“Hace un año cambió mi vida, agradezco a la familia que me donó el riñón, salvó 7 vidas más”

Daniel Echegaray recibió un riñón por parte de una donante cadavérica. A partir de ese día su existencia fue otra. Su testimonio busca concientizar sobre la importancia de la donación de órganos . También su especial agradecimiento a la familia de la que en su caso fue la donante.

Ejemplo de vida. Daniel a través de su testimonio da fe de la importancia de la donación de órganos.
04 NOV 2018 - 20:54 | Actualizado

Por Lorena Leeming

Daniel Echegaray es un conocido abogado de Trelew. Es además docente y trabaja en la Oficina de Defensa del Consumidor. La semana pasada brindó por la felicidad de haber cambiado su vida. Hace un año fue trasplantado de riñón. Las agotadoras sesiones de diálisis llegaron a su fin. Hoy quiere agradecer a la familia de la donante. Se enteró de que fue una chica de Comodoro Rivadavia y que además de la suya, salvó a otras 7 personas. “Hoy quiero agradecerle mucho a esa familia, que en medio del dolor tomó la decisión de ser donante”, dijo.
Relató en una entrevista con Jornada que el día que marcó para siempre su historia fue el 27 de octubre de 2017. “Recibí un llamado que estaba esperando hacía más de diez años y que cambió mi vida y la de mis seres queridos. El 29 de noviembre de 2003 me hicieron la primera de muchas diálisis porque ya mis riñones no funcionaban y era la única solución para poder seguir viviendo. Casi 4 años antes me habían diagnosticado la enfermedad irreversible que indefectiblemente terminaría con ese tratamiento. Después de muchas consultas y buscar  por todos los medios posibles, y resistirme, me encontré con que la única respuesta era empezar con la diálisis. Continuamente me preguntaba que había hecho para estar en esa situación o por qué me había enfermado. El tiempo me enseñó que esa pregunta no tiene respuesta y me di cuenta de que tampoco importaba. Lo cierto que de un día para otro sentí que todo terminaba para mi proyecto de vida”.
Daniel estaba casado hacía tres años cuando enfermó y le diagnosticaron que perdería la función renal. No tenía hijos. “Al principio tenía muchos prejuicios con la diálisis y la bronca me invadía cuando pensaba que era inevitable. Seguía sin entender”.

El Incucai

Reveló Echegaray que “con ayuda de profesionales me di cuenta de que oponerme sólo me aislaba de lo que yo más quería: mi esposa e hija y comprendí que sólo con mi cabeza yo podía combatir lo que mi cuerpo sufría y que lo que sentía podía ser controlado o minimizado. Así que decidí que tenía que ser fuerte para soportar por todos aquellos que me querían bien (familia y amigos) y disfrutar de todas las oportunidades que tenía para no simple subsistir. Yo podía elegir ante cada situación buscar que algo bueno tenía y así lo hice, a todo lo miré con humor”.
 En 2007 comenzó los trámites en el Hospital Italiano de Buenos Aires para poder ser trasplantado en el futuro y figurar como activo en la lista del Incucai. “Fue otro tema que tuve que encarar con todas las fuerzas y paciencia ya que estuve en lista de espera más de diez años”.

“Tres veces”

Relató Echegaray que en todo el tiempo que permaneció en la lista de espera de Incucai lo llamaron sólo tres veces para comunicarme que estaba en operativo de trasplante. “Las tres veces pude llegar a Buenos Aires aunque por diferentes motivos en las dos primeras no se pudo hacer. La primera vez por un problema en la ablación, el órgano se perdió (es decir no fue para nadie). De la primera a la segunda hubo como cinco años por lo que ya había olvidado la ansiedad que el llamado producía. La segunda fue el 27 septiembre de 2017 que no me tocó porque estaba sexto en la lista, pero el trasplante fue exitoso y fue con una donante de Comodoro Rivadavia y el personal también de Comodoro efectuó el operativo con éxito”.

El gran día

Describió cómo fue el gran día. “El viernes 27 de octubre de 2017, siendo aproximadamente las 17 horas estaba todavía sentado el sillón de diálisis, cuando recibí un llamado que decía “privado”. Mi corazón se aceleró de una forma extraña y estaba seguro que era “mi llamado” por razones que aún no puedo explicar. Al contestar era uno de los nefrólogos del Hospital Italiano que me comunicaba que estaba segundo en la lista para recibir el órgano y me preguntaba cómo estaba de salud y si podría viajar. Al ser dos riñones sólo dependía de mi estado de salud en ese momento para recibir el trasplante. Risa, alegría y lágrimas se alternaban. Le avise a mi esposa e hija, a mi padre y un amigo para que me ayudara con los trámites y en menos de dos horas estaba viajando a Buenos Aires por Aerolíneas Argentinas que ese tarde tenía 3 vuelos lo que me aseguraba que llegaría a tiempo”.

