Por José Miranda / especial para Jornada
Cuando nació fue una gran sorpresa para nuestras vidas. Gritaba en silencio y supe la primera vez que lo vi que él iba a ser diferente y muy especial. Él es un buen hijo y no le cuesta nada, lo mucho o poco que hace me parece interesante. Sus pequeños avances se festejan a lo grande.
Mi hijo especial Gonzalito es diferente del resto, él no tiene maldad en su corazón ni rencor. Él es “impecable”, no tiene pecado y es tan puro de alma. La felicidad que el nos da nos llena de fuerza para seguir luchando esta batalla junto a él.
Los médicos le dieron una sentencia de muerte y Dios les dijo que estaban equivocados. Mi hijo especial no puede jugar al fútbol pero tiene una habilidad para gambetear los dolores y a sus padres para hacer sus mejores jugadas.
Él no puede hacer castillos en la playa pero nosotros lo tratamos como un rey. Él es uno de los regalos más lindo que me ha dado Dios, estoy agradecido por ser escogido y por tener un ángel en mi camino.
Él nos enseña a disfrutar de las cosas pequeñas y tan simples que nos da la vida. Aunque no puede hablar ni caminar, yo sé que él es feliz con nosotros. Nuestro amor por él todo lo soporta. Los milagros existen y siempre le pedimos a Dios que nos ayude con un buen resultado.
Él nació para sobresalir sobre los demás, tenemos la alegría de tener a un hijo muy especial con nosotros. Él ante los ojos de Dios es mejor que todos porque tiene muchas capacidades diferentes.
Por José Miranda / especial para Jornada
Cuando nació fue una gran sorpresa para nuestras vidas. Gritaba en silencio y supe la primera vez que lo vi que él iba a ser diferente y muy especial. Él es un buen hijo y no le cuesta nada, lo mucho o poco que hace me parece interesante. Sus pequeños avances se festejan a lo grande.
Mi hijo especial Gonzalito es diferente del resto, él no tiene maldad en su corazón ni rencor. Él es “impecable”, no tiene pecado y es tan puro de alma. La felicidad que el nos da nos llena de fuerza para seguir luchando esta batalla junto a él.
Los médicos le dieron una sentencia de muerte y Dios les dijo que estaban equivocados. Mi hijo especial no puede jugar al fútbol pero tiene una habilidad para gambetear los dolores y a sus padres para hacer sus mejores jugadas.
Él no puede hacer castillos en la playa pero nosotros lo tratamos como un rey. Él es uno de los regalos más lindo que me ha dado Dios, estoy agradecido por ser escogido y por tener un ángel en mi camino.
Él nos enseña a disfrutar de las cosas pequeñas y tan simples que nos da la vida. Aunque no puede hablar ni caminar, yo sé que él es feliz con nosotros. Nuestro amor por él todo lo soporta. Los milagros existen y siempre le pedimos a Dios que nos ayude con un buen resultado.
Él nació para sobresalir sobre los demás, tenemos la alegría de tener a un hijo muy especial con nosotros. Él ante los ojos de Dios es mejor que todos porque tiene muchas capacidades diferentes.