Columna / Mediación comunitaria: Recorridos, sentires y voces en tiempos de cambio

Los supuestos básicos.

30 DIC 2018 - 20:09 | Actualizado

Por Daniela Patricia Almirón / Especial para Jornada

En todo el mundo, a la vez, contemporáneamente sin importar los husos horarios, los contextos institucionales, económicos o sociales, hay mediadores haciendo paz.
En cada acto de mediación, de facilitación, de escucha, de encuentro de diálogo colaborando en la construcción de soluciones consensuadas.
Desde ahí nació MEDIACIÓN COMUNITARIA: Recorridos, voces y sentires en tiempos de cambio publicado en conjunto por EDITORIAL ASTREA y FUNDACIÓN EDITORA NOTARIAL.
Mediadores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, España, Italia, México, Portugal, Túnez, Senegal y Uruguay, con experiencias muy disímiles que estudian, hacen, difunden, piensan y practican mediación en el ámbito comunitario.
Cada profesional volcó su punto de vista, el lugar desde donde percibe y concibe la mediación comunitaria, y que aporta a mediadores y operadores de conflicto, nuevos puntos de apoyo y de referencia.
Treinta y cinco mediadores de diferentes disciplinas, exponiendo desde sus vivencias profesionales concretas en los campos laborales donde la desarrollan, confluyen en esta obra.
Recorrerla es viajar por diferentes geografías y paisajes, por diversos espacios institucionales y grupos de personas que aceptan el diálogo para abordar los problemas comunitarios. Esos en los que nos afectan en lo individual y necesitamos del conjunto para el alivio.
Comparto aquí las ideas centrales de mediadoras y mediadores que pusieron su voz en este libro, y así las voces de muchas comunidades.
El Hadji Ahmadou Faye de Senegal, plantea la lucha para que la mediación no se convierta en la “justicia del pobre”: “… La mediación comunitaria, más allá de un proceso de gestión de conflictos, es la reconstrucción de una nueva forma de cohesión social. Se trata de un conjunto de prácticas cuya finalidad es la reconstrucción de lazos para resocializar personas y luchar contra los fenómenos de desorganización que estorban la vida, en una sociedad cada vez más excluyente. Hay que trabajar a nivel individual para que las personas sean autónomas y responsables de su destino, pero también a nivel de la sociedad general, para mejorar las condiciones de inserción de aquellas.”
Daniela Patricia Almirón, insta a la reconstrucción amistosa, solidaria y alegre de los vínculos vecinales. “Imagino un entramado social comunitario, como una gran red neuronal, ligado por vínculos de facilitación, de mediación que potencien, supervisen, recuperen la sinapsis comunicacional, propiciando la calidad de la propia red y sus conexiones.”
Paola Arcaná desde Mendoza, afirma “La cultura de la paz trae consigo un paradigma basado en la ética del cuidado y nos brinda un modelo para organizar el poder público bajo formas mucho más civilizadas, que reflejan un salto cualitativo profundo en la evolución de la especie.”
Dolores Ayerdi desde la provincia de Buenos Aires, plantea la construcción de legitimidades, de la comunidad al mediador y de las instituciones del Estado a la comunidad. Afirma que “los dispositivos estatales de abordaje participativo de conflictos no deben perder de vista que todas y cada una de las personas de la comunidad son sujetos de derechos, no objetos, y que es sobre esa base que se construye cualquier propuesta de participación.”
Florencia Brandoni desde Ciudad Autónoma de Buenos Aires, afirma que la mediación comunitaria es una experiencia efectiva de ciudadanía. “Con la paz social como horizonte, la mediación comunitaria bien puede mejorar las experiencias de vida, franquear barreras, extender los límites, ampliar oportunidades y fortalecer lazos sociales y de afecto, lo cual da sostén para enfrentar las dificultades y sentido a la vida cotidiana de los ciudadanos.”
