Editorial / La caída de Macri en las encuestas, las dudas y el papelón del PAMI en Dolavon

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23 FEB 2019 - 20:59 | Actualizado

Por primera vez en mucho tiempo, a pesar del descalabro económico que causó su gestión desde el mismo momento que llegó a la Casa Rosada hace treinta y ocho meses, comienza a haber dudas sobre la posibilidad de que Mauricio Macri logre la reelección en octubre próximo.

Falta mucha agua correr debajo del puente, siempre hay herramientas políticas y económicas a mano para torcer un poco la historia y el blindaje mediático sigue funcionando casi sin fisuras. Pero por primera vez se encendieron las luces amarillas dentro de Cambiemos y no son pocos los que se animan a poner en duda la reelección presidencial.

Los resultados de las encuestas y los “focus group” –la debilidad de Macri- que llegan a la Casa Rosada preocupan cada vez más. Por ejemplo, una encuesta de Synosis Consultores, que concluyó que en febrero la valoración negativa del desempeño del Gobierno nacional registró un fuerte incremento (+6,5%). Es decir, cada vez hay más gente enojada con el Gobierno nacional.

Además, la preocupación por la inflación, que había cedido en los últimos tres meses, volvió a ascender en febrero a 34,9%. Y, según el informe de Synopsis, las preocupaciones económicas en general volvieron a ascender y llegan al 54%.

La muestra se hizo entre el 8 y el 9 de febrero pasado en todo el país, incluida la ciudad de Comodoro Rivadavia en Chubut, sobre un total de 1.323 casos.

Expectativas

Lo que también preocupa al Gobierno nacional son las expectativas sobre el futuro del país, que ratificaron la tendencia bajista de enero. Según la encuesta, en febrero se registró una caída del optimismo sobre el futuro del país (-2,2%), y un incremento del pesimismo (+3,9%).

En materia electoral, la tendencia del voto hacia el oficialismo permanece sin variaciones en el 30,8%, pero sí preocupa a la Casa Rosada un incremento de 2,9% en la tendencia de voto a “Otra Fuerza Politica”, que ya llega a 53,8%, el máximo de los últimos ocho meses.

En este sentido se entiende la nueva embestida judicial de parte de un sector de magistrados cercanos al Gobierno contra Cristina Fernández de Kirchner: según la encuesta, el kirchnerismo es la principal opción opositora. Además, por primera vez desde que esta consultora comenzó a medir la intención de voto para las elecciones de este año, el kirchnerismo (31,4%) registra más intención de voto que Cambiemos.

A cada paso, un error

El resultado de esta encuesta –y de la mayoría, que dicen más o menos lo mismo- no hace más que confirmar que la sucesión de errores pudo ser disimulada en la primer parte del Gobierno de Cambiemos pero cada vez se hace más difícil contener el descontento de la mayoría. Inclusive de los que lo votaron.

Los errores de Cambiemos no conocen fronteras. Es más, generalmente el interior profundo de la Argentina, o las zonas alejadas y con menos peso electoral, como las provincias patagónicas, suelen ser el laboratorio de pruebas para aplicar sus recetas del ajuste por el ajuste mismo.

“El mejor equipo de los últimos 50 años” (como denominó Macri a su Gabinete hace tiempo, generando una de las frases que quedará en el imaginario popular cuando este equipo en verdad sea recordado como uno de los peores de la historia) es capaz de tomar decisiones salvajes, apresuradas y sin siquiera consultar a algún aliado local, y luego dar marcha atrás, con salto mortal incluido, y hasta mandar a acusar a los medios que reflejan la incongruencia del oficialismo como si nada hubiera pasado.

Esta semana, el PAMI publicó en el Boletín Oficial una resolución que daba de baja a diez oficinas de atención a jubilados de varias provincias, entre ellas una que funciona en la localidad de Dolavon. Como era de esperar, desde distintos sectores políticos, además de centros de jubilados, se puso el grito en el cielo para evitar que se tomara semejante decisión, que afectaba a un universo de 600 jubilados de la zona del Valle y la meseta central de Chubut, que realizan todo tipo de trámites.

Sin embargo, el Gobierno eliminó de un plumazo a una dependencia que ni siquiera tenía empleados propios (el único que tenía se había jubilado hace poco) y actualmente era atendido por agentes que viajaban desde las oficinas del PAMI en Trelew. Es decir, no había ningún motivo para cerrarla: ni exceso de personal, ni gastos excesivos (debían pagar un alquiler y ni siquiera lo hacían). Sólo se trataba de ajustar por ajustar.

Por supuesto, ningún dirigente chubutense de Cambiemos abrió la boca. Siguieron haciendo campaña como si nada, señalando con el dedo al frente electoral del gobernador Mariano Arcioni y al peronismo como los responsables de todos los males de Chubut, como si la dirigencia radical que adhiere al macrismo y los impolutos jóvenes del PRO hubieran nacido de un repollo u orinaran agua bendita.

Lo cierto es que en menos de tres días, la resolución del PAMI fue borrada con el codo y la oficina de atención a jubilados de Dolavon trasladada a un centro de jubilados del pueblo. En el colmo de la obviedad, los dirigentes de Cambiemos salieron a festejar como si la decisión anterior no hubiese existido.

Lo de Dolavon fue un pequeñísimo botón de muestra del salvajismo, la impericia y la falta de tino con la que gobierna Cambiemos. ¿Cuánto más habrá que seguir aguantando?

