La canasta alimentaria aumentó en Chubut más del 86% en dos años

Una familia ya necesita $ 38.554 para no ser pobre. Inflación, caída de salarios y del consumo, más la pobreza, un complejo cóctel económico.

21 ABR 2019 - 21:06 | Actualizado

Por Julio Ibáñez / Licenciado (Magister), investigador del Proyecto de Investigación UNPSJB

El aumento de la pobreza y la indigencia en los últimos años en Chubut hace recomendable analizar algunas de sus causas más importantes que impactan en los niveles actuales y futuros del desarrollo regional.

Aquí se estudiará la pobreza en términos de insuficiencia de ingresos en la Provincia del Chubut, con énfasis en el aglomerado Trelew-Rawson entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, con algunos datos complementarios a febrero de 2019.

Base metodológica

La medición de pobreza que realiza INDEC posee una metodología de cálculo consistente en determinar primeramente una canasta básica de alimentos que permitan satisfacer un conjunto mínimo de necesidades energéticas y proteicas de un ciudadano tipo (o “Adulto Equivalente”, como lo define la metodología). Este cálculo establecerá lo que se denomina “Línea de Indigencia”.

Adicionalmente, para determinar la “Línea de Pobreza”, se toman en cuenta otro tipo de consumos no alimentarios relevantes para la vida urbana, como la indumentaria, la salud, la educación, los costos de transporte, ente otros, que se suponen guardan una relación proporcional con los consumos de la Canasta Básica de Alimentos.

Entonces, si los ingresos de un hogar cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar es considerado como parte de la población no pobre; si los ingresos de un hogar no cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar caerá por debajo de la línea de pobreza y; si peor aún, no se pueden cubrir los costos de la canasta de alimentos básicos, el hogar se la considerará como Indigente.

Cálculos preliminares

Con esta base metodológica y haciendo uso de los datos provistos por el INDEC, se puede inferir que desde finales de 2016 y diciembre de 2018 la pobreza aumentó 32,35%, acrecentándose la complejidad, ya que en el mismo período aumentó en 43,75% la cantidad de indigentes en Chubut.

En términos monetarios, a diciembre de 2018 un residente de Chubut necesitaba como mínimo $ 3.393,87 para no ser indigente, y por lo menos $ 9.638,59 para no ser pobre. Esto implica que una familia necesitaba poco más de $ 20.000 para no ser pobre a enero 2017 y que para poder mantenerse en el umbral de “no pobreza” tuvo que incrementar 90% sus ingresos hasta los $ 38.554,36 en diciembre de 2018.

Lo que queda en evidencia, de acuerdo a estos valores, es que la pobreza en Chubut enfrenta dos grandes problemas. Por un lado el aumento generalizado de precios, es decir los efectos de la inflación. Pero por el otro la caída de los ingresos, o por lo menos el no acompañamiento del crecimiento de los ingresos a los valores de la inflación.

Efectos de la inflación

Estudiemos algunos datos relevantes que atestiguan el aumento de precios y algunos impactos de estos tanto en las poblaciones indigentes como pobres. En primer lugar, los incrementos de precios: la Canasta Básica Alimentaria de la Región Patagónica calculada por el INDEC aumentó 86,17% entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, lo que generó una importante retracción del consumo, provocando una caída en la cantidad de operaciones que realizan los supermercados (-8%).

Concomitantemente, en cada operación se compran menos productos (-14%) y se gasta menos cada vez que se realizan las compras (-8%). Todo ello parados a principios de 2019 y mirando las compras en términos constantes de precios de enero 2017.

En este escenario, cayó más de un 12% la compra de alimentos, destacándose los descensos en el consumo da en carnes (-25%) y frutas y verduras (-20%).

Por otra parte, el efecto precios modificó los hábitos de consumo, cambiando la composición del “changuito” promedio, cayendo fuertemente la cantidad que se compra de carne (-15%) y frutas y verduras (-8%), sosteniendo la adquisición de lácteos o panificados, y subiendo la participación del rubro almacén del tipo productos secos o empaquetados (+7%).

Claramente, un factor que actúa como desaliento para la compra de los productos de primera necesidad proteicas y energéticas es el incremento de precios en más de un 200% para carnes, frutas y verduras, lo que implicó que por cada kilo de carne o verdura que se podía comprar en febrero de 2017, en febrero de 2019 se pudo comprar menos de la mitad.