Liliana María Carbajal desde CABA también, nos invita a hacernos preguntas “El mundo es cada vez más urbano y con ello emergen viejas y nuevas conflictividades. En este escenario las categorías desde las cuales pensábamos la cuestión urbana resultan insuficientes para representar la pluralidad de configuraciones urbanas contemporáneas. ¿Otro por-venir de la mediación comunitaria?”
Nora Nelly Cattaneo, Argentina propone pensar el Conflicto y la Comunidad, en un camino de construcción de paz, y la apropiación del conflicto para la mejor convivencia y salud social. “Su abordaje implica, más allá de las soluciones particulares, una oportunidad para que las partes involucradas reflexionen, se comuniquen e incorporen los puntos de vista del otro, y revaloricen así sus razones y emociones.”
Irina Chausovsky desde Entre Ríos, invita a pensar desde la Defensoría del Pueblo y el Centro de Mediación como espacio intermedio de “conectividad”. Afirma que “va mucho más allá de la mediación comunitaria como modo de abordaje de conflictos entre vecinos. Implica sensibilizar a ciudadanos y funcionarios sobre las ventajas y beneficios del enfoque dialógico como forma de tramitación de necesidades, integrando y posibilitando escenarios que lo habiliten.”
Rosana De Boni desde Uruguay, forma parte de la Defensoría de Montevideo, desde ahí expone experiencias en diferentes ámbitos como el de la salud. Dice “Las coordenadas del presente nos indican que somos coartífices y testigos de esta revolución silenciosa que es la mediación.”
Diana de la Rúa Eugenio, argentina, plantea el compromiso con el proceso y dedicación y amor por la tarea de mediación. “La mediación comunitaria colabora en la formación de una cultura de paz ciudadana brindando estímulos para el desarrollo de la sociedad con empatía y sentido de comunidad.”
Virginia Fernández Parodi de Uruguay, desde la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo, propone transformar una cultura de violencia en una cultura de paz. Sostiene que “El gran desafío institucional y social es generar más “puentes” para que se apropien del uso del diálogo como la forma constructiva de negociar diferencias y aprender así a construir la paz desde la cotidianeidad, celebrando las distintas opiniones y los encuentros.”
Valeria Fiore Cáceres, de Formosa, insta a pensar la mediación comunitaria, como una nueva manera de estar en comunidad, “De una forma de resolver conflictos hemos pasado a una manera de gestionar las relaciones en la comunidad, una manera de transformar los vínculos comunitarios y esta es la mayor riqueza.”
Gonzalo Frei Toledo de Chile, propone la mediación comunitaria con potencial en contextos de fragmentación social. “Una práctica de trabajo del episodio y epicentro del conflicto, como un espacio de intervención y roles diferenciados de acuerdo con la realidad local y las diferentes etapas del problema, nos permite entenderla como una respuesta que se abre a la complejidad de la realidad social.”
Graciela Frías Ojinaga, de México, expone sobre la mediación comunitaria, más allá de una metodología de gestión de conflictos, hacia un proceso de cultura de paz, con un enfoque integrador que abarca no solo a las familias y a los vecinos, sino a las escuelas, instituciones, organizaciones, policías, clínicas de salud, etcétera. La creación de redes de apoyo en cada comunidad concreta fortalece lazos fraternales, solidarios y cooperativos.
Gláucia Foley desde Brasil, afirma que la mediación comunitaria es una práctica social transformadora. “Como imperativo ético, la búsqueda de la universalización del acceso a la justicia debe contemplar, por un lado, el incremento de canales que aseguren el acceso de todos al sistema siempre que sea necesario y, por otro, mecanismos que puedan proporcionar mayor eficiencia al sistema judiciario.”
Carlos Giménez Romero de España, con experiencia en mediación comunitaria, y con el ánimo de reflexionar y hacer propuestas plantea que “Para desarrollar la mediación comunitaria como un instrumento de democratización, es preciso respetar plenamente el principio de coprotagonismo de las partes.”
Viviana Inés Grossman de Argentina, se pregunta dónde, para qué y para quién la mediación comunitaria, trabajando en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Tucumán. “En una organización social como la nuestra hay una gran heterogeneidad de experiencias, de recursos, de condiciones de vida, de hábitat, y es desde esta heterogeneidad que la mediación comunitaria continuará abriéndose camino y diferenciándose.”