Consentimiento

Y agregó: “Firmé un consentimiento informado donde me dieron datos de la donante y mediante el cual aceptaba el órgano. Trabajaron Médicos de la Clínica del Valle de Comodoro, logística de INCUCAI y los del Hospital Italiano para que a las 11 de la mañana del 28 de octubre entrará en quirófano”.
Con respecto al trasplante en sí, consignó que “fue un éxito. Duró 3 horas y desperté a las 18:30 horas aproximadamente. No podía creer lo que había pasado. Mi vida había cambiado nuevamente. Estuve acompañado por mi esposa hasta la medianoche mientras dormitaba constantemente. Siendo como las 3 de la mañana me desperté solo en la tranquilidad del Hospital y con mi teléfono busque en  noticias de Comodoro porque imaginé que de esa ciudad podía ser la donante. Lo confirmé a través de noticias periodísticas”.
Daniel indicó que lo que sintió es que “todo tenía sentido”. Reveló que “un circulo se cerraba que todo lo vivido me había llevado a ese día y que me estuve preparando  para recibir el trasplante. Dejé de lado la pregunta de ¿por qué a mí?  y agradecí que esta vez fue para mí. Decidí que al año agradecería a todos los involucrados, desde mis afectos (familia y amigos), a los médicos, enfermeros y personal de Cardial que me cuidaron casi 14 años en diálisis, los médicos y personal que me cuidan en el Hospital Italiano y a esa familia que hace un año hizo a un lado su dolor en el peor momento y dejó que hoy yo pueda vivir otra realidad seguramente con seis personas más. A todos, gracias”.
Destacó la forma en que su vida comenzó a cambiar. “Para que se realiza el trasplante recibí previo, junto a estudios prequirúgicos, diálisis de refuerzo por la medicación que se va a recibir. Se trata de bajar los niveles en la sangre. Que el órgano arranque a trabajar por sus propios medios estando lo mejor posible. Puede arrancar en horas, semanas o meses. En mi caso, a los dos días estaba empezando a orinar. Hacía 8 años que no orinaba. Mi vejiga se había reducido a niveles  mínimos. Cuando empezó a funcionar era orinar cada 15 minutos, con la felicidad del caso”.
Según Daniel, hacer público su caso sirve para “que se sepa lo que es recibir. Me pongo en el lugar de la familia de la donante ante semejante dolor. Pero desde este otro lado,salvaron 7 personas. Cambié de color, la cara, me veo distinto. La piel también, la temperatura, desaparecieron dolores físicos. Es un cambio físico totalmente diferente para mejor. Uno se olvida de estar tan dolorido. Con el tiempo se va acostumbrando a esos dolores”.
Para finalizar, Echegaray admitió que “muy pocas personas sabían que yo estaba en diálisis. No era una queja, sabía que era una situación transitoria”. #

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Ejemplo de vida. Daniel a través de su testimonio da fe de la importancia de la donación de órganos.
04 NOV 2018 - 20:54

Por Lorena Leeming

Daniel Echegaray es un conocido abogado de Trelew. Es además docente y trabaja en la Oficina de Defensa del Consumidor. La semana pasada brindó por la felicidad de haber cambiado su vida. Hace un año fue trasplantado de riñón. Las agotadoras sesiones de diálisis llegaron a su fin. Hoy quiere agradecer a la familia de la donante. Se enteró de que fue una chica de Comodoro Rivadavia y que además de la suya, salvó a otras 7 personas. “Hoy quiero agradecerle mucho a esa familia, que en medio del dolor tomó la decisión de ser donante”, dijo.
Relató en una entrevista con Jornada que el día que marcó para siempre su historia fue el 27 de octubre de 2017. “Recibí un llamado que estaba esperando hacía más de diez años y que cambió mi vida y la de mis seres queridos. El 29 de noviembre de 2003 me hicieron la primera de muchas diálisis porque ya mis riñones no funcionaban y era la única solución para poder seguir viviendo. Casi 4 años antes me habían diagnosticado la enfermedad irreversible que indefectiblemente terminaría con ese tratamiento. Después de muchas consultas y buscar  por todos los medios posibles, y resistirme, me encontré con que la única respuesta era empezar con la diálisis. Continuamente me preguntaba que había hecho para estar en esa situación o por qué me había enfermado. El tiempo me enseñó que esa pregunta no tiene respuesta y me di cuenta de que tampoco importaba. Lo cierto que de un día para otro sentí que todo terminaba para mi proyecto de vida”.
Daniel estaba casado hacía tres años cuando enfermó y le diagnosticaron que perdería la función renal. No tenía hijos. “Al principio tenía muchos prejuicios con la diálisis y la bronca me invadía cuando pensaba que era inevitable. Seguía sin entender”.

