Gabriel Heredia: “Pido respeto, tolerancia e inclusión de chicos con Síndrome de Asperger”

Gabriel “Gabo” Heredia tiene 15 años. Es un adolescente que ama los deportes. Practica natación e incursionó en triatlón. Le gusta escuchar música, cantar y bailar. Es de Trelew pero cursa 4º año en la Escuela Aliwen de Gaiman.

18 NOV 2018 - 20:56 | Actualizado

Por Lorena Leeming / @loreleeming

Hace 3 años le diagnosticaron Síndrome de Asperger. Lejos de paralizarse investigó su condición y potenció sus habilidades. Tal es así que con lenguaje claro y preciso logró transmitir su experiencia de vida en una exposición pública en ese colegio. Confesó lo mal que la pasó en escuelas que no están preparadas para la inclusión y alzó su voz por aquellos que no pueden hacerlo y están siendo discriminados. “Pido empatía, respeto, tolerancia e inclusión”.

El 6 de noviembre de este año, cuando Gabriel Heredia habló ante un gimnasio lleno de adolescentes (sus compañeros) y comunidad educativa en general, reinó el silencio. Sus pares admiraron la soltura y pusieron atención a cada una de sus palabras. Fue un discurso inteligente, lleno de información y mechado con experiencias personales que estremecen.

Lo que sucedió en esta escuela, ubicada en las afueras de Gaiman en donde reluce el clima de compañerismo, respeto y educación como forma de vida, como rutina, se contrapone a las múltiples denuncias que se viralizan a diario en distintas escuelas del país, en donde chicos con Asperger u alguna otra condición son expulsados. Y sus padres hacen pública su indignación. Aquí, sucedió lo contrario y nobleza obliga, cuando las cosas se hacen bien deben ser reconocidas. El amor y el profesionalismo de docentes hizo que nadie deje afuera al “otro”. Todos aprenden, a su modo y a su ritmo. Gabriel superó cada una de las metas propuestas en lo pedagógico y curricular. Hoy está preparado para transmitir su historia de vida. Se indigna con las injusticias y le duele cada desprecio y exclusión que puedan sufrir niños con su misma condición que no puedan expresarse como él.

Concedió una entrevista a Jornada. Relajado, con una sonrisa que ilumina su rostro todo el tiempo y con un lenguaje rico. Es auténtico, se esfuerza para que su mensaje llegue con claridad y usa todos los recursos. Desde los ejemplos, citando a las personas famosas en el mundo que tienen esta condición hasta lo más rutinario que sucede en su vida diaria.

Entre los tantos que nombró en su exposición, reveló que el mismo Albert Einstein tenía Síndrome de Asperger, deslizó que hasta los 4 años no habló y eso, a la gente le llamaba la atención. También, entre otros citó a Steven Spielberg (director, guionista y productor de cine) y el gran Michael Phelps , nadador que obtuvo más de 17 medallas de oro en su disciplina. “Lo considero una gran persona”, dijo “Gabo”.


La exposición

Habló sobre cómo surgió la exposición en su escuela. “Se me ocurrió a mí”, deslizó. Relató que supo de su condición entre los 13 y 14 años. Su diagnóstico fue a los 12 años. Hasta ese momento, “yo notaba que era muy distinto a mis compañeros. Me costaba relacionarme con el entorno escolar y familiar. No tenía la facilidad de hablar fácilmente. No sabía que tenía una condición de vida como ésta”, refirió.

Gabriel admitió que mucho tiempo se hizo muchas preguntas. Esos interrogantes se los repetía varias veces: “¿Por qué soy distinto?”.

Es su mamá una figura indeleble y fundamental en su vida. Ella bregó por su formación y lo acompañó en cada paso para llegar a este punto culmine de superación y éxito personal. “Me informé con mi mamá. También con la psicopedagoga e internet. Hoy en día me siento feliz. Estoy aceptando que tengo una condición de vida que me hace distinto a lo demás. Nada más”.

Las palabras con las que se dirigió a sus pares en la muestra de fin de año en su escuela comenzaron remitiéndose a la historia de Hans Asperger. Gabriel estudió cada pormenor de la trayectoria de este psiquiatra. Destacó que fue quien descubrió el Síndrome que lleva su apellido. “Fue psiquiatra y pediatra en la Segunda Guerra Mundial. Murió el 18 de febrero de 1980 y un año después, en 1981 se llamó con su nombre a esta condición. Se considera el 18 de febrero el Día Mundial de Asperger”. Así empezó.

Agregó que este gran profesional, tuvo muchos trabajos y descubrimientos respecto a esa condición. “Trabajó con niños menores de 5 y 10 años. Pero con él mismo también. Él, justamente, también tenía este síndrome”.

