El relato de un infierno y la crónica de una reconstrucción personal

La victima publicó en las redes su historia.

La joven relató el horror vivido durante un año y medio
18 MAY 2019 - 21:05 | Actualizado

En un texto que supera las 2900 palabras, la joven víctima de violencia de género pudo detallar como fueron sus últimos años, desde la agresión hasta su reconstrucción personal. A continuación publicamos un extracto del texto publicado por la joven en las redes sociales:

“Hoy voy a contarles a través de esta carta, -que vengo escribiendo hace dos años y medio- que la leí mil veces, y le fui agregando otras tantas más…. una parte de mi historia, MI LUCHA...

......Me llevó mucho tiempo estar bien como ahora, horas de terapia, amor de mi familia y amigos, miles de llantos, enojos conmigo misma. Aprender a sanarme. Volver a amarme y saber que soy una mujer con millones de defectos, pero buena persona y que ni yo, ni nadie se merece ser mal tratada, como fui. Ni maltrato verbal, ni físico, ni psicológico. Que nadie tiene derecho a golpear mi cuerpo, ni hacer con él lo que quiera, ni decirme que hacer, ni tratarme como una basura, ni manejar mi vida. Porque prácticamente era un títere, una cosa”..

Un entorno que contiene

.....“Gracias a Dios, tengo una familia increíble y amigos incondicionales. Que jamás me dejaron sola. Que me aguantaron todo, mi mal humor, mis llantos, a que responda mal a todo, mis malos tratos, que los abandone, que me desaparezca por días, que les mienta y tantas cosas más. Me había convertido es una persona horrible, infeliz, triste, deprimida, mentirosa y débil. Ellos sabían todo por lo que estaba pasando porque en mis intentos de pedir ayuda les había contado. Pero la verdad es que no podían hacer nada, porque me había desaparecido de todos mis círculos. Los veía muy poco. Capaz pasaba una semana sin ver a mi mamá y mi papá, viviendo en la misma ciudad y a pocas cuadras. No iba a reuniones. No me juntaba con mis amigos y si los veía era un rato, porque él ya me estaba reclamando que vuelva. Y lo peor de todo es que me había ido a vivir a su casa. Además, sentía que cada uno que me decía algo de él, lo único que lograba, era que me aferrara más a esa relación…...

….No podía ir a una pileta con amigos, ni mi familia. Me tenía que ir a playas lejanas. Todo porque tenía golpes con moretones y estaba “secuestrada” en un cuerpo, en pensamientos, palabras, en una relación toxica. Tenía que esconder golpes en mi cuerpo. Tenía que fingir que era feliz, en persona y en las redes, todo porque me asustaba que el resto se dé cuenta de la mierda en la que vivía. Con los moretones, tenía que mentir y decir que eran de “entrenar”. No me podía vestir como quería, incluso me tenía que poner remeras grandes de hombre para que me tapara las marcas que tenía en mi cuerpo, me maquillaba los golpes, a pedido de él, quien también era quien compraba el maquillaje. Dejé que él probará “recetas caceras” buscadas en Google para que se fueran los hematomas. Compró cremas para que acelerará el proceso de los hematomas. El jugo con mi vida, estuve al borde de la muerte muchísimas veces. Me ahorcó, me golpeó, me empujó, me agarro de los pelos, me revoleo cosas y me revoleo a mí también, me amenazó, me insulto, me secuestro en su casa por horas, sin dejarme ir. Me dejaba encerrada y desnuda en el patio de la casa….

Insultos y golpes

“…Yo fui su cosa. Jugaba permanentemente conmigo. Me desnudaba a los empujones y los golpes y me sacaba a los empujones en pleno invierno al patio de su casa, dejándome allí por horas. Me arrancaba la ropa, desgarrándola y me dejaba sin nada para que ande así dentro de la casa. Me tiraba la ropa al patio y escondía las llaves. Me empujaba en la calle, yo caía, y el se me reía. Me sacaba las frazadas y almohadas de la cama para que duerma así. Me apagaba el televisor mientras lo estaba mirando. Me pegaba cachetaditas en la cara cuando no respondía algo, o me tiraba agua de una botella en la cabeza. Me rompía mis cosas, ropa, maquillaje, cadenitas, esmaltes, etc.”