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23 FEB 2019 - 20:59

Por primera vez en mucho tiempo, a pesar del descalabro económico que causó su gestión desde el mismo momento que llegó a la Casa Rosada hace treinta y ocho meses, comienza a haber dudas sobre la posibilidad de que Mauricio Macri logre la reelección en octubre próximo.

Falta mucha agua correr debajo del puente, siempre hay herramientas políticas y económicas a mano para torcer un poco la historia y el blindaje mediático sigue funcionando casi sin fisuras. Pero por primera vez se encendieron las luces amarillas dentro de Cambiemos y no son pocos los que se animan a poner en duda la reelección presidencial.

Los resultados de las encuestas y los “focus group” –la debilidad de Macri- que llegan a la Casa Rosada preocupan cada vez más. Por ejemplo, una encuesta de Synosis Consultores, que concluyó que en febrero la valoración negativa del desempeño del Gobierno nacional registró un fuerte incremento (+6,5%). Es decir, cada vez hay más gente enojada con el Gobierno nacional.

Además, la preocupación por la inflación, que había cedido en los últimos tres meses, volvió a ascender en febrero a 34,9%. Y, según el informe de Synopsis, las preocupaciones económicas en general volvieron a ascender y llegan al 54%.

La muestra se hizo entre el 8 y el 9 de febrero pasado en todo el país, incluida la ciudad de Comodoro Rivadavia en Chubut, sobre un total de 1.323 casos.

Expectativas

Lo que también preocupa al Gobierno nacional son las expectativas sobre el futuro del país, que ratificaron la tendencia bajista de enero. Según la encuesta, en febrero se registró una caída del optimismo sobre el futuro del país (-2,2%), y un incremento del pesimismo (+3,9%).

En materia electoral, la tendencia del voto hacia el oficialismo permanece sin variaciones en el 30,8%, pero sí preocupa a la Casa Rosada un incremento de 2,9% en la tendencia de voto a “Otra Fuerza Politica”, que ya llega a 53,8%, el máximo de los últimos ocho meses.

En este sentido se entiende la nueva embestida judicial de parte de un sector de magistrados cercanos al Gobierno contra Cristina Fernández de Kirchner: según la encuesta, el kirchnerismo es la principal opción opositora. Además, por primera vez desde que esta consultora comenzó a medir la intención de voto para las elecciones de este año, el kirchnerismo (31,4%) registra más intención de voto que Cambiemos.

A cada paso, un error

El resultado de esta encuesta –y de la mayoría, que dicen más o menos lo mismo- no hace más que confirmar que la sucesión de errores pudo ser disimulada en la primer parte del Gobierno de Cambiemos pero cada vez se hace más difícil contener el descontento de la mayoría. Inclusive de los que lo votaron.

Los errores de Cambiemos no conocen fronteras. Es más, generalmente el interior profundo de la Argentina, o las zonas alejadas y con menos peso electoral, como las provincias patagónicas, suelen ser el laboratorio de pruebas para aplicar sus recetas del ajuste por el ajuste mismo.

“El mejor equipo de los últimos 50 años” (como denominó Macri a su Gabinete hace tiempo, generando una de las frases que quedará en el imaginario popular cuando este equipo en verdad sea recordado como uno de los peores de la historia) es capaz de tomar decisiones salvajes, apresuradas y sin siquiera consultar a algún aliado local, y luego dar marcha atrás, con salto mortal incluido, y hasta mandar a acusar a los medios que reflejan la incongruencia del oficialismo como si nada hubiera pasado.

Esta semana, el PAMI publicó en el Boletín Oficial una resolución que daba de baja a diez oficinas de atención a jubilados de varias provincias, entre ellas una que funciona en la localidad de Dolavon. Como era de esperar, desde distintos sectores políticos, además de centros de jubilados, se puso el grito en el cielo para evitar que se tomara semejante decisión, que afectaba a un universo de 600 jubilados de la zona del Valle y la meseta central de Chubut, que realizan todo tipo de trámites.

Sin embargo, el Gobierno eliminó de un plumazo a una dependencia que ni siquiera tenía empleados propios (el único que tenía se había jubilado hace poco) y actualmente era atendido por agentes que viajaban desde las oficinas del PAMI en Trelew. Es decir, no había ningún motivo para cerrarla: ni exceso de personal, ni gastos excesivos (debían pagar un alquiler y ni siquiera lo hacían). Sólo se trataba de ajustar por ajustar.

Por supuesto, ningún dirigente chubutense de Cambiemos abrió la boca. Siguieron haciendo campaña como si nada, señalando con el dedo al frente electoral del gobernador Mariano Arcioni y al peronismo como los responsables de todos los males de Chubut, como si la dirigencia radical que adhiere al macrismo y los impolutos jóvenes del PRO hubieran nacido de un repollo u orinaran agua bendita.

Lo cierto es que en menos de tres días, la resolución del PAMI fue borrada con el codo y la oficina de atención a jubilados de Dolavon trasladada a un centro de jubilados del pueblo. En el colmo de la obviedad, los dirigentes de Cambiemos salieron a festejar como si la decisión anterior no hubiese existido.

Lo de Dolavon fue un pequeñísimo botón de muestra del salvajismo, la impericia y la falta de tino con la que gobierna Cambiemos. ¿Cuánto más habrá que seguir aguantando?


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