Hablemos de sexismo

Columna de AMJA Chubut/Igualdad en la diversidad.

22 DIC 2018 - 20:51 | Actualizado

Por  Marcela Pérez Bogado*  /  Jueza Penal Puerto Madryn

Las últimas semanas de este diciembre 2018, dos casos tomaron estado público, el fallo “Lucía Pérez”, muy cuestionado socialmente y la denuncia pública de abuso sexual de Thelma Fardin. Observo con preocupación, la repetición de estereotipos discriminatorios, en el modo en que se presenta la vida de las víctimas.
Se trata de apreciaciones relacionadas a lo que hacían antes o hicieron después de los hechos. Esto solo refleja el sexismo que domina en nuestra sociedad.
Las Naciones Unidas ha reconocido la existencia de una relación histórica de subordinación de la mujer hacia el hombre, que se denomina patriarcado,  el “sexismo” es un producto de ello. Hoy quizás la palabra más conocida para referirse a este, es “androcentrismo” o cuando algo se enfoca solo desde la perspectiva masculina.
Las formas  más graves son la “misoginia” que significa el odio hacia lo femenino, y la “ginopia”, que es la imposibilidad de ver lo femenino.
Existen diversas consideraciones, manifestaciones, actitudes que sobregeneralizan. Son también insensibles, establecen una doble moral, o lo que cada sexo debe hacer,  o bien tratan a los sexos como diametralmente opuestos. Todos estos son ejemplos de sexismo.
Quiero detenerme en el “doble parámetro” o también llamado “doble moral”. Con esto me refiero a que una misma conducta, una situación idéntica y/o características humanas son evaluadas con distintas varas, si son realizadas por un hombre o una mujer, pero basados en mitos y estereotipos, como por ejemplo la infidelidad.
En esta forma de sexismo se sustentan las ideas de la buena víctima de violación, es decir quién puede ser abusada, estableciendo un prejuicio sobre quienes no cumplen esos requisitos. Es decir que dejan a un lado a quienes han sufrido este tipo de hechos porque lo fue dentro de una relación de pareja, porque quiso salir ese día con esa persona, porque le gustaba mantener una vida sexual activa y plena, o porque su comportamiento era sensual, etc. En síntesis, porque provocó la apetencia sexual del hombre. La conclusión solo puede ser una: la culpa es de la víctima o no hubo culpa del acusado.
Cargar la responsabilidad de lo acontecido sobre quien sufre un hecho delictivo, suena hasta irracional.
Desde otro lado, también se cree que la buena víctima debe ser una eterna sufriente, o que está imposibilitada de continuar con su vida, imagínense de divertirse.
Este 18 de diciembre, se aprobó la denominada “Ley Micaela”: Ley de Capacitación en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado. Esta norma establece la sensibilización y capacitación de todos los operadores de la República, y por supuesto del sistema judicial.
El principal fundamento de la norma, nacida del proyecto de una miembro de AMJA, la Dra. Flora Acselrad, es justamente la eliminación de todas estas barreras que impiden el goce en igualdad de condiciones reales, de los derechos. Y si hablamos de justicia penal, se busca un punto final a las conductas basadas en estereotipos, a la discriminación que puede sufrir una mujer en cualquier momento del proceso: la denuncia, los actos a los que debe asistir, la investigación y la sentencia. Que su tránsito por un lugar tan penoso sea con personas sensibilizadas y formadas en género. Porque lo más importante es que no se la prive de su derecho de acceso a la justicia por culpa del sexismo.#

(*)Por Marcela Pérez Bogado es Jueza Penal de Puerto Madryn.



 

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22 DIC 2018 - 20:51

Por  Marcela Pérez Bogado*  /  Jueza Penal Puerto Madryn

Las últimas semanas de este diciembre 2018, dos casos tomaron estado público, el fallo “Lucía Pérez”, muy cuestionado socialmente y la denuncia pública de abuso sexual de Thelma Fardin. Observo con preocupación, la repetición de estereotipos discriminatorios, en el modo en que se presenta la vida de las víctimas.
Se trata de apreciaciones relacionadas a lo que hacían antes o hicieron después de los hechos. Esto solo refleja el sexismo que domina en nuestra sociedad.
Las Naciones Unidas ha reconocido la existencia de una relación histórica de subordinación de la mujer hacia el hombre, que se denomina patriarcado,  el “sexismo” es un producto de ello. Hoy quizás la palabra más conocida para referirse a este, es “androcentrismo” o cuando algo se enfoca solo desde la perspectiva masculina.
Las formas  más graves son la “misoginia” que significa el odio hacia lo femenino, y la “ginopia”, que es la imposibilidad de ver lo femenino.
Existen diversas consideraciones, manifestaciones, actitudes que sobregeneralizan. Son también insensibles, establecen una doble moral, o lo que cada sexo debe hacer,  o bien tratan a los sexos como diametralmente opuestos. Todos estos son ejemplos de sexismo.
Quiero detenerme en el “doble parámetro” o también llamado “doble moral”. Con esto me refiero a que una misma conducta, una situación idéntica y/o características humanas son evaluadas con distintas varas, si son realizadas por un hombre o una mujer, pero basados en mitos y estereotipos, como por ejemplo la infidelidad.
En esta forma de sexismo se sustentan las ideas de la buena víctima de violación, es decir quién puede ser abusada, estableciendo un prejuicio sobre quienes no cumplen esos requisitos. Es decir que dejan a un lado a quienes han sufrido este tipo de hechos porque lo fue dentro de una relación de pareja, porque quiso salir ese día con esa persona, porque le gustaba mantener una vida sexual activa y plena, o porque su comportamiento era sensual, etc. En síntesis, porque provocó la apetencia sexual del hombre. La conclusión solo puede ser una: la culpa es de la víctima o no hubo culpa del acusado.
Cargar la responsabilidad de lo acontecido sobre quien sufre un hecho delictivo, suena hasta irracional.
Desde otro lado, también se cree que la buena víctima debe ser una eterna sufriente, o que está imposibilitada de continuar con su vida, imagínense de divertirse.
Este 18 de diciembre, se aprobó la denominada “Ley Micaela”: Ley de Capacitación en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado. Esta norma establece la sensibilización y capacitación de todos los operadores de la República, y por supuesto del sistema judicial.
El principal fundamento de la norma, nacida del proyecto de una miembro de AMJA, la Dra. Flora Acselrad, es justamente la eliminación de todas estas barreras que impiden el goce en igualdad de condiciones reales, de los derechos. Y si hablamos de justicia penal, se busca un punto final a las conductas basadas en estereotipos, a la discriminación que puede sufrir una mujer en cualquier momento del proceso: la denuncia, los actos a los que debe asistir, la investigación y la sentencia. Que su tránsito por un lugar tan penoso sea con personas sensibilizadas y formadas en género. Porque lo más importante es que no se la prive de su derecho de acceso a la justicia por culpa del sexismo.#

(*)Por Marcela Pérez Bogado es Jueza Penal de Puerto Madryn.



 


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