Un escape salvador

“Una madrugada después del boliche, en su auto, me agredió tan fuerte que creí que me mataba, me desmayé del dolor, el cual era insoportable. Cuando comenzó a golpearme lo primero que se me cruzo por la cabeza fue mi familia y les juro creí que no los iba a ver nunca más. No se cuánto tiempo paso que estuve en el auto, pero me desperté con gritos de él que decían: “dale no seas ridícula” “no te hagas la dormida” “estás haciendo un papelón”. Yo estaba desnuda, porque él me había arrancado toda la ropa, y cuando digo toda es toda, completamente desnuda. Y desnuda fue como me golpeo. Me dio un buzo, y me hizo bajar del auto para entrar a la casa. Como pude camine, estaba muy dolorida. Cuando llegamos a la casa, comenzó a gritarme nuevamente. Al rato se fue a dormir, y fue mi oportunidad para escaparme, saqué fuerzas de no se dónde, y salí corriendo, y corrí, corrí cuadras. Supongo que él escucha que yo salgo y sale corriendo atrás mío, gritándome que vuelva. Se sube al auto y me empieza a perseguir. Cuando estoy llegando a mi casa, a esto eran las 9 de la mañana, desde lejos la veo a mi mama regando sus plantas, y ahí se me cayo el mundo. Yo no podía caerle así a mi mama, toda golpeada. Y decido ir a la esquina a esconderme, en lo que pasa bruno y me grita desde el auto “veni, no hagas cagadas”. Decido esconderme y llamar a una amiga para que me venga a buscar. Pasé la noche con ella y al otro día decidí llamar a mi papa dispuesta a contarle todo. Me paso a buscar y se enteró de lo peor…..”

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La joven relató el horror vivido durante un año y medio
18 MAY 2019 - 21:05

En un texto que supera las 2900 palabras, la joven víctima de violencia de género pudo detallar como fueron sus últimos años, desde la agresión hasta su reconstrucción personal. A continuación publicamos un extracto del texto publicado por la joven en las redes sociales:

“Hoy voy a contarles a través de esta carta, -que vengo escribiendo hace dos años y medio- que la leí mil veces, y le fui agregando otras tantas más…. una parte de mi historia, MI LUCHA...

......Me llevó mucho tiempo estar bien como ahora, horas de terapia, amor de mi familia y amigos, miles de llantos, enojos conmigo misma. Aprender a sanarme. Volver a amarme y saber que soy una mujer con millones de defectos, pero buena persona y que ni yo, ni nadie se merece ser mal tratada, como fui. Ni maltrato verbal, ni físico, ni psicológico. Que nadie tiene derecho a golpear mi cuerpo, ni hacer con él lo que quiera, ni decirme que hacer, ni tratarme como una basura, ni manejar mi vida. Porque prácticamente era un títere, una cosa”..

Un entorno que contiene

.....“Gracias a Dios, tengo una familia increíble y amigos incondicionales. Que jamás me dejaron sola. Que me aguantaron todo, mi mal humor, mis llantos, a que responda mal a todo, mis malos tratos, que los abandone, que me desaparezca por días, que les mienta y tantas cosas más. Me había convertido es una persona horrible, infeliz, triste, deprimida, mentirosa y débil. Ellos sabían todo por lo que estaba pasando porque en mis intentos de pedir ayuda les había contado. Pero la verdad es que no podían hacer nada, porque me había desaparecido de todos mis círculos. Los veía muy poco. Capaz pasaba una semana sin ver a mi mamá y mi papá, viviendo en la misma ciudad y a pocas cuadras. No iba a reuniones. No me juntaba con mis amigos y si los veía era un rato, porque él ya me estaba reclamando que vuelva. Y lo peor de todo es que me había ido a vivir a su casa. Además, sentía que cada uno que me decía algo de él, lo único que lograba, era que me aferrara más a esa relación…...

