Usaban un spa como pantalla de un grupo de mujeres que prestaba servicios sexuales

La causa se inició el 4 de noviembre de 2016 por una denuncia a la línea 145 del Programa Nacional de Rescate y Asistencia a Víctimas del Delito de Trata.

06 OCT 2018 - 22:04 | Actualizado

En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza condenó a Gloria Estela Zalazar Martínez a 4 años de prisión. Es mendocina, manicura y docente. Tiene domicilio en Comodoro Rivadavia pero está presa en la Unidad III, Cárcel de Mujeres “El Borbollón” de Mendoza. Su hermana Silvina Zalazar Martínez fue castigada con 2 años y 9 meses de prisión condicional. Estaba presa en el mismo penal pero quedó libre. Es depiladora y vendedora de ropa. También fue condenada Ornella Selene Palacio Zalazar, hija de Silvina, a 2 años y 6 meses de prisión condicional. Es estudiante. El trío admitió su responsabilidad en el manejo de un Centro de Estética en Comodoro que encubría servicios sexuales. Las figuras son tentativa de captación y acogimiento para la prostitución.

La causa se inició el 4 de noviembre de 2016 por una denuncia a la línea 145 del Programa Nacional de Rescate y Asistencia a Víctimas del Delito de Trata. Llamó la madre de L.O, una joven de 22 años que recibió una oferta laboral engañosa. Su amiga Ornella le había ofrecido viajar a Comodoro a trabajar en un spa en atención al público por un sueldo de $30.000. Selene tenía una tía llamada “Lola Zalazar” (Gloria, en realidad) que ejercía la prostitución en el sur y le enviaría el pasaje, la iba a esperar en la terminal de ómnibus, le daría un celular y la hospedaría en su casa.

Retiró el pasaje, preparó el bolso y figuraba en la lista del micro pero no viajó. Pero la llamó la madre de Ornella, Silvina Zalazar. Intentó convencerla. “Que no se hiciera problema, que si fuese algo malo no la mandaría, que si al llegar no le gustaba podría trabajar hasta devolver el importe del pasaje y volver a su hogar”.

L.O. declaró que Gloria, la tía de su amiga, tenía un Centro de Estética llamado “Odile” en Comodoro. “Le dijeron que allá tenía que hacer cursos de maquillaje, masajes y mientras sólo tenía que atender al público”. Buscaban una chica sin hijos ni trabajo. Si terminaba los cursos ya podría atender a mujeres.

Eran $15.000 por quincena. El pasaje debía devolverlo. La madre de la L.O. aportó el número de documento de su hija. “Hablé con Ornella y le dije que ella y su mamá usaran el mismo medio que habían usado para convencer a mi hija para evitar que viajara. Me contestó que mi hija era mayor y que podía tomar sus decisiones. Me llamó la atención y denuncié que la mamá de Selene, Silvina, había viajado el lunes a Chile a buscar teléfonos y le ofrecieron uno a mi hija para que estuviera comunicada.”

Investivación y allanamientos

Gendarmería Nacional investigó. Obtuvo a través de la red social el teléfono del Centro. Llamaron y dialogaron con una tal Luján. El local se hallaba en Rawson al 700. Les contó que allí funcionaba un VIP de masajes y atención personalizada sólo a hombres. Pagaba $2.000 a $5.000 por noche”.

En agosto de 2017 se allanó una casa de Gloria y Silvina en Puerto Madryn. En un departamento del edificio Posta del Cangrejo, se detuvo a Silvina y hubo secuestros. También se allanó el spa en el barrio Centro de Comodoro. Había una mujer que vivía allí, con un cliente. Dijo que era de Buenos Aires y hacía trabajos sexuales. Cobraba $700 la sesión de 40 minutos y cedía el 10% de sus ganancias a Gloria por el uso del gabinete. Se definió como una “masajista completa”. Implicaba que hacía masajes “con final feliz”. “Otro fuerte indicio acerca de que el centro era, a la vez, un local dedicado al comercio sexual, está dado porque no sabía el nombre de las otras tres mujeres que trabajaban en el lugar sino que las conocía por su nombre artístico”. Entre otros secuestros, se halló un fichero metálico dos bolsas con preservativos.