Este efecto inflacionario en alimentos perjudica considerablemente a quienes están en condiciones más desventajosas, ya que los hogares de estratos sociales bajos tienden a destinar montos cercanos al 50% de sus ingresos en alimentos. En tanto que los hogares de estratos sociales altos destinan poco más del 25% de sus ingresos en alimentos y bebidas (INDEC, 2016).

Por ello la inflación atenta mucho más al que menos tiene y explica en gran medida que no sólo pobreza e indigencia son mayores, sino que la indigencia (no cubrir lo más mínimo en términos alimentarios para vivir) creció, en Chubut, más que proporcionalmente (+8.8%) respecto de la pobreza total.

Los efectos de la inflación en la población no pobre e impactos encadenados, se puede dimensionar. Por ejemplo, otros grupos sociales también se vieron afectados por los cambios en precios de los denominados “consumos no alimentarios” como la vestimenta, los servicios, la educación, la salud o el transporte, que prácticamente se duplicaron entre enero de 2017 y enero de 2019.

En este grupo, el costo de los servicios tuvo un crecimiento superior al 100% a febrero de 2019. Dentro del ítem “transporte”, las naftas duplicaron su precio entre febrero 2017 y febrero 2019 (se multiplica por tres al considerar febrero de 2016 como base de comparación).

Las prendas de vestir y calzado registran incrementos de precios promedio del 53%. Y los insumos de construcción, como hierro, cal o cemento que subieron de 150% a 170% entre febrero 2017 y febrero 2019.

Los incrementos de precios obligan a las familias a concentrar sus ingresos en bienes y servicios esenciales, posponiendo otro tipo de gastos como los de mejoramiento de sus hogares (disminuyó en 4,5% la compra de cemento por bolsa en el primer bimestre de 2019 contra el mismo periodo de 2017); o la renovación de medios de movilidad (la venta de autos 0 km experimentó una caída del 28% durante el primer bimestre de 2019 comparado con igual período de 2017, y de casi el 10% la venta de autos usados si la comparación es con el primer bimestre del año 2018).

Consecuentemente se va reduciendo el margen operativo del sector comercial, reflejándose, por ejemplo, una caída del 20% en las ventas a precios constantes en los locales comerciales de shoppings (diciembre 2016 vs. diciembre 2018): o una caída en el consumo de energía para uso comercial en las cinco ciudades más importantes de Chubut (-10%), midiendo enero de 2019 contra enero de 2017.

Por otra parte, como el consumo es muy flexible a las subas y tiende a ser muy difícil de disminuirlos, comparando diciembre de 2016 con diciembre de 2018 se registra un aumento del 63% en los montos otorgados en préstamos personales y tarjetas de crédito a personas físicas en la provincia del Chubut.

Distribución del ingreso

Como se mencionara en la introducción, no se llega a la pobreza sólo por el aumento de precios sino que incide también el nivel de actividad económica y como acompañan los ingresos a las variaciones de precios.

De acuerdo a los datos de remuneración promedio de los trabajadores registrados, la pérdida del poder adquisitivo del salario en la provincia del Chubut, entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, se puede estimar entre un 15% y un 20%, dependiendo del sector de actividad en el que el trabajador se desempeñe.

Por el lado de los ingresos, en términos reales a precios de enero de 2017, las estimaciones indicarían una caída superior al 20% en los ingresos de la población en el aglomerado Trelew-Rawson entre septiembre de 2016 y septiembre de 2018.

Desde el punto de vista distributivo, con datos preliminares y considerando el ingreso medio familiar de quienes reciben ingreso por decil de población, se percibe que se amplía levemente la brecha de ingresos entre los estratos de mayores ingresos (5º quintil) y los de menores ingresos (1º quintil).

Conclusiones

Los efectos plenos de las variaciones de precios y pérdida de poder adquisitivo se dan con fuerza en las clases medias impactando en su dinámica de consumo. Los grupos sociales de los estratos más pobres y vulnerables de la sociedad, tiene mecanismos institucionales de contención como planes sociales o Asignación Universal por Hijo, que están focalizados a transferir ingresos no contributivos.