….No podía ir a una pileta con amigos, ni mi familia. Me tenía que ir a playas lejanas. Todo porque tenía golpes con moretones y estaba “secuestrada” en un cuerpo, en pensamientos, palabras, en una relación toxica. Tenía que esconder golpes en mi cuerpo. Tenía que fingir que era feliz, en persona y en las redes, todo porque me asustaba que el resto se dé cuenta de la mierda en la que vivía. Con los moretones, tenía que mentir y decir que eran de “entrenar”. No me podía vestir como quería, incluso me tenía que poner remeras grandes de hombre para que me tapara las marcas que tenía en mi cuerpo, me maquillaba los golpes, a pedido de él, quien también era quien compraba el maquillaje. Dejé que él probará “recetas caceras” buscadas en Google para que se fueran los hematomas. Compró cremas para que acelerará el proceso de los hematomas. El jugo con mi vida, estuve al borde de la muerte muchísimas veces. Me ahorcó, me golpeó, me empujó, me agarro de los pelos, me revoleo cosas y me revoleo a mí también, me amenazó, me insulto, me secuestro en su casa por horas, sin dejarme ir. Me dejaba encerrada y desnuda en el patio de la casa….

Insultos y golpes

“…Yo fui su cosa. Jugaba permanentemente conmigo. Me desnudaba a los empujones y los golpes y me sacaba a los empujones en pleno invierno al patio de su casa, dejándome allí por horas. Me arrancaba la ropa, desgarrándola y me dejaba sin nada para que ande así dentro de la casa. Me tiraba la ropa al patio y escondía las llaves. Me empujaba en la calle, yo caía, y el se me reía. Me sacaba las frazadas y almohadas de la cama para que duerma así. Me apagaba el televisor mientras lo estaba mirando. Me pegaba cachetaditas en la cara cuando no respondía algo, o me tiraba agua de una botella en la cabeza. Me rompía mis cosas, ropa, maquillaje, cadenitas, esmaltes, etc.”

Un escape salvador

“Una madrugada después del boliche, en su auto, me agredió tan fuerte que creí que me mataba, me desmayé del dolor, el cual era insoportable. Cuando comenzó a golpearme lo primero que se me cruzo por la cabeza fue mi familia y les juro creí que no los iba a ver nunca más. No se cuánto tiempo paso que estuve en el auto, pero me desperté con gritos de él que decían: “dale no seas ridícula” “no te hagas la dormida” “estás haciendo un papelón”. Yo estaba desnuda, porque él me había arrancado toda la ropa, y cuando digo toda es toda, completamente desnuda. Y desnuda fue como me golpeo. Me dio un buzo, y me hizo bajar del auto para entrar a la casa. Como pude camine, estaba muy dolorida. Cuando llegamos a la casa, comenzó a gritarme nuevamente. Al rato se fue a dormir, y fue mi oportunidad para escaparme, saqué fuerzas de no se dónde, y salí corriendo, y corrí, corrí cuadras. Supongo que él escucha que yo salgo y sale corriendo atrás mío, gritándome que vuelva. Se sube al auto y me empieza a perseguir. Cuando estoy llegando a mi casa, a esto eran las 9 de la mañana, desde lejos la veo a mi mama regando sus plantas, y ahí se me cayo el mundo. Yo no podía caerle así a mi mama, toda golpeada. Y decido ir a la esquina a esconderme, en lo que pasa bruno y me grita desde el auto “veni, no hagas cagadas”. Decido esconderme y llamar a una amiga para que me venga a buscar. Pasé la noche con ella y al otro día decidí llamar a mi papa dispuesta a contarle todo. Me paso a buscar y se enteró de lo peor…..”


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