Según el juez Alejandro Piña, Gloria era la dueña de “Odile” y su hermana Silvina lo administraba y tenía las llaves: abría, cerraba y controlaba los servicios sexuales de al menos 4 mujeres. “Ninguna explicación plausible existe para que las empleadas de un centro de estética usen un nombre supuesto. Ese proceder es característico de las situaciones de trabajo sexual, como forma de disimular la verdadera identidad de la prestadora, y llega a constituir un mecanismo dirigido al sometimiento y la despersonalización de las víctimas”.

Hay escuchas comprometedoras: Silvina señala en una conversación que “tenía que estar sí o sí, porque la peruana si no se empieza a hacer plata para ella y se hizo siete tipos y si yo no hubiera estado a lo mejor hubiera puesto dos o tres”. Figura una llamada entre un tal Raúl y Gloria. Él dijo: “Yo las veces que he pasado con Sheila me cobra 800”; ella respondió: “Qué raro, che, porque a vos te debe cobrar el masaje y algo más, ¿no?”. Raúl agregó: “Yo siempre es algo más. Vos sabés cómo soy”. Ese “algo más” del masaje indica sexo.

Según el fallo, hubo “un intento deliberado de las imputadas por convencer a L.O. que viajara a Comodoro”. Buscaron persuadirla para obtener un beneficio del trabajo sexual. “La oferta laboral fue engañosa; le dijeron que el trabajo consistía en ´atención al público´, lo cual de ninguna manera se condice con la verdadera índole de las actividades”.

L.O. no había terminado la educación secundaria. Vivía con su madre empleada doméstica y su papá jubilado, y tres de sus seis hermanos. Los ingresos eran insuficientes. “Es notorio que la oferta de un trabajo por $30.000 mensuales tenía entidad suficiente para quebrar la resistencia que la víctima pudiera, internamente, experimentar”.

Las escuchas realizadas por los investigadores tienen múltiples referencias al trabajo sexual en “Odile”. Las hermanas Zalazar “proveían local, preservativos, línea telefónica, alojamiento en algunos casos para que diferentes mujeres prestaran servicios sexuales o ejercieran, de la forma que fuera, la prostitución”.

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06 OCT 2018 - 22:04

En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal 1 de Mendoza condenó a Gloria Estela Zalazar Martínez a 4 años de prisión. Es mendocina, manicura y docente. Tiene domicilio en Comodoro Rivadavia pero está presa en la Unidad III, Cárcel de Mujeres “El Borbollón” de Mendoza. Su hermana Silvina Zalazar Martínez fue castigada con 2 años y 9 meses de prisión condicional. Estaba presa en el mismo penal pero quedó libre. Es depiladora y vendedora de ropa. También fue condenada Ornella Selene Palacio Zalazar, hija de Silvina, a 2 años y 6 meses de prisión condicional. Es estudiante. El trío admitió su responsabilidad en el manejo de un Centro de Estética en Comodoro que encubría servicios sexuales. Las figuras son tentativa de captación y acogimiento para la prostitución.

La causa se inició el 4 de noviembre de 2016 por una denuncia a la línea 145 del Programa Nacional de Rescate y Asistencia a Víctimas del Delito de Trata. Llamó la madre de L.O, una joven de 22 años que recibió una oferta laboral engañosa. Su amiga Ornella le había ofrecido viajar a Comodoro a trabajar en un spa en atención al público por un sueldo de $30.000. Selene tenía una tía llamada “Lola Zalazar” (Gloria, en realidad) que ejercía la prostitución en el sur y le enviaría el pasaje, la iba a esperar en la terminal de ómnibus, le daría un celular y la hospedaría en su casa.

Retiró el pasaje, preparó el bolso y figuraba en la lista del micro pero no viajó. Pero la llamó la madre de Ornella, Silvina Zalazar. Intentó convencerla. “Que no se hiciera problema, que si fuese algo malo no la mandaría, que si al llegar no le gustaba podría trabajar hasta devolver el importe del pasaje y volver a su hogar”.

