Oscar Giovanelli: “Durante media hora intentamos reanimar a la mujer”

El exministro de Salud y médico del hospital capitalino relató su trabajo para intentar salvar a Sandra Méndez.

Oscar Giovanelli en la última ronda de testimonios en el debate oral.
28 ABR 2019 - 21:49 | Actualizado

Al finalizar con la ronda de testigos en el juicio que se realiza en Rawson contra un marinero que produjo un accidente fatal con el saldo de una mujer fallecida por de la colisión frontal de los vehículo que conducían, el médico que intentó reanimar a la víctima se refirió además como testigo sobre los efectos del alcohol y la cocaína en las personas, y fue categórico al afirmar que consumidos en conjunto “una droga potencia los efectos de la otra”.

Se trata de Oscar Giovanelli, que trabaja haciendo guardias en el Hospital Santa Teresita pero que además de haber sido ministro de Salud, posee varias especializaciones profesionales, además de forense en la Justicia Federal y evacuaciones médicas aéreas. Cuidando expresarse de manera particular sobre el caso del accidente provocado por el marinero Gabriel López al que se le halló cocaína y alcohol en los análisis posteriores a la colisión, Giovanelli expuso en profundidad sobre las consecuencias de ambas drogas.

El choque se produjo en la mañana del 19 de marzo del año pasado en el acceso a Rawson por la ruta 7 y como saldo del mismo murió la enfermera Sandra Méndez. Giovanelli fue el último testigo del juicio oral contra el marinero. Para hoy está previsto que se escuchen los alegatos, indicó una gacetilla de la Fiscalía.

“Las dos drogas actúan de manera directa en el sistema nervioso central y a nivel visual producen alteraciones. El alcohol potencia los efectos de la cocaína y viceversa. En el consumidor se produce euforia, se altera el mundo exterior, verborragia, discurso exagerado, aumento de emotividad, se pierde la autocrítica, quien las consume se siente omnipotente y desaparece el miedo”.

En esa combinación, “el alcohol le suma alteración de los centros inhibitorios, produciendo desde el punto de vista nervioso central, excitación euforia, alterando las acciones aprendidas, ideas sobrevaloradas, incoordinación motriz, además de alteraciones visuales y auditivas”.

El defensor de López, Matías Cimadevilla, se había opuesto a que el medico Giovanelli se expida sobre estos aspectos teniendo en cuenta que había sido convocado sólo para dar cuenta de las acciones de resucitación que realizó a la víctima luego de arribar al Hospital de Rawson en estado agonizante. El tribunal integrado por los jueces Ivana González, María Tolomei y Fabio Monti, rechazó esa postura para aprovechar la vasta experiencia y capacitación de Giovanelli.

No sabía

Al momento del accidente Giovanelli se dirigía al Hospital Santa Teresita para hacerse cargo de la guardia. Pero ante el ulular de los bomberos, patrulleros y ambulancia, decidió ir directo a la sala de emergencias médicas, de la que era el jefe. Mientras preparaba todo el instrumental junto a tres enfermeros ante la presunción de estar frente a una circunstancia grave, desde la ambulancia le comunicaron sobre el traslado de una mujer. “Intentamos reanimarla durante media hora. Me concentré en esa tarea sin tener en cuenta ni interesarme en saber quién era el paciente. El equipo de resucitación que trabaja sobre la tarea que realiza el corazón no daba ningún tipo de señal. Pero la sangre no estaba en el torrente sanguíneo sino diseminada en el abdomen. Por eso al intentar reanimarla el corazón no enviaba las señales que todos esperábamos”.

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Oscar Giovanelli en la última ronda de testimonios en el debate oral.
28 ABR 2019 - 21:49

Al finalizar con la ronda de testigos en el juicio que se realiza en Rawson contra un marinero que produjo un accidente fatal con el saldo de una mujer fallecida por de la colisión frontal de los vehículo que conducían, el médico que intentó reanimar a la víctima se refirió además como testigo sobre los efectos del alcohol y la cocaína en las personas, y fue categórico al afirmar que consumidos en conjunto “una droga potencia los efectos de la otra”.

Se trata de Oscar Giovanelli, que trabaja haciendo guardias en el Hospital Santa Teresita pero que además de haber sido ministro de Salud, posee varias especializaciones profesionales, además de forense en la Justicia Federal y evacuaciones médicas aéreas. Cuidando expresarse de manera particular sobre el caso del accidente provocado por el marinero Gabriel López al que se le halló cocaína y alcohol en los análisis posteriores a la colisión, Giovanelli expuso en profundidad sobre las consecuencias de ambas drogas.

El choque se produjo en la mañana del 19 de marzo del año pasado en el acceso a Rawson por la ruta 7 y como saldo del mismo murió la enfermera Sandra Méndez. Giovanelli fue el último testigo del juicio oral contra el marinero. Para hoy está previsto que se escuchen los alegatos, indicó una gacetilla de la Fiscalía.

“Las dos drogas actúan de manera directa en el sistema nervioso central y a nivel visual producen alteraciones. El alcohol potencia los efectos de la cocaína y viceversa. En el consumidor se produce euforia, se altera el mundo exterior, verborragia, discurso exagerado, aumento de emotividad, se pierde la autocrítica, quien las consume se siente omnipotente y desaparece el miedo”.

En esa combinación, “el alcohol le suma alteración de los centros inhibitorios, produciendo desde el punto de vista nervioso central, excitación euforia, alterando las acciones aprendidas, ideas sobrevaloradas, incoordinación motriz, además de alteraciones visuales y auditivas”.

El defensor de López, Matías Cimadevilla, se había opuesto a que el medico Giovanelli se expida sobre estos aspectos teniendo en cuenta que había sido convocado sólo para dar cuenta de las acciones de resucitación que realizó a la víctima luego de arribar al Hospital de Rawson en estado agonizante. El tribunal integrado por los jueces Ivana González, María Tolomei y Fabio Monti, rechazó esa postura para aprovechar la vasta experiencia y capacitación de Giovanelli.

No sabía

Al momento del accidente Giovanelli se dirigía al Hospital Santa Teresita para hacerse cargo de la guardia. Pero ante el ulular de los bomberos, patrulleros y ambulancia, decidió ir directo a la sala de emergencias médicas, de la que era el jefe. Mientras preparaba todo el instrumental junto a tres enfermeros ante la presunción de estar frente a una circunstancia grave, desde la ambulancia le comunicaron sobre el traslado de una mujer. “Intentamos reanimarla durante media hora. Me concentré en esa tarea sin tener en cuenta ni interesarme en saber quién era el paciente. El equipo de resucitación que trabaja sobre la tarea que realiza el corazón no daba ningún tipo de señal. Pero la sangre no estaba en el torrente sanguíneo sino diseminada en el abdomen. Por eso al intentar reanimarla el corazón no enviaba las señales que todos esperábamos”.


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