“Todos somos distintos”

El hincapié fundamental lo hace Gabo al reiterar que su decisión de visibilizar su experiencia tiene un objetivo: ayudar a todas las personas que tengan Asperger y que no tienen las mismas posibilidades que él. “Somos todos distintos. En mi caso, soy una persona con alto nivel de autoestima pero no todos son así”.

Es humilde y comprensivo. Contesta todas las preguntas porque sabe que la sociedad ignora mucho de lo que a él le sucede y le ha sucedido. Sus conocimientos e información dejan atónita a cualquier persona que lo escucha. En su relato reluce un joven maduro más allá de sus jóvenes 15 años. Su formación académica se nota. “Simplemente decir que no todos tenemos la misma capacidad para hacer amigos. Hay personas que hay que ayudarlas, integrarlas e incluirlas. Esa es la palabra: inclusión. Son seres humanos y merecen ser incluidos”.

Èl piensa en su futuro pero aún no está decidido respecto a su vocación. “No sé si me gustaría a lo mejor tener un trabajo científico o tal vez, viaje por el mundo a dar charlas y trabajar con personas que se ocupen del síndrome de Asperger. En Buenos Aires hay una empresa de tecnología alemana que eligen a personas con Síndrome de Asperger. Pero no sé, me gustaría dar charlas”, afirmó con una sonrisa.


“Mis palabras”

Enfrentarse a un panorama hasta ese momento desconocido, el de hablarlo en público, generó en él y su entorno incertidumbre, nervios y ansiedad. Todo eso desapareció cuando su relato llegó a su fin y los aplausos retumbaron en las paredes del gimnasio. “Fue para mí un completo alivio. Un desahogo, sentí que me quitaba una mochila de arriba. Desde hace ya tiempo que venía con esto. Pero pude transmitir el mensaje a otras personas. No tuve que hacer mucho video. La mayoría de la exposición la hice con mis propias palabras. Frenadas o repetitivas, pero fueron mías. Eso, le llegó a las personas. Dije: yo tengo el Sindrome de Asperger”.

Esta aclaración la hizo Gabriel porque en todo momento en que el Power Point pasaba imágenes hablaba en tercera persona. Sobre lo que les pasaba, las diferencias claras que tiene su condición con el autismo, la situación con la sociedad, etcétera. Pero al terminar, dijo: “Todo esto tiene que ver mucho conmigo. Yo tengo esta condición”. Su expresión cultivó la aprobación y admiración de los presentes.

Se refirió a la importancia de la psicóloga en el proceso de aceptación de si mismo. “Todos los años que estuve con ella fueron muy buenos. Pude expresarme a mi manera, no me dejé nada oculto. Algunas veces, es cierto, no tenía ganas de hablar. Cuando me di cuenta de mi síndrome, le comencé a explicar lo que me pasaba. Fuimos dialogando, haciendo hincapié en todo esto. Llegué a la conclusión que podía hacer una exposición para mentalizar a los demás, terminé revelando lo que me pasaba de esa manera. Gracias a Caro pude desahogarme. Tengo esta condición de vida”.

Un párrafo aparte, le dedicó a la escuela que cursa actualmente: Aliwen. “La escuela me ayudó muchísimo. Hay que tener buenas escuelas, con docentes con gran corazón. Hay que incluir a las personas. Inicié en una escuela primaria en Trelew y no la pasé para nada bien. No me incluían. No me aceptaban distinto. Nadie lo hizo. Terminó siendo una de las peores experiencias de mi vida. Creí que todo iba a cambiar en la secundaria, pero no fue el caso. Llegué a otra escuela de Trelew y tampoco incluía a todas las personas. Me recomendaron Aliwen en Gaiman y fue un cambio total. La estoy pasando genial hasta ahora. La escuela me incluyó. Me permitió llegar hasta el final con todo para darme la posibilidad de poder desahogarme”.

Gabriel tiene metas y objetivos claros. Exponerse tiene un propósito bien marcado. Y vaya si útil. “Mi objetivo de haber hecho esta exposición y de revelar que tengo síndrome de Asperger, es porque quiero que la gente sepa bien que todos somos distintos pero a algunos nos cuesta relacionarnos con el entorno familiar y escolar. Nos cuesta y mucho. En el caso de personas que son solitarias que quieren ser amigos y les cuesta, son probables de Síndrome de Asperger. Con estas personas hay que tener de todo. Empatía, respeto, tolerancia e inclusión. Inclusión sobre todo. Sobre todo para los adultos que tiene que incluir a los niños con este síndrome para que no la pasen mal siendo grandes. Es lo que quiero decir a quien lea esta nota o escuche mis palabras”.