El Incucai

Reveló Echegaray que “con ayuda de profesionales me di cuenta de que oponerme sólo me aislaba de lo que yo más quería: mi esposa e hija y comprendí que sólo con mi cabeza yo podía combatir lo que mi cuerpo sufría y que lo que sentía podía ser controlado o minimizado. Así que decidí que tenía que ser fuerte para soportar por todos aquellos que me querían bien (familia y amigos) y disfrutar de todas las oportunidades que tenía para no simple subsistir. Yo podía elegir ante cada situación buscar que algo bueno tenía y así lo hice, a todo lo miré con humor”.
 En 2007 comenzó los trámites en el Hospital Italiano de Buenos Aires para poder ser trasplantado en el futuro y figurar como activo en la lista del Incucai. “Fue otro tema que tuve que encarar con todas las fuerzas y paciencia ya que estuve en lista de espera más de diez años”.

“Tres veces”

Relató Echegaray que en todo el tiempo que permaneció en la lista de espera de Incucai lo llamaron sólo tres veces para comunicarme que estaba en operativo de trasplante. “Las tres veces pude llegar a Buenos Aires aunque por diferentes motivos en las dos primeras no se pudo hacer. La primera vez por un problema en la ablación, el órgano se perdió (es decir no fue para nadie). De la primera a la segunda hubo como cinco años por lo que ya había olvidado la ansiedad que el llamado producía. La segunda fue el 27 septiembre de 2017 que no me tocó porque estaba sexto en la lista, pero el trasplante fue exitoso y fue con una donante de Comodoro Rivadavia y el personal también de Comodoro efectuó el operativo con éxito”.

El gran día

Describió cómo fue el gran día. “El viernes 27 de octubre de 2017, siendo aproximadamente las 17 horas estaba todavía sentado el sillón de diálisis, cuando recibí un llamado que decía “privado”. Mi corazón se aceleró de una forma extraña y estaba seguro que era “mi llamado” por razones que aún no puedo explicar. Al contestar era uno de los nefrólogos del Hospital Italiano que me comunicaba que estaba segundo en la lista para recibir el órgano y me preguntaba cómo estaba de salud y si podría viajar. Al ser dos riñones sólo dependía de mi estado de salud en ese momento para recibir el trasplante. Risa, alegría y lágrimas se alternaban. Le avise a mi esposa e hija, a mi padre y un amigo para que me ayudara con los trámites y en menos de dos horas estaba viajando a Buenos Aires por Aerolíneas Argentinas que ese tarde tenía 3 vuelos lo que me aseguraba que llegaría a tiempo”.

Consentimiento

Y agregó: “Firmé un consentimiento informado donde me dieron datos de la donante y mediante el cual aceptaba el órgano. Trabajaron Médicos de la Clínica del Valle de Comodoro, logística de INCUCAI y los del Hospital Italiano para que a las 11 de la mañana del 28 de octubre entrará en quirófano”.
Con respecto al trasplante en sí, consignó que “fue un éxito. Duró 3 horas y desperté a las 18:30 horas aproximadamente. No podía creer lo que había pasado. Mi vida había cambiado nuevamente. Estuve acompañado por mi esposa hasta la medianoche mientras dormitaba constantemente. Siendo como las 3 de la mañana me desperté solo en la tranquilidad del Hospital y con mi teléfono busque en  noticias de Comodoro porque imaginé que de esa ciudad podía ser la donante. Lo confirmé a través de noticias periodísticas”.
Daniel indicó que lo que sintió es que “todo tenía sentido”. Reveló que “un circulo se cerraba que todo lo vivido me había llevado a ese día y que me estuve preparando  para recibir el trasplante. Dejé de lado la pregunta de ¿por qué a mí?  y agradecí que esta vez fue para mí. Decidí que al año agradecería a todos los involucrados, desde mis afectos (familia y amigos), a los médicos, enfermeros y personal de Cardial que me cuidaron casi 14 años en diálisis, los médicos y personal que me cuidan en el Hospital Italiano y a esa familia que hace un año hizo a un lado su dolor en el peor momento y dejó que hoy yo pueda vivir otra realidad seguramente con seis personas más. A todos, gracias”.
Destacó la forma en que su vida comenzó a cambiar. “Para que se realiza el trasplante recibí previo, junto a estudios prequirúgicos, diálisis de refuerzo por la medicación que se va a recibir. Se trata de bajar los niveles en la sangre. Que el órgano arranque a trabajar por sus propios medios estando lo mejor posible. Puede arrancar en horas, semanas o meses. En mi caso, a los dos días estaba empezando a orinar. Hacía 8 años que no orinaba. Mi vejiga se había reducido a niveles  mínimos. Cuando empezó a funcionar era orinar cada 15 minutos, con la felicidad del caso”.
Según Daniel, hacer público su caso sirve para “que se sepa lo que es recibir. Me pongo en el lugar de la familia de la donante ante semejante dolor. Pero desde este otro lado,salvaron 7 personas. Cambié de color, la cara, me veo distinto. La piel también, la temperatura, desaparecieron dolores físicos. Es un cambio físico totalmente diferente para mejor. Uno se olvida de estar tan dolorido. Con el tiempo se va acostumbrando a esos dolores”.
Para finalizar, Echegaray admitió que “muy pocas personas sabían que yo estaba en diálisis. No era una queja, sabía que era una situación transitoria”. #


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