Xavier Jiménez Terrer de España, afirma que la defensa de la convivencia es tarea colectiva y responsabilidad individual. La evolución positiva del conflicto depende de cómo se gestione y afecte a las partes implicadas, individual y colectivamente.
Gabriela Magris de Argentina propone la mediación comunitaria como un instrumento para lograr consensos. “Es un asunto de personas, de seres humanos que lidian con sus limitaciones, con sus supuestos limitantes, con sus traumas y sus emociones entramadas, en interacciones en las que nuestra tarea y nuestro compromiso es desenredar en lo posible.”
Fadhila Mammar de Túnez, propone derribar la barrera de la ortodoxia metodológica e introducir nuevas herramientas. “La mediación comunitaria posibilita la toma de decisión colectiva y consensuada; es brindar las herramientas para la autogestión colectiva; devuelve ciudadanía creando espacios reales de participación.”
Lola Montejo Cunilleras de España, afirma que la forma de abordar los conflictos de una comunidad, construye su identidad. “Pasar de ser protagonista de “tus” asuntos privados a ser protagonista de “nuestros” asuntos públicos, requiere un cambio importante.”
Mara Morelli y Danilo De Luise de Italia, afirman que la mediación comunitaria, es un camino para la dignidad de las personas. “La mediación comunitaria no se reduce solo a una intervención concreta en un episodio concreto; de hecho, el trabajo de emancipación y de empoderamiento con las personas pone en marcha un proceso de crecimiento continuo con la comunidad.”
María Munné Tomás, de España, plantea una visión psicosocial de la mediación comunitaria en la sociedad catalana. “La tarea fundamental de la mediación como gestión positiva del conflicto es ayudar a las partes a entrar en el mismo objetivo. Hacerles tomar conciencia de que son participantes activos y deben trabajar para la vecindad y para el barrio en el respeto por las propias necesidades y las de los demás.”
Alejandro Nató, de Argentina, ofrece la mediación comunitaria y la construcción de nuevos saberes. “Es preciso visualizar la situación, las condiciones, el carácter y la brecha que hace posible una intervención. Quienes se postulen como operadores de conflictos deben asumir que no se trata de voluntarismo, sino de un saber y un hacer complejos, y una ética que sepa distinguir cuándo y cómo intervenir.”
Oscar Negredo Carrillo, de España propone la mediación comunitaria como política pública desde la aplicación en L´Hospitalet, en Barcelona. “El servicio se afianzó a partir de la intervención, pero sobre todo por el enfoque preventivo. Se fue tejiendo una red cada vez más densa y fuerte de vínculos de complicidad y alianzas con múltiples agentes de la comunidad.”
Rosa María Olave, de Chile, promueve el diálogo colaborativo como fortalecimiento de las capacidades comunitarias. “Ciudadanos comprometidos activamente en la búsqueda de soluciones. Sociedades más inclusivas, conviviendo en la diversidad y respetuosas de las identidades y la diversidad cultural.”
Jesús Octavio Pesqueira Tapia, de México, transita desde la actualidad y su previsión de la mediación comunitaria en el año 2035. “La mediación comunitaria como medio de satisfacción a las crisis en las relaciones interpersonales y humanas tiene mi voto de confianza como instrumento, al igual que lo tienen otros medios alternativos; la comunidad concientizada la considera valiosa y práctica, será hora de que se considere política pública a fin de que trascienda.”
Xavier Pastor Pérez, desde Catalunya nos propone reinventarse para dar respuesta a los desafíos actuales. “Los servicios de mediación nocturna o de gestión de conflictos en zonas de ocio nocturno desarrollados en los municipios de Playa de Aro (Gerona), Calella de Mar, Badalona y Castelldefels (Barcelona) son pioneros en nuestro país e innovadores en la forma de utilizar la mediación para prevenir, intervenir y gestionar los problemas de baja intensidad que se dan en las zonas de ocio nocturno.”