De esta manera concluyó la entrevista. Una catarata de información, enseñanza y un mensaje del que nadie puede hacerse el distraído: la inclusión. Gabriel: un ejemplo de superación, empuje y respeto.

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18 NOV 2018 - 20:56

Por Lorena Leeming / @loreleeming

Hace 3 años le diagnosticaron Síndrome de Asperger. Lejos de paralizarse investigó su condición y potenció sus habilidades. Tal es así que con lenguaje claro y preciso logró transmitir su experiencia de vida en una exposición pública en ese colegio. Confesó lo mal que la pasó en escuelas que no están preparadas para la inclusión y alzó su voz por aquellos que no pueden hacerlo y están siendo discriminados. “Pido empatía, respeto, tolerancia e inclusión”.

El 6 de noviembre de este año, cuando Gabriel Heredia habló ante un gimnasio lleno de adolescentes (sus compañeros) y comunidad educativa en general, reinó el silencio. Sus pares admiraron la soltura y pusieron atención a cada una de sus palabras. Fue un discurso inteligente, lleno de información y mechado con experiencias personales que estremecen.

Lo que sucedió en esta escuela, ubicada en las afueras de Gaiman en donde reluce el clima de compañerismo, respeto y educación como forma de vida, como rutina, se contrapone a las múltiples denuncias que se viralizan a diario en distintas escuelas del país, en donde chicos con Asperger u alguna otra condición son expulsados. Y sus padres hacen pública su indignación. Aquí, sucedió lo contrario y nobleza obliga, cuando las cosas se hacen bien deben ser reconocidas. El amor y el profesionalismo de docentes hizo que nadie deje afuera al “otro”. Todos aprenden, a su modo y a su ritmo. Gabriel superó cada una de las metas propuestas en lo pedagógico y curricular. Hoy está preparado para transmitir su historia de vida. Se indigna con las injusticias y le duele cada desprecio y exclusión que puedan sufrir niños con su misma condición que no puedan expresarse como él.

Concedió una entrevista a Jornada. Relajado, con una sonrisa que ilumina su rostro todo el tiempo y con un lenguaje rico. Es auténtico, se esfuerza para que su mensaje llegue con claridad y usa todos los recursos. Desde los ejemplos, citando a las personas famosas en el mundo que tienen esta condición hasta lo más rutinario que sucede en su vida diaria.

Entre los tantos que nombró en su exposición, reveló que el mismo Albert Einstein tenía Síndrome de Asperger, deslizó que hasta los 4 años no habló y eso, a la gente le llamaba la atención. También, entre otros citó a Steven Spielberg (director, guionista y productor de cine) y el gran Michael Phelps , nadador que obtuvo más de 17 medallas de oro en su disciplina. “Lo considero una gran persona”, dijo “Gabo”.


La exposición

Habló sobre cómo surgió la exposición en su escuela. “Se me ocurrió a mí”, deslizó. Relató que supo de su condición entre los 13 y 14 años. Su diagnóstico fue a los 12 años. Hasta ese momento, “yo notaba que era muy distinto a mis compañeros. Me costaba relacionarme con el entorno escolar y familiar. No tenía la facilidad de hablar fácilmente. No sabía que tenía una condición de vida como ésta”, refirió.

Gabriel admitió que mucho tiempo se hizo muchas preguntas. Esos interrogantes se los repetía varias veces: “¿Por qué soy distinto?”.

Es su mamá una figura indeleble y fundamental en su vida. Ella bregó por su formación y lo acompañó en cada paso para llegar a este punto culmine de superación y éxito personal. “Me informé con mi mamá. También con la psicopedagoga e internet. Hoy en día me siento feliz. Estoy aceptando que tengo una condición de vida que me hace distinto a lo demás. Nada más”.

Las palabras con las que se dirigió a sus pares en la muestra de fin de año en su escuela comenzaron remitiéndose a la historia de Hans Asperger. Gabriel estudió cada pormenor de la trayectoria de este psiquiatra. Destacó que fue quien descubrió el Síndrome que lleva su apellido. “Fue psiquiatra y pediatra en la Segunda Guerra Mundial. Murió el 18 de febrero de 1980 y un año después, en 1981 se llamó con su nombre a esta condición. Se considera el 18 de febrero el Día Mundial de Asperger”. Así empezó.

Agregó que este gran profesional, tuvo muchos trabajos y descubrimientos respecto a esa condición. “Trabajó con niños menores de 5 y 10 años. Pero con él mismo también. Él, justamente, también tenía este síndrome”.

