Editorial / Trelew en emergencia

Tal como lo había anticipado este diario, finalmente el intendente de Trelew Adrián Maderna decidió decretar la emergencia ocupacional en la industria textil a partir del angustiante panorama que se vive en el sector económico.

Sedamil en problemas. Es una cara visible de una profunda crisis en la provincia.
11 ENE 2019 - 21:12 | Actualizado

La decisión no debe sorprender a nadie. Es el resultante de un Parque Industrial que en los últimos años acentuó se agonía y donde se fueron sucediendo una tras otras malas noticias con suspensiones, despidos y cierres. Incluso de fábricas emblemáticas como Porpulsora (hoy reconvertida en cooperativa) y la desaparición de la hilandería de Sedamil.

Los trabajadores textiles hoy no llegan a 1.000 en la ciudad. Un dato contundente, si se piensa que en pleno apogeo se llegó a contar con cerca de 6.000 operarios. Eran otras épocas, con promoción industrial y medidas que iban acorde al desarrollo de una industria de estas características en el corazón de la Patagonia.

El actual escenario es muy distinto. Un sector que se catalogó como sensible hoy está totalmente desprotegido. En un primer momento por la apertura indiscriminada de las importaciones, ocasionando en muchos casos competencia a precios irrisorios de los países asiáticos.

El remate fue el freno al consumo. El rubro textil se nutre del mercado interno, que en estos últimos años se retrajo de una forma contundente y sin todavía tener una certeza de cuánto durará la caída. Lo sabido es que este año el consumo privado volverá caer.

La emergencia decretada por el intendente por 180 días servirá acaso para poder sostener a las fuentes laborales que hoy están en riesgo, entre empresas que van desde los despidos, a las suspensiones y en casos extremos al cierre. Hoy la reactivación del parque industrial asoma como algo imposible sin la voluntad de cambio y políticas macroeconómicas a nivel nacional que permitan asomar la cabeza de nuevo. De esta forma, en realidad, transita el camino a la desaparición.

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11 ENE 2019 - 21:12

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Los trabajadores textiles hoy no llegan a 1.000 en la ciudad. Un dato contundente, si se piensa que en pleno apogeo se llegó a contar con cerca de 6.000 operarios. Eran otras épocas, con promoción industrial y medidas que iban acorde al desarrollo de una industria de estas características en el corazón de la Patagonia.

El actual escenario es muy distinto. Un sector que se catalogó como sensible hoy está totalmente desprotegido. En un primer momento por la apertura indiscriminada de las importaciones, ocasionando en muchos casos competencia a precios irrisorios de los países asiáticos.

El remate fue el freno al consumo. El rubro textil se nutre del mercado interno, que en estos últimos años se retrajo de una forma contundente y sin todavía tener una certeza de cuánto durará la caída. Lo sabido es que este año el consumo privado volverá caer.

La emergencia decretada por el intendente por 180 días servirá acaso para poder sostener a las fuentes laborales que hoy están en riesgo, entre empresas que van desde los despidos, a las suspensiones y en casos extremos al cierre. Hoy la reactivación del parque industrial asoma como algo imposible sin la voluntad de cambio y políticas macroeconómicas a nivel nacional que permitan asomar la cabeza de nuevo. De esta forma, en realidad, transita el camino a la desaparición.


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