María Gabriela Rodríguez Querejazu de Argentina y la mediación comunitaria como política pública, “Sabemos que la paz necesita de actores implicados y no de espectadores. Todos estamos comprometidos en la promoción, fortalecimiento y desarrollo de una cultura de paz en el nuevo milenio. La paz no es una utopía, es un proyecto posible, solo hace falta hacerle espacio.”
César Rojas Ríos de Bolivia, propone una mediación “sintiente”, que asocia el sentir y el comprender. “En un mundo de globalización polifónica, donde a las potencias tradicionales se le suman las emergentes como Rusia, China, India, Turquía, se requiere pensar en una multimediación intercivilizatoria.”
Nilda Beatriz Santoro de Argentina, nos dice trabajando para la comunidad, para la “común unidad” y en la comunidad. Plantea la evolución de la mediación comunitaria a la facilitación comunitaria de multipartes múltiples, “Pues las formas públicas de reclamo de grupos sociales hacia particulares o hacia el mismo Estado han adquirido en las últimas décadas diversas modalidades y mayor frecuencia y proporciones.”
Gabriel Alberto Tubio de Argentina, nos comparte esta idea “Es la comunidad quien te realiza y define, reconvirtiéndote en mediador. El trabajo de un mediador comunitario se encuentra circunscripto a parámetros móviles y amplios. Se trata de actuar en cada caso utilizando herramientas y métodos que, según sea la circunstancia, se deben decidir en el momento, haciendo de su creatividad.”
Juan Carlos Vezzulla, de Argentina y Portugal, afianza el concepto de la mediación comunitaria más allá de un instrumento. Toda mediación tiene una concepción comunitaria y social, porque aún en las cuestiones relacionales, tiene un efecto emancipador en la comunidad.
Javier Wilhelm Wainsztein de España, propone la mediación implementándola como cultura. “Creo que en los próximos años la mediación deberá ser parte de la formación de base de los niños en las escuelas y una asignatura transversal en todos los estudios superiores.”
Gracias a estos treinta y cinco mediadores que nos traen sus voces y sentires, aguardando los animen al uso de la mediación como forma de construir paz aquí y ahora.

(*) Daniela Patricia Almirón es Abogada - Mediadora

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30 DIC 2018 - 20:09

Por Daniela Patricia Almirón / Especial para Jornada

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En cada acto de mediación, de facilitación, de escucha, de encuentro de diálogo colaborando en la construcción de soluciones consensuadas.
Desde ahí nació MEDIACIÓN COMUNITARIA: Recorridos, voces y sentires en tiempos de cambio publicado en conjunto por EDITORIAL ASTREA y FUNDACIÓN EDITORA NOTARIAL.
Mediadores de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, España, Italia, México, Portugal, Túnez, Senegal y Uruguay, con experiencias muy disímiles que estudian, hacen, difunden, piensan y practican mediación en el ámbito comunitario.
Cada profesional volcó su punto de vista, el lugar desde donde percibe y concibe la mediación comunitaria, y que aporta a mediadores y operadores de conflicto, nuevos puntos de apoyo y de referencia.
Treinta y cinco mediadores de diferentes disciplinas, exponiendo desde sus vivencias profesionales concretas en los campos laborales donde la desarrollan, confluyen en esta obra.
Recorrerla es viajar por diferentes geografías y paisajes, por diversos espacios institucionales y grupos de personas que aceptan el diálogo para abordar los problemas comunitarios. Esos en los que nos afectan en lo individual y necesitamos del conjunto para el alivio.
Comparto aquí las ideas centrales de mediadoras y mediadores que pusieron su voz en este libro, y así las voces de muchas comunidades.
