El grupo francés Renault dijo que estaba estudiando la propuesta del consorcio italiano-estadounidense con interés, y la consideró amistosa, en una maniobra para poder "enfrentar los costos de los cambios tecnológicos y regulatorios de gran alcance al crear el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo".
Las acciones en ambas compañías subieron más de un 10 por ciento, ya que los inversores acogieron con satisfacción la posible creación de una compañía que produciría más de 8,7 millones de vehículos al año y apuntaría a un ahorro anual de 5 mil millones de euros.
De esta manera, la nueva compañía surgida de la fusión se ubicaría en el tercer lugar en la industria automotriz mundial por detrás de Toyota de Japón y Volkswagen de Alemania.
Sin embargo, los analistas también advirtieron sobre grandes complicaciones, incluida la alianza existente de Renault con Nissan, el papel del estado francés como el mayor accionista de Renault y la posible oposición de políticos y trabajadores a cualquier recorte.
FCA propuso una fusión para igualar todas las acciones bajo una compañía holandesa tenedora del paquete y listada en los mercados bursátiles.
Después del pago de dividendos por unos 2,5 mil millones de euros para los accionistas existentes de FCA, lo que representó un gran impulso inicial para la familia Agnelli que controla el 29% de FCA, los inversores en cada empresa tendrían la mitad de la nueva entidad.
El grupo francés Renault dijo que estaba estudiando la propuesta del consorcio italiano-estadounidense con interés, y la consideró amistosa, en una maniobra para poder "enfrentar los costos de los cambios tecnológicos y regulatorios de gran alcance al crear el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo".
Las acciones en ambas compañías subieron más de un 10 por ciento, ya que los inversores acogieron con satisfacción la posible creación de una compañía que produciría más de 8,7 millones de vehículos al año y apuntaría a un ahorro anual de 5 mil millones de euros.
De esta manera, la nueva compañía surgida de la fusión se ubicaría en el tercer lugar en la industria automotriz mundial por detrás de Toyota de Japón y Volkswagen de Alemania.
Sin embargo, los analistas también advirtieron sobre grandes complicaciones, incluida la alianza existente de Renault con Nissan, el papel del estado francés como el mayor accionista de Renault y la posible oposición de políticos y trabajadores a cualquier recorte.
FCA propuso una fusión para igualar todas las acciones bajo una compañía holandesa tenedora del paquete y listada en los mercados bursátiles.
Después del pago de dividendos por unos 2,5 mil millones de euros para los accionistas existentes de FCA, lo que representó un gran impulso inicial para la familia Agnelli que controla el 29% de FCA, los inversores en cada empresa tendrían la mitad de la nueva entidad.