, cuando estaba fija con mi marido Luis. Se dormía poco y se trabajaba mucho. Esa fue mi rutina hasta 2004. Pero quedé embarazada de mi segundo hijo", detalló Yanina.
"Trabajé hasta los seis meses de embarazo. No podía filetear más la merluza. Tenés que tener una posición determinada y la panza molestaba para trabajar. No me podía dar vuelta, los delantales no me andaban (sic)", comentó. "Despúes del nacimiento, seguí haciendo changas hasta la actualidad, con una carga de horas mucho menor", destacó.
Actualmente, Yanina se desempeña en el Centro de Promoción Social del barrio Don Bosco de Trelew. Allí, lleva un trabajo más relajado que el fileteo. Pero si surge un trabajo ocasional en el puerto, no duda.
"No está surgiendo mucho trabajo. Se apuesta más al langostino y no a la merluza actualmente. Para laburar el langostino no se necesitan fileteros. Pero si surge algo, voy. Es mi oficio y me gusta. Además, por necesidad hay que trabajar", sentenció.

Fútbol y cuchillos

Ese arduo trabajo la condiciona sobremanera para jugar o entrenarse. "Filetear te da cansancio, es mucho cansancio. Se cansan la cervical y la cintura. Además, si salís de ahí y si tenés mucho frío, se puede complicar si querés ir a jugar al fútbol", relató la filetera-jugadora.
Hacer la misma tarea por dos  décadas le ha dejado secuela físicas.  "Me gustaría tener otro trabajo. Tuve muchos principios de neumonía. Tengo una mancha en un pulmón y artrosis en una mano", reseñó. "La mano se deforma por el frío. En las manos es donde más lo siento es frío", ilustró.
Ese panorama no le anula la capacidad de proyectar. "Sueño en ser campeona en Mar-Che. Llegamos a cuartos de final una vez, pero no pudimos clasificar. Queremos superar eso. Tenemos un buen grupo y Darío y Tito Contreras son muy buenos técnicos", graficó.
"El pasado fin de semana pudimos volver a ganar en la Zona A (NdR: 1-0 a Independiente) y nos pusimos en carrera por entrar a cuartos. Veníamos de dos derrotas consecutivas", expresó.
"No me queda mucho más tiempo para jugar. Estoy grande. Sueño con el título de campeona. Es mi gran ilusión", remató.
Pese al frío crudo, las cicatrices físicas y el cansancio acumulado de años por un trabajo extenuante, Yanina Marisol Curín no se priva de soñar. No debería causar sorpresa.  Su  vida la vive con el cuchillo entre los dientes.#

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Una defensora filosa. Yanina Curín se ilusiona con lograr el título de la Liga del Valle con Mar-Che.
12 SEP 2018 - 21:09

Por Francisco Caputo

Para ella, tener el cuchillo entre los dientes, es mucho más que una metáfora. Las cuchillas forman parte de su vida desde la adolescencia.
Yanina Marisol Curín, de 38 años de edad, es filetera desde los 16. Bajo un frío tan extremo como dañino, se encarga de separar, cortar y acomodar el pescado en el puerto. Desarrolla un oficio asociado habitualmente con lo masculino.
A la par, es una amante del fútbol, otro terreno donde impera el hombre.  Defensora central o lateral derecha, juega en Mar-Che, uno de los doce equipos de la Liga del Valle. "Me encanta jugar al fútbol desde chica. Me hace bien a los pulmones y al cuerpo, que en algún punto sufren por el fileteado de tantos años. Me alivia, me hace bien. También hago atletismo en la escuela de Paola Mercado", graficó.

A cuchillada limpia

El oficio de filetero causa cansancio físico y mental en gran magnitud. "Es un trabajo duro. La vida del filetero es muy sufrida", reseñó.  El puerto no es precisamente un área asociada a la mujer. Pero Yanina ha sabido abrirse camino en un rudo ambiente de labores pesadas.
"Me acostumbré a todo. Hay que levantar cajones de 30 kilos. Si viene congelado lo tenés que filetear igual, lo tenés que tirar arriba de la mesa. Hay mucho frío", detalla. "En otras épocas, llegué a trabajar 18 horas en el puerto, cuando estaba fija con mi marido Luis. Se dormía poco y se trabajaba mucho. Esa fue mi rutina hasta 2004. Pero quedé embarazada de mi segundo hijo", detalló Yanina.
"Trabajé hasta los seis meses de embarazo. No podía filetear más la merluza. Tenés que tener una posición determinada y la panza molestaba para trabajar. No me podía dar vuelta, los delantales no me andaban (sic)", comentó. "Despúes del nacimiento, seguí haciendo changas hasta la actualidad, con una carga de horas mucho menor", destacó.
Actualmente, Yanina se desempeña en el Centro de Promoción Social del barrio Don Bosco de Trelew. Allí, lleva un trabajo más relajado que el fileteo. Pero si surge un trabajo ocasional en el puerto, no duda.
"No está surgiendo mucho trabajo. Se apuesta más al langostino y no a la merluza actualmente. Para laburar el langostino no se necesitan fileteros. Pero si surge algo, voy. Es mi oficio y me gusta. Además, por necesidad hay que trabajar", sentenció.

Fútbol y cuchillos

Ese arduo trabajo la condiciona sobremanera para jugar o entrenarse. "Filetear te da cansancio, es mucho cansancio. Se cansan la cervical y la cintura. Además, si salís de ahí y si tenés mucho frío, se puede complicar si querés ir a jugar al fútbol", relató la filetera-jugadora.
Hacer la misma tarea por dos  décadas le ha dejado secuela físicas.  "Me gustaría tener otro trabajo. Tuve muchos principios de neumonía. Tengo una mancha en un pulmón y artrosis en una mano", reseñó. "La mano se deforma por el frío. En las manos es donde más lo siento es frío", ilustró.
Ese panorama no le anula la capacidad de proyectar. "Sueño en ser campeona en Mar-Che. Llegamos a cuartos de final una vez, pero no pudimos clasificar. Queremos superar eso. Tenemos un buen grupo y Darío y Tito Contreras son muy buenos técnicos", graficó.
"El pasado fin de semana pudimos volver a ganar en la Zona A (NdR: 1-0 a Independiente) y nos pusimos en carrera por entrar a cuartos. Veníamos de dos derrotas consecutivas", expresó.
"No me queda mucho más tiempo para jugar. Estoy grande. Sueño con el título de campeona. Es mi gran ilusión", remató.
Pese al frío crudo, las cicatrices físicas y el cansancio acumulado de años por un trabajo extenuante, Yanina Marisol Curín no se priva de soñar. No debería causar sorpresa.  Su  vida la vive con el cuchillo entre los dientes.#


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