El Hadji Ahmadou Faye de Senegal, plantea la lucha para que la mediación no se convierta en la “justicia del pobre”: “… La mediación comunitaria, más allá de un proceso de gestión de conflictos, es la reconstrucción de una nueva forma de cohesión social. Se trata de un conjunto de prácticas cuya finalidad es la reconstrucción de lazos para resocializar personas y luchar contra los fenómenos de desorganización que estorban la vida, en una sociedad cada vez más excluyente. Hay que trabajar a nivel individual para que las personas sean autónomas y responsables de su destino, pero también a nivel de la sociedad general, para mejorar las condiciones de inserción de aquellas.”
Daniela Patricia Almirón, insta a la reconstrucción amistosa, solidaria y alegre de los vínculos vecinales. “Imagino un entramado social comunitario, como una gran red neuronal, ligado por vínculos de facilitación, de mediación que potencien, supervisen, recuperen la sinapsis comunicacional, propiciando la calidad de la propia red y sus conexiones.”
Paola Arcaná desde Mendoza, afirma “La cultura de la paz trae consigo un paradigma basado en la ética del cuidado y nos brinda un modelo para organizar el poder público bajo formas mucho más civilizadas, que reflejan un salto cualitativo profundo en la evolución de la especie.”
Dolores Ayerdi desde la provincia de Buenos Aires, plantea la construcción de legitimidades, de la comunidad al mediador y de las instituciones del Estado a la comunidad. Afirma que “los dispositivos estatales de abordaje participativo de conflictos no deben perder de vista que todas y cada una de las personas de la comunidad son sujetos de derechos, no objetos, y que es sobre esa base que se construye cualquier propuesta de participación.”
Florencia Brandoni desde Ciudad Autónoma de Buenos Aires, afirma que la mediación comunitaria es una experiencia efectiva de ciudadanía. “Con la paz social como horizonte, la mediación comunitaria bien puede mejorar las experiencias de vida, franquear barreras, extender los límites, ampliar oportunidades y fortalecer lazos sociales y de afecto, lo cual da sostén para enfrentar las dificultades y sentido a la vida cotidiana de los ciudadanos.”
Liliana María Carbajal desde CABA también, nos invita a hacernos preguntas “El mundo es cada vez más urbano y con ello emergen viejas y nuevas conflictividades. En este escenario las categorías desde las cuales pensábamos la cuestión urbana resultan insuficientes para representar la pluralidad de configuraciones urbanas contemporáneas. ¿Otro por-venir de la mediación comunitaria?”
Nora Nelly Cattaneo, Argentina propone pensar el Conflicto y la Comunidad, en un camino de construcción de paz, y la apropiación del conflicto para la mejor convivencia y salud social. “Su abordaje implica, más allá de las soluciones particulares, una oportunidad para que las partes involucradas reflexionen, se comuniquen e incorporen los puntos de vista del otro, y revaloricen así sus razones y emociones.”
Irina Chausovsky desde Entre Ríos, invita a pensar desde la Defensoría del Pueblo y el Centro de Mediación como espacio intermedio de “conectividad”. Afirma que “va mucho más allá de la mediación comunitaria como modo de abordaje de conflictos entre vecinos. Implica sensibilizar a ciudadanos y funcionarios sobre las ventajas y beneficios del enfoque dialógico como forma de tramitación de necesidades, integrando y posibilitando escenarios que lo habiliten.”
Rosana De Boni desde Uruguay, forma parte de la Defensoría de Montevideo, desde ahí expone experiencias en diferentes ámbitos como el de la salud. Dice “Las coordenadas del presente nos indican que somos coartífices y testigos de esta revolución silenciosa que es la mediación.”
Diana de la Rúa Eugenio, argentina, plantea el compromiso con el proceso y dedicación y amor por la tarea de mediación. “La mediación comunitaria colabora en la formación de una cultura de paz ciudadana brindando estímulos para el desarrollo de la sociedad con empatía y sentido de comunidad.”
Virginia Fernández Parodi de Uruguay, desde la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo, propone transformar una cultura de violencia en una cultura de paz. Sostiene que “El gran desafío institucional y social es generar más “puentes” para que se apropien del uso del diálogo como la forma constructiva de negociar diferencias y aprender así a construir la paz desde la cotidianeidad, celebrando las distintas opiniones y los encuentros.”
