Dictan clases en la U6, piden mayor reconocimiento
Un grupo de docentes que de manera habitual dicta clases en la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rawson elevó una nota al Ministerio de Educación de la provincia para informar sobre su situación y al mismo tiempo reclamar una serie de beneficios para quienes se desempeñan en la educación en contexto de encierro.
La nota, dirigida también con copia a los gremios SITRAED y ATECh, asegura que hace 7 años vienen planteando la misma situación, pero los pedidos no han tenido respuesta ni se han tratado en las reuniones que año tras año han mantenido el gobierno y los dirigentes sindicales.
“Como se le manifestara oportunamente y a los gremios que nuclean a docentes, hemos decidido hacer un reclamo de manera escrita y a todas las partes, puesto que pasan las paritarias y nuestro reclamo nunca se trata y aún no tenemos respuesta después que venimos realizándolos desde hace más de siete años”, dice la nota que elevaron a la ministra de Educación, Graciela Cigudosa.
En el texto sostienen que “las condiciones laborales que tenemos en esta institución (U6) son absolutamente diferentes a las que desempeñan en otras instituciones escolares. Trabajamos con personas privadas de la libertad, de alta peligrosidad, esta cárcel es una de las tres únicas de máxima seguridad” y agregan que muchos de los internos poseen enfermedades infecciosas y con potencial peligro de contagio.
Uno de los docentes consultados indicó que en la actualidad la matrícula escolar ronda los 180 internos, entre escolaridad primaria, secundaria y quienes tienen formación profesional a través de talleres.
Las condiciones edilicias y sanitarias también fueron cuestionadas por los docentes, quienes cuentan en la nota que “ingresamos todos los días por pasillos con rejas donde pasamos por los pabellones con pisos manchados con sangre, materia fecal, etc: Nuestro ámbito es el último lugar, sin salida para casos de emergencias, sin baños exclusivos para los profesores, sin suficientes aulas, sin horarios de salida, sin posibilidades de dar las horas cátedra y retirarnos a trabajar en otras institución, perdiendo la posibilidad de incrementar nuestros ingresos”.
Este último es uno de los puntos de mayor reclamo de parte de los educadores, quienes consideran que también viven la situación de encierro mientras están en su tarea, ya que deben ingresar y egresar todos juntos, sin tener la libertad de disponer de sus horarios.
En ese esquema, plantean que deberían “tener una diferenciación ya que nuestro trabajo es insalubre, y de alto riesgo”.
Uno de los requerimientos planteados es que se les pague un 20% por trabajo de riesgo e insalubre, además de obtener un año más de antigüedad cada tres años trabajados, “de manera efectiva, no al finalizar nuestra carrera”, dice la nota.
Por otra parte, plantean tener un puntaje extra en la Junta de Clasificación por cada año trabajado dentro de la Unidad 6. Ese punto no solo permitiría reconocer el diferencial por enseñar en contextos de encierro sino también compensar la imposibilidad de una libre disponibilidad horaria para tomar horas fuera de la institución carcelaria.#
Un grupo de docentes que de manera habitual dicta clases en la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rawson elevó una nota al Ministerio de Educación de la provincia para informar sobre su situación y al mismo tiempo reclamar una serie de beneficios para quienes se desempeñan en la educación en contexto de encierro.
La nota, dirigida también con copia a los gremios SITRAED y ATECh, asegura que hace 7 años vienen planteando la misma situación, pero los pedidos no han tenido respuesta ni se han tratado en las reuniones que año tras año han mantenido el gobierno y los dirigentes sindicales.
“Como se le manifestara oportunamente y a los gremios que nuclean a docentes, hemos decidido hacer un reclamo de manera escrita y a todas las partes, puesto que pasan las paritarias y nuestro reclamo nunca se trata y aún no tenemos respuesta después que venimos realizándolos desde hace más de siete años”, dice la nota que elevaron a la ministra de Educación, Graciela Cigudosa.
En el texto sostienen que “las condiciones laborales que tenemos en esta institución (U6) son absolutamente diferentes a las que desempeñan en otras instituciones escolares. Trabajamos con personas privadas de la libertad, de alta peligrosidad, esta cárcel es una de las tres únicas de máxima seguridad” y agregan que muchos de los internos poseen enfermedades infecciosas y con potencial peligro de contagio.
Uno de los docentes consultados indicó que en la actualidad la matrícula escolar ronda los 180 internos, entre escolaridad primaria, secundaria y quienes tienen formación profesional a través de talleres.
Las condiciones edilicias y sanitarias también fueron cuestionadas por los docentes, quienes cuentan en la nota que “ingresamos todos los días por pasillos con rejas donde pasamos por los pabellones con pisos manchados con sangre, materia fecal, etc: Nuestro ámbito es el último lugar, sin salida para casos de emergencias, sin baños exclusivos para los profesores, sin suficientes aulas, sin horarios de salida, sin posibilidades de dar las horas cátedra y retirarnos a trabajar en otras institución, perdiendo la posibilidad de incrementar nuestros ingresos”.
Este último es uno de los puntos de mayor reclamo de parte de los educadores, quienes consideran que también viven la situación de encierro mientras están en su tarea, ya que deben ingresar y egresar todos juntos, sin tener la libertad de disponer de sus horarios.
En ese esquema, plantean que deberían “tener una diferenciación ya que nuestro trabajo es insalubre, y de alto riesgo”.
Uno de los requerimientos planteados es que se les pague un 20% por trabajo de riesgo e insalubre, además de obtener un año más de antigüedad cada tres años trabajados, “de manera efectiva, no al finalizar nuestra carrera”, dice la nota.
Por otra parte, plantean tener un puntaje extra en la Junta de Clasificación por cada año trabajado dentro de la Unidad 6. Ese punto no solo permitiría reconocer el diferencial por enseñar en contextos de encierro sino también compensar la imposibilidad de una libre disponibilidad horaria para tomar horas fuera de la institución carcelaria.#