Sin embargo, estos no alcanzan a amortiguar el aumento del costo de los alimentos de la canasta básica. Por lo tanto, la pobreza persistirá en tanto no mejore el nivel de actividad y no se reduzca la inflación. #
 

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21 ABR 2019 - 21:06

Por Julio Ibáñez / Licenciado (Magister), investigador del Proyecto de Investigación UNPSJB

El aumento de la pobreza y la indigencia en los últimos años en Chubut hace recomendable analizar algunas de sus causas más importantes que impactan en los niveles actuales y futuros del desarrollo regional.

Aquí se estudiará la pobreza en términos de insuficiencia de ingresos en la Provincia del Chubut, con énfasis en el aglomerado Trelew-Rawson entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, con algunos datos complementarios a febrero de 2019.

Base metodológica

La medición de pobreza que realiza INDEC posee una metodología de cálculo consistente en determinar primeramente una canasta básica de alimentos que permitan satisfacer un conjunto mínimo de necesidades energéticas y proteicas de un ciudadano tipo (o “Adulto Equivalente”, como lo define la metodología). Este cálculo establecerá lo que se denomina “Línea de Indigencia”.

Adicionalmente, para determinar la “Línea de Pobreza”, se toman en cuenta otro tipo de consumos no alimentarios relevantes para la vida urbana, como la indumentaria, la salud, la educación, los costos de transporte, ente otros, que se suponen guardan una relación proporcional con los consumos de la Canasta Básica de Alimentos.

Entonces, si los ingresos de un hogar cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar es considerado como parte de la población no pobre; si los ingresos de un hogar no cubren la suma de ambas canastas, para todos los individuos del mismo, este hogar caerá por debajo de la línea de pobreza y; si peor aún, no se pueden cubrir los costos de la canasta de alimentos básicos, el hogar se la considerará como Indigente.

Cálculos preliminares

Con esta base metodológica y haciendo uso de los datos provistos por el INDEC, se puede inferir que desde finales de 2016 y diciembre de 2018 la pobreza aumentó 32,35%, acrecentándose la complejidad, ya que en el mismo período aumentó en 43,75% la cantidad de indigentes en Chubut.

En términos monetarios, a diciembre de 2018 un residente de Chubut necesitaba como mínimo $ 3.393,87 para no ser indigente, y por lo menos $ 9.638,59 para no ser pobre. Esto implica que una familia necesitaba poco más de $ 20.000 para no ser pobre a enero 2017 y que para poder mantenerse en el umbral de “no pobreza” tuvo que incrementar 90% sus ingresos hasta los $ 38.554,36 en diciembre de 2018.

Lo que queda en evidencia, de acuerdo a estos valores, es que la pobreza en Chubut enfrenta dos grandes problemas. Por un lado el aumento generalizado de precios, es decir los efectos de la inflación. Pero por el otro la caída de los ingresos, o por lo menos el no acompañamiento del crecimiento de los ingresos a los valores de la inflación.

Efectos de la inflación

Estudiemos algunos datos relevantes que atestiguan el aumento de precios y algunos impactos de estos tanto en las poblaciones indigentes como pobres. En primer lugar, los incrementos de precios: la Canasta Básica Alimentaria de la Región Patagónica calculada por el INDEC aumentó 86,17% entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, lo que generó una importante retracción del consumo, provocando una caída en la cantidad de operaciones que realizan los supermercados (-8%).

Concomitantemente, en cada operación se compran menos productos (-14%) y se gasta menos cada vez que se realizan las compras (-8%). Todo ello parados a principios de 2019 y mirando las compras en términos constantes de precios de enero 2017.

En este escenario, cayó más de un 12% la compra de alimentos, destacándose los descensos en el consumo da en carnes (-25%) y frutas y verduras (-20%).

Por otra parte, el efecto precios modificó los hábitos de consumo, cambiando la composición del “changuito” promedio, cayendo fuertemente la cantidad que se compra de carne (-15%) y frutas y verduras (-8%), sosteniendo la adquisición de lácteos o panificados, y subiendo la participación del rubro almacén del tipo productos secos o empaquetados (+7%).

Claramente, un factor que actúa como desaliento para la compra de los productos de primera necesidad proteicas y energéticas es el incremento de precios en más de un 200% para carnes, frutas y verduras, lo que implicó que por cada kilo de carne o verdura que se podía comprar en febrero de 2017, en febrero de 2019 se pudo comprar menos de la mitad.