“Todos somos distintos”

El hincapié fundamental lo hace Gabo al reiterar que su decisión de visibilizar su experiencia tiene un objetivo: ayudar a todas las personas que tengan Asperger y que no tienen las mismas posibilidades que él. “Somos todos distintos. En mi caso, soy una persona con alto nivel de autoestima pero no todos son así”.

Es humilde y comprensivo. Contesta todas las preguntas porque sabe que la sociedad ignora mucho de lo que a él le sucede y le ha sucedido. Sus conocimientos e información dejan atónita a cualquier persona que lo escucha. En su relato reluce un joven maduro más allá de sus jóvenes 15 años. Su formación académica se nota. “Simplemente decir que no todos tenemos la misma capacidad para hacer amigos. Hay personas que hay que ayudarlas, integrarlas e incluirlas. Esa es la palabra: inclusión. Son seres humanos y merecen ser incluidos”.

Èl piensa en su futuro pero aún no está decidido respecto a su vocación. “No sé si me gustaría a lo mejor tener un trabajo científico o tal vez, viaje por el mundo a dar charlas y trabajar con personas que se ocupen del síndrome de Asperger. En Buenos Aires hay una empresa de tecnología alemana que eligen a personas con Síndrome de Asperger. Pero no sé, me gustaría dar charlas”, afirmó con una sonrisa.


“Mis palabras”

Enfrentarse a un panorama hasta ese momento desconocido, el de hablarlo en público, generó en él y su entorno incertidumbre, nervios y ansiedad. Todo eso desapareció cuando su relato llegó a su fin y los aplausos retumbaron en las paredes del gimnasio. “Fue para mí un completo alivio. Un desahogo, sentí que me quitaba una mochila de arriba. Desde hace ya tiempo que venía con esto. Pero pude transmitir el mensaje a otras personas. No tuve que hacer mucho video. La mayoría de la exposición la hice con mis propias palabras. Frenadas o repetitivas, pero fueron mías. Eso, le llegó a las personas. Dije: yo tengo el Sindrome de Asperger”.

Esta aclaración la hizo Gabriel porque en todo momento en que el Power Point pasaba imágenes hablaba en tercera persona. Sobre lo que les pasaba, las diferencias claras que tiene su condición con el autismo, la situación con la sociedad, etcétera. Pero al terminar, dijo: “Todo esto tiene que ver mucho conmigo. Yo tengo esta condición”. Su expresión cultivó la aprobación y admiración de los presentes.

Se refirió a la importancia de la psicóloga en el proceso de aceptación de si mismo. “Todos los años que estuve con ella fueron muy buenos. Pude expresarme a mi manera, no me dejé nada oculto. Algunas veces, es cierto, no tenía ganas de hablar. Cuando me di cuenta de mi síndrome, le comencé a explicar lo que me pasaba. Fuimos dialogando, haciendo hincapié en todo esto. Llegué a la conclusión que podía hacer una exposición para mentalizar a los demás, terminé revelando lo que me pasaba de esa manera. Gracias a Caro pude desahogarme. Tengo esta condición de vida”.

Un párrafo aparte, le dedicó a la escuela que cursa actualmente: Aliwen. “La escuela me ayudó muchísimo. Hay que tener buenas escuelas, con docentes con gran corazón. Hay que incluir a las personas. Inicié en una escuela primaria en Trelew y no la pasé para nada bien. No me incluían. No me aceptaban distinto. Nadie lo hizo. Terminó siendo una de las peores experiencias de mi vida. Creí que todo iba a cambiar en la secundaria, pero no fue el caso. Llegué a otra escuela de Trelew y tampoco incluía a todas las personas. Me recomendaron Aliwen en Gaiman y fue un cambio total. La estoy pasando genial hasta ahora. La escuela me incluyó. Me permitió llegar hasta el final con todo para darme la posibilidad de poder desahogarme”.

Gabriel tiene metas y objetivos claros. Exponerse tiene un propósito bien marcado. Y vaya si útil. “Mi objetivo de haber hecho esta exposición y de revelar que tengo síndrome de Asperger, es porque quiero que la gente sepa bien que todos somos distintos pero a algunos nos cuesta relacionarnos con el entorno familiar y escolar. Nos cuesta y mucho. En el caso de personas que son solitarias que quieren ser amigos y les cuesta, son probables de Síndrome de Asperger. Con estas personas hay que tener de todo. Empatía, respeto, tolerancia e inclusión. Inclusión sobre todo. Sobre todo para los adultos que tiene que incluir a los niños con este síndrome para que no la pasen mal siendo grandes. Es lo que quiero decir a quien lea esta nota o escuche mis palabras”.

De esta manera concluyó la entrevista. Una catarata de información, enseñanza y un mensaje del que nadie puede hacerse el distraído: la inclusión. Gabriel: un ejemplo de superación, empuje y respeto.


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