Valeria Fiore Cáceres, de Formosa, insta a pensar la mediación comunitaria, como una nueva manera de estar en comunidad, “De una forma de resolver conflictos hemos pasado a una manera de gestionar las relaciones en la comunidad, una manera de transformar los vínculos comunitarios y esta es la mayor riqueza.”
Gonzalo Frei Toledo de Chile, propone la mediación comunitaria con potencial en contextos de fragmentación social. “Una práctica de trabajo del episodio y epicentro del conflicto, como un espacio de intervención y roles diferenciados de acuerdo con la realidad local y las diferentes etapas del problema, nos permite entenderla como una respuesta que se abre a la complejidad de la realidad social.”
Graciela Frías Ojinaga, de México, expone sobre la mediación comunitaria, más allá de una metodología de gestión de conflictos, hacia un proceso de cultura de paz, con un enfoque integrador que abarca no solo a las familias y a los vecinos, sino a las escuelas, instituciones, organizaciones, policías, clínicas de salud, etcétera. La creación de redes de apoyo en cada comunidad concreta fortalece lazos fraternales, solidarios y cooperativos.
Gláucia Foley desde Brasil, afirma que la mediación comunitaria es una práctica social transformadora. “Como imperativo ético, la búsqueda de la universalización del acceso a la justicia debe contemplar, por un lado, el incremento de canales que aseguren el acceso de todos al sistema siempre que sea necesario y, por otro, mecanismos que puedan proporcionar mayor eficiencia al sistema judiciario.”
Carlos Giménez Romero de España, con experiencia en mediación comunitaria, y con el ánimo de reflexionar y hacer propuestas plantea que “Para desarrollar la mediación comunitaria como un instrumento de democratización, es preciso respetar plenamente el principio de coprotagonismo de las partes.”
Viviana Inés Grossman de Argentina, se pregunta dónde, para qué y para quién la mediación comunitaria, trabajando en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Tucumán. “En una organización social como la nuestra hay una gran heterogeneidad de experiencias, de recursos, de condiciones de vida, de hábitat, y es desde esta heterogeneidad que la mediación comunitaria continuará abriéndose camino y diferenciándose.”
Xavier Jiménez Terrer de España, afirma que la defensa de la convivencia es tarea colectiva y responsabilidad individual. La evolución positiva del conflicto depende de cómo se gestione y afecte a las partes implicadas, individual y colectivamente.
Gabriela Magris de Argentina propone la mediación comunitaria como un instrumento para lograr consensos. “Es un asunto de personas, de seres humanos que lidian con sus limitaciones, con sus supuestos limitantes, con sus traumas y sus emociones entramadas, en interacciones en las que nuestra tarea y nuestro compromiso es desenredar en lo posible.”
Fadhila Mammar de Túnez, propone derribar la barrera de la ortodoxia metodológica e introducir nuevas herramientas. “La mediación comunitaria posibilita la toma de decisión colectiva y consensuada; es brindar las herramientas para la autogestión colectiva; devuelve ciudadanía creando espacios reales de participación.”
Lola Montejo Cunilleras de España, afirma que la forma de abordar los conflictos de una comunidad, construye su identidad. “Pasar de ser protagonista de “tus” asuntos privados a ser protagonista de “nuestros” asuntos públicos, requiere un cambio importante.”
Mara Morelli y Danilo De Luise de Italia, afirman que la mediación comunitaria, es un camino para la dignidad de las personas. “La mediación comunitaria no se reduce solo a una intervención concreta en un episodio concreto; de hecho, el trabajo de emancipación y de empoderamiento con las personas pone en marcha un proceso de crecimiento continuo con la comunidad.”
María Munné Tomás, de España, plantea una visión psicosocial de la mediación comunitaria en la sociedad catalana. “La tarea fundamental de la mediación como gestión positiva del conflicto es ayudar a las partes a entrar en el mismo objetivo. Hacerles tomar conciencia de que son participantes activos y deben trabajar para la vecindad y para el barrio en el respeto por las propias necesidades y las de los demás.”