Este efecto inflacionario en alimentos perjudica considerablemente a quienes están en condiciones más desventajosas, ya que los hogares de estratos sociales bajos tienden a destinar montos cercanos al 50% de sus ingresos en alimentos. En tanto que los hogares de estratos sociales altos destinan poco más del 25% de sus ingresos en alimentos y bebidas (INDEC, 2016).

Por ello la inflación atenta mucho más al que menos tiene y explica en gran medida que no sólo pobreza e indigencia son mayores, sino que la indigencia (no cubrir lo más mínimo en términos alimentarios para vivir) creció, en Chubut, más que proporcionalmente (+8.8%) respecto de la pobreza total.

Los efectos de la inflación en la población no pobre e impactos encadenados, se puede dimensionar. Por ejemplo, otros grupos sociales también se vieron afectados por los cambios en precios de los denominados “consumos no alimentarios” como la vestimenta, los servicios, la educación, la salud o el transporte, que prácticamente se duplicaron entre enero de 2017 y enero de 2019.

En este grupo, el costo de los servicios tuvo un crecimiento superior al 100% a febrero de 2019. Dentro del ítem “transporte”, las naftas duplicaron su precio entre febrero 2017 y febrero 2019 (se multiplica por tres al considerar febrero de 2016 como base de comparación).

Las prendas de vestir y calzado registran incrementos de precios promedio del 53%. Y los insumos de construcción, como hierro, cal o cemento que subieron de 150% a 170% entre febrero 2017 y febrero 2019.

Los incrementos de precios obligan a las familias a concentrar sus ingresos en bienes y servicios esenciales, posponiendo otro tipo de gastos como los de mejoramiento de sus hogares (disminuyó en 4,5% la compra de cemento por bolsa en el primer bimestre de 2019 contra el mismo periodo de 2017); o la renovación de medios de movilidad (la venta de autos 0 km experimentó una caída del 28% durante el primer bimestre de 2019 comparado con igual período de 2017, y de casi el 10% la venta de autos usados si la comparación es con el primer bimestre del año 2018).

Consecuentemente se va reduciendo el margen operativo del sector comercial, reflejándose, por ejemplo, una caída del 20% en las ventas a precios constantes en los locales comerciales de shoppings (diciembre 2016 vs. diciembre 2018): o una caída en el consumo de energía para uso comercial en las cinco ciudades más importantes de Chubut (-10%), midiendo enero de 2019 contra enero de 2017.

Por otra parte, como el consumo es muy flexible a las subas y tiende a ser muy difícil de disminuirlos, comparando diciembre de 2016 con diciembre de 2018 se registra un aumento del 63% en los montos otorgados en préstamos personales y tarjetas de crédito a personas físicas en la provincia del Chubut.

Distribución del ingreso

Como se mencionara en la introducción, no se llega a la pobreza sólo por el aumento de precios sino que incide también el nivel de actividad económica y como acompañan los ingresos a las variaciones de precios.

De acuerdo a los datos de remuneración promedio de los trabajadores registrados, la pérdida del poder adquisitivo del salario en la provincia del Chubut, entre diciembre de 2016 y diciembre de 2018, se puede estimar entre un 15% y un 20%, dependiendo del sector de actividad en el que el trabajador se desempeñe.

Por el lado de los ingresos, en términos reales a precios de enero de 2017, las estimaciones indicarían una caída superior al 20% en los ingresos de la población en el aglomerado Trelew-Rawson entre septiembre de 2016 y septiembre de 2018.

Desde el punto de vista distributivo, con datos preliminares y considerando el ingreso medio familiar de quienes reciben ingreso por decil de población, se percibe que se amplía levemente la brecha de ingresos entre los estratos de mayores ingresos (5º quintil) y los de menores ingresos (1º quintil).

Conclusiones

Los efectos plenos de las variaciones de precios y pérdida de poder adquisitivo se dan con fuerza en las clases medias impactando en su dinámica de consumo. Los grupos sociales de los estratos más pobres y vulnerables de la sociedad, tiene mecanismos institucionales de contención como planes sociales o Asignación Universal por Hijo, que están focalizados a transferir ingresos no contributivos.

Sin embargo, estos no alcanzan a amortiguar el aumento del costo de los alimentos de la canasta básica. Por lo tanto, la pobreza persistirá en tanto no mejore el nivel de actividad y no se reduzca la inflación. #
 


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