Opinión / Los cuatro nacimientos

30 SEP 2018 - 21:09 | Actualizado

Por Raúl “Bulin” Fernández  /  Especial para Jornada

Pocas experiencias pueden resultar tan gratas como la llegada de un hijo. Un nacimiento que alimenta esperanzas, sueños, compromisos, ilusiones que transmitiremos aún sin proponérnoslo.
Ese pequeño bebé que anida muchas expectativas y nos cambia la vida para siempre, porque generalmente se convierte en centro de nuestras vidas.
En un ejercicio para analizar les propongo que se tomen algunos minutos de sus tiempos y piensen lo que harían o lo que no, por esa criatura que, desde nueve meses antes y por el resto de sus días, formará parte del mundo que construimos cotidianamente, con todo lo bueno y lo malo existente.
En este juego de suposiciones hay uno de esos niños que llega en una familia de poder adquisitivo muy alto, con todas las necesidades materiales cubiertas para las generaciones futuras y asistencia de todo tipo y naturaleza.
El segundo caso el nuevo integrante de la familia que tiene su propio emprendimiento económico, nace en el interior de una provincia, con seguridades sociales y económicas cubiertas y aspectos sólidos del entorno comunitario.
El tercer niño llega en una vivienda de barrio, con una familia numerosa y sus padres trabajadores por empleo, con las dificultades de época, obra social cortada temporalmente y problemática cotidiana por ingresos y egresos.
El último de los supuestos casos es cuarto hijo de una madre que está sola, alquilando un espacio de un conventillo, sin obra social ni cobertura de ninguna naturaleza y con un empleo temporario de trabajo doméstico.
Si el lector considera que esto puede o sucede hoy, paso al segundo paso. ¿Tienen esas cuatro criaturas igualdad de oportunidades con respecto a su futuro inmediato o mediato?
Supongo que coincidiendo y sin juicio de valor de por qué cada uno de los entornos llegó a la circunstancia que vive, queda clara la respuesta: no.
¿Se puede hacer algo para modificar esa realidad? Sí. Básicamente, asumir responsabilidades colectivas con pensamiento solidario para poder equilibrar las cargas que permitan, a los más desprotegidos, tener el acceso a esas oportunidades.
Sólo el Estado, que representa al conjunto, con marcos técnicos y legales establecidos, es capaz de modificar realidades para alcanzarlo.
Es la sociedad, con el cumplimiento de esas normas, con un compromiso individual y colectivo, que puede alcanzar las metas fijadas a partir de las instituciones existentes.
El fondo es si quien administra temporalmente ese Estado, es decir el Gobierno y sus divisiones de poderes, hace lo que tiene que hacer para alcanzarlo.
La consulta abierta es más que nada humanitaria. ¿Se puede asumir un compromiso individual para contribuir a mayor equidad, justicia, igualdad entre las nuevas generaciones?
Cada uno tiene no sólo su propia respuesta sino la posibilidad de generar una pequeña pero invalorable acción para que se avance en ese sentido.
Lo que no se puede eludir es que quienes tenemos temporalmente responsabilidad de Estado, en todos sus niveles, debemos planificar y trabajar de manera tal que, en dos décadas, cada una de esas cuatro criaturas haya tenido igualdad de oportunidades para desarrollar su vida como haya elegido y como haya soñado.#

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30 SEP 2018 - 21:09

Por Raúl “Bulin” Fernández  /  Especial para Jornada

Pocas experiencias pueden resultar tan gratas como la llegada de un hijo. Un nacimiento que alimenta esperanzas, sueños, compromisos, ilusiones que transmitiremos aún sin proponérnoslo.
Ese pequeño bebé que anida muchas expectativas y nos cambia la vida para siempre, porque generalmente se convierte en centro de nuestras vidas.
En un ejercicio para analizar les propongo que se tomen algunos minutos de sus tiempos y piensen lo que harían o lo que no, por esa criatura que, desde nueve meses antes y por el resto de sus días, formará parte del mundo que construimos cotidianamente, con todo lo bueno y lo malo existente.
En este juego de suposiciones hay uno de esos niños que llega en una familia de poder adquisitivo muy alto, con todas las necesidades materiales cubiertas para las generaciones futuras y asistencia de todo tipo y naturaleza.
El segundo caso el nuevo integrante de la familia que tiene su propio emprendimiento económico, nace en el interior de una provincia, con seguridades sociales y económicas cubiertas y aspectos sólidos del entorno comunitario.
El tercer niño llega en una vivienda de barrio, con una familia numerosa y sus padres trabajadores por empleo, con las dificultades de época, obra social cortada temporalmente y problemática cotidiana por ingresos y egresos.
El último de los supuestos casos es cuarto hijo de una madre que está sola, alquilando un espacio de un conventillo, sin obra social ni cobertura de ninguna naturaleza y con un empleo temporario de trabajo doméstico.
Si el lector considera que esto puede o sucede hoy, paso al segundo paso. ¿Tienen esas cuatro criaturas igualdad de oportunidades con respecto a su futuro inmediato o mediato?
Supongo que coincidiendo y sin juicio de valor de por qué cada uno de los entornos llegó a la circunstancia que vive, queda clara la respuesta: no.
¿Se puede hacer algo para modificar esa realidad? Sí. Básicamente, asumir responsabilidades colectivas con pensamiento solidario para poder equilibrar las cargas que permitan, a los más desprotegidos, tener el acceso a esas oportunidades.
Sólo el Estado, que representa al conjunto, con marcos técnicos y legales establecidos, es capaz de modificar realidades para alcanzarlo.
Es la sociedad, con el cumplimiento de esas normas, con un compromiso individual y colectivo, que puede alcanzar las metas fijadas a partir de las instituciones existentes.
El fondo es si quien administra temporalmente ese Estado, es decir el Gobierno y sus divisiones de poderes, hace lo que tiene que hacer para alcanzarlo.
La consulta abierta es más que nada humanitaria. ¿Se puede asumir un compromiso individual para contribuir a mayor equidad, justicia, igualdad entre las nuevas generaciones?
Cada uno tiene no sólo su propia respuesta sino la posibilidad de generar una pequeña pero invalorable acción para que se avance en ese sentido.
Lo que no se puede eludir es que quienes tenemos temporalmente responsabilidad de Estado, en todos sus niveles, debemos planificar y trabajar de manera tal que, en dos décadas, cada una de esas cuatro criaturas haya tenido igualdad de oportunidades para desarrollar su vida como haya elegido y como haya soñado.#


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