Alejandro Nató, de Argentina, ofrece la mediación comunitaria y la construcción de nuevos saberes. “Es preciso visualizar la situación, las condiciones, el carácter y la brecha que hace posible una intervención. Quienes se postulen como operadores de conflictos deben asumir que no se trata de voluntarismo, sino de un saber y un hacer complejos, y una ética que sepa distinguir cuándo y cómo intervenir.”
Oscar Negredo Carrillo, de España propone la mediación comunitaria como política pública desde la aplicación en L´Hospitalet, en Barcelona. “El servicio se afianzó a partir de la intervención, pero sobre todo por el enfoque preventivo. Se fue tejiendo una red cada vez más densa y fuerte de vínculos de complicidad y alianzas con múltiples agentes de la comunidad.”
Rosa María Olave, de Chile, promueve el diálogo colaborativo como fortalecimiento de las capacidades comunitarias. “Ciudadanos comprometidos activamente en la búsqueda de soluciones. Sociedades más inclusivas, conviviendo en la diversidad y respetuosas de las identidades y la diversidad cultural.”
Jesús Octavio Pesqueira Tapia, de México, transita desde la actualidad y su previsión de la mediación comunitaria en el año 2035. “La mediación comunitaria como medio de satisfacción a las crisis en las relaciones interpersonales y humanas tiene mi voto de confianza como instrumento, al igual que lo tienen otros medios alternativos; la comunidad concientizada la considera valiosa y práctica, será hora de que se considere política pública a fin de que trascienda.”
Xavier Pastor Pérez, desde Catalunya nos propone reinventarse para dar respuesta a los desafíos actuales. “Los servicios de mediación nocturna o de gestión de conflictos en zonas de ocio nocturno desarrollados en los municipios de Playa de Aro (Gerona), Calella de Mar, Badalona y Castelldefels (Barcelona) son pioneros en nuestro país e innovadores en la forma de utilizar la mediación para prevenir, intervenir y gestionar los problemas de baja intensidad que se dan en las zonas de ocio nocturno.”
María Gabriela Rodríguez Querejazu de Argentina y la mediación comunitaria como política pública, “Sabemos que la paz necesita de actores implicados y no de espectadores. Todos estamos comprometidos en la promoción, fortalecimiento y desarrollo de una cultura de paz en el nuevo milenio. La paz no es una utopía, es un proyecto posible, solo hace falta hacerle espacio.”
César Rojas Ríos de Bolivia, propone una mediación “sintiente”, que asocia el sentir y el comprender. “En un mundo de globalización polifónica, donde a las potencias tradicionales se le suman las emergentes como Rusia, China, India, Turquía, se requiere pensar en una multimediación intercivilizatoria.”
Nilda Beatriz Santoro de Argentina, nos dice trabajando para la comunidad, para la “común unidad” y en la comunidad. Plantea la evolución de la mediación comunitaria a la facilitación comunitaria de multipartes múltiples, “Pues las formas públicas de reclamo de grupos sociales hacia particulares o hacia el mismo Estado han adquirido en las últimas décadas diversas modalidades y mayor frecuencia y proporciones.”
Gabriel Alberto Tubio de Argentina, nos comparte esta idea “Es la comunidad quien te realiza y define, reconvirtiéndote en mediador. El trabajo de un mediador comunitario se encuentra circunscripto a parámetros móviles y amplios. Se trata de actuar en cada caso utilizando herramientas y métodos que, según sea la circunstancia, se deben decidir en el momento, haciendo de su creatividad.”
Juan Carlos Vezzulla, de Argentina y Portugal, afianza el concepto de la mediación comunitaria más allá de un instrumento. Toda mediación tiene una concepción comunitaria y social, porque aún en las cuestiones relacionales, tiene un efecto emancipador en la comunidad.
Javier Wilhelm Wainsztein de España, propone la mediación implementándola como cultura. “Creo que en los próximos años la mediación deberá ser parte de la formación de base de los niños en las escuelas y una asignatura transversal en todos los estudios superiores.”
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