L.O. declaró que Gloria, la tía de su amiga, tenía un Centro de Estética llamado “Odile” en Comodoro. “Le dijeron que allá tenía que hacer cursos de maquillaje, masajes y mientras sólo tenía que atender al público”. Buscaban una chica sin hijos ni trabajo. Si terminaba los cursos ya podría atender a mujeres.

Eran $15.000 por quincena. El pasaje debía devolverlo. La madre de la L.O. aportó el número de documento de su hija. “Hablé con Ornella y le dije que ella y su mamá usaran el mismo medio que habían usado para convencer a mi hija para evitar que viajara. Me contestó que mi hija era mayor y que podía tomar sus decisiones. Me llamó la atención y denuncié que la mamá de Selene, Silvina, había viajado el lunes a Chile a buscar teléfonos y le ofrecieron uno a mi hija para que estuviera comunicada.”

Investivación y allanamientos

Gendarmería Nacional investigó. Obtuvo a través de la red social el teléfono del Centro. Llamaron y dialogaron con una tal Luján. El local se hallaba en Rawson al 700. Les contó que allí funcionaba un VIP de masajes y atención personalizada sólo a hombres. Pagaba $2.000 a $5.000 por noche”.

En agosto de 2017 se allanó una casa de Gloria y Silvina en Puerto Madryn. En un departamento del edificio Posta del Cangrejo, se detuvo a Silvina y hubo secuestros. También se allanó el spa en el barrio Centro de Comodoro. Había una mujer que vivía allí, con un cliente. Dijo que era de Buenos Aires y hacía trabajos sexuales. Cobraba $700 la sesión de 40 minutos y cedía el 10% de sus ganancias a Gloria por el uso del gabinete. Se definió como una “masajista completa”. Implicaba que hacía masajes “con final feliz”. “Otro fuerte indicio acerca de que el centro era, a la vez, un local dedicado al comercio sexual, está dado porque no sabía el nombre de las otras tres mujeres que trabajaban en el lugar sino que las conocía por su nombre artístico”. Entre otros secuestros, se halló un fichero metálico dos bolsas con preservativos.

Según el juez Alejandro Piña, Gloria era la dueña de “Odile” y su hermana Silvina lo administraba y tenía las llaves: abría, cerraba y controlaba los servicios sexuales de al menos 4 mujeres. “Ninguna explicación plausible existe para que las empleadas de un centro de estética usen un nombre supuesto. Ese proceder es característico de las situaciones de trabajo sexual, como forma de disimular la verdadera identidad de la prestadora, y llega a constituir un mecanismo dirigido al sometimiento y la despersonalización de las víctimas”.

Hay escuchas comprometedoras: Silvina señala en una conversación que “tenía que estar sí o sí, porque la peruana si no se empieza a hacer plata para ella y se hizo siete tipos y si yo no hubiera estado a lo mejor hubiera puesto dos o tres”. Figura una llamada entre un tal Raúl y Gloria. Él dijo: “Yo las veces que he pasado con Sheila me cobra 800”; ella respondió: “Qué raro, che, porque a vos te debe cobrar el masaje y algo más, ¿no?”. Raúl agregó: “Yo siempre es algo más. Vos sabés cómo soy”. Ese “algo más” del masaje indica sexo.

Según el fallo, hubo “un intento deliberado de las imputadas por convencer a L.O. que viajara a Comodoro”. Buscaron persuadirla para obtener un beneficio del trabajo sexual. “La oferta laboral fue engañosa; le dijeron que el trabajo consistía en ´atención al público´, lo cual de ninguna manera se condice con la verdadera índole de las actividades”.

L.O. no había terminado la educación secundaria. Vivía con su madre empleada doméstica y su papá jubilado, y tres de sus seis hermanos. Los ingresos eran insuficientes. “Es notorio que la oferta de un trabajo por $30.000 mensuales tenía entidad suficiente para quebrar la resistencia que la víctima pudiera, internamente, experimentar”.

Las escuchas realizadas por los investigadores tienen múltiples referencias al trabajo sexual en “Odile”. Las hermanas Zalazar “proveían local, preservativos, línea telefónica, alojamiento en algunos casos para que diferentes mujeres prestaran servicios sexuales o ejercieran, de la forma que fuera, la prostitución”.


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